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M l ' l l l l l I I 1
Ntn-.tras lentes conceptuales.
Ii ntcs conceptuales se anclan en el pensamiento sistémico que
c u t oncordancia con Senge (1992) como el resultado de "ligar
fl s que pueden describirse por separado, pero que para ser enten-
i i M.«i su.in de la c o m p r e n s i ó n y descripción del contexto en el cual se
i illan y se aprecian las consecuencias."1
l i i ligamiento sistémico es un marco conceptual, un cuerpo de conoci-
y herramientas para que los patrones totales resulten claros, para
I mi s .i modificarlos.
 i . I . oncepto de sistema es un cristal mental que ensancha miradas, or-
| m i n u l o conceptos o modelos que abarcan un conjunto amplio de datos y
' miza esos datos entre sí, buscando las correlaciones significativas entre
1
Se aleja del paradigma de la certeza, que postula que hay una sola ma-
iii i i de ver las cosas. Se desarrolla dentro del paradigma de la complejidad
• • !• n i . i .i la incertidumbre.
i M i . u n í a es una lente particular, que invita a una mirada relacional sobre
II n ilidad, facilitando la c o m p r e n s i ó n de f e n ó m e n o s humanos complejos,
i lies ( orno familia y escuela.
I i . pensamiento sistémico permite hacer conexiones y formular ideas inte-
I] i l e s acerca de lo que pasa entre las personas, generando así la posibilidad
Qi producir ideas y herramientas para promover cambios efectivos.
I i perspectiva eco-sistémica que sostenemos, parte de la idea que existen
M i n i n a s influencias entre el ambiente y el comportamiento y que nuestras
prácticas al enseñar, evaluar, intervenir o pronosticar, implican considerar
sistemáticamente los procesos a través de los cuales los ambientes afectan
el < ni so del desarrollo y naturalmente los aprendizajes. Son éstos los micro-
meso y exosistemas redes, todos ellos concéntricos en relación a un macro-
lístema que incorpora los aspectos socio-culturales m á s amplios.
I I micro-sistema es el nivel m á s inmediato y cercano, generalmente la familia.
17
El meso-sistema comprende las interrelaciones de dos o m á s entornos en
los que las personas nos desarrollamos y participamos activamente, coma
por ejemplo la escuela, el club.
Al exosistema lo integran contextos m á s amplios, que no incluyen necc
sanamente a la persona como sujeto activo, puede ser el barrio, la iglesia.
Finalmente el macro sistema, está configurado por la cultura y la subcultura
en la que se desenvuelve la persona y cada uno de los individuos de la so-
ciedad.
Siempre es el observador quien dibuja los bordes de los sistemas de acuerdo
a su objetivo. La unidad de análisis será la relación, tal como se da en la
vida real y en los diferentes contextos.
El siguiente gráfico ilustra lo expuesto:
1
Senge, P. 1992. La V Disciplina. El Arte y la Práctica de la Organización Abierta
al Aprendizaje. Barcelona, Gedisa.
18
n | iis que desarrollaremos en el capítulo 8 presentado desde la
ni de l o s sistemas:
Ki'initimos al lector al capítulo 8 donde se presenta el caso completo.
19
Propuesta de aplicación
Invitamos a los lectores a plasmar un ecosistema
completo a partir de algún caso propio
20
CAPÍTULO 2
Nuestro Tiempo: cambio, incertidumbre, inseguridad.
"La velocidad, y no la duración, es lo que importa" (Bauman, Z.).
Nuestra época actual postmoderna o de modernidad líquida como gusta
llamarla a Bauman, (2005) muestra a los jóvenes con una concepción es-
céptica y relativista de corte hedonista que t a m b i é n circula en los medios
reforzando sus conductas.
La n o c i ó n de instantaneidad, que t a m b i é n señala Bauman (2003) y es no-
toria en nuestra juventud, se refiere a una concepción muy rápida y a un
lapso muy breve de tiempo, que en realidad, denota la ausencia de tiempo
lineal; es decir una concepción temporal demasiado rápida que excluye la
posibilidad de anticipación y resta posibilidad a la espera y a la demora.
Los cambios en lo social resuenan y potencian a su vez los cambios en las
familias actuales. Los miembros de las familias han visto afectados profun-
damente sus vínculos, sus roles, sus funciones e interacciones cotidianas y
su forma de inserción en la sociedad m á s amplia.
La falta y precarización del trabajo y la subocupación (de una mayoría de
hombres) erosionan la autoestima y la dignidad personal. Este factor resuena
negativamente en toda la familia y mucho de este malestar se traslada e
inunda a la escuela.1
(Cuando una sociedad en desarrollo y en crecimiento como la nuestra, sub-
estima el capital humano y social, los ejes básicos de salud, educación, nutri-
ción, justicia y equidad no sostienen a las familias, que quedan inmersas en
una tenue y frágil trama social.
Aquellos valores tradicionales, en los que hemos sido formados quienes
hoy somos adultos, tales como el esfuerzo, la constancia, la honestidad, la
voluntad y el trabajo son devaluados, descalificados y ya no sirven como
l i n e a s rectoras de la conducta. Tampoco surgen otros valores a los que afe-
11 u s e , o m á s bien surgen disvalores que llamamos las nuevas pobrezas que
21
no necesariamente tienen que ver con lo estrictamente material, e c o n ó m i c o
pero si se intersectan con ello en muchos puntos.2
Estas nuevas pobrezas, que evidencian muchos de nuestros niños y jóvenes
actuales, son analizadas por distintas disciplinas y convalidadas en las con-
sultas clínicas.
La desmotivación, la apatía, el aburrimiento y todos sus parientes próxi-
mos como el desinterés, la desilusión...y algunos otros, parecen asentarse
sobre una pérdida general del significado y sentido de la vida. Bauman
(2006) se refiere a ello como una vida líquida, poco comprometida, "desper-
diciada", cercana a la desesperanza, sentimiento que anida en la base de
muchas depresiones.
22
1 ,a desilusión juvenil frente a una realidad poco alentadora, las dudas acerca
del futuro, que se combinan muchas veces con la superespecialización del
aprendizaje; aumenta la incertidumbre acerca de la adecuación y exigen-
cias de la preparación recibida para insertarse eficazmente en el mundo
laboral.
Estas características, especialmente corroboradas en los procesos de orien-
tación vocacional-profesional, muestran c ó m o la diversificación de los per-
files laborales y profesionales producen m á s desmotivación y desconfianza
respecto de la capacidad del sistema educativo y social, para satisfacer metas
y expectativas.
El contexto educativo en especial y el contexto social m á s extenso, potencian
la competencia versus la solidaridad y se emplea, casi con exclusividad, un
poder de tipo sancionador y de recompensas.
La burocratización aumenta, crece la impersonalidad, decae la solidaridad
social y como en espiral, se genera mayor decepción, apatía y crisis agudas
de significado.
(ixisten investigaciones de campo (Solowa, R. Premio Nobel de Economía) que muestran cómo las
l lonas que están desocupadas por un período mayor a un año, se retiran totalmente del mercado
di irabajo, se retraen socialmente porque hay un marcado descenso de la autoestima personal.
Ver Kliksberg, B en "Nuevas direcciones en el debate mundial sobre la pobreza " (Internet, Nov.
;oo6).
•
' Baeza, Silvia 2007. Las Nuevas Pobrezas. Buenos Aires, Revista Aprendizaje Hoy año XXVI N° 68.
23
Propuesta de aplicación
• Sugerimos debatir la siguiente cita con colegas,
padres:
"....La postmodernidad ofrece múltiples estímulos a la autonomía
anticipada: la sexualidad, el dinero, el trabajo, la independencia, la
posesión de objetos, el proyecto académico, la toma de decisiones,
las salidas, los viajes, los permisos, los consumos, otros. Los niños y
jóvenes acceden, muy tempranamente, a una oferta de bienes y servicios
que los angustian y ponen en riesgo; los esclaviza en un rol de
consumidores de mercancías y sustancias." (Fernando Osorio).
• ¿En qué escenario nos encontramos hoy?
(pensar en nuestro contexto concreto de trabajo).
« ¿Hacia dónde nos gustaría movernos?
CAPÍTULO 3
Las nuevas (y viejas) familias.
"La raíz de la Humanidad, es la Familia" (Kolping, A.).
Nos resultan ya m á s conocidas, algunas de las nuevas configuraciones fa-
miliares: familias monoparentales, unipersonales (hoy a d e m á s de adultos,
incluso muchos adolescentes y jóvenes viviendo solos) familias ensambla-
das y otras formas de organización familiar. (Baeza, S 2006).
No hemos sin embargo, profundizado suficientemente a ú n , en el impacto que
cada una de estas configuraciones tiene sobre la subjetividad y los aprendi-
zajes de niños y jóvenes.
Mirando de cerca las familias de hoy, observamos c ó m o la nuclearizacíón
y urbanización se mantienen como tendencias firmes. Se observa cada vez
más un grupo familiar reducido, con un n ú m e r o menor de hermanos y
escasos ( a veces nulos) contactos con abuelos, tíos, primos, es decir con la
familia extensa.
I In n ú m e r o importante de familias convive en espacios urbanos separados
del núcleo familiar m á s extenso. Entre otras cuestiones esto ha contribuido
.1 su debilitación, lo que conduce a que la socialización primaria-familiar de
los niños, sea una responsabilidad casi exclusiva de los padres, compartida
en un alto porcentaje de casos, con otros sistemas sociales.
