El escultor Pigmalión, frustrado por no encontrar una mujer perfecta con quien casarse, creó una escultura de una mujer llamada Galatea de la que se enamoró. En la fiesta de Venus, Pigmalión le pidió a la diosa que le diera una mujer igual a su escultura, y Venus convirtió a Galatea en una mujer de carne y hueso con la que Pigmalión se casó y tuvo un hijo.