(HOTD) Las Grandes Casas de Westeros y su estado previo a la Danza de los Dra...
Primer capítulo pequeña pellirroja
1. Introducción
Pequeña Pelirroja
Aura Scott
Por fin había terminado los exámenes, tenía un par de asignaturas para
Septiembre, pero estaba tranquila, otro año de universidad quedaba atrás.
Hasta el momento no había tenido que examinarme jamás después del verano,
pero este último año había sido, sin lugar a dudas, el más duro de toda mi vida.
Era mi último año de carrera, aunque en el curso siguiente tendría que volver a
matricularme para completar algunos créditos que me faltaban.
Todo empezó a torcerse cuando a principios de curso conocí a un chico
Italiano que llegaba de erasmus a la facultad, se llamaba Luka, moreno y con
un cuerpo de escándalo. Claro está, que todas las chicas de clase se habían
fijado en él, incluida yo, pero lo veía como algo inalcanzable, ya que en su clase
había chicas muy guapas y que quedaban mejor al lado de aquel modelo de
Armani, que una chica sin gracia y con algunos kilos de más como lo era yo.
Cuál fue mi sorpresa cuando un día al llegar a clase y entrar en el aula, lo
encuentro solo, sin su séquito de admiradoras permanente, revisando unos
apuntes. Luka casi nunca llegaba temprano, pero tal vez por una vez, había
puesto el despertador para llegar puntual, aunque todo me parecía muy raro.
No le di importancia y me senté en primera fila, el mismo lugar que ocupaba
desde que empezaron las clases. Saqué mis cosas para estar preparada para
cuando llegase el profesor. Cogí mi libro electrónico y me sumergí en la historia
que llevaba leyendo desde hacía unos días, una de esas comedias románticas
que tanto me gustaban. Sabía que era descortés ignorar a una persona estando
2. en la misma habitación, pero desde que Luka llegó a mi vida, siempre que había
hablado con él, mis neuronas parecían irse de viaje y no hacía más que sonreír
como una tonta cuando me miraba y decir cosas sin ninguna coherencia. Así
que la mejor opción fue a ponerme a leer para, de esa forma, no empeorar más
la visión que aquel modelo italiano tuviese de mí.
Estaba tan absorta en la lectura, que cuando mi móvil vibró en el bolsillo del
pantalón, casi me caigo de la silla del susto. Esperando que mi acompañante
no se hubiese fijado en mi salto repentino, saqué el móvil y vi que tenía un
mensaje.
«“Buenos días, pelirroja».
Al leer el mensaje, casi se me cae el móvil de las manos haciendo una vez
más alarde de mi torpeza, y no solo por el contenido, sino por su emisor. Y es
que, aunque no tenía aquel número en mis contactos, al ver la foto de su perfil
descubrí quien era el responsable de mi taquicardia repentina. No era otro que
Luka.
«¿Cómo tienes mi número?».
Sí, allí estábamos, solos en el aula, y en lugar de hablar cara a cara, lo
estábamos haciendo escribiéndonos mensajes, era penoso.
«“Se lo pedí a tu amiga Lola ayer, hacía tiempo que quería preguntarte una
cosa, pero cada vez que me acercaba desaparecías».
« ¿Qué hacía tiempo que querías preguntarme una cosa? ¿A mí? »
Pero no pudimos seguir con nuestra particular conversación, porque la hora
del inicio de la clase se acercaba y el aula comenzó a llenarse de gente. Durante
toda la hora, no dejé de darle vueltas a un solo tema y no tenía nada que ver
con las unidades didácticas que estaba explicando el profesor David Vázquez.
Estudiar Educación Infantil siempre había sido mi sueño, durante el primer
curso en la universidad había corroborado lo que durante años había tenido
claro, ser maestra de niños pequeños era mi futuro, pero mi mente aquel día
no estaba muy por la labor de prestar atención a las explicaciones que daba el
profesor, barajaba mil y una posibilidades y la que ganaba sobre todas las
demás era que Luka solo quería pedirme unos apuntes.
No coincidí con él en ninguna clase más aquel día, ni recibí ningún mensaje.
Pensé que todo había sido una broma para poder entretenerse un rato y que de
3. esta forma se le hiciese más llevadera la espera. Lo que no sabía era que aquel
día cambiaría mi vida para siempre.