2. Contenidos
1. Situación histórica y social
2. Estructura y estilo del libro
3. Contenido doctrinal:
– 1º) La Nueva Jerusalén y el futuro
glorioso;
– 2º) Interiorización de la doctrina.
3. EL PROFETA ISAÍAS
La persona La actitud
Situación histórica y social Estructura y estilo de Is 3
EL LIBRO DE ISAÍAS 3
Contenido doctrinal
La nueva Jerusalén y el futuro glorioso
Interiorización de la doctrina
4.
5. Después de Duhm, que atribuyó
esta parte a un discípulo lejano de
Isaías (el Tritoisaías), profeta que ha-
bría ejercido su actividad a mediados
del siglo V, los comentaristas no es-
tán de acuerdo en asignar estos capí-
tulos a un profeta determinado.
6. El argumento más utilizado, además de
algunas diferencias de estilo, es que muchos
temas abordados en la última sección del
libro de Isaías reflejan una situación poste-
xílica: el tratamiento del Templo, de los
sacrificios y del sábado suponen que el pue-
blo ha vuelto ya del destierro, aunque antes
de las reformas de Esdras y Nehemías.- Cfr
Duhm, B., Das Buch Jesaja (3 ed.), Göttin-
gen 1914, pp. XX y 389-390.
7. Muchos autores insisten en que apare-
cen los mismos temas que en la segunda parte
de Isaías (L. Glahn, A. Penna, D. Smart, etc.).
Por tanto, mantienen que procede del
mismo Deuteroisaías que, a la vuelta del Des-
tierro, se encontró con los nuevos
problemas, especialmente el desaliento de
quienes no ve-ían cumplidas las esperanzas
que habían ali-mentado en Babilonia.
8. Otros (K. Eliger, W. Kessler, P.E. Bon-
nard, etc.), suponen en cambio que tuvo que
existir un discípulo del profeta anónimo que
escribió la segunda parte; así se explicarían
las diferencias de estilo, aun manteniendo los
mismos temas doctrinales.
La mayoría de los comentaristas actua-
les reconocen que en esta parte hay materiales
de muy diversas épocas y de diferentes auto-
res (O. Eissfeld, A. Testa, etc.).
9. En esta sección más que ninguna otra, el redactor
final reunió oráculos sin preocupaciones cronológicas ni
de autor; pero ordenándolos con el fin de estimular a los
que a la vuelta del destierro necesitaban restaurar tanto
las edificaciones materiales como su propia religiosidad.
Cfr Penna, A., Isaia, en La Sacra Bibbia, Torino
1957, pp. 397ss. Cfr Bonnard, P.E., Le Second Isaïe. Son
disciple et leur éditeurs. Isaïe 40-66, Paris 1972.Cfr
Testa, E., Il profetismo e i profeti, en Il messaggio della
salvezza, vol. 4, Torino 1977, pp. 790-792. Allí se
explica los argumentos de las diversas tendencias con la
bibliografía pertinente.
10.
11. División de Isaías 3
I. Perspectivas de salvación universal
(56,1-59,21)
II. Gloria de Jerusalén y salvación
para las naciones (60,1-64,11)
III. Realidades últimas (65,1-66,24)
12. I. Perspectivas de
salvación universal
(56,1-59,21)
Apertura universal del culto (56,1-8)
Impiedad de los dirigentes (56,9-12)
Denuncia del culto idolátrico (57,1-13)
Salvación para los piadosos (57,14-21)
Denuncia del falso ayuno (58,1-14)
Salvación para los que reconocen su pecado (59,1-21)
13. II. Gloria de Jerusalén y
salvación para las
naciones (60,1-64,11)
La gloria de la nueva Jerusalén (60,1-22)
El heraldo de la buena nueva (61,1-11)
Los nombres de la nueva Jerusalén (62,1-12)
Victoria escatológica (63,1-64,11)
14. III. Realidades últimas
(65,1-66,24)
Retribución de justos e impíos (65,1-7)
Recompensa de los elegidos (65,8-16)
Los cielos nuevos y la tierra nueva (65,17-25)
El nuevo Templo y el nuevo culto (66,1-6)
El nuevo pueblo (66,7-14)
El castigo de los malvados (66,15-17)
Peregrinación de los pueblos a Jerusalén (66,18-24)
15. Los planteamientos sobre la forma-
ción y origen de esta sección repercuten
en la consideración de la unidad y la es-
tructura.
