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Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte
Cultura Sicán: esplendor preincaico
de la costa norte
editor
Izumi Shimada
traducción y coordinación editorial
Gabriela Cervantes
Índice
presentación
Marco Falconí Picardo
13
presentación
Rose M. Likins
13
introducción
Detrás de la Máscara de Oro: La cultura Sicán
Izumi Shimada
13
Primera parte: aspectos y legados tecnológicos
Tecnología y organización de la producción de cobre arsenical Sicán
Aniko Bezúr
13
Orfebrería Sicán: los vasos y las figuras representadas
Paloma Carcedo
13
Manejo Sicán de recursos naturales: bosques y combustibles de madera
David J. Goldstein
13
Estudio de cerámica Sicán Medio por métodos físicos
Ursel Wagner, Fritz Wagner e Izumi Shimada
13
Segunda parte: arte, ritos, y costumbres funerarias
Arte, religión y cosmología Sicán Medio: nuevos enfoques
Izumi Shimada
13
El culto a los ancestros: aproximación y evidencia
Go Matsumoto
13
Conjunto (assemblage) de vasijas en miniatura funerarias Sicán:
Un análisis multidisciplinario de su variabilidad, uso y significado
Gabriela Cervantes, Ursel Wagner y Linda Perry
13
La persistencia de la identidad: una primera aproximación a la identidad mochica
en el valle de Lambayeque prehispánico tardío
Haagen D. Klaus
13
Tercera parte: población Sicán. Origen, salud y genética
La sociedad Sicán: una visión desde los esqueletos
Sarah K. Muno
13
La migración en la cultura Sicán: analizando el movimiento
en el pasado usando la geología y la química
Kelly Knudson
13
Análisis del ADN de la sociedad Sicán
Ken-ichi Shinoda
13
Cuarta parte: la cultura Sicán y su relación con otras culturas
Examinando la interacción cultural entre Sicán Medio y la costa central, hacia 1000 d. C.
Rafael A. Segura Llanos e Izumi Shimada
13
Agricultura Sicán y su transformación bajo el dominio Chinú e Inka:
el estudio de caso de la pampa de Chaparrí
Frances M. Hayashida
13
Los Sicán bajo el dominio Chimú
Hartmut Tschauner
13
Quinta parte: El Museo Nacional Sicán y el Proyecto Arqueológico Sicán (PAS)
El Museo Nacional Sicán como centro de investigación, conservación,
defensa y difusión del patrimonio cultural Sicán del Perú y para el mundo
Carlos G. Elera
13
Treinta y cinco años desenterrando a los Sicán: objetivos, historia, enfoques
y logros del Proyecto Arqueológico Sicán (PAS)
Izumi Shimada
13
nuestros autores
13
11
Presentación
Durante décadas los deslumbrantes tumis y máscaras de oro que llevan la imagen del miste-
rioso personaje de ojos «alados» han simbolizado parte importante del legado cultural único e
incomparable de nuestra patria. Sus réplicas son vendidas prácticamente en todos los lugares
turísticos del país y sus imágenes han sido adoptadas como logos de instituciones nacionales.
Inexplicablemente, a pesar de la amplia difusión y conocimiento de estas imágenes, la identidad
y características de la cultura responsable de estas creaciones han permanecido esquivas a la
gran mayoría del público en general e, incluso, de los especialistas.
En 1978 el arqueólogo japonés Izumi Shimada inició el Proyecto Arqueológico Sicán,
centrado en la región que abarca el pueblo de Batán Grande y el extenso algarrobal de Pómac,
en el valle medio de La Leche, en la costa norte del Perú. Durante 35 años de investigación casi
continua, el equipo interdisciplinario y multinacional, bajo la dirección del doctor Shimada y el
codirector peruano doctor Carlos G. Elera Arévalo, continuó desentrañando los impresionante
logros tecnológicos, riquezas y misterios de esta cultura preincaica denominada Sicán (también
conocida como Lambayeque).
