Los sensores ópticos funcionan emitiendo un haz de luz y detectando su interrupción o reflexión por un objeto. Se componen de una fuente de luz, receptor, lentes y circuito de salida. Detectan objetos sin contacto físico y tienen aplicaciones industriales amplias como medir temperatura, presión, nivel de líquido y más. Sus principales ventajas son la detección sin contacto, gran alcance y detección independiente de la forma y color del objeto.