Este artículo recoge, partiendo de la propia experiencia de sus autoras, los
principales problemas que los profesores principiantes encuentran en la enseñanza
universitaria. Algunos de ellos pueden considerarse comunes a cualquier nivel de
educación, ya que parten de elementos psicológicos tales como la inseguridad o la falta
de experiencia. En cambio, existen ciertas dificultades añadidas en el caso de la
docencia universitaria derivados de la propia organización institucional o del tipo de
alumnado al que se dirige la labor docente. La enseñanza orientada a adultos presenta
determinadas peculiaridades que deben ser tenidas en cuenta si queremos obtener
profesionales bien formados capaces de enfrentarse al mercado laboral. No se debe
olvidar el concepto de enseñanza integral con el objetivo de que dichos profesionales
sean, además, personas cargadas de valores y recursos capaces de enfrentarse a las
dificultades. Por otro lado, la actividad investigadora es esencial para el profesor
universitario. No sólo es indispensable para su continua evolución científica sino que
también depende de ella su continuidad en la carrera docente. Dicha actividad es a
menudo difícil de compaginar con la actividad puramente docente o de gestión,
especialmente para el docente principiante que necesita mucha más dedicación para su
formación como buen trasmisor de conocimientos.
Principales problemas de los profesores principiantes en la enseñanza universitaria
1. 1
Principales problemas de los profesores principiantes
en la enseñanza universitaria
Irene Fondón García, Mª José Madero Ayora y Mª Auxiliadora Sarmiento Vega
Derpartamento de Teoría de la Señal y Comunicaciones, Escuela Técnica Superior de
Ingenieros, C/ Camino de los descubrimientos s/n C.P. 41092
Universidad de Sevilla, Sevilla, España
irenef@us.es, mjmadero@us.es, sarmiento@us.es
Resumen
Este artículo recoge, partiendo de la propia experiencia de sus autoras, los
principales problemas que los profesores principiantes encuentran en la enseñanza
universitaria. Algunos de ellos pueden considerarse comunes a cualquier nivel de
educación, ya que parten de elementos psicológicos tales como la inseguridad o la falta
de experiencia. En cambio, existen ciertas dificultades añadidas en el caso de la
docencia universitaria derivados de la propia organización institucional o del tipo de
alumnado al que se dirige la labor docente. La enseñanza orientada a adultos presenta
determinadas peculiaridades que deben ser tenidas en cuenta si queremos obtener
profesionales bien formados capaces de enfrentarse al mercado laboral. No se debe
olvidar el concepto de enseñanza integral con el objetivo de que dichos profesionales
sean, además, personas cargadas de valores y recursos capaces de enfrentarse a las
dificultades. Por otro lado, la actividad investigadora es esencial para el profesor
universitario. No sólo es indispensable para su continua evolución científica sino que
también depende de ella su continuidad en la carrera docente. Dicha actividad es a
menudo difícil de compaginar con la actividad puramente docente o de gestión,
especialmente para el docente principiante que necesita mucha más dedicación para su
formación como buen trasmisor de conocimientos.
1 Introducción
El nivel académico de los profesores en la Universidad está garantizado dado el
proceso de inserción en la carrera docente universitaria. Esto no ocurre, en cambio, en
relación con las habilidades sociales y técnicas pedagógicas indispensables para facilitar
la comunicación profesor-alumno en la doble dirección. A pesar de que es bien sabido
2. 2
que para transmitir conocimientos no basta sólo con poseerlos, la Universidad deja en
manos de sus docentes la labor de mejorar tales aspectos.
