2. BIOGRAFIA
Nació en Copenhague (Dinamarca) hijo de Christian Bohr
(profesor de fisiología) y Ellen Adler, (miembro de una
adinerada familia judía de gran importancia en la banca
danesa). En 1911 se doctoro en la Universidad de
Copenhague, intento la ampliación de estudios en el
Cavendish Laboratorio de Cambridge con el químico Joseph
John Thomson (descubridor del electrón), quien no mostró un
gran interés en él, completó sus estudios en Mánchester,
teniendo como maestro a Ernest Rutherford, con el que
estableció una duradera relación científica y amistosa.
En 1916, Bohr comenzó a ejercer como profesor de Física
Teórica en la Universidad de Copenhague, consiguiendo los
fondos para crear el Instituto Nórdico de Física Teórica, que
dirigió desde 1920 hasta su fallecimiento.
.
3. En 1943, con la 2ª Guerra Mundial en pleno apogeo, Bohr
escapó a Suecia para evitar su arresto por parte de la policía
alemana, viajando posteriormente a Londres. Una vez a salvo,
apoyó los intentos angloamericanos para desarrollar armas
atómicas, en la creencia de que la bomba alemana era
inminente, y trabajó para ello en el Proyecto
Manhattan de Los Álamos, Nuevo México (EE. UU.).
Después de la guerra, abogando por los usos pacíficos de
la energía nuclear, retornó a Copenhague, ciudad en la que
residió hasta su fallecimiento en 1962.
El hijo de Niels Aage Niels Bohr (1922-2009) siguió sus pasos,
se formó en el instituto que dirigía su padre, le sustituyó en la
dirección (1963-1970), y obtuvo el premio Nobel de Física, en
1975
4. OBRAS Y RECONOCIMIENTOS
El Instituto Niels Bohr en la Universidad de Copenhague.
Fue autor de varios libros de divulgación y reflexión, entre
ellos Teoría de los espectros y constitución
atómica (1922), Luz y vida (1933), Teoría atómica y
descripción de la naturaleza (1934), El mecanismo de la
fisión nuclear (1939) y Física atómica y conocimiento
humano (1958). En 1970 la editorial Aguilar publicó en
español la recopilación Nuevos ensayos sobre física atómica
y conocimiento humano 1958-1962.
5. Bohr fue galardonado en 1922 con el Premio Nobel de
Física por sus trabajos sobre la estructura atómica y
la radiación, y en 1926 con la Medalla Franklin de
Física. También fue el primero en recibir, en 1958, el
premio Átomos para la Paz.
El elemento químico bohrio se denominó así en su
honor, al igual que el asteroide 3948 Bohr descubierto
por Poul Jensen el 15 de septiembre de 1985.
6. • INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
Basándose en las teorías de Rutherford, publicó su
modelo atómico (modelo atómico de Bohr) en 1913
introduciendo la teoría de las órbitas cuantificadas,
que en la teoría mecánica cuántica consiste en las
características que, en torno al núcleo atómico, el
número de electrones en cada órbita aumenta
desde el interior hacia el exterior.
En su modelo, además, los electrones
podían caer (pasar de una órbita a otra) desde un
orbital exterior a otro interior, emitiendo
un fotón de energía discreta, hecho sobre el que se
sustenta la mecánica cuántica.
7. • En 1922 recibió el Premio Nobel de Física por sus
trabajos sobre la estructura atómica y la radiación.
Numerosos físicos, basándose en este principio,
concluyeron que la luz presentaba una dualidad
onda-partícula mostrando propiedades
mutuamente excluyentes según el caso.
En 1933 Bohr propuso la hipótesis de la gota
líquida, teoría que permitía explicar las
desintegraciones nucleares y en concreto la gran
capacidad de fisión del isótopo de uranio 235
8. ANÉCDOTA
Sir Ernest Rutherford, contaba una anécdota que, en cierta ocasión,
recibió la llamada de un colega que estaba a punto de ponerle cero a
un estudiante debido a la respuesta que había dado al resolver un
problema de física, a pesar de que admitía que su respuesta era
correcta.