La fecha de los oráculos también va-
ría desde Duhm, que preconizaba el año
450 a.C. como fecha aproximada hasta
quienes han supuesto que algunos orácu-
los podrían ser incluso del siglo II a.C.
16. Con todo, se supone que los oráculos más
tardíos pertenecen a las primeras décadas de la
vuelta del destierro, entre el 538 y el 510
aproximadamente.
Esta época histórica, por desgracia, es
muy poco conocida: no hay testimonios bíbli-
cos ni extrabíblicos. Muy probablemente los
emperadores persas permitieron el culto, pero
no lo favorecieron y quizá hasta lo
rechazaron, aunque sólo fuera de modo
indirecto.
17. Ante esta situación, el entusiasmo ini-
cial de los repatriados chocó con la realidad
cruda.
Había aún mucho que hacer, surgirán
tensiones entre los que llegaban y los que
habían permanecido en Jerusalén, y, sin du-
da, brotará el afán de sacudirse el dominio
persa.
18. Ahora bien, es difícil demostrar cuán-
do y cómo surgieron estos problemas y
qué medidas concretas se arbitraron; úni-
camente es constatable que en el trasfon-
do de la tercera parte de Isaías late toda
esta problemática, que es la que da
unidad al conjunto.
19. Sobre la estructura de la sección es
difícil que haya acuerdo. Se admite que los
capítulos 60-62 forman el cuerpo del men-
saje, teniendo como elemento central Is
61,1-11.
El resto es distribuido de distintas ma-
neras: Normalmente Is 56-59 se consideran
como introductorios, compuestos por cinco
oráculos. Y son los siguientes:
20. 1º) se denuncia la injusticia y se dan los criterios
de admisión en la comunidad (Is 56,1-8);
2º) se denuncian los abusos de los dirigentes y la
idolatría (Is 56,9-57,21),
3º) se denuncian las prácticas meramente exter-
nas (Is 58,1-4);
4º) se reconocen los pecados en tono salmódico
(Is 59,1-14)
5º) se anuncia el juicio divino en estilo apocalíp-
tico (Is 59,15-21).
21. La parte final (Is 63-66) suele entender-
se como conclusión, con cuatro oráculos:
poema sobre el castigo divino (Is 63,1-6);
reconocimiento de los delitos en forma de
salmo (Is 63,7-64,11);
el plan divino sobre la salvación, que so-
brepasa la historia (Is 65-66).
22. Según esta división hay una cierta simetría entre
la parte inicial y la conclusiva: a) La comunidad en la
historia: pecados y salvación (Is 56-58; 65-66); b)
Lamentación en forma salmódica (Is 59,1-14; 63,7-
64,11); c) Intervención divina, juzgando y
retribuyendo (Is 59,15-21; 63,1-6).
Esta división, propuesta por Bonnard (op.
cit., pp. 318-319) ha sido aceptada por los
comentaristas, pues explica bien el trabajo del último
redactor y las razones teológicas de su composición
definitiva.
23. En los capítulos centrales (Is 60-62) se
recoge la doctrina fundamental, estructurada
también con estilo simétrico: un canto de
exaltación de Jerusalén (Is 60); la misión del
"enviado", bajo la acción del Espíritu (Is
61); poema sobre la Nueva Sión-Jerusalén
(Is 62).
El estilo entre Is 60 e Is 62 es muy simi-
lar; se han contado hasta 13 términos iguales.
Como se ve, la simetría entre estos tres capítu-
los es total.
24.
25. No se puede hablar de una doctrina
homogénea, dada la diversidad de orácu-
los y de momentos en que fueron redac-
tados.