En este sentido el profesor principiante puede quedar desprotegido y sentirse
perdido ante el nuevo reto que afronta. Al no existir una garantía de que el personal
docente sea buen comunicador y transmisor de conocimientos, la enseñanza puede
resultar difícil en los momentos iniciales. La falta de experiencia suele suplirse por un
gran interés y motivación que hacen que el propio docente busque la forma de mejorar
por sí mismo en la difícil tarea de la educación adulta. Pero existe el peligro de no
encontrar los mecanismos adecuados o caer en la desmotivación si la respuesta del
alumnado no es la deseada. El profesor principiante suele tratar de innovar en la
enseñanza, mejorar en alguna forma lo que él ha conocido. Esto, sin embargo, no debe
conducirle al abandono de las técnicas tradicionales que hayan demostrado su eficacia a
lo largo de los años.
Por otra parte, suele existir un desconocimiento general del marco organizativo en
el que el profesor principiante deberá desenvolverse. Se piensa en la Universidad como
en una organización ajena, un conjunto de elementos y normas de carácter burocrático
en el que no podemos intervenir y que no podemos mejorar. Olvidamos el carácter
social de cualquier organización que, al estar compuesta por seres humanos, se basa en
la interacción y el trabajo de cada uno de sus componentes individuales. La docencia y
la investigación están influidas por la estructura y la organización existente en la
Universidad. De esa forma, nos encontramos ante uno de los problemas esenciales para
el profesor universitario: la necesidad de un balance entre actividad investigadora y
labor docente, sintiendo que un esfuerzo en la mejora de esta última no es valorado por
la institución. El conflicto carga docente - necesidad de actividad investigadora marca
una pauta difícil de seguir para el profesor no experto.
2 Enseñanza adulta
El objetivo de un buen aprendizaje universitario es que el alumno sea capaz de
enfrentarse al finalizar sus estudios, al mercado laboral por muy difícil que esto sea. Los
estudiantes universitarios son personas adultas y como tales deben ser considerados a la
hora de planificar la enseñanza.
2.1 Cultura del esfuerzo
3. 3
Suele darse por sentado que a partir de una determinada edad, el ser humano es
capaz de aprender cualquier materia sin el mayor problema pero la realidad, nos
demuestra lo contrario [1]. Podemos pensar que el alumno necesita nuestra ayuda para
lograr una buena educación pero, a su vez, tenemos que intentar no caer en el exceso.
Hoy en día se tiende a la facilitación excesiva en el aprendizaje del alumno. Cada vez es
más frecuente ver a un profesor estar horas y horas trabajando en la estrategia de
enseñanza, la preparación de material didáctico etc. Esto es algo muy positivo pero, sin
embargo, una excesiva facilitación implica no tratar al alumno como un adulto. Es
necesario hacer que él mismo se enfrente a problemas reales. Por ello, hay que tener
muy en cuenta de dónde vienen y hacia donde van los alumnos universitarios. Desde ese
punto de vista no es lo mismo trabajar el aprendizaje en primer curso, que en quinto
curso.
La apuesta por la cultura del esfuerzo, puede ser ventajosa ya que, al fin y al cabo, es lo
que posteriormente se les va a exigir en el mercado laboral. El estudiante necesita una
educación integral que lo forme tanto académica como humanamente tomando como
punto de partida el estudio de sus necesidades concretas. De esta forma se fomentará su
participación y motivación.
2.2 Inseguridad y falta de experiencia
El profesor principiante cuenta con los conocimientos científicos necesarios para
dominar por completo la materia sobre la que va a impartir su clase. Esto es así dado el
procedimiento de entrada en la carrera docente universitaria basado en los méritos
obtenidos por el candidato.
Sin embargo, la experiencia en el marco de la docencia no es un requisito
indispensable. Por este motivo, los profesores principiantes normalmente no se han
enfrentado nunca con un grupo de alumnos a los que transmitir sus conocimientos.
