Este documento habla sobre la importancia de poner a Dios en primer lugar en la vida. Argumenta que cuando Dios no es la máxima prioridad, una persona no puede ser guiada por Él ni usar sus dones de la mejor manera. También advierte sobre el peligro del orgullo y la autosuficiencia. Finalmente, concluye que el mejor regalo que se le puede dar a Jesús es un corazón humilde que lo ponga a Él en lo más alto.