La vida familiar influye enormemente en el desarrollo de los adolescentes. Su salud mental está íntimamente relacionada con el ambiente familiar, ya sea positivo o negativo. Los adolescentes son sensibles a su entorno cultural y pueden presentar dificultades en las relaciones si su desarrollo es anormal. Los conflictos comunes entre padres e hijos adolescentes suelen girar en torno a la autoridad, la sexualidad y los valores.