La Guerra Fría se caracterizó por la tensión permanente entre los bloques de Estados Unidos y la Unión Soviética, que compitieron por la influencia en diferentes regiones del mundo y participaron en una carrera armamentista nuclear. Cada bloque controló zonas de influencia distintas y se enfrentaron indirectamente a través de guerras en países periféricos, donde apoyaron a facciones opuestas.