Nunca ha tenido que explicarse de forma que personas no versadas en el tema que debe
exponer lo entiendan, lo asimilen y, en definitiva, lo aprendan. Nunca ha tenido que
contestar preguntas poco corrientes, mantener la disciplina o favorecer la motivación de
su audiencia. Esta inexperiencia, favorece la aparición de cierto sentimiento de
inseguridad al encontrarse frente al alumnado, que afecta de forma negativa a sus
propósitos. El profesor, en estas condiciones, no puede dar de sí mismo todo de lo que
es capaz ya que se siente atenazado e incómodo al enfrentarse con sus alumnos. Por otro
lado, si el alumno percibe esta inseguridad, se siente defraudado al interpretarla como
4. 4
falta de conocimiento y por lo tanto se fomenta su desmotivación. Esto no hace más que
iniciar un círculo vicioso de incomprensión mutua ya que el docente percibe la actitud
reacia de sus alumnos y entra en un estado de mayor inseguridad.
En la mayoría de las ocasiones, el alumnado percibe esta falta de confianza a
partir del lenguaje no verbal del propio profesor que, a pesar de sus esfuerzos, no logra
controlar ciertos ademanes que son fácilmente interpretables por su público. La actitud
del profesor en el aula es crucial. Mantener una actitud calmada y sosegada utilizando
un lenguaje y un tono de voz adecuados es indispensable si queremos que los alumnos
perciban el dominio del tema.
Por otro lado, la falta de experiencia puede llevar a estructurar de forma
inadecuada los conocimientos que se pretenden impartir. Es fundamental asignar el
contenido de cada clase según el programa de la asignatura estructurándolo de forma
que se facilite la asimilación de los contenidos, así como adecuar la forma de transmitir
conceptos a las características específicas del grupo de alumnos. A su vez, la
presentación ordenada de los contenidos debe ser básica. Debe establecerse una rutina
de estructuración de una clase, realizando una contextualización inicial de los
contenidos, una exposición adecuada del tema y una conclusión que resuma lo
explicado. En este sentido también es importante la gestión del tiempo en las clases,
planificando los tiempos dedicados a diferentes tareas dentro de una clase, preparando
contenidos adicionales para cubrir los posibles huecos que puedan aparecer o
reconduciendo el ritmo de la misma.
Por otro lado, la resolución de preguntas inesperadas y/o problemas surgidos en
clase suele ser difícil para el profesor novel. Atender adecuadamente las preguntas
inesperadas estableciendo mecanismos participativos no siempre es fácil de llevar a
cabo para un profesor carente de experiencia.
2.3 Eficacia de la acción tutorial
La acción tutorial, es clave para la enseñanza y puede resultar complicada desde
el punto de vista de un profesor principiante que quiere sacarle el máximo partido pero
que se encuentra con numerosas dificultades.
Sabemos que la tutoría es una función necesaria en todos los niveles educativos.
En educación primaria y secundaria, el tiempo dedicado a las tutorías está muy bien
definido aunque con matices diferentes en cuanto a la función de las mismas. En
5. 5
cambio, en la enseñanza superior la función tutorial no tiene el apoyo legal que posee en
los otros niveles.
Las tutorías no son obligatorias por parte de los alumnos. La mayoría de ellos,
no suelen asistir en todo el curso, salvo la semana anterior al examen. La legislación
actual obliga al profesor la reserva de tres a seis horas semanales para dedicación a
tutorías, pero no obliga a llenarlas de contenido, a pesar de la importancia de las tutorías
en la enseñanza. La acción tutorial no sólo es beneficiosa para el alumno sino que
también lo es para el propio profesor al proporcionar una retroalimentación de la que se
puede nutrir el docente para conocer sus carencias. En este sentido es muy positivo el
sistema de tutorías on-line, que permiten sobrellevar las limitaciones geográficas o
temporales, añadiendo a la tutoría un carácter permanente. Por supuesto, estas tutorías
no deben sustituir a las presénciales sino que las deben complementar. Realmente en las
tutorías presenciales se consigue algo más que aclarar dudas: Conocer a los alumnos y
que ellos conozcan a su profesor en un contexto más libre. Además de la solución a
cuestiones y problemas, existe también una función de asesoramiento académico,
orientación sobre trabajos y ampliación de fuentes bibliográficas. Es el lado más
humano y amable de las tutorías, muy relacionado con la modalidad de tutoría entre
compañeros. Esta modalidad es interesante, debido al nivel de comunicación que se
logra entre los alumnos y es un uso muy común en universidades extranjeras. Sin
embargo, la experiencia personal de cada uno no tiene por qué ser una influencia
positiva en otras personas, y una mala acción tutorial puede resultar negativa. De nuevo
el aspecto de la formación es muy necesario de manera que la tutoría entre compañeros
debería realizarse bajo una previa formación de los "mentores".
