Las personas jóvenes quieren participar activamente, pero los adultos solo lo aceptan si no se organizan de forma autónoma. Las TIC han permitido una mayor socialización y participación de los jóvenes, pero también se adoptan estrategias para bloquear su uso y sabotear el activismo juvenil. Romper este bloqueo permitiría que los jóvenes se centren en los contenidos en lugar de la forma de participar.