Es este el cometa más extraño que hay - Cometa 12P Pons-Brooks - Nov 20, 2023...
Mensuario vol2 32 oct-11
1. MENSUARIO
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relevantes que condujeron al surgimiento de
EL PAPEL DE LAS SOCIEDADES la ciencia moderna: (1) la caída del régimen
CIENTÍFICAS EN LA REVOLUCIÓN de los arcontes en la antigua Grecia, tras lo
CIENTIFICA1 cual surge la democracia ateniense como fru-
2 to de un proceso de ensayo y error que pro-
Por: Carlos Eduardo de Jesús Sierra Cuartas curó darle solución al problema de cómo go-
bernarse entre iguales, de lo cual nacieron
las reglas del tener razón para el desenvol-
vimiento en el espacio del ágora; (2) el surgi-
miento del monoteísmo en el Egipto de Ake-
natón, idea perfeccionada por los israelitas al
pasar de un dios material (el disco solar) a un
Dios inmaterial (Yahvé), una idea que permi-
te comprender el universo en forma global y
estructurada; (3) la confluencia de los aportes
anteriores de Atenas y Jerusalén en la Roma
imperial, iniciándose así la fusión entre am-
bos, proceso que abarcará también a la Edad
Media; (4) el aporte adicional de los gremios
de artesanos medievales en la forma de ins-
trumentos; (5) la recuperación inestimable del
saber filosófico y científico grecolatino gra-
Jamás se insistirá lo suficiente acerca de la ín- cias a la labor de los sabios muslimes tanto
dole de pobre dama vergonzante de la investi- del Islam Oriental como del Occidental; (6)
gación y enseñanza de la historia de la ciencia una vez concluida la fusión de los aportes se-
y la tecnología en el mundo hispano. En mar- ñalados, ya en la Edad Moderna, entró en es-
cado contraste, mundos como el anglosajón y cena la revolución científica como el fruto co-
el galo han dedicado a sus correspondientes rrespondiente de tan largo proceso, primero
historias mucha mayor atención, incluso en la en campos como la astronomía y la física, y,
época actual, cuando ha sufrido un menosca- poco después, en la medicina. De forma más
bo significativo tal actividad a causa del dete- tardía, en el siglo XVIII, gracias a la labor de
rioro de las humanidades en pleno liberalismo Antoine Laurent de Lavoisier y Joseph Pries-
económico, tan dado al privilegio del creci- tley, tuvo lugar la revolución en el campo de
miento económico a ultranza. De esta suerte, la química.
si lo decimos a la manera de Rabindranath Ta-
gore, el mundo hispano le ha dado rienda Conviene señalar que, a mediados del siglo
suelta al suicidio de su alma. XII, hubo un giro en la forma de concebir la
ciencia. Hasta ese momento, solía concebir-
En la investigación sobre historia de la ciencia se la ciencia en tanto medio para comprender
y la tecnología, existe un frente interesante a la naturaleza y su funcionamiento sin ánimo
propósito del papel cumplido por las socieda- de explotarla. A lo sumo, se entendía la cien-
des científicas en la consolidación de la revo- cia cual remedio para que el Hombre pudiera
lución científica. En realidad, aún queda mu- paliar sus debilidades, de suerte que tuviese
cho por investigar al respecto, máxime por ser un chance de sobrevivir. Propiamente, esta
la revolución de marras un fenómeno complejo concepción de la ciencia como remedio se la
que continúa mal comprendido en la actuali- debemos a Hugo de San Víctor. No obstante,
dad. A fin de destacar dicha complejidad, se- muerto éste, entró en escena la concepción
ñalemos en síntesis apretada los sucesos más de la ciencia como medio para conquistar la
naturaleza, una idea debida a los monjes
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Texto de la conferencia dictada por el autor en la nórdicos, entre quienes estuvieron Alberto
Sociedad Julio Garavito, en el Planetario de Me- Magno y Guillermo de Occam. Más adelante,
dellín, el 26 de febrero de 2011. Francis Bacon asentará más aún esta idea,
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Profesor Asociado de la Universidad Nacional de basamento de la ciencia moderna desde en-
Colombia. tonces, un rasgo bastante criticado en virtud
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de los daños causados tanto al ambiente co- abuelo de Charles, y Matthew Boulton, quien,
mo al ser humano. junto con James Watt, fundó la primera firma
de ingeniería del mundo, dedicada a la explo-