1 a familia c o n t e m p o r á n e a va absorbiendo los cambios, con contradicciones
v ambivalencias epocales, va modificando progresivamente la morfología y
la configuración familiar, reduciendo la convivencia generacional, flexibili-
zando muchas de sus reglas y en ocasiones, favoreciendo una relación m á s
Huida, comprensiva y tolerante entre padres e hijos.
I a familia argentina.
Si hacemos foco iluminando a la familia argentina en particular, muy en
sintonía con la familia latinoamericana, se nos presentan duras realidades
que impactan fuertemente en el núcleo familiar y están profundamente en-
i tizadas con el mundo laboral, e c o n ó m i c o y el educativo.
25
Todavía muchas familias viven un silencioso drama de vastas proporciones.
El aumento de mujeres solas jefas de hogar, la renuencia de hombres jóvenes a
formar familias, con la consecuente ausencia de la figura del padre, el aumen-
to de nacimientos fuera del matrimonio, las madres precoces, el flagelo de la
violencia doméstica, la incapacidad de muchas familias de proporcionar una
infancia protegida y los niños de la calle, son deudas pendientes.
Cada una de estas cuestiones conforman un cuadro de debilitamiento, des-
articulación y desnutrición familiar que tlrmbién impactan nuestros roles
profesionales.
A pesar de todo...
La familia, sigue constituyendo un grupo humano primario, en el que con-
fluyen un conjunto de relaciones, vivencias e interacciones personales de
difícil cuantificación, y constituye uno de los núcleos sociales que ejerce una
poderosa influencia sobre la persona a lo largo de toda la vida.
Nuestra sociedad, a ú n considera a la familia como aula primordial y res-
ponsable de proporcionar la socialización primaria de los niños introdu-
ciéndolos en el contexto social m á s amplio.
Crisis, cambios y modificaciones en las últimas décadas, por lo menos en un
amplio espacio planetario, y a pesar de predicciones en sentido contrario,
re- confirman la idea de una amplia mayoría de personas que seguimos
considerando a la familia como centro y espacio privilegiado de nuestras
vidas, y aceptando algunas de sus características centrales.
La familia implica: una diferencia generacional, una relación de asimetría y
una clara función de sostén y pertenencia.
H o y la familia t a m b i é n es considerada una red intersubjetiva, m á s allá de
los vínculos sanguíneos, que implica filiación y transmisión, a cargo de la
socialización primaria.
L o que si ha cambiado significativamente, es su c o m p o s i c i ó n y sus modali-
dades de funcionamiento. Se ha reducido su t a m a ñ o , pasando de la familia
extensa de a n t a ñ o a la familia nuclear de hoy. Es un grupo familiar con una
mujer que se ha incorporado intensamente al mercado de trabajo, con hijos
que ingresan desde m u y temprano a otras instituciones y pasan mucho m á s
tiempo que antes en c o m p a ñ í a de otros adultos diferentes a sus padres o en
contacto intenso con la televisión y otras tecnologías.
26
l I i minio matrimonial, por su lado ha perdido su carácter incondicional;
li"v incluye cuestiones de género (matrimonio igualitario) y la composición
é la pareja o de la familia entera, puede cambiar una o m á s veces durante el
peí u K I O de niñez y juventud.
I I i ol de la familia en la transmisión cultural básica, es compartido hoy con
MI .1 n imones secundarías. Los medios de c o m u n i c a c i ó n han asumido varias
• I' las funciones que a n t a ñ o eran, casi exclusivamente familiares.
I ices, y a pesar de las distintas configuraciones que hoy presenta el
llti ni.i familiar, éste mantiene sus funciones básicas a ú n cuando se redis-
tribuyen de modo diferente a las tradicionales.
I ualquiera sea la configuración familiar, la necesidad del hijo que llega, es
II de sentirse dentro, de u n proyecto familiar, de su historia, de sus valores,
11 eencias y lenguaje; es decir con derecho a la continuidad en el tiempo,
di recho al reconocimiento y respeto como persona.
I .1 construcción de la subjetividad
I < is hijos no vienen a este mundo a satisfacer a los padres, n i a cumplir de-
16118 Ilustrados o postergados de éstos, ni a ser aplicados actores de guiones
ijenos, ni a llenar vacíos existenciales de los adultos, ni a ser c o m p a ñ e r o s
.le padres solitarios, ni a convertirse en instrumentos funcionales de com-
pelí ncias o rivalidades que sus progenitores dirimen con quien fuere que lo
liu i i r e n . Los hijos vienen a cumplir un p r o p ó s i t o único e intransferible, a
desarrollar una vida propia, a convertir en actos la potencialidades que se
. i i . i e r r a n en su ser." (Sinay, 2 0 0 8 ) .
I n la construcción de la subjetividad son centrales las nociones de comple-
ineniariedad, de interacción e interdependencia recíprocas, ya que el rol de
lii|o no se concibe sin su complementario de padre / madre.
I I (lijo no se constituye aislado sino "entre", en la relaciones con y entre sus
padres, con y entre otros significativos, y a d e m á s , entre las circunstancias
e. nnómicas, educativas, religiosas y otras encrucijadas...
A s u vez el rol de padre / madre tampoco se aprende a priori, sino que va
siendo y se va haciendo con el hijo. En este proceso influyen las experiencias
i o n los propios padres, con los hermanos durante la infancia. Todas estas
esperiencias se reactualizan con la parentalidad, en sintonía con los aspectos
que resuenan de cada hijo.
27
L o que estamos diciendo se refiere a que ser padres, tiene que ver con
modelos culturales. Ser padres, formar una familia, varía de cultura a cul-
tura de momento histórico a momento histórico, de la etapa personal del
ciclo vital personal en que nace cada hijo y en que se forma cada familia.
Así, cada familia se forma dentro de la moral social de su contexto, con la
cual puede o no coincidir con otras, adoptando una ética familiar que tiene
efectos en el m o d o de crianza y de encuentro o de desencuentro, con otras
familias del entorno social cercano.
Lo mejor y t a m b i é n lo peor de nosotros se juega dentro de la familia.
Cuando la familia es exitosa en su d e s e m p e ñ o y establece una fecunda co-
laboración con los d e m á s sistemas, logra su p r o p ó s i t o clave de ser eje para
la configuración de la propia identidad.
Allí se fraguan los primeros proyectos de vida, se mama el conocimiento que
atañe a las cuestiones fundamentales de la vida humana, se entrelazan estre-
chamente lo cognitivo, lo social y lo emocional. Es el eje de la salud personal
y el antecedente crucial para la adecuada inserción social.
Cuando la familia fracasa en el d e s e m p e ñ o de sus tareas fundamentales, el
d a ñ o que produce en cada uno de sus miembros es muy intenso y duradero.
Cada sistema familiar puede favorecer la patología o la sanación, lo cual
no anula la conducta individual, n i hace a todos los miembros igualmente
responsables de su situación y evolución.
Nuevas miradas
O t r o hito interesante para reflexionar desde lo familiar, son los modelos en
que hemos sido formados, tanto en salud como en educación.
En ellos predomina una mirada puesta m á s en los déficits que en los recursos, en
lo patológico m á s que en lo salutógeno, que hoy, está cambiando.
Autores como Seligman (1999), muestran claramente c ó m o se puede forjar
el optimismo ya desde los estadios preescolares y naturalmente antes, i n -
cluso en el seno familiar.
Una de sus claves es adquirir, desde el seno familiar, el hábito de enfrentar /
afrontar los desafíos y superar obstáculos, alejada de modelos como " l o
que no se" o " l o que no puedo" / o" lo que no tengo", o "porque no me
lo dan"... modelo que se complementa y se relaciona con el concepto de
Alfabetización Emocional que desarrollamos en capítulos posteriores.
28
I »
< ide otros lugares, clínicos, teóricos, investigadores y docentes (Goolishian-
'•• lekman, Selekman 1993) impulsamos hoy, desde la llamada psicología
i " n iva, modelos centrados, en las fortalezas, recursos y factores que fo-
n u n i . i n , acompañan y sostienen el bienestar de las personas, hacia un sano
11' ii rollo de los sentimientos y las emociones.
fea e n términos familiares o educativos, movernos hacia un paradigma que
pri ilegie el registro de lo saludable por encima de lo enfermo o deficitario
parece facilitar y abrir caminos hacia el cambio.
< >i ro proceso c o n t e m p o r á n e o , (Baeza, 2007) pero que t a m b i é n hace al con-
i n i i i o de lo que venimos exponiendo, nos enfrenta con la desinfantilización
W la infancia, la adultización de la infancia o su reverso, la adolescentización
lOcial.
Ai|nclla infancia tradicional y el contexto que la rodeaba, desapareció y se
transformó. Aquel concepto de niño "tierno, feliz, incontaminado" para el
l ú e pensamos y construimos un tipo de aprendizaje secuenciado, g r a d ú a -
l o , con una información controlada, ha desaparecido frente al desorden
l iiliural que han creado y facilitado los medios.
I I video -niño- digital de hoy va a una nueva "paideia", que nada tiene
BilC ver con la escuela tradicional cuya representación a ú n guardamos en
BUestro imaginario.
