Religion la resucitacion de Jesus y la vida de una mariposa.pdf
Leccion Joven: los seres humanos: hechura de Dios
1. lección 3
13 al 19 de octubre
los seres humanos:
hechura de Dios
«Reconozcan que el Señor es Dios; él nos hizo, y somos suyos.
Somos su pueblo, ovejas de su prado».
Salmo 100: 3
2. sábado
13 de octubre
Génesis 1: 27
Introducción
¿En qué mercado
te compraron?
En muchas culturas africanas se espera que los adultos no les revelen a los niños
la información que consideran innecesaria. A menudo esto se hace para proteger al
niño, de forma que no escuche temas que no son apropiados para su edad. Cuando
los niños hacen preguntas inadecuadas se les pide que callen, se les dan respuestas
incorrectas, o se les dice que esperen a tener la edad apropiada.
El ser humano tiene esa inclinación natural
a pertenecer a algo o a alguien.
Un día un niño curioso preguntó:
—Mami, ¿de dónde yo vine?
—Te compré en el mercado —dijo la señora.
—Bueno, eso significa que el vendedor no me quería —contestó el niño. Luego de
una pausa continuó.
—Mami, ¿tú también me vas a vender?
—No —respondió la madre con una sonrisa.
—¿Por qué no, mami? —continuó el niño.
—Porque tú eres mío, y yo te amo.
Obviamente, la Biblia no nos aconseja que engañemos a los niños, como la madre
de ese relato. Decir mentiras equivale a violar los mandamientos divinos (Éxo. 20: 16).
Sin embargo, la sociedad acostumbra a darnos las respuestas incorrectas. En respues-
ta a la pregunta de dónde yo vine, un profesor de biología se apresurará a presentar
las interminables teorías de la evolución mientras que un pastor sacará su Biblia para
mostrar lo que dicen las Escrituras.
Continuamos preguntando e investigando porque las respuestas no satisfacen
nuestra necesidad innata de pertenencia. El ser humano tiene esa inclinación natu-
ral a pertenecer a algo o a alguien. Dios es el único que puede saciar esa imperiosa
necesidad. La Biblia nos dice en Génesis 1: 27 que Dios creó al hombre a su imagen.
Asimismo que a causa del pecado y la desobediencia, que el hombre se vendió a sí
mismo como esclavo. Como resultado, el caos y el sufrimiento surgieron.
Sin embargo, con amor infinito, Dios envió a su único Hijo para comprarnos en
el mercado del pecado, del caos y del sufrimiento. Su muerte nos permite convertir-
nos en hijos e hijas de Dios. ¿Aceptarás el llamando para unirte a la familia de Dios?
PARA COMENTAR
1. ¿Cómo podrías explicarle a un niño de tres años el origen del hombre y el amor de
Jesús?
2. Utilizando nuestro tema de hoy ¿cómo consolarías a una familia que ha perdido a
un ser amado?
Kyaminyawandi Benjamin, Kampala, Uganda 27
3. domingo Génesis 1: 26, 27;
2: 20-25;
14 de octubre Logos Marcos 12: 13-17;
Hechos 17: 26;
Creados para Romanos 5: 12-21;
1 Corintios 15: 20-22;
un propósito Judas 14
El poder de la Palabra hablada (Gén. 1)
El relato de los seis días de la creación está marcado por la proclamación divi-
na: Y dijo Dios: «“¡Que produzca la tierra seres vivientes: animales domésticos, ani-
males salvajes, y reptiles, según su especie!” Y sucedió así. Dios hizo los animales
domésticos, los animales salvajes, y todos los reptiles, según su especie. Y Dios con-
sideró que esto era bueno» (Gén. 1: 24, 25). El poder de la palabra de Dios trajo a
la existencia al universo y a todo lo que en él hay.
La última etapa en el acto de la creación por medio de la voz divina, está mar-
cada por la declaración: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza»
(Gén. 1: 26), como si toda la actividad en el cielo hubiera cesado a causa de este ex-
traordinario suceso que tendría lugar ante la hueste celestial. Aquello representaba
la creación de un ser especial, diferente del resto de la creación. Dicha criatura sería
semejante al Hacedor, aunque diferente de los animales. Tendría la capacidad mo-
ral de escoger, y disfrutaría de la autoridad divina para gobernar al resto de la crea-
ción. El hombre fue creado con un propósito: para que gobernara a los peces del
mar y a las aves de los aires y a toda criatura viviente que viviera en la tierra.
