Este documento discute los efectos de vivir en un mundo sin Dios desde varias perspectivas. Argumenta que un mundo sin Dios podría conducir a la autodestrucción, y que las antropologías no teístas tienden a ver al hombre como un superhombre o infrahombre. Desde un punto de vista cristiano, el progreso humano ha ocurrido a pesar de la negación de Dios, y que sólo con Dios puede el ser humano lograrse plenamente. El documento también explora conceptos como la nueva espiritualidad y el papel de