Este documento contiene el portafolio de Angel Llamas, un artista. Incluye poemas cortos como "Connor Thorpe" y "88". También menciona que Angel Llamas usa software de código abierto para crear retratos y tiene un blog llamado "La Taberna del Irlandés". El portafolio presenta las obras y proyectos creativos de Angel Llamas.

1. Angel Llamas Portfolio 1
www.angelllamas.nixiweb.com
http://la­taberna­del­irlandes.blogspot.com.es/
Angel
Llamas
Portfolio
angelllamas@gmail.com

2. Angel Llamas Portfolio 2

3. Angel Llamas Portfolio 3
Historias de un antiguo Reino perdido...

4. Angel Llamas Portfolio 4
Connor Thorpe
Hombres brutales vestidos de lana y whisky
y el humo del cigarrillo
hablan de sus esposas,
historias de guerra...
Mientras, el camarero espera.
Ojos azules como botones
nadie ganó el premio mayor
nunca lo hacen, dicen:
tal vez la próxima semana.
Siempre próxima semana
Millions
¿no son
veinte millones de dólares
lo que no pudiste conseguir?

5. Angel Llamas Portfolio 5
Usando software Open Source para realizar mis
retratos...

6. Jalisco
Angel Llamas Portfolio 6
Connor Thorpe
El bombardeo del coche la semana
pasada pero los ancianos todavía
regatean baratijas con el gringos en el
mercado y los jóvenes todavía cambian
el fuego en el polvo y el adoquín deja
una furgoneta llena de cabezas y otro
lleno de cuerpos en algún sitio hacia
fuera en las velocidades lenta de
Escorpión de desierto por translúcido en
el sol de noviembre demasiado pequeño
para silbar o picar o decir algo en todo
perdido otra vez bajo la sombra de un
borde de la de carretera

7. Angel Llamas Portfolio 7

8. 88
Angel Llamas Portfolio 8
By Brian Ross
At the bus stop, nobody spoke. Gusts of wind carried shards of
rain to his face as he waited. He pinched his eyes shut, imagining
the foamy ocean spray at Jijel. Then he saw the same faded signs
and piles of reeking plastic garbage bags. No sand, no towels, no
plastic pails in the shape of a turret.
A white leviathan rumbled by, striking a lip in the pavement that
rattled its carriage rattled everything on the street. Wrong line. He
needed the 88. Behind him, a line of motionless people, each only
a foot from the next, stood silent. They wore earbuds and
scrunched their shoulders beneath turned up collars and tried to
smoke cigarettes through the biting storm. He looked closely at
their faces. They were frozen with expectancy, staring down the
street, to the south, in the direction the bus was coming. They were
all looking for the twin digital eights, infinity signs turned upward.
And that was what they really wanted, even if they didn’t know.
Infinity. Escape to infinity.