I'oi s u lado, el adolescente teórico-casi r o m á n t i c o , de nuestro imaginario
v formación tradicional, t a m b i é n parece estar casi extinguido. La incomu-
ni' ición de aquel adolescente no se corresponde con el adolescente actual
"i li.iieador", que pasa horas c o m u n i c á n d o s e . Y así llegamos hoy a una
29
moratoria social, en la que la adolescencia y juventud parecen llegar hasta
ya pasados los 30, 35 años.
Algunos mitos familiares
Los mitos familiares se van entretejiendo con la historia y en el contexto de
cada familia. Son esos sistemas de creencias que comparten los miembros de
la familia respecto a su identidad familiar: cuáles son los roles y las interrela-
ciones entre sus miembros. Cada uno de ellos modula el perfil familiar.
Estos mandatos, muy presentes en la vida cotidiana, a veces tienen pocos
referentes reales, pero gozan de mucho poder a la hora de actuar; y aunque
útiles por su valor como profecía y cohesión para la familia, muchas veces
suelen esconder conflictos de insatisfacción o de hastío al n o alcanzar su
concreción. Parece interesante echar una mirada sobre ellos en relación con
la vida familiar.
Entre nosotros los argentinos todavía parece tener mucha vigencia el mito
de la a r m o n í a familiar referido a la unión, paz, amor familiar entre todos,
felicidad material y normalidad ("somos muy honrados, respetamos la au-
t o n o m í a de nuestros hijos, somos una familia siempre muy unida", etc).
(Baeza,S. 1994).
O t r o mito, el "del chivo expiatorio", es t a m b i é n bastante frecuente y en
sintonía con una música muy argentina, que el lenguaje vulgar confirma
"yo argentino" Este mito, genera la sensación en la familia de que "alguien
- otro / no y o " es culpable; poniendo el acento en una persona o suceso
que al ejercer la función de chivo expiatorio, carga con todas las desgracias
de una familia (sea el padre alcohólico, u n accidente, la ruina familiar por
culpa de un mal negocio, la culpa en los genes, etc.), disculpando y desvin-
culando a la persona de toda responsabilidad.
El mito de la salvación, t a m b i é n generalizado entre nosotros, apunta a la
aparición de algún salvador mítico, mágico y omnipotente, que libere a la
familia de todo sufrimiento. A l igual que en el mito del chivo expiatorio, la
familia se siente liberada de la responsabilidad grupal.
El mito del sacrificio voluntario (dar sin pedir nada a cambio), apunta e
implica que algunas personas en esa familia aceptan su entrega como valor
prioritario "sufrir por el bien de la familia"; produciendo una anulación y
30
Un sentimiento de soledad personal.
' Itros mitos como el de "una madre n o se equivoca" o "una buena madre
RUnca pierde el c o n t r o l " o bien "la madre es la principal artífice de la vida
del hijo" también cuentan con un lugar de privilegio y nos atan a ideales, a
(feces distorsionados.
I I mandamiento fundante de nuestra tradición judeo-cristiana "Honrarás a tu
padre y a tu madre", que incluye el concepto de lo infergeneracional, no es enten-
d i d o hoy por los padres ni acatado por los hijos como uno o dos siglos atrás.
< > n o mito -muy fuerte en los años 50-, que felizmente se va desarmando, se
B liaba en la idea de no intrusión en las dotes innatas y la creatividad del niño
| luego del adolescente. Tanto en casa como en la escuela, se exaltaba la i m -
portancia de un m é t o d o altamente permisivo, sin reglas, incentivos, castigos
0 Peí ompensas que podrían causar traumas, frustraciones y estrés.
1 i reflexión sobre los mitos, los mandatos, las teorías de moda o las opi-
les de los medios es indispensable, ya que pueden perturbar la relación
i iii 11- padres e hijos. Todos son mensajes que inducen a actitudes y com-
portamientos en los hijos o en los padres, capaces de originar y sostener
• iii ulos viciosos.
Familia: ¿protección o soledades?
tanque no existen modelos familiares puros y suelen darse combinaciones
de u n o s con otros, pensamos que, como toda clasificación, sirve para dirigir
11 i 'Inervación, ampliar el análisis y sobre todo evaluar las consecuencias de
i l r u n o s aspectos por sobre otros.
i aracterizaremos:
i ' I modelo hiper-protector
' el modelo democrático-permisivo
;
el modelo del sacrificio- sacrificante
I el modelo intermitente
| el modelo delegante
<• el modelo autoritario
Un último modelo de organización familiar incluye el modelo de familia
31
transnacional por su vigencia actual y tendencia a la generalización. Este
modelo, m á s allá de características propias que describiremos, puede com-
binarse con cualquiera de los modelos mencionados.
1. El modelo hiper - protector
Es una modalidad familiar cerrada y m u y protectora. Se caracteriza por po-
nerse en el lugar de los hijos considerándolos frágiles, intentando evitarles toda
dificultad o frustración, o directamente haciendo las cosas por ellos.
La modalidad comunicati-
va, inclusive la no verbal,
es la asistencia r á p i d a , la
intervención inmediata del
adulto, incluso la anticipa-
ción ante la mínima dificul-
tad del hijo. Gradualmente
se va gestando en los hijos
la sensación de incom-
petencia y hasta de inca-
pacidad y en el tiempo el
riesgo, es que no asuman
responsabilidades ni riesgos
Los hijos en esta modalidad no aprenden a afrontar la consecuencias de sus
actos, predomina el sentimiento de "soy especial / extraordinario, las cosas
me corresponden por derecho y no me voy a exigir para obtenerlas".
La sobreprotección implica que no confiamos en la capacidad de nuestros
hijos de resolver sus problemas y se los evitamos o resolvemos, sin darles
tiempo de que lo intenten por su cuenta. Esta actitud, no les permite apren-
der a cuidarse a sí mismos ni enfrentar desafíos cada vez m á s complejos o
resolver problemas en cuestiones de dificultad creciente.
El mensaje oculto transmite "sólo no puedes / no vas a poder".
Son hijos que no aceptan frustraciones, y a veces reaccionan con agresividad
si sus necesidades no son satisfechas por el solo hecho de haber sido expresa-
das. Como sagazmente escribió Oscar Wilde "con las mejores intenciones se
32
• ibl icnen la m a y o r í a de las veces, los peores efectos" En este tipo de sistema
i m u í i . u el amor expresado de ese modo, obstaculiza la construcción de sí
u n imo, de la a u t o n o m í a , la capacidad de elección y la responsabilidad de
11 propias acciones.
; El modelo democrático - permisivo
I II este modelo, padres e hijos, son amigos, pierden la asimetría que carac-
ii i i/.i las relaciones familiares. Es una modalidad que muestra la ausencia
| | i>T.irquías y en general la falta de autoridad. El supuesto m á s evidente
r que hay que llegar -no i m p o r t a c ó m o - a un consenso que se obtiene
,i través del d i á l o g o , fundado en argumentos razonables o razonamientos
ninables. Todo se pacta, la finalidad última es lograr la plena a r m o n í a
((miliar, sin conflictos y, peligrosamente, se asume que todos los miembros
.1. 11 familia tienen los mismos derechos. El hijo es admitido en calidad de
l | l / igual desde edades precoces, en decisiones o conflictos. Ante el con-
jlii i . i s e cede o se evita.
I i i modalidad, convierte muchas veces a los hijos en dominantes y los pa-
• li. • quedan a expensas de sus caprichos y deseos. El hijo actúa bajo el su-
|.n. i o " c u á n t o m á s prepotente soy, m á s obtengo".
I I I premisas de estas familias no prevén reglas firmes y constantes ni sanciones.
33
Todos pueden modificar las reglas a su propia conveniencia. Padres e hijos
están en el mismo plano.
Esta simetría, facilita en oportunidades lo que llamamos la adolescentización
de los padres, que a veces imitan a sus hijos en su forma de vestir, en sus gustos
musicales o prácticas deportivas, (Baeza 2007) transformándolos en guías o re-
ferentes poco creíbles como apoyo y brújula para sus hijos ante las dificultades,
sumiéndolos en una incertidumbre e inseguridad constante.
3. El modelo sacrificante
Como su nombre lo indica, esta modalidad centra su visión del mundo en el
sacrificio de uno o m á s miembros para proteger a otros. Se relaciona íntima-
mente con el mito del mismo nombre.
Los roles se dirimen en términos de " u n altruista" en una posición de inferio-
ridad y otro, el "egoísta" en una posición aparente de superioridad. El mito que
sostiene estas conductas es que los padres deben sacrificarse por los hijos, dejar
de hacer cosas para sí mismos. Dejar lugar al placer, en esta modalidad a veces
anclada en una concepción religiosa, se considera que seguramente atraerá la
desgracia.
34
| | 11 •. .i< i rucio no es apreciado, por el/los beneficiarios, éstos se enojan. Los
Milri tienen la expectativa de que los hijos los recompensarán, por todo lo
i " luiccn por ellos, obteniendo éxito en la vida o todo aquello que ellos no
Ii ni | M ..lulo tener. Todos los recursos de la familia están a disposición de los
hl|n , a fin de que tengan posibilidad de destacarse.
I n hijos hiperprotegidos de esta modalidad saben poco de frustraciones
 tli rcc hazos. A veces encuentran dificultades en la inserción social o ad-
I M instaúrente al polo opuesto, por ejemplo grupos extremos que se les
> 1111 en como referentes fuertes, (skins - neo-nazis - dark - otras bandas).
i i modelo intermitente
l i i . aracterizado por una interacción
adultos y jóvenes que cambia
• iHHnulamente, es caótica, con ambi-
lli ni ias continuas -en cualquiera de
lo» roles- y que dan lugar a la alter-
i entre posiciones opuestas. Por
• ¡i mplo un miembro asume conduc-
i i de hiperprotección seguidas de
iluctas permisivas extremas, para
i ni u n por último un papel de víctima
«di 1 1 ficante.