Este libro, trabajado por el doctor Shimada, reúne por primera vez los resultados más
importantes de las investigaciones realizadas hasta ahora por el mencionado equipo. Así llega-
mos a conocer que la cultura Sicán desarrolló su propia identidad durante el siglo IX. Creó su
perfil cultural como el resultado de la selección y la fusión de dos tradiciones anteriores: el norte
con Moche, y el sur con Huari. Durante el periodo de su auge, conocido como Sicán Medio
(900-1100 d. C.), las élites de la cultura Sicán establecieron su dominio sobre otras poblaciones
de gran parte de la costa norte peruana —incluida la etnia Moche— no por medio de la fuerza,
sino por la preeminencia económica, religiosa y tecnológica. Su red de comercio y el alcance de
12 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 13
su influencia llegaron por el norte hasta Colombia y la costa ecuatoriana, por el sur hasta la
costa central (Lima Metropolitana) y al este, quizá, hasta la Amazonía.
Los trabajadores de Sicán perfeccionaron la tecnología metalúrgica y produjeron bronce
(aleación de cobre y arsénico) y oro en una escala sin precedente, transformando las socieda-
des del norte del Perú de la «edad de cobre» a la «edad del bronce». Gracias al monopolio del
Spondylus (concha marina tropical) y otros objetos valiosos, a los que debemos sumar el incom-
parable manejo de la producción agrícola a gran escala por medio de sistemas de riego interva-
lle, se podría afirmar que el pueblo Sicán, durante su mayor apogeo, fueron la población más
poderosa e influyente en los Andes.
El resultado de estos hallazgos es el libro Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa
norte, del profesor Izumi Shimada, libro que además reúne estudios de numerosos especialistas
de diversas disciplinas, todos allegados al equipo del Proyecto Arqueológico Sicán y que, en esta
oportunidad, el Congreso de la República se honra en presentar. Un inmenso logro académico
que nos permite apreciar nuevas e importantes contribuciones sobre el conocimiento de la cul-
tura Sicán y el vasto panorama cultural e histórico de nuestro país.
Modesto Julca Jara
Presidente del Fondo Editorial del Congreso de la República
Cultura Sicán: Esplendor preincaico de la Costa Norte
En la Región Lambayeque, en la única reserva de bosques secos tropicales que existe a lo largo del Pací-
fico Sur y que hoy conocemos como Santuario Histórico del Bosque de Pómac, floreció Sicán, cultura
realmente notable, forjadora de una Edad de Bronce en la Costa Norte peruana, poderosa y distintiva
en su organización económica, social y religiosa.
En su punto de máximo esplendor, la cultura Sicán fue la entidad política, económica y reli-
giosa más importante e influyente en el territorio peruano de la época.
Hasta el Santuario Histórico del Bosque de Pómac llegó en los primeros años de la década
de 1970 el doctor Izumi Shimada, catedrático de Southern Illinois University. La singular belleza de
un paisaje austero y agreste adornado por evidencias de decenas de pirámides entre bosques de alga-
rrobos no fue lo único que concitó la atención del doctor Shimada. Él llegó atraído por las muchas
interrogantes que aquel lugar propiciaba en su inquieto afán científico, ansioso por comprender en su
cronología y contexto geográfico lo que anticipaba era una gran cultura surgida en y desde la Región
Lambayeque.
Hoy, cuarenta años transcurridos, podemos afirmar que el empeño del doctor Shimada ha
fructificado inmensamente. Gracias a su inteligencia, agudeza, escrúpulos y tenacidad, acompañados
por el concurso de múltiples especialistas y estudiosos de las más variadas disciplinas, existe un enten-
dimiento cabal de la singularidad, la importancia y la proyección de la cultura Sicán.
Los hallazgos que son testimonio de la gran tarea del doctor Shimada se encuentran alberga-
dos en el Museo Nacional Sicán, con el cual el gobierno de Estados Unidos guarda una relación fluida y
de larga data. Nos complace la participación del Museo Nacional de Sicán en el programa de prácticas
profesionales para estudiantes de maestría de Estados Unidos así como que haya recibido apoyo del
fondo del embajador.
14 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 15
fig. 1 Tumi de oro de Sicán Medio saqueado de una tumba de la capital de
Sicán. Museo Oro del Perú en Lima. Foto: Izumi Shimada.
