La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
Decálogo del Franciscano Seglar
1. DECÁLOGO DEL FRANCISCANO SEGLAR
DESDE LA FRESCURA
1. ESTAD ALEGRES. Sentirnos amados por Dios-Padre, un sentimiento profundo debe surgir en
nosotros de GRATITUD, todo nos ha sido regalado. Francisco repite, como un estribillo: "el Señor
me dio hacer penitencia..., me dio fe en las iglesias..., me dio gran fe en los sacerdotes..., me dio
hermanos, me reveló...". Ese ser amado por Dios-Padre se encarna en la gratitud, y ésta se
manifiesta en la alegría. Por otro lado tenemos que amar gratuitamente a los hermanos,
especialmente a los más pequeños y necesitados. La expresión de ese amor gratuito es la Alegría.
Vivamos la perfecta alegría hoy y aquí.
2. VIVIR EL EVANGELIO. Hacer de la Palabra de DIOS: palabra escuchada, palabra meditada y
contemplada, palabra compartida, palabra andada, palabra entregada y derramada. Pasando del
Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio.
3. SER HOMBRES Y MUJERES DE ORACIÓN. Hagan de la oración y de la contemplación el alma del
propio ser y del propio obrar. Para Francisco la oración es mucho más que una meditación sobre
Dios o una sucesión de palabras; es un entretenerse amoroso con Dios, una conexión permanente
con Él, un diálogo de amistad en el que lo importante, lo realmente importante, es estar en la
compañía del Señor, dedicar tiempo a estar con Él, gustar de su presencia y de su mirada, mirarle
y sentirnos mirados continuamente por Él.
4. CONVERSIÓN. Transformémonos desde el Amor mediante un radical cambio interior:
Conversión continua, debe actualizarse cada día desde la sencillez y la pequeñez.
5. POBRES Y HUMILDES: MENORES (lo más pequeños que): Vivir el Evangelio desde el servicio (Juan
13). El ser menor es una actitud revolucionaría cuya elección es libre, no se debe a una
incapacidad o miedo a mandar, es una elección de auténtico AMOR. El ser menor tiene una doble
vertiente: Hacerse pobre (despojarse de sí mismo, desapropio del yo (penitentes)) para servir y
Humillarse para obedecer al hermano.
2. 6. INSTRUMENTOS DE PAZ Y PORTADORES DE ESPERANZA. La Paz es un don del Espíritu Santo y
se manifiesta en aquellos hombres capaces de renunciar: a la acumulación de bienes, poder y
honores; y que viven en penitencia, es decir que soportan con alegría las cosas de la vida por
amor a Jesucristo. La mejor manera de llenarse de Jesucristo es orar. La Paz es una opción de
vida: hombres con las manos vacías, no violentos y capaces de sufrir las consecuencias de esas
actitudes, que quieren fraternizar a todas las creaturas optando por la reconciliación, un universo
de diálogo lleno del aliento del perdón. El rostro de la paz es la Fraternidad.
7. PRESENTES EN EL MUNDO. Llamados, juntamente con todos los hombres de buena voluntad, a
construir un mundo más fraterno y evangélico para edificar el Reino de Dios. Luchando por la
Justicia, la Fraternidad Universal, el Trabajo como don de Dios y respeto por las otras criaturas,
animadas e inanimadas, que son portadoras de la significación del Altísimo.
8. MARÍA GUÍA DE NUESTRA VIDA. Cultiven el amor intenso a la Santísima Virgen, mediante la
imitación, la oración y la entrega filial. Manifiesten su devoción personal con expresiones de una
auténtica fe. Busquemos vivir la experiencia de Francisco, que hizo de la Virgen la guía de su vida
y de su obra; con ella, como los discípulos en Pentecostés, acojan el Espíritu para realizarse en
comunidad de amo.
9. JUGLARES DEL SIGLO XXI: ALABANDO Y CANTANDO A DIOS-PADRE La sociedad en la que
vivimos se caracteriza por su pesimismo y su escasa esperanza de cara al futuro. La misión del
cristiano que se cree el mensaje del Evangelio, y del franciscano que mira el estilo de vida de
Francisco, debe transmitir futuro, optimismo, esperanza, confianza, solidaridad: signos de
resurrección y no de muerte. SER JUGLARES del SIGLOXXI no es otra cosa que anunciar a Cristo
Resucitado, transformar realidades muertas en realidades vivas. VIVIENDO A TOPE LA ORACIÓN
SIMPLE DE SAN FRANCISCO
10. VIRVIR EL EVANGELIO EN FRATERNIDAD. La Fraternidad
debe ser centro de nuestra vida, lugar donde vivir mi
vocación. Sin mi Fraternidad y sin mis hermanos no puedo
desarrollar mi vocación: vivir en Evangelio en comunión
Fraterna. Sobre la Fraternidad se ha escrito mucho y
seguiremos hablando de ella, La fraternidad es un don del
Espíritu Santo (luego crecerá con la oración y la
dedicación) y es ese Espíritu quien nos impulsa a compartir
una forma de vida con hombres y mujeres diferentes. Los
hermanos son el gran don que Dios nos hace y gracias a ellos
podemos vivir el santo Evangelio en Fraternidad.
franciscanosseglares@yahoo.es