El documento habla sobre la solemnidad de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles. El Espíritu Santo es el gran don de Dios que introduce la Ley de Dios, que es amar a Dios y al prójimo, en nuestros corazones. El Espíritu Santo también nos da la gracia de amar como Jesús nos amó. En un mundo dividido y violento, los cristianos estamos llamados a dar testimonio del amor y el perdón de Dios a través del Espíritu Santo.