La tutoría colegiada, en la que un grupo de profesores hace un seguimiento de
los alumnos a partir de grupos constituidos, es otra modalidad muy interesante que
podría beneficiar al profesor principiante ya que existe un beneficio para el alumno y un
beneficio para un profesor novel que puede aprender de la experiencia de otros
profesores.
2.4 Actualización de materiales y contenidos
Dada la ilusión y ganas del profesor principiante, éste suele intentar mejorar el
material y los contenidos que debe impartir, poniendo en juego todo aquello que conoce
en aras de una mejora de la calidad de la enseñanza. Esto, que a priori es altamente
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constructivo, puede ser perjudicial si el profesor no comienza por evaluar lo ya
existente, valorando no sólo lo defectuoso sino también lo útil y positivo.
Los contenidos de las asignaturas deben ser revisados y actualizados para
conseguir que los conocimientos estén en contacto con la realidad y no queden
obsoletos. Es conveniente participar en la elaboración y/o actualización de los
contenidos de los programas de las asignaturas, así como colaborar en la coordinación
con otras asignaturas afines. También es necesario determinar los contenidos más
adecuados y atractivos para el alumno haciendo especial hincapié en aquellos que
fomenten la participación en clase. Esto no debe conducirnos al abandono de técnicas o
conocimientos ampliamente validados tales como las clases magistrales ya que, el
objetivo, debe ser encontrar un equilibrio entre la innovación y respeto.
Tengamos en cuenta dos modelos de aprendizaje el experiencial [2] y el activo
[3]. En el primero existen cuatro fases: experiencia de un acontecimiento, reflexión
sobre él, generalización o intento de sacar conclusiones y aplicación. En el segundo, se
plantea la necesidad de cambiar el enfoque de la enseñanza universitaria para adecuarse
a las transformaciones de la sociedad y lo que ésta demanda de ella. Observamos que,
en ambos, el cambio primordial, es en el modo de aprender, no en el de enseñar. Pero en
él deben implicarse los profesores universitarios aceptando las obligaciones que su
papel docente conlleva. En este sentido se propone el aprendizaje en cooperación como
un ejemplo de modelo activador. Sin embargo, el deseo de intentar desarrollar alguno de
estos enfoques alternativos a la clase magistral, entra en conflicto con la falta de
motivación de los alumnos. Ejemplos de ineficiencia en el sistema actual son el hecho
de que “los alumnos sólo deseen saber qué tipo de examen va a tener lugar” o que “leer
representa demasiado trabajo” [3].
Es a la hora de llevar a la práctica estas ideas cuando se encuentran muchas
dificultades. La dificultad de su implantación radica en la mayor complejidad de estos
métodos y la falta de deseo real del profesorado de aplicarlos. Además existe una falta
de concienciación de los alumnos en la importancia del proceso de aprendizaje ya que
“culpan” de todas sus carencias al modo de actuar del profesor. De esa forma, se ven
frustrados muchos de los intentos de hacer participar a los alumnos de forma activa en
las clases, haciéndolos discutir y razonar de forma más o menos guiada las
implicaciones de los contenidos previamente expuestos. Los alumnos aún no son
capaces de desarrollar un aprendizaje autónomo debido a que les resulta más fácil
mantener una actitud pasiva: limitarse a copiar en clase, acumular todo el material
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posible y, cuando se acerque la fecha de los exámenes, tratar de adquirir los
conocimientos mínimos para salir del paso.