Dios instruyó a Adán diciendo: «Puedes comer de todos los árboles del jardín,
pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que
de él comas, ciertamente morirás» (Gén. 2: 16, 17). Dios sabía que Adán tenía la
capacidad para decidir si iba a obedecer o no sus mandamientos. Pero, ¿por qué
tendría Dios que arriesgarse de ese modo? La respuesta nos llega del mismo modo
que la pregunta: «Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos
son los míos —afirma el Señor» (Isa. 55: 8). Ese es el Dios que adoramos. Su natu-
raleza es amor y él nos concederá a nosotros sus criaturas la libertad de elección,
aún cuando él sabe que nuestras decisiones pueden ir en contra nuestra.
Sin embargo, las buenas nuevas son que él es nuestro Dios y Hacedor aunque
tomemos las decisiones incorrectas. Desde la misma caída en el Edén, nuestra capa-
cidad moral ha sido del todo corrompida por el pecado. El hombre ha dejado de
ser como Dios en su condición moral; sin embargo, aún conserva la imagen del
Creador. (Gén. 9: 6, Sant. 3: 9). Los seres humanos todavía conservan vestigios de
su fibra moral. Los creyentes y los no creyentes tienen por igual el potencial para
ejercer la moralidad (Rom. 2: 15).
Geoffrey Bromiley, un historiador de la iglesia, afirma: «En sí mismo, Cristo re-
sume todo lo que los humanos se suponen que sean. Él es la perfecta representa-
ción de Dios manifestada a los seres humanos. Él es nuestro ejemplo perfecto […]
formado en nosotros, mientras que nosotros somos moldeados a su imagen».* Si
hemos de participar de su gloria en la vida venidera deberíamos, mediante un espí-
ritu de devoción, participar de su humildad en la vida presente (1 Cor. 15: 49;
1 Juan 3: 2, 3), viviendo más plenamente en su imagen.
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4. Hay algunos cristianos que se inclinan hacia la creencia de que el ser humano
no es más que un accidente cósmico, sencillamente evolucionando de una forma
de vida primitiva mediante el azar. Creen que no tendrá concepto del valor, de
metas ni de un destino final. Como creyentes debemos preguntarnos en qué medi-
da todo lo anterior desmerece el sacrificio que el Creador realizó por sus criaturas.
«El día que de él comas, ciertamente morirás».
PARA COMENTAR
1. ¿Qué parte de tu vida cambiarías si tuvieras la oportunidad de hacerlo, y por qué?
2. Si fueras a preguntarle a Dios qué parte debes desempeñar en el plan de salvación,
¿cuál piensas sería su respuesta?
______________
*G.W. Bromiley. «Image of God», International Standard Bible Encyclopedia, t. 2. (Grand Rapids: Eerdmans, 1988),
p. 804.
Paul D. Kawanguzi, Bracknell, Reino Unido 29
5. lunes
15 de octubre Testimonio Eclesiastés 7: 20;
Un grandioso plan Hechos 16: 31;
Romanos 10: 9
«Al ser creado, Adán recibió el señorío de la tierra. Pero al ceder a la tentación,
cayó bajo el poder de Satanás. Y “el que es vencido por alguno es hecho esclavo del
que lo venció” (2 Ped. 2: 19). Cuando el hombre cayó bajo el cautiverio de Satanás,
el dominio que antes ejercía pasó a manos de su conquistador. De esa manera Sa-
tanás llegó a ser “el dios de este siglo” (2 Cor. 4: 4). Él había usurpado el dominio que
originalmente fue otorgado a Adán. Pero Cristo, mediante su sacrificio, al pagar la
pena del pecado, no solamente redimiría al hombre, sino que también recuperaría el
dominio que este había perdido. Todo lo que perdió el primer Adán será recupera-
do por el segundo».1
«El fundamento de nuestra paz es la reconciliación».