Pero, al menos, cabe subrayar las i-
deas que subyacen en todos ellos, seña-
lando los textos que con más claridad las
expresan.
27. a) La Nueva Jerusalén y el futuro
glorioso.- Los destinatarios de los oráculos
son palestinenses, un tanto desesperanza-
dos.
El profeta les anima a descubrir una
Jerusalén gloriosa, a donde acudirán de to-
das las naciones, porque es "la ciudad del
Señor, la Sión del Santo del Señor" (Is
60,14), sus murallas se llamarán "salva-
ción" y sus paredes "alabanza" (Is 60,18).
28. Bonnard supone que después del destie-
rro se formaron cuatro grupos de israelitas:
los que volvieron del destierro, los que per-
manecieron siempre en Palestina, los extran-
jeros que se habían afincado allí, y los judíos
que continuaban en la diáspora.
De todos ellos se pretende formar una
nueva comunidad, superando las dificultades
que ello entrañaba.- Cfr Bonnard, P.E., op.
cit., pp. 123-125.
29. El llamado "Santo del Señor", como
título divino indica que esta parte, como el
resto del libro de Isaías, destaca la trans-
cendencia divina: Dios es el Altísimo, el
Excelso (Is 57,15; 63,15; 64,3; 66,1).
Sin embargo, cuidará especialmente
de los 'anawim, o pobres del Señor, para
otorgarles la salvación (cfr Is 57,15; 61,1-
3; 66,2; 56,1; 59,1.11.16...).
30. Los epítetos de la ciudad son siempre
espirituales (Cfr Is 62,4.12; 65,18). El pue-
blo descubre el valor de su humillación pa-
sada: Dios se fija en los que sufren todo ti-
po de vejaciones y a ellos se dirige el men-
saje, anunciándoles una nueva era de ben-
dición, como lo muestra Is 61,1-3. Este orá-
culo está en la línea de los Cantos del Sier-
vo y pone de relieve la importancia de la
salvación prometida a los más débiles.
31. La era mesiánica, en este caso, no se
caracteriza por el dominio de un rey, ni por
la presencia de un ser transcendente, sino
por el anuncio de una nueva etapa de liber-
tad, de bendición y de gracia. Cuando Jesu-
cristo se aplica este texto (Cfr Lc
4,18.19), no se atribuye una potestad que
podría ser mal interpretada por sus
oyentes, sino la misión más profunda de
salvador. Al men-cionar al Espíritu, se indica
que el objetivo del "mensajero" es interior y no
meramente externo.
32.
33. La nueva Jerusalén es símbolo de un
orden nuevo.
El profeta termina el libro con la espe-
ranza en un futuro esplendoroso: más que
una renovación de lo antiguo se trata de la
instauración de una nueva creación y de u-
na alegría nueva. Los poemas contenidos
en Is 65,17-25 e Is 66,7-14 apuntan a una
nueva etapa, exenta de llanto y guerras.
35. b) Interiorización de la doctrina.- La
alegría y esperanza en un futuro más pro-
metedor no se cifra en instituciones exter-
nas: ni en la Monarquía, ni en las armas, ni
en la autoridad humana: el culto y las nor-
mas legales (ayuno) se habrá purificado de
todo formalismo (Is 58,1-12). En
cambio, será la instauración definitiva de la
justicia el eje del desarrollo (Is 61,8-11);
todo el pueblo alcanzará la salvación sin
necesidad de intermediarios (Is 62,2-12).
36. El Templo centra el afán de los repa-
triados (Is 60,7-13); pero su edificación ma-
terial no es el objetivo último, porque el tro-
no de Dios son los cielos (Is 66,1-2); la in-
tervención divina no se ha limitado a los
prodigios externos narrados en el
Exodo, sino que va guiando a su pueblo
hasta que reconozcan que "el Señor es su
Padre" (Is 63,7-16). Estas ideas abren un
horizonte nuevo, la doctrina escatológica
que abunda-rá en Ageo y Zacarías.