Este salmo celebra la victoria del rey concedida por Dios. La primera parte expresa alegría por las bendiciones al rey, especialmente su triunfo. En la segunda, un profeta anuncia la victoria total sobre los enemigos. Finalmente, la comunidad pide a Dios que cumpla su promesa. Para los cristianos, el salmo es un himno a la victoria de Cristo resucitado sobre el pecado y la muerte, y una petición para que esta victoria sea compartida por toda la Iglesia y la humanidad.