En cuanto a la motivación y atención del alumno, es importante que el docente
muestre su propio interés, use ejemplos adecuados a la audiencia, juegue con la
curiosidad intelectual de los alumnos y busque la forma de persuadirlos a través de
argumentos que les resulten apetecibles, facilitándoles dar sus propias soluciones y
mostrando los errores sin desanimar. Uno de los aspectos que más motiva el interés de
un alumno es la percepción de progreso en la compresión de la materia y el aprendizaje.
Para conseguir esa percepción de progreso entre los alumnos puede introducirse, por un
lado, algún tipo de “prueba” intermedia antes del examen final aunque esto presenta
algunos inconvenientes, como un trabajo añadido para el docente cuando hablamos de
grupos de cientos de alumnos o la reticencia que tienen algunos alumnos a quedar
expuestos al “ridículo” al errar.
No podemos pensar que la responsabilidad del docente recae únicamente en la
exposición, sino que es éste quien debe facilitar todo el proceso de enseñanza-
aprendizaje a través de una determinada metodología. La preparación del contenido es
sumamente importante, aunque poco valorada por los alumnos, que sólo perciben la
actuación en clase. Una buena preparación del contenido y de las estrategias para dirigir
el aprendizaje pueden facilitar mucho la consecución de los objetivos. Cabe destacar la
necesidad de fomentar la participación y reflexión del alumno, realizar recapitulaciones
y repeticiones para fijar lo esencial y tratar de realizar una autoevaluación a través de
preguntas.
3 Condiciones organizativas
El sistema organizativo de la Universidad es bastante desconocido para el profesor
principiante. Podemos hablar, por tanto, de miopía colectiva [4] en el sentido de la
dificultad de apreciación de las características de la Universidad así como la existencia
de mecanismos que impiden cambiarla de raíz limitándose exclusivamente a cambios
superficiales. Sería necesaria una visión de la misma que, desde cierta distancia, permita
la objetividad y la visión clara de la realidad de la misma.
Al no conocer el sistema organizativo de la Universidad, el docente principiante
se limita a trabajar dentro de un sistema ya establecido, siguiendo unas pautas
predeterminadas que supone persiguen el bien común. Al inicio de la carrera dentro de
la Universidad no se recibe información sobre el funcionamiento de la misma y tan sólo
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se aprende cuando hay algún problema que atañe personalmente al profesor o a alguno
de sus compañeros. Un mayor conocimiento del sistema organizativo de la Universidad
puede ayudar también a nivel de gestión, una de las funciones dentro de la Universidad
del profesor.En este aspecto el conocimiento de la organización de la Universidad
debería ayudar a ser más competitivos, pero ¿de verdad se puede implicar el docente en
la organización de la Universidad? Hasta un cierto nivel, es posible hacer que la
Universidad “funcione” mejor, al menos dentro de los departamentos. No se puede
cambiar la burocracia, pero sí facilitarla, siempre que se salga de la miopía colectiva.
Hay que tener en cuenta que la Universidad es una institución muy antigua, en la
que predomina un perfil de persona más bien conformista. Por este motivo el cambio
puede ser algo difícil por no decir imposible. También es cierto que si no se intenta
nunca se conseguirá.
