reflexión sobre alergias, intolerancias, enfermedades relacionadas con la nutrición y los mitos y errores que hay en nuestra cultura acerca de la alimentación.
1. Reflexión Bloque 4
En este bloque se han trabajado diferentes contenidos relacionados con la
incidencia que tiene una buena alimentación sobre nuestra salud y haciendo
referencia a ello, trata también temas que hoy se dan con mayor frecuencia o, al
menos, son más conocidos para la gente como son las alergias o intolerancias
a ciertos alimentos.
Las reacciones alérgicas, intolerancias o personas con restricciones en sus
dietas por problemas de salud hacen que sea imprescindible que en los
restaurantes o establecimientos donde se sirva comida, se facilite información lo
más completa posible acerca de la posible presencia de algún ingrediente
empleado o alimento que pueda causar reacciones indeseables a los clientes.
La UE ha establecido una clasificación de 14 productos susceptibles de causar
alergias o intolerancias que tendrán que ser especificados en los menús de los
restaurantes. Esta normativa tendrá que ser implementada en empresas
alimentarias (etiquetado de alimentos) y también en aquellos lugares
(restaurantes y bares) donde se sirve comida no envasada.
Este paso es, sin duda, un avance para todas aquellas personas que ven limitada
su opción de salir a comer o cenar fuera debido a la pobre o nula información de
la que a veces disponen los bares o restaurantes. Entiendo, a su vez, que será
un trabajo extra para los empleados en este sector (por los cambios que conlleva
y el conocimiento que deberán adquirir para realizarlo de forma correcta) pero
esa adaptación de sus menús o cartas es necesaria para que todos aquellos que
quieran disfrutar de ese momento de deleite cuando salen a comer fuera no se
vean en la tesitura de dudar o no saber si aquello que ofrecen es seguro o
beneficioso para ellos.
Desde mi punto de vista, esto supone dar un paso adelante, es positivo y, por
supuesto, una manera de saber exactamente qué comemos y qué se utiliza en
la elaboración de los platos que consumimos.
Por otro lado, el tema trata también los mitos y falsas creencias sobre la
alimentación, tan presentes en nuestra cultura (y en otras) que deben ser
desmontados para que no caigamos en errores cuando queramos cuidar nuestra
alimentación.
2. Si bien no es tarea fácil, ya que cuando durante mucho tiempo se escuchan
ciertas frases acerca de algunos alimentos, es complicado intentar concienciar a
la gente de que no todo aquello que “siempre se ha dicho” es realmente
verdadero.
Ahí es donde puede entrar en funcionamiento nuestra labor como educadores,
desde la escuela, facilitando unas pautas y dando información veraz sobre los
alimentos. Hacer partícipe al alumnado de los muchos beneficios que algunos
alimentos tienen, desmitificando algunas cosas que ya en su casa o a través de
otras personas han escuchado y dan por válidas y para ello es imprescindible
que nosotros mismos seamos capaces de explicar todas esas “verdades” y “no
tan verdades” sobre esos supuestos que ya traen nuestros alumnos “de serie”,
es decir, esos conocimientos previos que no son correctos y debemos cambiar.
Es necesario hacerles entender que no siempre tienen que creer lo que se dice,
si no, más bien al contrario: es positivo cuestionar las cosas. Saber buscar si
realmente es, o no es, aquello que oímos. En resumen, queremos formar a
alumnos o ciudadanos críticos, que sean capaces de discernir por sí mismos, de
obtener información, compararla y llegar a algún tipo de conclusión al respecto.
Se puede establecer un debate en clase, donde los alumnos puedan compartir
alguna de esas creencias o mitos que, seguramente, ya conocerán. A partir de
ahí se puede dejar que entre ellos opinen, que digan qué piensan y si se
muestran de acuerdo o no con aquello que manifiesta su compañero. Una vez
se realiza esa puesta en común, se pueden formar pequeños grupos de trabajo
en los que tendrán que investigar ellos mismos si realmente las afirmaciones son
o no ciertas y, posteriormente, compartirlo con el resto del grupo.
En relación al tema de las alergias, intolerancias o enfermedades relacionadas
con la alimentación, ellos mismos podrán compartir si padecen alguna o conocen
a alguien que sí padezca. Podrán ampliar información sobre esa persona
cercana a ellos o si se trata de sí mismos, facilitarán a sus compañeros cómo
deben cuidar su alimentación, con qué productos deben tener especial cuidado,
en qué deben fijarse cuando salen a algún sitio, cómo puede afectarles la ingesta
accidental de esos alimentos y qué han hecho si se ha producido esa situación
(reacción, gravedad de ésta, etc.).
3. Para finalizar, debo hacer especial mención al tema de trastornos de la
alimentación y como, lamentablemente, parecen estar a la orden del día por
muchos motivos, entre ellos la exigencia que la propia sociedad impone a lo que
se considera “aceptable” o no en nuestra apariencia física.
Es primordial concienciar a nuestros alumnos de que, a pesar de que se
encontrarán a lo largo de su vida con muchas representaciones de personas que
ellos puedan percibir como “ideales” o modelos a seguir, no deben creer que
aunque se vea en prácticamente todas partes, desde tiendas, escaparates,
anuncios, televisión, prensa y diversos medios de comunicación, una talla o un
aspecto físico concreto nos hace ser mejores ni más válidos.
Por tanto, nos corresponde educar para que valoren sus capacidades y valores
como persona, que su autoestima sea saludable y acepten también aquellos
aspectos que no les gusten tanto. Tienen que saber que nadie es perfecto y esas
imperfecciones son las que finalmente a todos, nos hacen especiales y únicos.
Si somos capaces de que nuestros alumnos no den al aspecto físico más valor
del que realmente tiene (me refiero a no priorizar la imagen, ni anteponerla a
valores más personales, propios del individuo que van más allá de la mera
superficialidad) conseguiremos que sean personas más seguras, que se
preocupan de cuidar otros aspectos de su vida y que entiendan la necesidad de
cuidar nuestro cuerpo como algo relacionado con la salud y el bienestar y no
como algo relacionado con alcanzar unos cánones de belleza alejados de la
realidad y que, en muchas ocasiones, no son compatibles con las necesidades
nutricionales de nuestro organismo.
Por supuesto que no quiero decir que esté mal querer gustarse a uno mismo,
verse bien o ser coqueto/a pero todo esto es, como se dice en prácticamente
todos los aspectos de nuestra vida, “en su justa medida”.