I UN mensajes que circulan, son por lo
i mío confusos y sumen a los miembros
i sentimiento de duda e inseguridad
• i u n n i n a s acerca de la validez misma de
le. propias acciones y posiciones.
I un poco en este sistema hay reglas
iii i . o continuas. Estas son objeto de revisiones permanentes. Están ausentes las
DAtes seguras y los referentes. La constante es el cambio continuo.
I 111 < insecuencias en la conducta de los hijos a partir de este modelo, es que
| l n i i a actitudes de inconstancia y duda continua de que la estrategia elegida
i i l a idónea. Faltan oportunidades para demostrarse eficaces, por lo tanto
i'n domina la inseguridad.
35
5. El modelo delegante
Es el que caracteriza a una pareja recién formada, pero que no logra desarrollar
un sistema a u t ó n o m o de vida, sino que se inserta en un contexto de relaciones
familiares en la familia de origen de uno de los dos cónyuges. Puede -o no- ha-
ber cohabitación, pero hay una excesiva implicación con los padres / familias de
origen y no consiguen concretar la emancipación-de la nueva familia.
Esta delegación, a veces implica una renuncia total o parcial a nuevos roles,
de los miembros de la joven pareja.
Este modelo, a veces sostenido en nuestro medio por situaciones de nece-
sidad económica extrema, hace evidentes las dificultades a medida que los
hijos crecen y requieren necesidades diferentes. Cada hijo se encuentra con
varios (tres o cuatro) padres / madres, que a veces compiten entre sí para
satisfacer sus demandas.
Los mensajes y la comunicación predominantes son confusos, pues suele ha-
ber contradicción entre lo verbal y lo no verbal; ya que para mantener la paz
familiar puede ser arriesgado para alguno/s decir lo que realmente se piensa.
Los gestos son elocuentes (ojos al cielo - gestos de resignación, guiños a la
espalda de, tonos de voz irritado).
36
i • < • • i ,n mas la lealtad a las antiguas reglas / leyes de los abuelos con-
iii i h d r . inamovibles para todo el grupo familiar m á s extenso, ("en
- n i i i n d o queda como era antes: horarios, costumbres, jerarquías, de-
H M H i i
i . ii. n i i a s , como no es difícil imaginar, es que los padres no sean los
M i l ni' i o s padres de sus hijos sino algo m á s cercano a hermanos mayores,
i " , p i . l i I I i veces su apoyo cómplice; disminuyendo las ocasiones de inter-
M i i l ' i " d i enlrentamiento y de experiencias comunes. L o que los padres
.". n i ,, prohiben es aprobado por los abuelos, y viceversa. A estos hijos,
d o idi ilescentes, les faltan ejemplos de comportamientos a u t ó n o m o s .
I i i • H I I I I P I O autoritario
I'» un modelo relacional en el cual uno de los padres o ambos ejercen el poder
. " l ' n l o s hijos. M á s estudiado, tal vez por tradicional, característico de épocas
i • i i. Lis y casi superadas, todavía cuenta con familias que se inspiran en él.
I i i' i arquía y la autoridad es generalmente puesta sobre la figura del padre,
' m i la mujer en una posición inferior y los hijos con poca o ninguna voz,
.|ii. deben aceptar los juicios y dictámenes impuestos por los padres. Suele
| i i i i una sobreexigencia en lo a c a d é m i c o y en la adquisición de habili-
37
dades y competencias con las que obtener éxitos personales. El hijo mayor,
muchas veces ocupa un lugar central y existen diferencias notorias en la re-
laciones de los dos sexos (reglas y permisos / prohibiciones para las mujeres
u otras reglas para los varones).
7. El modelo transnacional
El modelo -muy actual- de familia transnacional, es un modelo al que es nece-
sario prestar atención pues expone una modalidad relacional característica de
nuestro mundo globalizado, que se agrega o combina sobre otras ya existentes.
Los inmigrantes actuales pueden ser pensados como transnacionales, ya
que mantienen conexiones múltiples con sus países y familias de origen a
través de la tecnología de la comunicación (vía teléfono, correo electrónico,
chats con imágenes, envíos de dinero, etc.). Estos nuevos inmigrantes o
transmigrantes suelen sostener dos o m á s idiomas y dos culturas nacionales.
Los lazos con la familia de origen no se cortan, sus contactos familiares y su
lengua, c o n t i n ú a n presentes y evolucionan durante toda la vida. La lengua
del país de a d o p c i ó n y los valores de cada cultura, se manifiestan y alternan
dependiendo del contexto sin demasiado conflicto.
Naturalmente la ausencia de proximidad física y de convivencia diaria pro-
duce que se debiliten los lazos emocionales característicos de las relaciones
familiares íntimas y cotidianas (rutinas, conversaciones diarias, aconteci-
mientos personales de cada miembro, comidas, h á b i t o s , rituales).
El riesgo suele ser la deformación en las comunicaciones que se establecen
entre quienes quedaron y quienes partieron lo que puede dar lugar a ambi-
güedades, distorsiones, falsedades o idealizaciones. Son familias, en general,
38
" límites o fronteras ambiguas, poco claras (quién está dentro o fuera
l i familia / c u á n d o / para q u é ) . Tanto la partida como los momentos
l reí i n uentro ponen a este tipo de sistema familiar en situación de crisis
Intrusas.
ilos parentales
i lasificación muy fecunda y en sintonía con la que venimos exponien-
| l proporciona una tipificación de los roles de adultos / padres frente a
u n límite. Es interesante considerarla ya que puede ser transferida a niveles
ii sociales y naturalmente educativos.
| | espacio de tolerancia de los padres, frente a la situación de poner un límite
" l i ' un continuum que va de actitudes de mayor a menor tolerancia, y es-
i |l)lece u n nivel medio de permisividad, que intenta actuar como equilibrio
IIIII l o s dos polos extremos.
I i n i ' l o s tipos o estilos altamente permisivos encontramos al padre / madre
• I i i-viviente, al cómplice, al c ó m o d o y al resignado". En el punto de
| • 1111111 >rio se encuentra el estilo de padre / madre "contenedor", mientras
|Ui en el polo m á s alejado de permisividad se ubica un estilo parental que
•I ninan "encapsulador". Veamos brevemente cada uno, establezca el
|| i tor relaciones con los modelos desarrollados y en un nuevo esfuerzo es-
I «i • i l u l o traslade por analogía estas pautas a los contextos educativos:
I I (ipo / estilo de padre "sobreviviente"
| nl'K i en un polo de alta permisividad y tolerancia frente a los límites o reglas
i ii general. Está sobrepasado por la situación que debe enfrentar y adopta una
ICtitud pasiva, indiferente, sin posibilidad de actuar, decidir y ejercer su autori-
d ni Zafa", como dirán los mismos jóvenes,pasa el momento.
II estilo " c ó m p l i c e "
lupone una alta y activa permisividad. Es un padre adolescente, compinche
j en ( ompetencia a veces con el hijo, con relaciones d e m o c r á t i c a s / simé-
s Esta desjerarquización acarrea falta de límites y excesiva flexibilidad
i n el sistema familiar, que asume una lógica cultural postmoderna,como
ln i n o s planteado (Bauman - 2003). Es interesante que en la investigación
|| || mismos chicos manifestaron incomodidad frente a este estilo, ya que no
39
cumple con lo esperable para el rol parental.
El estilo "cómodo"
El " c ó m o d o " es permisivo desde una actitud pasiva "hace como que M
sabe", no se involucra para no crearse problemas. N o niega el problema en
su dimensión social pero no lo ve en su caso / hijo particular.
El estilo 'resignado"
El "resignado" expresa un discurso contrario a la idea de permisividad, pero
en los resultados deja hacer y considera que no está en sus manos la solución.
Cuando su actitud es más pasiva se vuelve cercano al c ó m o d o , cuando su acti-
tud es más activa se acerca m á s al cómplice. Esta característica de confusión y
alternancia caracteriza su comportamiento errático, a veces caótico.
El estilo "contenedor"
El estilo "contenedor", se enmarca en un punto medio del espacio de permi-
sividad, buscando cumplir una instancia de equilibrio. Es el tipo que m á s se
acerca al imaginario juvenil ideal, cumple el rol mediador de paso al mundo
adulto. Manifiesta un pensamiento crítico y aunque valora el diálogo, en
este sistema se respetan los espacios de jerarquía, autoridad y pautas claras.
Los límites a c t ú a n como protección, contención y cuidado.
El estilo "encapsulador"
El "encapsulador", se ubica en el grado de menor permisividad, que es a su
vez el grado de mayor prohibición, con la idea de preservar a los hijos de los
riesgos del mundo. Predomina una actitud prohibicionista activa ("no porque
no"), que suele interferir eí desarrollo de la a u t o n o m í a de los hijos.
Haciendo síntesis, la familia como oportunidad...
Nos hemos propuesto caracterizar y mirar los modelos familiares m á s
frecuentes. El ampliar la mirada a las diversas organizaciones familiares,
con sus reglas, sus dinámicas y sus significados, nos habilita para un mejor
a c o m p a ñ a m i e n t o y c o m p r e n s i ó n .
