El documento expresa preguntas hacia Dios sobre su paradero durante el sufrimiento de la gente y el terremoto reciente. Reconoce que Dios estaba presente en cada persona que sufría y moría. Señala que los pobres son los que más sufren durante las tragedias, perdiendo sus hogares y medios de vida. Pide a Dios que ayude a reconstruir no solo edificios sino personas y comunidades, y que la solidaridad de la gente dé esperanza a los que sufren.