El Palacio Episcopal de Astorga fue encargado por el obispo Joan Baptista Grau i Vallespinós a Antoni Gaudí entre 1889 y 1915, pero las obras se detuvieron tras la muerte del obispo y no se completaron hasta 1907-1915. Construido en granito gris para integrarse en el entorno de la catedral, presenta cuatro torres cilíndricas y una fachada con tres grandes arcos. Durante la Guerra Civil sirvió de cuartel de la Falange y en 1956 se inició su restauración para convertirlo