Este documento habla sobre la necesidad de que los hijos de Dios tomen posesión de lo que les pertenece. Cita la historia de los israelitas que fueron negligentes en tomar la Tierra Prometida a pesar de que Dios se la había dado. También menciona que Dios le dio "dominio sobre toda la tierra" a Adán y ahora Jesús, como el último Adán, ha recuperado esa herencia para nosotros. El autor argumenta que si no ejercemos nuestro dominio, otros lo harán y que es tiempo de dejar la indolencia y