El Papa Juan Pablo II exhorta a los franciscanos seglares a dar testimonio personal de su fe católica en sus vidas diarias, especialmente en sus familias y lugares de trabajo, viviendo de acuerdo con los principios de la Regla y Constituciones franciscanas y evitando una religiosidad superficial. El Papa también enfatiza la importancia de comprometerse con la búsqueda de la perfección cristiana y la construcción de un mundo más justo y fraterno.