Este poema celebra la belleza de la naturaleza y el amor. Describe cómo las flores se abren y muestran sus encantos para ser amadas y concebidas, mientras que el amor llama a las puertas del alma como un inquilino de la noche. La autora también elogia a Rovich por promover la literatura de Lambayeque a través de su documental y felicita a otros escritores por sus logros literarios.