El documento refuta el mito de que las velas de cera fueron introducidas a la Iglesia cerca de 320 años antes de Cristo. Cita varios pasajes bíblicos del Antiguo Testamento que mencionan el uso de lámparas alimentadas con aceite de oliva miles de años antes, incluyendo Éxodo, 1 Samuel y Zacarías. Argumenta que el uso de sustancias como la cera y el aceite de oliva en lámparas se remonta a miles de años atrás y no a solo 320 años antes de Cristo.