La exposición a la gasolina puede causar daños graves a la salud y al medio ambiente. Un derrame de gasolina contamina el agua y el suelo durante décadas, y pequeñas cantidades de vapores de gasolina ya pueden irritar y causar síntomas como dolor de cabeza o náuseas. El contacto prolongado con la gasolina incluso puede provocar quemaduras o la muerte. Aunque la gasolina es útil para el transporte, también es extremadamente tóxica si no se maneja correctamente.