Como se ve, el fenómeno llamado ciencia dis- tación de la máquina de vapor mejorada de
ta mucho de ser un relato simple, de suerte Watt. Además de Erasmus Darwin y Matthew
que su reducción a una argamasa de persona- Boulton, fueron miembros de tal Sociedad
jes y sucesos anecdóticos hace añicos la posi- Josiah Wedgwood (el otro abuelo de Charles
bilidad de comprender la complejidad conco- Darwin), James Watt, William Withering, Jo-
mitante. Por desgracia, no pocos de quienes seph Priestley y Benjamin Franklin. En gene-
hablan de la historia de la ciencia pecan de in- ral, la Sociedad Lunar de Birmingham contó
currir en este obstáculo epistemológico. Y, si con unos doce miembros, eso sí, de calidad:
hacen las veces de divulgadores por medios Pauca, sed bona. En el capítulo 8 de El as-
diversos, diseminan este mal terrible. En otras censo del hombre, encontramos esta intere-
palabras, no ofrecen la imagen del surgimiento sante precisión (Bronowski, 1987): “Asocia-
de la ciencia como el fruto de una aventura de ciones como la Sociedad Lunar representan
la ética, esto es, el fruto de la lucha hermanen- la intuición de los creadores de la revolución
te contra el dogmatismo y el principio de auto- industrial (una intuición peculiarmente ingle-
ridad. Para colmo, proliferan como verdolaga sa) de que tenían una responsabilidad social.
en playa los eruditos a la violeta, quienes gus- La he llamado una intuición inglesa, aunque
tan de pontificar sobre historia de la ciencia y de hecho esto no es muy justo; la Sociedad
la tecnología sin tomarse la menor molestia de Lunar estaba sumamente influenciada por
acometer un mínimo de investigación seria al Benjamín Franklin y otros norteamericanos
respecto, de manera que puedan basar sus asociados con ella. Su credo era: la buena
afirmaciones en fuentes rigurosas y fidedig- vida es más que decencia material, pero la
nas. buena vida debe estar basada en la decencia
material”.
Ahora bien, la historia de la ciencia no está
desconectada de la historia de la tecnología, De otro lado, en 1776, Matthew Boulton se
sobre todo desde el siglo XVIII. De ahí que ufanaba de su asociación comercial con Ja-
sea buena idea centrar la atención en el fenó- mes Watt, tanto que cuando el biógrafo Ja-
meno de las sociedades científicas. Recorde- mes Boswell le visitó ese mismo año, Boulton
mos que entre las primeras sociedades funda- le dijo lo siguiente: “Yo vendo aquí, señor, lo
das estuvo la londinense Royal Society, la cual que todo el mundo desea tener: poder”, una
continúa como la meca de la ciencia en el pla- frase alusiva al dios sol de todo poder, la má-
neta. Entre sus presidentes, contó con sir Isa- quina de vapor.
ac Newton. Además, en el Siglo de las Luces,
la Royal Society acogió como miembros a Resulta llamativa la razón del nombre de la
figuras de obligada mención en la historia de Sociedad Lunar. Obedecía al hecho que sus
la tecnología, entre quienes merece la pena reuniones, con una frecuencia mensual, se
destacar a John Smeaton, Padre por antono- llevaban a cabo durante el plenilunio a fin de
masia de la ingeniería civil y cuya labor incluyó que los miembros que residiesen lejos de Bir-
la mejora del rendimiento de las ruedas hi- mingham pudiesen viajar de noche, luego de
dráulicas de su tiempo. cada sesión, con una relativa seguridad por
los peligrosos caminos ingleses.
De entre las sociedades científicas de la Rubia
Albión, destaquemos la Sociedad Lunar de Benjamin Franklin, al igual que Joseph Pri-
Birmingham, puesto que constituyó un espacio estley, formó parte así mismo de otra so-
en el que confluyeron científicos y empresa- ciedad científica inglesa: El Club de los Ho-
rios. Significa esto que los empresarios británi- nestos Liberales. Solían celebrar reunión sus
cos allí asociados hicieron las veces de mece- miembros en el café London en el patio de la
nas de los científicos. De esta forma, por londinense Catedral de San Pablo. Como
ejemplo, Joseph Priestley pudo adelantar sus describe Steven Johnson (2010), era un gru-
investigaciones. Entre sus fundadores, la So- po de librepensadores que se enzarzaba en
ciedad Lunar contó con Erasmus Darwin, una larga y desordenada sesión sin equiva-
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lente exacto en la cultura científica moderna. los Pirineos y del río Grande.