40
Propuesta de aplicación
inwii.irnos a los lectores a reflexionar:
i ¿Con cuáles mitos familiares me identifico, cuáles predominan
r n m i familia?
• Miremos a nuestro alrededor (conocidos, vecinos, programas
de IV) e identifiquemos y analicemos familias como las
i n n u ionadas en estas tipologías.
• l 'misemos dentro de qué clasificación entramos como padres
V i.imbién como docentes.
• ¿Hacia qué estilo o modelo nos gustaría acercarnos?
• ¿Qué deberíamos modificar para ello en nuestras conductas?
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  • 1. M l ' l l l l l I I 1 Ntn-.tras lentes conceptuales. Ii ntcs conceptuales se anclan en el pensamiento sistémico que c u t oncordancia con Senge (1992) como el resultado de "ligar fl s que pueden describirse por separado, pero que para ser enten- i i M.«i su.in de la c o m p r e n s i ó n y descripción del contexto en el cual se i illan y se aprecian las consecuencias."1 l i i ligamiento sistémico es un marco conceptual, un cuerpo de conoci- y herramientas para que los patrones totales resulten claros, para I mi s .i modificarlos. i . I . oncepto de sistema es un cristal mental que ensancha miradas, or- | m i n u l o conceptos o modelos que abarcan un conjunto amplio de datos y ' miza esos datos entre sí, buscando las correlaciones significativas entre 1 Se aleja del paradigma de la certeza, que postula que hay una sola ma- iii i i de ver las cosas. Se desarrolla dentro del paradigma de la complejidad • • !• n i . i .i la incertidumbre. i M i . u n í a es una lente particular, que invita a una mirada relacional sobre II n ilidad, facilitando la c o m p r e n s i ó n de f e n ó m e n o s humanos complejos, i lies ( orno familia y escuela. I i . pensamiento sistémico permite hacer conexiones y formular ideas inte- I] i l e s acerca de lo que pasa entre las personas, generando así la posibilidad Qi producir ideas y herramientas para promover cambios efectivos. I i perspectiva eco-sistémica que sostenemos, parte de la idea que existen M i n i n a s influencias entre el ambiente y el comportamiento y que nuestras prácticas al enseñar, evaluar, intervenir o pronosticar, implican considerar sistemáticamente los procesos a través de los cuales los ambientes afectan el < ni so del desarrollo y naturalmente los aprendizajes. Son éstos los micro- meso y exosistemas redes, todos ellos concéntricos en relación a un macro- lístema que incorpora los aspectos socio-culturales m á s amplios. I I micro-sistema es el nivel m á s inmediato y cercano, generalmente la familia. 17
  • 2. El meso-sistema comprende las interrelaciones de dos o m á s entornos en los que las personas nos desarrollamos y participamos activamente, coma por ejemplo la escuela, el club. Al exosistema lo integran contextos m á s amplios, que no incluyen necc sanamente a la persona como sujeto activo, puede ser el barrio, la iglesia. Finalmente el macro sistema, está configurado por la cultura y la subcultura en la que se desenvuelve la persona y cada uno de los individuos de la so- ciedad. Siempre es el observador quien dibuja los bordes de los sistemas de acuerdo a su objetivo. La unidad de análisis será la relación, tal como se da en la vida real y en los diferentes contextos. El siguiente gráfico ilustra lo expuesto: 1 Senge, P. 1992. La V Disciplina. El Arte y la Práctica de la Organización Abierta al Aprendizaje. Barcelona, Gedisa. 18 n | iis que desarrollaremos en el capítulo 8 presentado desde la ni de l o s sistemas: Ki'initimos al lector al capítulo 8 donde se presenta el caso completo. 19
  • 3. Propuesta de aplicación Invitamos a los lectores a plasmar un ecosistema completo a partir de algún caso propio 20 CAPÍTULO 2 Nuestro Tiempo: cambio, incertidumbre, inseguridad. "La velocidad, y no la duración, es lo que importa" (Bauman, Z.). Nuestra época actual postmoderna o de modernidad líquida como gusta llamarla a Bauman, (2005) muestra a los jóvenes con una concepción es- céptica y relativista de corte hedonista que t a m b i é n circula en los medios reforzando sus conductas. La n o c i ó n de instantaneidad, que t a m b i é n señala Bauman (2003) y es no- toria en nuestra juventud, se refiere a una concepción muy rápida y a un lapso muy breve de tiempo, que en realidad, denota la ausencia de tiempo lineal; es decir una concepción temporal demasiado rápida que excluye la posibilidad de anticipación y resta posibilidad a la espera y a la demora. Los cambios en lo social resuenan y potencian a su vez los cambios en las familias actuales. Los miembros de las familias han visto afectados profun- damente sus vínculos, sus roles, sus funciones e interacciones cotidianas y su forma de inserción en la sociedad m á s amplia. La falta y precarización del trabajo y la subocupación (de una mayoría de hombres) erosionan la autoestima y la dignidad personal. Este factor resuena negativamente en toda la familia y mucho de este malestar se traslada e inunda a la escuela.1 (Cuando una sociedad en desarrollo y en crecimiento como la nuestra, sub- estima el capital humano y social, los ejes básicos de salud, educación, nutri- ción, justicia y equidad no sostienen a las familias, que quedan inmersas en una tenue y frágil trama social. Aquellos valores tradicionales, en los que hemos sido formados quienes hoy somos adultos, tales como el esfuerzo, la constancia, la honestidad, la voluntad y el trabajo son devaluados, descalificados y ya no sirven como l i n e a s rectoras de la conducta. Tampoco surgen otros valores a los que afe- 11 u s e , o m á s bien surgen disvalores que llamamos las nuevas pobrezas que 21
  • 4. no necesariamente tienen que ver con lo estrictamente material, e c o n ó m i c o pero si se intersectan con ello en muchos puntos.2 Estas nuevas pobrezas, que evidencian muchos de nuestros niños y jóvenes actuales, son analizadas por distintas disciplinas y convalidadas en las con- sultas clínicas. La desmotivación, la apatía, el aburrimiento y todos sus parientes próxi- mos como el desinterés, la desilusión...y algunos otros, parecen asentarse sobre una pérdida general del significado y sentido de la vida. Bauman (2006) se refiere a ello como una vida líquida, poco comprometida, "desper- diciada", cercana a la desesperanza, sentimiento que anida en la base de muchas depresiones. 22 1 ,a desilusión juvenil frente a una realidad poco alentadora, las dudas acerca del futuro, que se combinan muchas veces con la superespecialización del aprendizaje; aumenta la incertidumbre acerca de la adecuación y exigen- cias de la preparación recibida para insertarse eficazmente en el mundo laboral. Estas características, especialmente corroboradas en los procesos de orien- tación vocacional-profesional, muestran c ó m o la diversificación de los per- files laborales y profesionales producen m á s desmotivación y desconfianza respecto de la capacidad del sistema educativo y social, para satisfacer metas y expectativas. El contexto educativo en especial y el contexto social m á s extenso, potencian la competencia versus la solidaridad y se emplea, casi con exclusividad, un poder de tipo sancionador y de recompensas. La burocratización aumenta, crece la impersonalidad, decae la solidaridad social y como en espiral, se genera mayor decepción, apatía y crisis agudas de significado. (ixisten investigaciones de campo (Solowa, R. Premio Nobel de Economía) que muestran cómo las l lonas que están desocupadas por un período mayor a un año, se retiran totalmente del mercado di irabajo, se retraen socialmente porque hay un marcado descenso de la autoestima personal. Ver Kliksberg, B en "Nuevas direcciones en el debate mundial sobre la pobreza " (Internet, Nov. ;oo6). • ' Baeza, Silvia 2007. Las Nuevas Pobrezas. Buenos Aires, Revista Aprendizaje Hoy año XXVI N° 68. 23
  • 5. Propuesta de aplicación • Sugerimos debatir la siguiente cita con colegas, padres: "....La postmodernidad ofrece múltiples estímulos a la autonomía anticipada: la sexualidad, el dinero, el trabajo, la independencia, la posesión de objetos, el proyecto académico, la toma de decisiones, las salidas, los viajes, los permisos, los consumos, otros. Los niños y jóvenes acceden, muy tempranamente, a una oferta de bienes y servicios que los angustian y ponen en riesgo; los esclaviza en un rol de consumidores de mercancías y sustancias." (Fernando Osorio). • ¿En qué escenario nos encontramos hoy? (pensar en nuestro contexto concreto de trabajo). « ¿Hacia dónde nos gustaría movernos? CAPÍTULO 3 Las nuevas (y viejas) familias. "La raíz de la Humanidad, es la Familia" (Kolping, A.). Nos resultan ya m á s conocidas, algunas de las nuevas configuraciones fa- miliares: familias monoparentales, unipersonales (hoy a d e m á s de adultos, incluso muchos adolescentes y jóvenes viviendo solos) familias ensambla- das y otras formas de organización familiar. (Baeza, S 2006). No hemos sin embargo, profundizado suficientemente a ú n , en el impacto que cada una de estas configuraciones tiene sobre la subjetividad y los aprendi- zajes de niños y jóvenes. Mirando de cerca las familias de hoy, observamos c ó m o la nuclearizacíón y urbanización se mantienen como tendencias firmes. Se observa cada vez más un grupo familiar reducido, con un n ú m e r o menor de hermanos y escasos ( a veces nulos) contactos con abuelos, tíos, primos, es decir con la familia extensa. I In n ú m e r o importante de familias convive en espacios urbanos separados del núcleo familiar m á s extenso. Entre otras cuestiones esto ha contribuido .1 su debilitación, lo que conduce a que la socialización primaria-familiar de los niños, sea una responsabilidad casi exclusiva de los padres, compartida en un alto porcentaje de casos, con otros sistemas sociales. 1 a familia c o n t e m p o r á n e a va absorbiendo los cambios, con contradicciones v ambivalencias epocales, va modificando progresivamente la morfología y la configuración familiar, reduciendo la convivencia generacional, flexibili- zando muchas de sus reglas y en ocasiones, favoreciendo una relación m á s Huida, comprensiva y tolerante entre padres e hijos. I a familia argentina. Si hacemos foco iluminando a la familia argentina en particular, muy en sintonía con la familia latinoamericana, se nos presentan duras realidades que impactan fuertemente en el núcleo familiar y están profundamente en- i tizadas con el mundo laboral, e c o n ó m i c o y el educativo. 25