Por otro lado, sistemas en los que no se cuestiona la organización y en la que cada
individuo se limita a seguir la corriente, son a veces muy productivos. Por ejemplo, un
tipo de sociedad como la japonesa en la que ser diferente o disentir sobre cualquier tema
es considerado muy negativo avanza, sin embargo, a un ritmo muy superior al de
otras.La paradoja está en que, efectivamente, las empresas son muy productivas pero
gran parte de los empleados son infelices. No hacen nada por solucionarlo ya que estaría
mal visto. Por lo tanto en este caso, la productividad no es indicio de eficacia ya que,
para que esta última exista, tanto la empresa como el empleado deben avanzar de forma
conjunta.Este sistema nunca podrá darse en una sociedad como la occidental donde la
búsqueda de la felicidad y de la libertad son máximas a seguir. Por tanto, la miopía
colectiva que ocurre cuando, es imposible estar en desacuerdo con la corriente general,
va en contra de nuestra forma de ser occidental. Otro tema es que, al chocar contra el
muro de la indiferencia, el individuo se de por vencido y decida olvidar esa inquietud
interna.
La intención es buena, pero el docente debe dividir su tiempo entre las tres
funciones (docente, investigadora y gestión), y, a su vez, dedicar parte del mismo a
conocer el funcionamiento de la Universidad y aportar nuevas ideas. Esto representa un
esfuerzo que la propia organización de la Universidad no premia.
3.1 Conflicto actividad investigadora carga docente
Como se ha expuesto con anterioridad, el trabajo del docente universitario no sólo
se limita a la impartición de las clases sino que el profesor debe llevar a cabo una
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actividad investigadora de relevancia. Esta actividad es crucial para su futuro ya que
para continuar en la carrera docente universitaria, se exige un determinado nivel
científico valorado mediante el número de artículos, revistas o capítulos de libros
elaborados, participación en congresos y otra serie de actividades no docentes. La
actividad puramente educadora no siempre tiene un peso importante en dichas
evaluaciones con lo que podemos llegar a un conflicto entre estas dos facetas. En un
marco idílico en el que el profesor tuviera poca carga docente con un número de
alumnos reducido, este problema no se daría. La compaginación de ambas facetas sería
algo natural y altamente positivo ya que el alumno se beneficiaría de los conocimientos
cada vez más profundos del profesor sobre su materia. Sin embargo, la realidad es
radicalmente opuesta, especialmente para el profesor principiante. Al carecer de
experiencia, éste dedicará gran parte de su tiempo al estudio de la materia que debe
tratar, la elaboración de nuevo material, estructuración de contenidos etc. Esto va en
contraposición con el tiempo que necesita dedicar a la investigación, reduciéndose
enormemente. Puede que incluso la preparación pedagógica y docente quede relegada a
un segundo término con el consiguiente perjuicio para los alumnos. Por otro lado no
debemos olvidar las tareas de carácter burocrático y de gestión que también consumen
una parte significativa de la jornada laboral.
3.2 Espacio Europeo de Educación Superior
En relación con la reestructuración del modelo universitario en el nuevo
“Espacio Europeo de Educación Superior” [5], los profesores principiantes en la
actualidad nos encontramos con un reto mucho mayor. A todo lo expuesto
anteriormente hay que añadir el relativo momento de desorden y desconcierto
provocado por la reforma.
Es bien sabido que dentro del EEES se propone un nuevo modelo de enseñanza
centrado en el aprendizaje y basado en una serie de competencias que hacen al
estudiante protagonista activo de su aprendizaje. Este modelo de enseñanza conlleva un
cambio en la metodología docente actual y además es necesario un profundo cambio en
las infraestructuras. El modelo andragógico de enseñanza, [6], posee muchas de las
características necesarias para ser un modelo viable dentro del EEES. No obstante, hoy
en día, tal y como está estructurada la docencia universitaria, hay materias en las que el
modelo andragógico de enseñanza que nos permite pensar en las necesidades
específicas del aprendizaje adulto, es difícilmente aplicable. En asignaturas con un
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contenido denso y un elevado número de créditos, el modelo de enseñanza andragógico
es inviable, y las clases magistrales se presentan como una alternativa posible. Los
límites pues, no están marcados, sino que pueden y deben ser utilizados diferentes
metodologías.
