El origami tuvo orígenes religiosos en Japón y luego se desarrolló como pasatiempo y herramienta pedagógica y terapéutica, aunque requiere gran complejidad. Se popularizaron sus técnicas a través de las generaciones aunque el papel y métodos han evolucionado, y ahora se usa en educación, matemáticas, y creaciones monumentales que cuestionan sus limitaciones originales.