  • 6. Todavía muchas familias viven un silencioso drama de vastas proporciones. El aumento de mujeres solas jefas de hogar, la renuencia de hombres jóvenes a formar familias, con la consecuente ausencia de la figura del padre, el aumen- to de nacimientos fuera del matrimonio, las madres precoces, el flagelo de la violencia doméstica, la incapacidad de muchas familias de proporcionar una infancia protegida y los niños de la calle, son deudas pendientes. Cada una de estas cuestiones conforman un cuadro de debilitamiento, des- articulación y desnutrición familiar que tlrmbién impactan nuestros roles profesionales. A pesar de todo... La familia, sigue constituyendo un grupo humano primario, en el que con- fluyen un conjunto de relaciones, vivencias e interacciones personales de difícil cuantificación, y constituye uno de los núcleos sociales que ejerce una poderosa influencia sobre la persona a lo largo de toda la vida. Nuestra sociedad, a ú n considera a la familia como aula primordial y res- ponsable de proporcionar la socialización primaria de los niños introdu- ciéndolos en el contexto social m á s amplio. Crisis, cambios y modificaciones en las últimas décadas, por lo menos en un amplio espacio planetario, y a pesar de predicciones en sentido contrario, re- confirman la idea de una amplia mayoría de personas que seguimos considerando a la familia como centro y espacio privilegiado de nuestras vidas, y aceptando algunas de sus características centrales. La familia implica: una diferencia generacional, una relación de asimetría y una clara función de sostén y pertenencia. H o y la familia t a m b i é n es considerada una red intersubjetiva, m á s allá de los vínculos sanguíneos, que implica filiación y transmisión, a cargo de la socialización primaria. L o que si ha cambiado significativamente, es su c o m p o s i c i ó n y sus modali- dades de funcionamiento. Se ha reducido su t a m a ñ o , pasando de la familia extensa de a n t a ñ o a la familia nuclear de hoy. Es un grupo familiar con una mujer que se ha incorporado intensamente al mercado de trabajo, con hijos que ingresan desde m u y temprano a otras instituciones y pasan mucho m á s tiempo que antes en c o m p a ñ í a de otros adultos diferentes a sus padres o en contacto intenso con la televisión y otras tecnologías. 26 l I i minio matrimonial, por su lado ha perdido su carácter incondicional; li"v incluye cuestiones de género (matrimonio igualitario) y la composición é la pareja o de la familia entera, puede cambiar una o m á s veces durante el peí u K I O de niñez y juventud. I I i ol de la familia en la transmisión cultural básica, es compartido hoy con MI .1 n imones secundarías. Los medios de c o m u n i c a c i ó n han asumido varias • I' las funciones que a n t a ñ o eran, casi exclusivamente familiares. I ices, y a pesar de las distintas configuraciones que hoy presenta el llti ni.i familiar, éste mantiene sus funciones básicas a ú n cuando se redis- tribuyen de modo diferente a las tradicionales. I ualquiera sea la configuración familiar, la necesidad del hijo que llega, es II de sentirse dentro, de u n proyecto familiar, de su historia, de sus valores, 11 eencias y lenguaje; es decir con derecho a la continuidad en el tiempo, di recho al reconocimiento y respeto como persona. I .1 construcción de la subjetividad I < is hijos no vienen a este mundo a satisfacer a los padres, n i a cumplir de- 16118 Ilustrados o postergados de éstos, ni a ser aplicados actores de guiones ijenos, ni a llenar vacíos existenciales de los adultos, ni a ser c o m p a ñ e r o s .le padres solitarios, ni a convertirse en instrumentos funcionales de com- pelí ncias o rivalidades que sus progenitores dirimen con quien fuere que lo liu i i r e n . Los hijos vienen a cumplir un p r o p ó s i t o único e intransferible, a desarrollar una vida propia, a convertir en actos la potencialidades que se . i i . i e r r a n en su ser." (Sinay, 2 0 0 8 ) . I n la construcción de la subjetividad son centrales las nociones de comple- ineniariedad, de interacción e interdependencia recíprocas, ya que el rol de lii|o no se concibe sin su complementario de padre / madre. I I (lijo no se constituye aislado sino "entre", en la relaciones con y entre sus padres, con y entre otros significativos, y a d e m á s , entre las circunstancias e. nnómicas, educativas, religiosas y otras encrucijadas... A s u vez el rol de padre / madre tampoco se aprende a priori, sino que va siendo y se va haciendo con el hijo. En este proceso influyen las experiencias i o n los propios padres, con los hermanos durante la infancia. Todas estas esperiencias se reactualizan con la parentalidad, en sintonía con los aspectos que resuenan de cada hijo. 27
  • 7. L o que estamos diciendo se refiere a que ser padres, tiene que ver con modelos culturales. Ser padres, formar una familia, varía de cultura a cul- tura de momento histórico a momento histórico, de la etapa personal del ciclo vital personal en que nace cada hijo y en que se forma cada familia. Así, cada familia se forma dentro de la moral social de su contexto, con la cual puede o no coincidir con otras, adoptando una ética familiar que tiene efectos en el m o d o de crianza y de encuentro o de desencuentro, con otras familias del entorno social cercano. Lo mejor y t a m b i é n lo peor de nosotros se juega dentro de la familia. Cuando la familia es exitosa en su d e s e m p e ñ o y establece una fecunda co- laboración con los d e m á s sistemas, logra su p r o p ó s i t o clave de ser eje para la configuración de la propia identidad. Allí se fraguan los primeros proyectos de vida, se mama el conocimiento que atañe a las cuestiones fundamentales de la vida humana, se entrelazan estre- chamente lo cognitivo, lo social y lo emocional. Es el eje de la salud personal y el antecedente crucial para la adecuada inserción social. Cuando la familia fracasa en el d e s e m p e ñ o de sus tareas fundamentales, el d a ñ o que produce en cada uno de sus miembros es muy intenso y duradero. Cada sistema familiar puede favorecer la patología o la sanación, lo cual no anula la conducta individual, n i hace a todos los miembros igualmente responsables de su situación y evolución. Nuevas miradas O t r o hito interesante para reflexionar desde lo familiar, son los modelos en que hemos sido formados, tanto en salud como en educación. En ellos predomina una mirada puesta m á s en los déficits que en los recursos, en lo patológico m á s que en lo salutógeno, que hoy, está cambiando. Autores como Seligman (1999), muestran claramente c ó m o se puede forjar el optimismo ya desde los estadios preescolares y naturalmente antes, i n - cluso en el seno familiar. Una de sus claves es adquirir, desde el seno familiar, el hábito de enfrentar / afrontar los desafíos y superar obstáculos, alejada de modelos como " l o que no se" o " l o que no puedo" / o" lo que no tengo", o "porque no me lo dan"... modelo que se complementa y se relaciona con el concepto de Alfabetización Emocional que desarrollamos en capítulos posteriores. 28 I » < ide otros lugares, clínicos, teóricos, investigadores y docentes (Goolishian- '•• lekman, Selekman 1993) impulsamos hoy, desde la llamada psicología i " n iva, modelos centrados, en las fortalezas, recursos y factores que fo- n u n i . i n , acompañan y sostienen el bienestar de las personas, hacia un sano 11' ii rollo de los sentimientos y las emociones. fea e n términos familiares o educativos, movernos hacia un paradigma que pri ilegie el registro de lo saludable por encima de lo enfermo o deficitario parece facilitar y abrir caminos hacia el cambio. < >i ro proceso c o n t e m p o r á n e o , (Baeza, 2007) pero que t a m b i é n hace al con- i n i i i o de lo que venimos exponiendo, nos enfrenta con la desinfantilización W la infancia, la adultización de la infancia o su reverso, la adolescentización lOcial. Ai|nclla infancia tradicional y el contexto que la rodeaba, desapareció y se transformó. Aquel concepto de niño "tierno, feliz, incontaminado" para el l ú e pensamos y construimos un tipo de aprendizaje secuenciado, g r a d ú a - l o , con una información controlada, ha desaparecido frente al desorden l iiliural que han creado y facilitado los medios. I I video -niño- digital de hoy va a una nueva "paideia", que nada tiene BilC ver con la escuela tradicional cuya representación a ú n guardamos en BUestro imaginario. I'oi s u lado, el adolescente teórico-casi r o m á n t i c o , de nuestro imaginario v formación tradicional, t a m b i é n parece estar casi extinguido. La incomu- ni' ición de aquel adolescente no se corresponde con el adolescente actual "i li.iieador", que pasa horas c o m u n i c á n d o s e . Y así llegamos hoy a una 29