«Antes que Adán cayera le era posible desarrollar un carácter justo por la obe-
diencia a la ley de Dios. Pero no lo hizo, y por causa de su caída tenemos una natu-
raleza pecaminosa y no podemos hacernos justos a nosotros mismos. Puesto que
somos pecadores y malos, no podemos obedecer perfectamente una ley santa. No
tenemos justicia propia con que cumplir lo que la ley de Dios exige. Pero Cristo nos
preparó una vía de escape. Vivió en esta tierra en medio de pruebas y tentaciones
como las que nosotros tenemos que afrontar. Sin embargo, su vida fue impecable.
Murió por nosotros, y ahora ofrece quitar nuestros pecados y vestirnos de su justicia.
Si te entregas a él y lo aceptas como tu Salvador, por pecaminosa que haya sido tu
vida, gracias a él serás contado entre los justos. El carácter de Cristo reemplaza el tuyo,
y eres aceptado por Dios como si no hubieras pecado».2
«Cristo está dispuesto a realizar grandes cosas en favor nuestro; listo a restaurar
nuestra naturaleza haciéndonos participantes de su naturaleza divina. El Señor está
deseoso de unir nuestro corazón con su corazón de amor infinito para que nos recon-
ciliemos totalmente con Dios; pero también es nuestro privilegio comprender que
Dios nos ama tanto como ama a su propio Hijo. Cuando creemos en Cristo como
nuestro Salvador personal, la paz de Cristo se hace nuestra. El fundamento de nues-
tra paz es la reconciliación provista para nosotros mediante el sacrificio expiatorio de
Cristo; pero los sentimientos sombríos no constituyen una evidencia de que las pro-
mesas de Dios no sean efectivas».3
PARA COMENTAR
1. ¿Cuánto tiempo se toma para que la naturaleza pecaminosa de alguien sea restaura-
da a la naturaleza de Cristo?
______________
1. Patriarcas y profetas , cap. 4, p. 47.
2. El camino a Cristo, pp. 93, 94.
3. Exaltad a Jesús, p. 326.
Carrie Purkeypile, Citrus Heights, California, EE. UU.
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6. martes
16 de octubre
Génesis 1: 26-28; 2: 19-23;
Romanos 5: 12-21;
Evidencia
1 Corintios 15: 20-22 El origen
de la raza humana
Una de las preguntas más fascinantes y recurrentes formulada por laicos y cien-
tíficos por igual es: «¿De dónde surgió la vida?» La más ampliamente aceptada res-
puesta científica (hipótesis), a dicha pregunta es que las moléculas inorgánicas que
había en los océanos prebióticos de la tierra, se combinaron para producir moléculas
orgánicas. Las primeras células en surgir fueron impactadas por la incipiente libera-
ción de oxígeno asociada al proceso de fotosíntesis. La intensa radiación ultravioleta
del sol (motivada por la formación de la capa de ozono en la atmósfera), a través de
un extenso período geológico a su vez dio origen a diversas formas multicelulares que
evolucionaron a entes más complejos: los seres humanos. Sin embargo, esta respues-
ta no puede explicar el origen y la existencia de los primeros elementos, así como la
fuerza que motivó dichas combinaciones. Lee Génesis 1: 26-28. ¿Qué dice dicho texto
acerca del origen, el modelo y la naturaleza de las primeras personas creadas? (Com-
páralo con Sal. 8: 5-8; Gén. 2: 19-23.)
Los seres humanos: hechura del Creador
El poder soberano de Dios, formó a la primera familia humana de la arcilla y los
hizo de acuerdo a su propia imagen. Los colocó en el mundo recién creado (Gén. 1)
luego de darles las instrucciones apropiadas para su cuidado y bienestar.
La relación y responsabilidad de Dios respecto a los seres humanos que había
creado no concluye en la semana de la creación. Dios los reconcilia mediante la
muerte expiatoria de Jesús (Rom. 5: 18, 19), después de que ellos fracasaron al no obe-
decer las instrucciones recibidas, y de haber sido condenados a la muerte eterna
(Rom. 3: 23). Él les promete una vida nueva, luego de la muerte del mismo dador de
la vida (1 Cor. 15: 22). La maravillosa verdad de que los seres humanos son la obra
de Dios no puede ser borrada por la condición física, mental, espiritual o social de
ellos; ni tampoco por su ubicación geográfica. No pueden ir por encima o por deba-
jo de la gracia que Dios provee para llevarlos de vuelta a su redil, aunque hayan des-
cendido a los abismos más profundos del pecado. Su amor por nosotros es ilimitado.