Detrás de la Máscara de Oro: la cultura Sicán
Izumi Shimada
Introducción
Cada vez que uno viaja a cualquier destino tu-
rístico del Perú como el Cuzco, la antigua capi-
tal del Imperio incaico; Nazca, para sobrevolar
los geoglifos en la desértica pampa; o la ciudad
de Lima, actual capital del Perú, uno no puede
evitar ver grandes cantidades de souvenirs con
la forma del ceremonial tumi (‘cuchillo’ en que-
chua), y con la forma de la máscara con los ca-
racterísticos ojos almendrados inclinados hacia
arriba (figura 1). Además de servir como souvenirs,
también han sido adoptados largamente como
símbolos de la moderna nación del Perú, de sus
productos y de sus instituciones, como en el caso
de la compañía nacional de petróleo Petroperú
y la desaparecida aerolínea nacional Aeroperú.
Entonces, ¿qué son estos objetos y qué cultura
es responsable de haberlos creado? Es una pre-
gunta lógica dada su presencia en todo el Perú.
Sin embargo, es difícil encontrar alguna persona,
incluidos los vendedores de souvenirs, que sepan
responder a esta pregunta correctamente.
La complejidad de la cultura Sicán es apreciable en su elaborada agricultura, en su manejo
de recursos naturales, en su sofisticada tecnología metalúrgica y orfebre, en su iconografía plasmada
en infinidad de artefactos, en su decidida actividad pesquera y, sobre todo, en su vocación comercial
intensa e integradora.
La cultura Sicán tuvo una visión grande, amplia y ambiciosa de sí misma y del mundo. Ello
la impulsó a extenderse más allá de la cuenca del río La Leche y de la costa lambayecana e incursio-
nar tanto hacia el norte como hacia el sur. A través del comercio, la cultura Sicán alcanzó las costas
de Ecuador y Colombia y la cuenca del Marañón por el este. Hay indicios de presencia Sicán desde
las Islas Galápagos hasta territorios Tiahuanaco, incluida la franja costera en el norte de Chile.
Fue la cultura Sicán una sociedad multiétnica, compleja y estratificada. El haber sido pre-
cedida por las culturas Huari y Mochica y después sucedida por la cultura Chimú, lejos de impedir,
favoreció que se erigiera en un sofisticado puente de sincretismo religioso, social y tecnológico y en
una potente fuente de irradiación cultural e iconográfica simbolizada por el Tumi y la Máscara de
Oro de Sicán Medio como bien enfatiza el doctor Shimada.
Hay por supuesto un campo abierto y fértil para la investigación; todavía hay mucho por des-
cubrir y comprobar respecto de la cultura Sicán, particularmente sus horizontes Temprano y Tardío.
Cuando gracias a las páginas de este libro nos adentramos en el corazón de la cultura Sicán
no podemos obviar que los procesos sociales, culturales y económicos son parte de un contínuum
que en el caso del Perú se remonta a más de cinco mil años de antigüedad. Hay elementos que nos
resultan familiares como es el tesón de los antiguos peruanos por domeñar la geografía y la concien-
cia de cuán necesario es aprovechar de manera sostenible los recursos naturales. El Fenómeno del
Niño fue para la cultura Sicán el gran desafío; el imperativo de utilizar juiciosamente sus milenarios
algarrobos una tarea cotidiana.
Durante seiscientos años la cultura Sicán marcó el rumbo de la integración a través de su
industriosidad e intercambio comercial y pacífico. Ese espíritu emprendedor, innovador y competi-
tivo vive en los artesanos, orfebres, hilanderas, empresarios, emprendedores y comerciantes del Perú
moderno. Son estas algunas claves importantes y actuales de un país que se proyecta al futuro con
la seguridad y el orgullo de un memorable pasado.
Rose M. Likins
Embajadora de Estados Unidos en el Perú
16 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 17
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
tesoros probablemente se hayan referido
a metales preciosos y otros objetos sun-
tuarios saqueados de tumbas de élite en
Poma.
El mismo nombre también ha
sido aplicado a la capital cívico-religiosa
Sicán Medio, ubicada en Poma. Dado
que la civilización prehispánica andina
no desarrolló la escritura, probablemen-
te nunca conozcamos el verdadero nom-
bre de lo que hoy denominamos Sicán.
