El documento propone establecer las bases para un diálogo nacional en Nicaragua mediante el diálogo entre la Iglesia y el Gobierno. Señala que el diálogo es positivo y puede mejorar las tensas relaciones entre la Iglesia y el Estado. También destaca que la Iglesia ha jugado un papel histórico como mediadora y defensora de los derechos humanos en Nicaragua. El diálogo actual abordará temas como el aborto, la separación entre religión y política, y el cumplimiento de los derechos humanos.