Los mitos forman parte integral de las culturas y comunidades. Representan historias consideradas verdaderas que explican creencias fundamentales. Aunque en la antigüedad competían con explicaciones racionales, los mitos siguen transmitiéndose hoy a través de diferentes medios narrativos como la literatura.
La mitología griega incluye numerosas leyendas sobre dioses humanizados que personifican fuerzas naturales. Los dioses son impredecibles y alcanzan su favor a través de sacrificios y piedad, aunque a veces son c
1. Que es un mito
• Los mitos forman parte del sistema de una cultura o de una comunidad, la
cual los considera historias verdaderas. Al conjunto de los mitos de una
cultura se le. Cuanto mayor número de mitos y mayor complejidad tiene
una mitología, mayor es el desarrollo de las creencias de una comunidad. La
sustenta la de un pueblo.
• Desde que en la Antigüedad grecolatina las explicaciones entraron en
competencia con las míticas, la palabra mito se cargó en ciertos contextos
de un valor peyorativo, llegando a utilizarse de forma laxa como sinónimo
de patraña, creencia extendida pero falsa, por ejemplo, la sociedad sin
clases es un mito comunista, o la mano invisible del mercado es un mito
liberal. También es común el uso un tanto laxo de mito y mítico (o leyenda y
legendario) para referirse a personajes históricos o contemporáneos (o
incluso a productos comerciales) cargados de prestigio y glamour: Charlot
es un mito del cine mudo; los Beatles son un grupo mítico.
• Como los demás géneros narrativos el mito es un texto de origen oral,
cuyos detalles varían en el curso de su transmisión, dando lugar a diferentes
versiones. En las sociedades que conocen la escritura, el mito ha sido objeto
de reelaboración literaria, ampliando así su arco de versiones y variantes.
Por ello, los mitos no han desaparecido en la época actual, solo se muestran
y transmiten a través de diferentes
2. Mitos mexicano
Aquel santo y piadoso varón que se llamaba Juan Bautista Mollinedo, vio la primera luz hacia 1557 en la provincia de Vizcaya, donde
se prepara el mejor bacalao del mundo. Muy joven abandonó su cuna familiar para trasladarse a la Nueva España, donde lejos de
abrazar un oficio relacionado con la minería o cualquier otra actividad lucrativa de la época, decidió ingresar a un convento
franciscano de Acámbaro, Guanajuato, donde le impusieron los hábitos misioneros. Fue su vocación servir a Dios evangelizando y
bautizando a indígenas que permanecían en lugares a muchas leguas de la civilización novo hispana, proyecto en el que además de
valor, se requería la autorización de sus superiores, quienes le otorgaron toda la confianza.
Para que su tránsito por lugares inhóspitos fuera más leve, Mollinedo eligió de compañero a Fray Juan de Cárdenas; y llevando en su
itacate un poco de maíz tostado, chile piquín, acaso pinole, ponteduro o frutos silvestres, iniciaron su viaje en 1607, recorriendo
descalzos lomas empedradas, caminos espinosos, arroyos hondos, bosques oscuros, veredas peligrosas y montañas de vegetación
espesa hasta donde llegaron a instalar las bases para las misiones de Río Verde, Pinihuan, Valle del Maíz, Tula, Palmillas y Jaumave.
En estos lugares construyeron rudimentarias capillas prometiendo a sus superiores que los indios se reintegrarían con ellos, “tan
pronto lo mandara el Señor”.
Hombre de buena fe y muchas virtudes, no tuvo necesidad de exterminar indios como después lo haría Escandón. Con enorme
humildad y paciencia el padre Mollinedo convivió largas temporadas con la crema y nata de los chichimecas, pames, alaquines,
mascorros, caisanes, coyotes, machipaniguanes, chachichiles, megrios, alpañales y pizones a quienes catequizó para el cristianismo,
sin que el misionero sufriera un rasguño, a pesar de la fama de bárbaros, salvajes y comecrudos de esa tribus.
Cuenta la historia que en 1617 el hombre de la capucha de lana y hábitos que a los nativos les parecían exóticos, regresó a concluir
su labor evangelizadora junto con otros franciscanos de Tula, Palmillas y Jaumave, creadas en ese orden.
Se comenta que en sus respectivos burros, los misioneros traían las esculturas de tres santos, esculpidas por un artista poblano, para
su veneración cada uno de los sitios por los que iban pasando. Con base a la ubicación geográfica, a Tula le correspondía San Juan
Bautista; a Palmillas Nuestra Señora de las Nieves, y a Jaumave San Antonio de Papua. Todo iba muy bien, solo que los peregrinos
decidieron hacer un receso a la entrada de Tula para descansar un poco de la fatiga del viaje, eligiendo un sitio conocido como El Ojo
de Agua, donde también se levantaban frondosos árboles de robusto tallo que desparramaban su sombra entre las florecillas
silvestres al pleno mediodía, presentando un escenario de candor natural como no lo había observado el fraile desde hacía muchos
años, en su casa materna de Portugalete, Provincia de Vizcaya, España.