  • 8. moratoria social, en la que la adolescencia y juventud parecen llegar hasta ya pasados los 30, 35 años. Algunos mitos familiares Los mitos familiares se van entretejiendo con la historia y en el contexto de cada familia. Son esos sistemas de creencias que comparten los miembros de la familia respecto a su identidad familiar: cuáles son los roles y las interrela- ciones entre sus miembros. Cada uno de ellos modula el perfil familiar. Estos mandatos, muy presentes en la vida cotidiana, a veces tienen pocos referentes reales, pero gozan de mucho poder a la hora de actuar; y aunque útiles por su valor como profecía y cohesión para la familia, muchas veces suelen esconder conflictos de insatisfacción o de hastío al n o alcanzar su concreción. Parece interesante echar una mirada sobre ellos en relación con la vida familiar. Entre nosotros los argentinos todavía parece tener mucha vigencia el mito de la a r m o n í a familiar referido a la unión, paz, amor familiar entre todos, felicidad material y normalidad ("somos muy honrados, respetamos la au- t o n o m í a de nuestros hijos, somos una familia siempre muy unida", etc). (Baeza,S. 1994). O t r o mito, el "del chivo expiatorio", es t a m b i é n bastante frecuente y en sintonía con una música muy argentina, que el lenguaje vulgar confirma "yo argentino" Este mito, genera la sensación en la familia de que "alguien - otro / no y o " es culpable; poniendo el acento en una persona o suceso que al ejercer la función de chivo expiatorio, carga con todas las desgracias de una familia (sea el padre alcohólico, u n accidente, la ruina familiar por culpa de un mal negocio, la culpa en los genes, etc.), disculpando y desvin- culando a la persona de toda responsabilidad. El mito de la salvación, t a m b i é n generalizado entre nosotros, apunta a la aparición de algún salvador mítico, mágico y omnipotente, que libere a la familia de todo sufrimiento. A l igual que en el mito del chivo expiatorio, la familia se siente liberada de la responsabilidad grupal. El mito del sacrificio voluntario (dar sin pedir nada a cambio), apunta e implica que algunas personas en esa familia aceptan su entrega como valor prioritario "sufrir por el bien de la familia"; produciendo una anulación y 30 Un sentimiento de soledad personal. ' Itros mitos como el de "una madre n o se equivoca" o "una buena madre RUnca pierde el c o n t r o l " o bien "la madre es la principal artífice de la vida del hijo" también cuentan con un lugar de privilegio y nos atan a ideales, a (feces distorsionados. I I mandamiento fundante de nuestra tradición judeo-cristiana "Honrarás a tu padre y a tu madre", que incluye el concepto de lo infergeneracional, no es enten- d i d o hoy por los padres ni acatado por los hijos como uno o dos siglos atrás. < > n o mito -muy fuerte en los años 50-, que felizmente se va desarmando, se B liaba en la idea de no intrusión en las dotes innatas y la creatividad del niño | luego del adolescente. Tanto en casa como en la escuela, se exaltaba la i m - portancia de un m é t o d o altamente permisivo, sin reglas, incentivos, castigos 0 Peí ompensas que podrían causar traumas, frustraciones y estrés. 1 i reflexión sobre los mitos, los mandatos, las teorías de moda o las opi- les de los medios es indispensable, ya que pueden perturbar la relación i iii 11- padres e hijos. Todos son mensajes que inducen a actitudes y com- portamientos en los hijos o en los padres, capaces de originar y sostener • iii ulos viciosos. Familia: ¿protección o soledades? tanque no existen modelos familiares puros y suelen darse combinaciones de u n o s con otros, pensamos que, como toda clasificación, sirve para dirigir 11 i 'Inervación, ampliar el análisis y sobre todo evaluar las consecuencias de i l r u n o s aspectos por sobre otros. i aracterizaremos: i ' I modelo hiper-protector ' el modelo democrático-permisivo ; el modelo del sacrificio- sacrificante I el modelo intermitente | el modelo delegante <• el modelo autoritario Un último modelo de organización familiar incluye el modelo de familia 31
  • 9. transnacional por su vigencia actual y tendencia a la generalización. Este modelo, m á s allá de características propias que describiremos, puede com- binarse con cualquiera de los modelos mencionados. 1. El modelo hiper - protector Es una modalidad familiar cerrada y m u y protectora. Se caracteriza por po- nerse en el lugar de los hijos considerándolos frágiles, intentando evitarles toda dificultad o frustración, o directamente haciendo las cosas por ellos. La modalidad comunicati- va, inclusive la no verbal, es la asistencia r á p i d a , la intervención inmediata del adulto, incluso la anticipa- ción ante la mínima dificul- tad del hijo. Gradualmente se va gestando en los hijos la sensación de incom- petencia y hasta de inca- pacidad y en el tiempo el riesgo, es que no asuman responsabilidades ni riesgos Los hijos en esta modalidad no aprenden a afrontar la consecuencias de sus actos, predomina el sentimiento de "soy especial / extraordinario, las cosas me corresponden por derecho y no me voy a exigir para obtenerlas". La sobreprotección implica que no confiamos en la capacidad de nuestros hijos de resolver sus problemas y se los evitamos o resolvemos, sin darles tiempo de que lo intenten por su cuenta. Esta actitud, no les permite apren- der a cuidarse a sí mismos ni enfrentar desafíos cada vez m á s complejos o resolver problemas en cuestiones de dificultad creciente. El mensaje oculto transmite "sólo no puedes / no vas a poder". Son hijos que no aceptan frustraciones, y a veces reaccionan con agresividad si sus necesidades no son satisfechas por el solo hecho de haber sido expresa- das. Como sagazmente escribió Oscar Wilde "con las mejores intenciones se 32 • ibl icnen la m a y o r í a de las veces, los peores efectos" En este tipo de sistema i m u í i . u el amor expresado de ese modo, obstaculiza la construcción de sí u n imo, de la a u t o n o m í a , la capacidad de elección y la responsabilidad de 11 propias acciones. ; El modelo democrático - permisivo I II este modelo, padres e hijos, son amigos, pierden la asimetría que carac- ii i i/.i las relaciones familiares. Es una modalidad que muestra la ausencia | | i>T.irquías y en general la falta de autoridad. El supuesto m á s evidente r que hay que llegar -no i m p o r t a c ó m o - a un consenso que se obtiene ,i través del d i á l o g o , fundado en argumentos razonables o razonamientos ninables. Todo se pacta, la finalidad última es lograr la plena a r m o n í a ((miliar, sin conflictos y, peligrosamente, se asume que todos los miembros .1. 11 familia tienen los mismos derechos. El hijo es admitido en calidad de l | l / igual desde edades precoces, en decisiones o conflictos. Ante el con- jlii i . i s e cede o se evita. I i i modalidad, convierte muchas veces a los hijos en dominantes y los pa- • li. • quedan a expensas de sus caprichos y deseos. El hijo actúa bajo el su- |.n. i o " c u á n t o m á s prepotente soy, m á s obtengo". I I I premisas de estas familias no prevén reglas firmes y constantes ni sanciones. 33
  • 10. Todos pueden modificar las reglas a su propia conveniencia. Padres e hijos están en el mismo plano. Esta simetría, facilita en oportunidades lo que llamamos la adolescentización de los padres, que a veces imitan a sus hijos en su forma de vestir, en sus gustos musicales o prácticas deportivas, (Baeza 2007) transformándolos en guías o re- ferentes poco creíbles como apoyo y brújula para sus hijos ante las dificultades, sumiéndolos en una incertidumbre e inseguridad constante. 3. El modelo sacrificante Como su nombre lo indica, esta modalidad centra su visión del mundo en el sacrificio de uno o m á s miembros para proteger a otros. Se relaciona íntima- mente con el mito del mismo nombre. Los roles se dirimen en términos de " u n altruista" en una posición de inferio- ridad y otro, el "egoísta" en una posición aparente de superioridad. El mito que sostiene estas conductas es que los padres deben sacrificarse por los hijos, dejar de hacer cosas para sí mismos. Dejar lugar al placer, en esta modalidad a veces anclada en una concepción religiosa, se considera que seguramente atraerá la desgracia. 34 | | 11 •. .i< i rucio no es apreciado, por el/los beneficiarios, éstos se enojan. Los Milri tienen la expectativa de que los hijos los recompensarán, por todo lo i " luiccn por ellos, obteniendo éxito en la vida o todo aquello que ellos no Ii ni | M ..lulo tener. Todos los recursos de la familia están a disposición de los hl|n , a fin de que tengan posibilidad de destacarse. I n hijos hiperprotegidos de esta modalidad saben poco de frustraciones tli rcc hazos. A veces encuentran dificultades en la inserción social o ad- I M instaúrente al polo opuesto, por ejemplo grupos extremos que se les > 1111 en como referentes fuertes, (skins - neo-nazis - dark - otras bandas). i i modelo intermitente l i i . aracterizado por una interacción adultos y jóvenes que cambia • iHHnulamente, es caótica, con ambi- lli ni ias continuas -en cualquiera de lo» roles- y que dan lugar a la alter- i entre posiciones opuestas. Por • ¡i mplo un miembro asume conduc- i i de hiperprotección seguidas de iluctas permisivas extremas, para i ni u n por último un papel de víctima «di 1 1 ficante. I UN mensajes que circulan, son por lo i mío confusos y sumen a los miembros i sentimiento de duda e inseguridad • i u n n i n a s acerca de la validez misma de le. propias acciones y posiciones. I un poco en este sistema hay reglas iii i . o continuas. Estas son objeto de revisiones permanentes. Están ausentes las DAtes seguras y los referentes. La constante es el cambio continuo. I 111 < insecuencias en la conducta de los hijos a partir de este modelo, es que | l n i i a actitudes de inconstancia y duda continua de que la estrategia elegida i i l a idónea. Faltan oportunidades para demostrarse eficaces, por lo tanto i'n domina la inseguridad. 35
