La revolución industrial fue un proceso lento que transformó la economía agraria al mundo de las máquinas e impulsó cambios en los sistemas de trabajo y estructuras sociales. La innovación constante y la transformación fueron esenciales en la modernidad, impulsadas por inventos técnicos, descubrimientos teóricos, capitales y cambios sociales. Esto llevó al surgimiento de fábricas, ciudades grandes y una nueva clase de profesionales, mientras los campesinos se trasladaban a las ciudades.