2. El reloj de sol
El reloj de sol más antiguo conocido fue hallado
en Egipto y data de la época de Tutmosis III,
unos 1.500 años antes de nuestra era. Se
trataba de dos listones de piedra, uno que
hacía de aguja y otro donde estaban marcadas
las horas.
3. El primer reloj de agua
Clepsidra es el reloj de agua, que mide el tiempo sobre la base
de lo que tarda una cantidad de agua en pasar de un recipiente
a otro, de iguales dimensiones, que está debajo. Por extensión,
se ha llamado también clepsidra al reloj de arena, con el que
se mide el tiempo por medio de dos ampolletas o recipientes
de forma cónica, de vidrio o cristal, unidos por el vértice, de
modo que la fina arena contenida en el de arriba vaya pasando
lenta, pero continuamente al de abajo. Lo que tarda en pasar
es la unidad de medida del tiempo.
4. El de Péndulo
Los relojes de péndulo fueron utilizados en las torres de
las iglesias y castillos en el siglo XIII y no fue hasta el
siglo XV cuando empezaron a emplearse para el uso
doméstico. Huygens Christian fue el primero en patentar el reloj
de péndulo en 1656, lo que permitió medir el tiempo con mayor
precisión. Huygens realizó algunos viajes entre 1662 y 1686 y
a partir de ahí elaboró algunos relojes de péndulo para poder
medir la longitud en el mar. El reloj de péndulo fue un invento
que permitió medir con más precisión el tiempo y fue
perfeccionándose a lo largo del tiempo.
5. El reloj eléctrico
El reloj digital fue inventado en 1956 por el ingeniero
búlgaro Petar Ptrov, y se hizo popular cuando
los microchips y LED´s empezaron a ser baratos.
Hacia 1970 los relojes digitales eran de
funcionamiento mecánico con un pequeño motor de
AC que se usaba como parte del mecanismo para
cambiar la hora. Hamilton presentó en 1972 el Pulsar,
primer reloj digital con pantalla LCD del mercado.
6. Reloj pulsera
El reloj de pulsera nació gracias a los pilotos de aviación que
en sus orígenes cogían un reloj de bolsillo y mediante una
correa se lo ataban a la pierna o en el brazo siempre encima
del traje de aviación. En aquella época en el que los aviones
carecían de cualquier tipo de instrumentación, los cálculos que
realizaban los pilotos con los relojes eran muy importantes ya
que gracias a él podían calcular rumbos, distancias y horas de
combustible que les quedaba para poder continuar en el aire.
De ahí se fue popularizando esta nueva forma de llevar los
relojes que con los años han ido modificándose en tamaño y
diseño permitiendo llegar a nuestros días la forma en que
conocemos al reloj de pulsera.