La pregunta del examen era: demuestre cómo es posible determinar
la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro.
La teoría dice, que la diferencia de presión marcada por un
barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de
altura entre ambos lugares. De manera que la respuesta obvia era
medir la presión en el primer piso del edificio y luego en la azotea,
para así determinar la altura del edificio.
El estudiante había respondido: “llevo el barómetro a la azotea y le
ato una cuerda muy larga. Lo descuelgo hasta la base del edificio,
marco y mido. La longitud de la cuerda es igual a la altura del
edificio”.
9. El estudiante había planteado un serio problema al resolver el
ejercicio, porque había respondido la pregunta correcta y
completamente. No obstante, esta respuesta no demostraba su
dominio de los conceptos teóricos que el maestro quería evaluar. Sir
Ernest Rutherford sugirió que le diera al alumno otra oportunidad. Se
le concedieron seis minutos para que respondiera la misma pregunta,
pero esta vez la respuesta, debía demostrar sus conocimientos de
física.
Rutherford relata: “habían pasado cinco minutos y el estudiante no
había escrito nada. Le pregunté si no sabía la respuesta, pero me
contestó que tenía muchas respuestas al problema. Su dificultad era
elegir la mejor de todas”.
En el minuto que le quedaba escribió: “tomo el barómetro y lo lanzo
al suelo desde la azotea del edificio, calculo el tiempo de caída (t) con
un cronómetro. Después utilizo el tiempo de caída y la constante de
aceleración para calcular la altura del edificio”.
10. El maestro no tuvo otra opción que darle la nota más alta a pesar de
que esta respuesta tampoco ilustraba la teoría en cuestión. Al salir de
la sala de clase, Rutherford le preguntó al joven qué otras respuestas
tenía. Bueno, respondió, hay muchas maneras, por ejemplo, tomas el
barómetro en un día soleado, mides su altura y la longitud de su
sombra. Si medimos a continuación la longitud de la sombra del
edificio y aplicamos una simple proporción, obtendremos también la
altura del edificio.
También puedes tomar el barómetro y marcar en la pared su altura
una y otra vez hasta que llegues a la azotea. Al final multiplicas la
altura del barómetro por el número de marcas que hiciste y ya tienes
la altura del edificio.
11. Por supuesto, si lo que quiere es un procedimiento más sofisticado,
puede atar el barómetro a una cuerda y moverlo como si fuera un
péndulo. Si calculamos que cuando el barómetro está a la altura de la
azotea la gravedad es cero y si tenemos en cuenta la medida de la
aceleración de la gravedad al descender el barómetro en trayectoria
circular al pasar por la perpendicular del edificio, de la diferencia de
estos valores y aplicando una sencilla fórmula trigonométrica,
podríamos calcular, sin duda, la altura del edificio.
En fin, existen muchas formas de hacerlo. Probablemente, la mejor
sea tomar el barómetro y golpear con este la puerta de la casa del
conserje del edificio y cuando abra, decirle: “Señor conserje, aquí
tengo un bonito barómetro. Si usted me dice la altura de este
edificio, se lo regalo”. En ese momento Rutherford, le preguntó si no
conocía la respuesta convencional al problema, que consistía en
medir la presión atmosférica en el punto más bajo, luego en el más
alto, y calcular su altura de esta manera.
12. El estudiante afirmó que la conocía pero que, durante sus estudios,
sus profesores habían querido enseñarle a pensar creativamente y
eso era lo que él quería hacer.
Aprender a pensar creativamente y entender que puede haber
cientos de soluciones para un mismo problema es una gran muestra
de un desarrollado nivel de inteligencia.
La creatividad es algo que todos podemos desarrollar. La expandimos
cuando nos atrevemos a innovar y a ser originales; cuando asumimos
riesgos y tratamos nuevas opciones; cuando agregamos el toque
personal a lo que hacemos, evitando seguir los mismos caminos
trillados de siempre.