3. Comprendí que debía
quererme de veras,
valorarme más, y di
un gran giro en mi
vida.
Después de
relajarme, palpé lo
que es
4. Y así comprendí que
mis angustias y
sufrimientos surgían de
mis contradicciones.
Y traté de vivir
con
5. Cuando me
amé de veras,
supe que mi
vida no es tan
anodina,
pues las
tensiones
y todo lo que
me sucede, me
ayuda a crecer.
Y deseé la
6. Con una nueva
sensibilidad, sentí lo
que ofende a los
demás, las presiones
que ejerzo para
lograr mis deseos
inoportunos.
Y aprendí a
7. Y como de verdad me
quería, comencé a
buscar lo saludable,
erradicando de mi vida
cualquier situación,
persona o cosa que me
alejase de una vida
sana...
Al principio creí
que era
egoísmo.
Hoy sé que
es
8. Y abandoné las prisas,
me libré de los
grandes proyectos de
futuro.
Hago lo que creo justo
y correcto, sin
agobios,
a mi propio ritmo,
camino por la senda
de la
9. Cuando me quise de
veras, comprendí mis
propias límitaciones,
desistí de tener
siempre la razón y
empecé a equivocarme
menos.
Poco a poco voy
descubriendo la
10. Cuando me amé
de verdad, desistí
de revivir
continuamente
el pasado,
y agobiarme con
el futuro.
Viviendo cada día
con intensidad,
me siento en
11. Cuando me amé de
verdad, percibí que
la mente puede
atormentarme y
dominarme.
Pero al
colocarla al servicio
del corazón, resultó
ser mi mejor aliada.
Así aprendí a
12. “No tengamos reparo
en revisar nuestra
vida, ordenar nuestro
patio interior,
aunque provoque
desgarros...
“Cuando
las
galaxias
chocan...
del caos nacen
las estrellas.”