PARA COMENTAR
Imaginemos que alguien vive en el mundo desprovisto de padre, madre y familiares
(no tiene un origen conocido), excepto la relación que sostiene con los bosques, el
agua, la atmósfera y el suelo en el que él o ella se encuentra. ¿Qué soluciones satis-
factorias o consoladoras podrías ofrecer respecto a sus preguntas relacionadas al pro-
pósito y significado de la vida; sobre todo si el medio le es hostil?
Ssekyobe Rexy, Kampala, Uganda 31
7. miércoles
17 de octubre Cómo actuar Hechos 17: 26;
2 Corintios 5: 17
¡Honra sin igual!
Como estudiante de medicina he sido bendecida al apreciar la vida en formas que
los demás quizá nunca sueñen. Creo firmemente, como adventista del séptimo día con
una firme base creacionista (Gén. 1: 27), que los misterios del cuerpo humano única-
mente pueden ser explicados al reconocer que fuimos hechos a la imagen de Dios.
Procurar cualquier otra explicación equivale a negar la existencia misma de Dios.
¿Por qué es tan difícil entregarse enteramente a Cristo?
«Entonces Dios el Señor formó de la tierra toda ave del cielo y todo animal del
campo» (Gén. 2: 19). Este ha sido un tema que he debatido con mis compañeros, quie-
nes se han esforzado para explicar el origen de los seres humanos por otros medios no
creacionistas. Hechos 17: 26 afirma: «De un solo hombre hizo todas las naciones para
que habitaran toda la tierra; y determinó los períodos de su historia y las fronteras de
sus territorios». Siempre me he preguntado por qué es tan difícil aceptar una verdad que
ha sido escrita para que todo el mundo la contemple.
Un difícil momento fue cuando tuvimos que observar el examen post mórtem de
uno de nuestros compañeros que murió de repente. Me esforcé para explicarles a mis
amigos el impacto que el pecado ha tenido en el mundo. Era difícil creer que alguien
con quien habíamos almorzado el día antes, estaba ahora sin vida expuesto en una cami-
lla frente a nosotros.
En aquel momento la mayor parte de ellos ponían en duda el valor de la vida.
Romanos 5: 12 dice: «Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por
medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad,
porque todos pecaron». El pecado contaminó al mundo y al ser humano creado a la ima-
gen de Dios, en consecuencia todos debemos morir. Con el pecado, llegó todo tipo de
maldad al mundo.
La respuesta que siempre he dado a mis amigos es que la vida no tiene valor algu-
no a menos que estemos preparados para la vida eterna cuando el Señor regrese. «Por lo
tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya
lo nuevo!» (2 Cor. 5: 17).
PARA COMENTAR
1. ¿Qué te impide reclamar la redención que te limpia de todo mal?
2. ¿Cómo has ayudado a quienes formulan preguntas con el fin de conocer la verdad?
Kisakye Ruth, Kampala, Uganda
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8. jueves
Génesis 1: 27; Opinión 18 de octubre
Romanos 5: 12
Entender
la naturaleza de Dios
Vivimos en un mundo en el que los seres humanos se esfuerzan por encontrar
significado y propósito para sus vidas. Algo que siempre les preocupa a los demás
es lo que la gente piensa de ellos. Algunos, incluso se han resignado a creer que es
poco lo que pueden hacer para cambiar las situaciones que enfrentan. La pregun-
ta en relación a quiénes somos, continúa desafiando el entendimiento de los seres
humanos.
El Señor considera al hombre como hechura de sus manos.
El resultado más lógico de esta búsqueda ha sido explicar el origen y el destino
del ser humano. Los seres humanos se han colocado en cumbres que únicamente
llevan a la abominación y a tomar el nombre de Dios en vano. Se han esforzado
por concederle a Dios un significado, una identidad y una forma. Han tratado de
razonar, explicar la razón por la cual él ha actuado como lo ha hecho en ocasiones.
Han intentado explicar el carácter de Dios y su persona, como lo harían con algún
conocido.