Cuando Mollinedo dio la orden de reanudar el viaje y avanzar los metros que faltaban para la tierra elegida, uno de los jumentos,
precisamente el que cargaba la sagrada imagen de San Antonio, se negó a pararse. Al principio, cuando lo vieron echado, pensaron
que con unos golpes el pollino reaccionaría para continuar la marcha, pero grande fue el asombro al ver que el animal permanecía
sumido en su actitud. Al notar que estaba oscureciendo, los frailes se animaron a ayudarlo a pararse, pero tampoco lograron su
objetivo, llevándose la sorpresa de su vida cuando, al investigar los motivos, descubrieron que la escultura pesaba más de lo normal
que al momento de subirla en el lomo del asno; interpretando que de acuerdo a dicho acontecimiento sobrenatural, casi milagroso,
no tenían mejor remedio que establecer a San Antonio como patrono de Tula, cambiando a San Juan Bautista a Jaumave.
3. Mitos astecas
• La mujer hambrienta. En el lugar en donde viven los espíritus, hubo una vez una mujer que
gritaba constantemente pidiendo comida. Tenía bocas en las muñecas, bocas en los codos y
bocas en los tobillos y rodillas. “Aquí no puede comer”, dijeron los otros espíritus. “Tendrá
que vivir en alguna otra parte.”
Pero arriba sólo estaba el aire vacío, y lo mismo sucedía a la derecha y a la izquierda, y
delante y detrás. En aquellos días el mundo no se había creado. Sin embargo, por debajo
había algo que parecía agua. Nadie sabía cómo había llegado allí. Los otros espíritus
pensaron: “Si la ponemos abajo quizá pueda satisfacer su hambre”.
Tan pronto se les había ocurrido el pensamiento, los espíritus Quetzalcoatl y Tezcatlipoca
tomaron a la mujer y la arrastraron hacia abajo hasta el agua. Cuando vieron que flotaba, se
transformaron en serpientes, se estiraron sobre ella en forma de cruz, desde el brazo
derecho a la pierna izquierda y desde el brazo izquierdo a la pierna derecha. Tirando de sus
manos y pies, la estiraron en todas las direcciones, empujando tan fuerte que la quebraron
en dos por la cintura.
“Mira lo que hemos hecho”, dijeron, y como no sabían qué más hacer devolvieron la mitad
de abajo al lugar de los espíritus. “¿Qué podemos hacer con esto?”, preguntaron.
“Qué pena”, dijo otro de los espíritus, “pero no importa, lo utilizaremos para hacer el cielo”.
Entonces, para consolar a la pobre mujer, todos bajaron volando y empezaron a hacer flores
y hierba con su piel. Del pelo hicieron bosques, de sus ojos estanques y fuentes, de sus
hombros montañas, y de su nariz valles. Al final quedará satisfecha, pensaron. Pero, igual
que antes, sus bocas estaban por todas partes, mordiendo y gimiendo. Y todavía no ha
cambiado.
Bebe cuando llueve. Come cuando las flores se marchitan, cuando los árboles se caen o
cuando alguien muere. Cuando alguien es sacrificado o muere en el campo de batalla, ella se
bebe su sangre. Sus bocas siempre están abriéndose y cerrándose, pero nunca se llenan. A
veces, por la noche, cuando sopla el viento, puedes oírla gritar pidiendo comida.
4. Mitos griegos
• MITOLOGIA GRIEGA La mitología griega está formada por un conjunto de
leyendas que provienen de la religión de esta antigua civilización del
Mediterráneo oriental. Los griegos, aunque no practicasen la religión,
conocían estas historias, las cuales formaban parte de su acervo cultural.
• Los dioses del panteón griego adoptaban figuras humanas y
personificaban las fuerzas del Universo; al igual que los hombres, los
dioses helenos eran impredecibles, por eso unas veces tenían un estricto
sentido de la justicia y otras eran crueles y vengativos; su favor se
alcanzaba por medio de los sacrificios y de piedad, pero estos
procedimientos no eran siempre efectivos puesto que los dioses eran muy
volubles.
• La mitología griega es absolutamente compleja, llena de dioses,
monstruos, guerras y dioses entrometidos. Algunos estudiosos afirman
que llegó a haber hasta 30.000 divinidades en total.
• Esta mitología comparte una estrecha similitud con la mitología romana,
en cuanto a los nombres de varios dioses y personajes de importancia.
También se relacionan en cuanto a la parte mitológica de la religión;
creencias, tradiciones y todo lo ligado o referente a Mitología.