2. Historia
Época aborigen y colonia
El fortín de panecillo
Época moderna
La Virgen de Quito
3. Tan ancestral como los pueblos que se han
asentado sucesivamente en sus alrededores, la
colina de El Panecillo divide su historia en tres
grandes momentos: la época quitu-inca, la
colonial y la moderna.
4. A su llegada a Quitu, los españoles no encontraron más que
cenizas de lo que fue la segunda capital del Tahuantinsuyo; sin
embargo también notaron que la colina, conocida
como Shungoloma era un lugar estratégico en el valle del
Pichincha, por lo que asentaron la ciudad españolizada
de Quito junto a la colina y bautizaron a esta peculiar elevación
con el nombre de "Panecillo" por su parecido con un pan pequeño.
Algunas teorías sin mayor fundamento documental sostienen que
en el cerro había un templo dedicado al Sol, pero no hay vestigio
alguno en el lugar que las confirme.
Durante toda la época colonial el Panecillo marcó el fin de la
ciudad por el extremo sur, y por ello los viajeros que llegaban
desde ciudades
como Ambato, Guayaquil, Latacunga, Lima o Cuenca sabían, al
divisarlo, que su llegada a Quito era cuestión de un par de horas
nada más. El cerro tenía una parte boscosa, en especial en el
costado sur
5. Los españoles construyeron una fortificación en lo alto de la colina, que
era la sede de la guarnición militar quiteña. La fortaleza permitía vigilar
el norte y el sur, por lo que estaba provista de cañones. Al caer el fuerte
en manos del Ejército libertador de la Gran Colombia, en 1822, se
tomaron a los españoles catorce piezas de artillería. El 7 de noviembre de
1812, los patriotas quiteños hicieron frente a las fuerzas coloniales de
Toribio Montes y se atrincheraron en el cerro Panecillo y su fortín, para
evitar la caída de la ciudad. Establecieron una línea defensiva en el cañón
del río Machángara, que corre por la ladera sur del Panecillo. El fortín
tenía un gran aljibe o cisterna subterránea construida en ladrillo, que
servía para proveer de agua a la fortaleza. El castillo español fue
demolido luego de la independencia, quedando solamente en la cúspide
del cerro el aljibe, bautizado luego como "olla del Panecillo", que se
conserva hasta la actualidad.
6. Varias construcciones particulares se levantaron a lo largo del siglo XIX y XX
en el Panecillo y sus faldas, tanto norte cuanto sur, ninguna de interés
histórico, pero el terreno de la cúspide se mantuvo sin edificar tras la
demolición de la antigua fortaleza colonial. El Panecillo perdió su importancia
militar durante el siglo XIX.
El sector se volvió peligroso durante las últimas décadas del siglo XX, al ser
sede de la famosa banda criminal de la Mama Lucha, que operaba en sus
calles, lo que afectó al turismo.
En 1976, el español Agustín de la Herrán Matorras realizó un monumento de
aluminio en honor a la Virgen María para adornar la cima de El Panecillo y de
esa manera además, brindarle un ícono a la capital ecuatoriana. La llamada
Virgen del Panecillo es una copia de la Virgen de Legarda, y cuenta con un
mirador y centro turístico
7. Compuesta por siete mil piezas diferentes, esta es la mayor representación de
aluminio en todo el mundo. La obra, inaugurada el 28 de marzo de 1975, es una
réplica de la escultura de 30 centímetros realizada en el siglo XVIII por el escultor
quiteño Bernardo de Legarda, la misma que reposa en el altar mayor de la iglesia
de San Francisco, y que está considerada como la obra cumbre de la escultura de
la escuela quiteña colonial. La escultura reposa sobre un edificio base de cuatro
niveles, construido en hormigón y revestido de piedra volcánica; dentro se puede
recorrer un pequeño museo en el que se relata la historia del milenario cerro y de la
construcción de la escultura. Además, accediendo por este museo se puede llegar a un mirador
ubicado en los pies mismos de la Virgen, desde el cual se tiene una privilegiada vista de 180
grados de la ciudad de Quito. En su base de hormigón se encuentra una placa nombrada "La
Mujer de la Apocalipsis (Cap 12)" escrita por el Padre Jesús Rigoberto Correa Vázquez la cual
dice: "¿Quién es esta mujer, de sol vestida, reina, de doce estrellas coronada, portentosa señal,
airosa, alada, que al firmamento se remonta erguida? ¿Quién es esta mujer engrandecida, que a
sus plantas la luna ve postrada, mantiene a la serpiente encadenada y entre todas es la única
escogida? Es María, la Virgen, la esperanza mostrada, en el edén, a cielo y tierra, en quien Dios
se encarnó y entró en la historia. Es la Madre de Dios, flor de la alianza, la mujer fuerte que
al infierno aterra, la esclava del Señor, la asunta a gloria.