Dios creó el mundo en seis días. Todo lo que él había hecho era bueno. Eso
hace que lo bueno y lo divino sean sinónimos. Muchos de nosotros nos apresura-
ríamos a reclamar como nuestra, cualquier invención que ha sido catalogada como
buena por la sociedad. El misterio relacionado con la naturaleza de Dios implica
remontarnos a los orígenes y no complicar las cosas. Explicar cómo tres personas
pueden existir en una, no puede ser explicado utilizando el razonamiento del mun-
do; más bien se relaciona con escuchar la voz de la conciencia. Algunos han deci-
dido silenciar dicha voz y continuar con sus diferentes teorías. Uno puede mante-
nerse corriendo por cierta distancia, pero jamás podrá esconderse de la vida.
Dios, quien hizo el cielo y la tierra en seis días, jamás podrá ser explicado en
una forma humana o social, que ha sido manchada por el pecado. Un padre podría
esperar que su hijo le rinda una obediencia absoluta. El Señor considera al hom-
bre como hechura de sus manos, y espera que él obedezca sus leyes. Pensándolo
bien, la paciencia en el Señor, no es algo de origen humano. En casos en que los
padres humanos regañarían y castigarían con presteza, el Señor nos brinda libre
albedrío y libertad de elección.
La mejor manera de entender la naturaleza de Dios es haciendo su voluntad y
caminando en sus sendas; no poniendo en duda su existencia, o tratando de en -
contrar razones para su proceder.
PARA COMENTAR
1. ¿En qué forma tu comprensión de Dios ha afectado tu relación con él?
2. Como obra de las manos de Dios, ¿has meditado en su bondad manifestada en tu
vida diaria?
C. K, Japheth, Kampala, Uganda 33
9. viernes
19 de octubre Exploración Génesis 1: 26
Los seres humanos:
un reflejo de Dios
PARA CONCLUIR
En Génesis 1, Dios expresó su creatividad en los diferentes animales y plantas, con-
cluyendo con los seres humanos que creó a su imagen. El séptimo día se convirtió en
un símbolo del descanso divino. Complacido con los resultados, él luego instruye a los
seres humanos respecto a la forma en que deben ser un reflejo del Creador (Gén. 2).
En vez de ser un accidente evolutivo, Dios muestra su intención al crear a los seres
humanos. La naturaleza humana incluye reflejar a Dios: su amor, compasión y libre
albedrío. No tenemos que esforzarnos con el fin de encontrar un significado o una
identidad propia, ya que fuimos hechos a la imagen de Dios. Por tanto, en la Biblia
encontramos una definición así como la oportunidad para estudiar y adquirir una
mejor visión de la naturaleza divina.
CONSIDERA
• Crear un collage que incluya elementos que ilustren el libre albedrío que Dios
nos ha concedido.
• Meditar en lo que significa gobernar la tierra. Piensa cómo puedes cumplir el
mandato divino de cuidar lo que él creó.
• Utilizar arcilla para hacer una figura humana. ¿Qué podrías decir respecto a la
experiencia creadora? ¿Cómo se compara la misma con la acción divina rela-
tada en Génesis 1 y 2?
• Indagar en libros o en la Internet en busca de obras de arte que ilustren la natu-
raleza humana. ¿En qué sentido estás de acuerdo con dichas obras, o cómo
mejorarías las mismas?
• Escribir una canción respecto a la naturaleza humana, según Dios la concibió.
• Hacer una lista de obras de bien que podrías realizar como ejemplos del amor
de Dios. Para comenzar, lee Mateo 24 y 25, donde Jesús habla de lo que los
cristianos deberían hacer mientras esperan la segunda venida. ¿A quién debe-
mos servir?
PARA CONECTAR
Christian Worldview and Mental Health, Carlos Fayard, Bárbara Couden Hernán-
dez, Bruce Anderson, y George T. Harding IV (Andrews University Press, 2001).
«Human Nature and Destiny: A Seventh-day Adventist Reflection», Miroslav M.
Kis, Biblical Research Institute, http: //www.adventistbiblicalresearch.org/World%
20Evangelical /Kis,%20Human %20Nature%20&%20Destiny.pdf.
Norma Sahlin, Springboro, Ohio, EE. UU.
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