  • 11. 5. El modelo delegante Es el que caracteriza a una pareja recién formada, pero que no logra desarrollar un sistema a u t ó n o m o de vida, sino que se inserta en un contexto de relaciones familiares en la familia de origen de uno de los dos cónyuges. Puede -o no- ha- ber cohabitación, pero hay una excesiva implicación con los padres / familias de origen y no consiguen concretar la emancipación-de la nueva familia. Esta delegación, a veces implica una renuncia total o parcial a nuevos roles, de los miembros de la joven pareja. Este modelo, a veces sostenido en nuestro medio por situaciones de nece- sidad económica extrema, hace evidentes las dificultades a medida que los hijos crecen y requieren necesidades diferentes. Cada hijo se encuentra con varios (tres o cuatro) padres / madres, que a veces compiten entre sí para satisfacer sus demandas. Los mensajes y la comunicación predominantes son confusos, pues suele ha- ber contradicción entre lo verbal y lo no verbal; ya que para mantener la paz familiar puede ser arriesgado para alguno/s decir lo que realmente se piensa. Los gestos son elocuentes (ojos al cielo - gestos de resignación, guiños a la espalda de, tonos de voz irritado). 36 i • < • • i ,n mas la lealtad a las antiguas reglas / leyes de los abuelos con- iii i h d r . inamovibles para todo el grupo familiar m á s extenso, ("en - n i i i n d o queda como era antes: horarios, costumbres, jerarquías, de- H M H i i i . ii. n i i a s , como no es difícil imaginar, es que los padres no sean los M i l ni' i o s padres de sus hijos sino algo m á s cercano a hermanos mayores, i " , p i . l i I I i veces su apoyo cómplice; disminuyendo las ocasiones de inter- M i i l ' i " d i enlrentamiento y de experiencias comunes. L o que los padres .". n i ,, prohiben es aprobado por los abuelos, y viceversa. A estos hijos, d o idi ilescentes, les faltan ejemplos de comportamientos a u t ó n o m o s . I i i • H I I I I P I O autoritario I'» un modelo relacional en el cual uno de los padres o ambos ejercen el poder . " l ' n l o s hijos. M á s estudiado, tal vez por tradicional, característico de épocas i • i i. Lis y casi superadas, todavía cuenta con familias que se inspiran en él. I i i' i arquía y la autoridad es generalmente puesta sobre la figura del padre, ' m i la mujer en una posición inferior y los hijos con poca o ninguna voz, .|ii. deben aceptar los juicios y dictámenes impuestos por los padres. Suele | i i i i una sobreexigencia en lo a c a d é m i c o y en la adquisición de habili- 37
  • 12. dades y competencias con las que obtener éxitos personales. El hijo mayor, muchas veces ocupa un lugar central y existen diferencias notorias en la re- laciones de los dos sexos (reglas y permisos / prohibiciones para las mujeres u otras reglas para los varones). 7. El modelo transnacional El modelo -muy actual- de familia transnacional, es un modelo al que es nece- sario prestar atención pues expone una modalidad relacional característica de nuestro mundo globalizado, que se agrega o combina sobre otras ya existentes. Los inmigrantes actuales pueden ser pensados como transnacionales, ya que mantienen conexiones múltiples con sus países y familias de origen a través de la tecnología de la comunicación (vía teléfono, correo electrónico, chats con imágenes, envíos de dinero, etc.). Estos nuevos inmigrantes o transmigrantes suelen sostener dos o m á s idiomas y dos culturas nacionales. Los lazos con la familia de origen no se cortan, sus contactos familiares y su lengua, c o n t i n ú a n presentes y evolucionan durante toda la vida. La lengua del país de a d o p c i ó n y los valores de cada cultura, se manifiestan y alternan dependiendo del contexto sin demasiado conflicto. Naturalmente la ausencia de proximidad física y de convivencia diaria pro- duce que se debiliten los lazos emocionales característicos de las relaciones familiares íntimas y cotidianas (rutinas, conversaciones diarias, aconteci- mientos personales de cada miembro, comidas, h á b i t o s , rituales). El riesgo suele ser la deformación en las comunicaciones que se establecen entre quienes quedaron y quienes partieron lo que puede dar lugar a ambi- güedades, distorsiones, falsedades o idealizaciones. Son familias, en general, 38 " límites o fronteras ambiguas, poco claras (quién está dentro o fuera l i familia / c u á n d o / para q u é ) . Tanto la partida como los momentos l reí i n uentro ponen a este tipo de sistema familiar en situación de crisis Intrusas. ilos parentales i lasificación muy fecunda y en sintonía con la que venimos exponien- | l proporciona una tipificación de los roles de adultos / padres frente a u n límite. Es interesante considerarla ya que puede ser transferida a niveles ii sociales y naturalmente educativos. | | espacio de tolerancia de los padres, frente a la situación de poner un límite " l i ' un continuum que va de actitudes de mayor a menor tolerancia, y es- i |l)lece u n nivel medio de permisividad, que intenta actuar como equilibrio IIIII l o s dos polos extremos. I i n i ' l o s tipos o estilos altamente permisivos encontramos al padre / madre • I i i-viviente, al cómplice, al c ó m o d o y al resignado". En el punto de | • 1111111 >rio se encuentra el estilo de padre / madre "contenedor", mientras |Ui en el polo m á s alejado de permisividad se ubica un estilo parental que •I ninan "encapsulador". Veamos brevemente cada uno, establezca el || i tor relaciones con los modelos desarrollados y en un nuevo esfuerzo es- I «i • i l u l o traslade por analogía estas pautas a los contextos educativos: I I (ipo / estilo de padre "sobreviviente" | nl'K i en un polo de alta permisividad y tolerancia frente a los límites o reglas i ii general. Está sobrepasado por la situación que debe enfrentar y adopta una ICtitud pasiva, indiferente, sin posibilidad de actuar, decidir y ejercer su autori- d ni Zafa", como dirán los mismos jóvenes,pasa el momento. II estilo " c ó m p l i c e " lupone una alta y activa permisividad. Es un padre adolescente, compinche j en ( ompetencia a veces con el hijo, con relaciones d e m o c r á t i c a s / simé- s Esta desjerarquización acarrea falta de límites y excesiva flexibilidad i n el sistema familiar, que asume una lógica cultural postmoderna,como ln i n o s planteado (Bauman - 2003). Es interesante que en la investigación || || mismos chicos manifestaron incomodidad frente a este estilo, ya que no 39
  • 13. cumple con lo esperable para el rol parental. El estilo "cómodo" El " c ó m o d o " es permisivo desde una actitud pasiva "hace como que M sabe", no se involucra para no crearse problemas. N o niega el problema en su dimensión social pero no lo ve en su caso / hijo particular. El estilo 'resignado" El "resignado" expresa un discurso contrario a la idea de permisividad, pero en los resultados deja hacer y considera que no está en sus manos la solución. Cuando su actitud es más pasiva se vuelve cercano al c ó m o d o , cuando su acti- tud es más activa se acerca m á s al cómplice. Esta característica de confusión y alternancia caracteriza su comportamiento errático, a veces caótico. El estilo "contenedor" El estilo "contenedor", se enmarca en un punto medio del espacio de permi- sividad, buscando cumplir una instancia de equilibrio. Es el tipo que m á s se acerca al imaginario juvenil ideal, cumple el rol mediador de paso al mundo adulto. Manifiesta un pensamiento crítico y aunque valora el diálogo, en este sistema se respetan los espacios de jerarquía, autoridad y pautas claras. Los límites a c t ú a n como protección, contención y cuidado. El estilo "encapsulador" El "encapsulador", se ubica en el grado de menor permisividad, que es a su vez el grado de mayor prohibición, con la idea de preservar a los hijos de los riesgos del mundo. Predomina una actitud prohibicionista activa ("no porque no"), que suele interferir eí desarrollo de la a u t o n o m í a de los hijos. Haciendo síntesis, la familia como oportunidad... Nos hemos propuesto caracterizar y mirar los modelos familiares m á s frecuentes. El ampliar la mirada a las diversas organizaciones familiares, con sus reglas, sus dinámicas y sus significados, nos habilita para un mejor a c o m p a ñ a m i e n t o y c o m p r e n s i ó n . 40 Propuesta de aplicación inwii.irnos a los lectores a reflexionar: i ¿Con cuáles mitos familiares me identifico, cuáles predominan r n m i familia? • Miremos a nuestro alrededor (conocidos, vecinos, programas de IV) e identifiquemos y analicemos familias como las i n n u ionadas en estas tipologías. • l 'misemos dentro de qué clasificación entramos como padres V i.imbién como docentes. • ¿Hacia qué estilo o modelo nos gustaría acercarnos? • ¿Qué deberíamos modificar para ello en nuestras conductas? 41