El documento explora el origen de la distancia entre los rieles en los ferrocarriles, que se remonta a los romanos y su elección de 143.5 centímetros basada en el espacio necesario para caballos de tiro. Esta medida luego se adoptó para los primeros ferrocarriles y ha persistido a pesar de no ser la más eficiente, ilustrando cómo decisiones históricas continúan influyendo en el presente.