A día de hoy, las asignaturas están en proceso de adaptación, y eso influye
mucho en el tiempo que un profesor tiene que dedicar a realizar dicha adaptación,
máxime cuando se trata de un profesor principiante. Si bien es difícil encontrar a un
profesor principiante participar en la elección de las metodologías docentes que se
aplican a las asignaturas, si realizan otros tipos de tareas. Por ejemplo, la actualización
del material docente a nuevos formatos que ayuden a la adaptación, la preparación de
las clases en su nuevo formato, etc. Esto supone una carga adicional de difícil solución,
si no se presta atención a las necesidades especiales del docente universitario frente a la
reforma.
Conclusiones
El profesor que afronta por primera vez su actividad docente en el marco de la
Universidad, encuentra una serie de dificultades que intenta solventar mediante su
interés y motivación. Estos inconvenientes suelen derivarse de la falta de formación
pedagógica y experiencia docente. La inseguridad que ello le produce limita su
capacidad de comunicación y de transmisión de conocimientos.
A su vez, desconoce las mejores técnicas docentes que le permitan motivar al
alumno y mantener su atención Los contenidos de las clases, la gestión del tiempo o la
actividad tutorial son cruciales a la hora de conseguir formar a los alumnos univesitarios
de forma integral, pero el docente novel no suele disponer de las herramientas
necesarias para optimizar sus resultados. Los alumnos son adultos que deben ser
tratados como tales y animados a afrontar los retos partiendo del contexto individual de
cada uno.
El afán se superación, presente en el profesor principiante, le lleva a aprender
por sí mismo e intentar mejorar la forma de impartir la materia que debe transmitir. El
respeto ante lo ya existente no debe frenar la capacidad de innovación, siendo muy
importante la inclusión de las nuevas tecnologías en el marco docente.
Otro aspecto clave es el desconocimiento de la organización universitaria que
imposibilita al docente el cambio o mejora dentro de la misma. De esta forma, la
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actividad de gestión y administrativa puede ser demasiado absorbente para aquél que no
conoce los mecanismos adecuados.
El conflicto investigación docencia es uno de lo mayores problemas con los que
se encuentra el profesor ya que siente que el tiempo dedicado a la mejora de su
actividad docente es inútil al no ser valorado por la Universidad. La actividad
investigadora es enriquecedora y muy positiva pero no hay que olvidar que el objetivo
básico de todo profesional docente es la formación de sus alumnos.
Por último los retos ante la reforma del modelo universitario en el nuevo
“Espacio Europeo de Educación Superior” supone un trabajo adicional para todos los
docentes universitarios dado que hay que adecuar las asignaturas a otros métodos
pedagógicos.
Referencias
[1] Paulino Murillo Estepa. Formas de Entender el Aprendizaje de los Estudiantes
Universitarios: Teorías y Modelos de Aprendizaje Adulto. Enseñanza y Aprendizaje en
la Educación Superior. Barcelona. Octaedro, S.L. 2003. Pag. 49-82. ISBN: 84-8063-
574-6
[2] Debra Beattie M:Instructional Design TeamDL COURSEHow Do Adults
Learn.doc
January 25, 2002 11:18 AM
[3] Joan Rué Domingo - joan.rue@uab.esDepartamento de Pedagogía Aplicada.
Universidad Autónoma de Barcelona.Congreso Internacional de Docencia Universitaria
e Innovación. Barcelona, junio 2000: ICEUAB,ICE -UB, ICE-UPC
[6] May M. L. Wong: Organizational Learning via Expatriate Managers: Collective
Myopia as Blocking Mechanism. Organization Studies, Vol. 26, No. 3, 325-350 (2005)
[5] La integracion del sistema universitario español en el espacio europeo de enseñanza
superior” (http://www.mec.es/universidades/eees/files/Documento_Marco.pdf)
[6] Andragogía: ¿Disciplina necesaria para la formación de directivos? Julio A.
Cabrera Rodríguez Universidad " Fructuoso Rodríguez Pérez"