2. Después de largas
desazones, enfrenta
mientos, tensiones
y malos
ratos, reflexioné
y comprendí que
debía cambiar.
Comencé a
ordenar mi
3. Comprendí que debía
quererme de
veras, valorarme
más, y di un gran giro
en mi vida.
Después de
relajarme, palpé lo
que es
4. Y así comprendí que
mis angustias y
sufrimientos surgían de
mis contradicciones.
Y traté de vivir con
5. Cuando me
amé de
veras, supe
que mi vida no es
tan
anodina,
pues las tensiones
y todo lo que
me sucede, me
ayuda a crecer.
Y deseé la
6. Con una nueva
sensibilidad, sentí lo
que ofende a los
demás, las presiones
que ejerzo para
lograr mis deseos
inoportunos.
Y aprendí a
7. Y como de verdad me
quería, comencé a
buscar lo
saludable, erradicando
de mi vida cualquier
situación, persona o
cosa que me alejase de
una vida sana...
Al principio creí
que era egoísmo.
Hoy sé que es
8. Y abandoné las
prisas,
me libré de los
grandes proyectos de
futuro.
Hago lo que creo justo
y correcto, sin
agobios, a
mi propio ritmo,
camino por la senda
de la
9. Cuando me quise de
veras, comprendí mis
propias
límitaciones, desistí
de tener siempre la
razón y empecé a
equivocarme menos.
Poco a poco voy
descubriendo la
10. Cuando me amé
de verdad, desistí
de revivir
continuamente
el pasado,
y agobiarme con
el futuro.
Viviendo cada día
con
intensidad, me
siento en
11. Cuando me amé de
verdad, percibí que
la mente puede
atormentarme y
dominarme.
Pero al colocarla al
servicio del
corazón, resultó ser
mi mejor aliada.
Así aprendí a