Lo más parecido vendría a ser una juerga noc-
turna después de un congreso científico de los Para concluir, destaquemos que las socieda-
de hoy, lo cual connota compartir información des científicas británicas del siglo XVIII go-
esencial y potencialmente lucrativa bajo el es- zaron de un período de gran creatividad habi-
tímulo de la cafeína, el etanol y la nicotina. El da cuenta que no se veía con malos ojos la
propio Boswell describió como sigue una de investigación pergeñada por amateurs, serios
aquellas sesiones (Johnson, 2010): “Está for- por supuesto, como fue el caso de Joseph
mada por clérigos, médicos y algunos otros Priestley, quien, junto con Lavoisier, protago-
profesionales (…) (incluido) el señor Price, nizó la revolución científica en el campo de la
quien escribe sobre asuntos morales (…) so- química en aquellos tiempos. Pero, desde el
bre la mesa hay vino y ponche. Algunos fuma- siglo XIX, la actividad científica se profesio-
mos en pipa, y la conversación discurre de nalizó y, tras la Segunda Guerra Mundial,
manera bastante formal, en ocasiones calma- han caído en forma dramática sus indicado-
da y en otras encendida. A las nueve traen res de creatividad por obra y gracia de un
bandejas con conejos de Gales, pasteles de fenómeno nefasto conocido como la megalo-
manzana, oporto y cerveza”. ciencia (Big Science). De facto, no faltan
quienes consideran que el último real descu-
En general, las sociedades científicas que in- brimiento científico fue el de la doble hélice
fluyeron sobremanera tanto en la revolución del ADN en 1953 (Gómez, 2002). Por con-
industrial como en la revolución científica sue- siguiente, la investigación en torno a las so-
len ser de factura británica. Entre éstas, la So- ciedades científicas de los siglos XVII y XVIII
ciedad Lunar de Birmingham transformó de puede darnos luces a fin de renovar y aquila-
manera significativa el saber y la tecnología de tar la actividad científica y académica de la
la Rubia Albión en las postrimerías del siglo actualidad.
XVIII. En cuanto a otras regiones concierne,
no gozaron de tanto protagonismo habida Referencias
cuenta de lo tardío de la realización de tales Bronowski, Jacob. (1987). El ascenso del
revoluciones en su seno si las hubo. Botón de hombre. Bogotá: Fondo Educativo
muestra, la revolución industrial en Francia Interamericano.
apenas se consolidará a mediados del siglo
Dieterich, Heinz. (2005). Crisis en las ciencias
XIX. Por el estilo, aconteció en Alemania. En
sociales. Madrid: Popular.
cuanto a España, tan sólo a fines del siglo
XVIII hará sus primeros pinitos en Cataluña. Si Gómez Gutiérrez, Alberto. (2002). Del
nos fijamos en el mundo hispano, habrá que macroscopio al microscopio: Historia de la
esperar hasta fines del siglo XIX y comienzos medicina científica. Bogotá: Pontificia
Universidad Javeriana/Academia Nacional de
del siglo XX para apreciar el surgimiento de
Medicina.
sus primeras sociedades científicas, pero en
un contexto paradójico, puesto que se trata de Johnson, Steven. (2010). La invención del
países casi que sin revolución industrial para aire: Un descubrimiento, un genio y su
efectos prácticos. Más bien, sus modos de tiempo. Madrid: Turner.
producción actuales cabe denominarlos como Richtie-Calder, Lord. (1982). La Sociedad
feudalismos de alta tecnología de acuerdo con Lunar de Birmingham. Investigación y
la certera expresión de Heinz Dieterich (2005). Ciencia, N° 71.
En el presente, el caso español es bastante
ilustrativo, puesto que su precaria economía
está basada en el turismo y la construcción,
una precariedad que ha saltado a la vista Órgano de difusión de la Sociedad Julio Garavito
con la explosión reciente de la burbuja Comité Editorial:
inmobiliaria. Así las cosas, es paradójica la Director: Rodrigo Gallego
existencia de sociedades científicas en el William Lalinde Editora: Olga Lucía Penagos
seno de países que carecen de revoluciones León Jaime Restrepo
Adalberto Lopera
industriales. En otros términos, la cultura de
Correo E.: rgallegof@une.net.co A.A. 6748 Med. Col.
la ciencia no ha sentado sus reales al sur de
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