La metodología estructurada se originó a finales de los años 1960-1970 y se enfoca en especificar los requerimientos funcionales de un sistema de manera modular y jerárquica sin establecer cómo se implementarán. Entre las herramientas clave se encuentran los diagramas de flujo de datos, diccionarios de datos, y especificaciones de procesos. La metodología tiene como objetivo aumentar la productividad y reducir los tiempos de desarrollo a través de un enfoque sistemático.