Hasta finales de los años 1960, los países europeos no tenían políticas medioambientales claramente definidas, pero en las últimas décadas la Unión Europea ha establecido un sistema integral de controles medioambientales y aborda una amplia gama de problemas, como la contaminación, los residuos y la protección de recursos. La política medioambiental de la UE se basa ahora en el principio de que las normas ambientales mejor elaboradas fomentan la innovación y oportunidades comerciales.