Antes del inicio de nuestras
investigaciones científicas e interdisci-
plinarias sobre la cultura Sicán en 1978,
esta cultura era conocida indistinta-
mente como ‘Chimú’, ‘Eten’ y ‘Lambayeque’. Tras aproximadamente 15 años de investigaciones
del Proyecto Arqueológico Sicán (PAS), se reveló que la mayor parte de estos montículos en
Poma fueron construidos alrededor de 1.000 años d. C. por la misma cultura prehispánica, que
además había desarrollado un arte distintivo y sofisticadas tecnologías, entre otras características
notables. Entonces, en 1983, adoptando el nombre nativo de lo que consideré el núcleo de esta
cultura, la denominé cultura Sicán. Así, quise poner fin a la ampliamente esparcida confusión al
identificar productos de Sicán como si fueran chimúes, cultura que conquistó Sicán hacia 1375 d.
C. y tomó ventaja de las avanzadas tecnologías y artesanos de Sicán para sus propios fines. Esto
tuvo por resultado finas vasijas de cerámica que fueron producidas para los señores chimúes con
las tecnologías Sicán y —sospecho— por artesanos de Sicán reubicados a la fuerza en centros
chimúes. No es de sorprender entonces que los objetos puramente de Sicán producidos con an-
terioridad a la conquista chimú fueran erróneamente identificados como chimú.
El nombre ‘eten’ nunca ganó muchos seguidores. En cambio, el término ‘lambayeque’,
que designa al extenso y productivo valle del centro Sicán (ver Shimada), ha estado en uso durante
casi medio siglo. Su uso está íntimamente ligado a una aplicación poco crítica de la leyenda de la
dinastía Lambayeque recopilada en el siglo XVI (ver Shimada). Hoy consideramos al periodo de
seiscientos años de duración de la cultura Sicán como la era de florescencia de la larga tradición
cultural Lambayeque, que continúa hasta hoy.
fig. 3. Santuario Histórico Nacional del Bosque de Pómac en el valle medio de La Leche
con muchos sitios con importantes montículos de adobe. Vista desde la cima de la Huaca
Las Ventanas. Foto: Izumi Shimada.
Hoy sabemos que la responsable de
estos objetos fue la influyente y prominente
cultura Sicán, que floreció hace 1.000 años en
la costa norte del Perú (figura 2) en la región
andina del oeste de Sudamérica.
En las páginas que siguen se explica-
rá cómo se desarrolló esta cultura, su econo-
mía, tecnología, religión, organización social y
política, así como otros aspectos característi-
cos, hasta su caída hacia fines del siglo XIV.
Asimismo se examinará cómo influenció tanto
en las culturas contemporáneas como en aque-
llas posteriores en los Andes.
El nombre ‘sicán’
En la lengua nativa mochica que fue documen-
tada en la mitad norteña de la costa norte del
Perú en época colonial, el término ‘sicán’ sig-
nifica ‘casa’ o ‘templo’ de la Luna (si). Según
cómo la palabra haya sido transcrita, puede ser
escrita además como signan o sian. Era el nom-
bre de un lugar donde yacía un grupo de an-
tiguos templos o huacas (palabra quechua que
significa ‘objeto’ o ‘lugar sagrado’), en lo que
hoy es conocido como el Santuario Histórico
Nacional del Bosque de Pómac, en el valle medio del río La Leche (figura 3) hacia 32 kilómetros
al nordeste de la ciudad de Chiclayo. El santuario (hacia 60 kilómetros cuadrados en extensión)
contiene cerca de treinta huacas grandes y pequeñas esparcidas en el extenso y espinoso bosque
seco dominado por árboles de algarrobo (Prosopis spp.) (ver Goldstein). De hecho, las tierras
que cubren gran parte de lo que hoy es el Santuario de Pómac eran conocidas en época colonial
temprana por sus ‘tesoros e ídolos’. Estos incluían murales polícromos que decoraban la cima
de los templos mencionados. Algunos de ellos sobrevivieron hasta mediados del siglo XX. Estos
fig. 2. Mapa de la costa norte norteña del Perú donde la cultura Sicán floreció.
Foto: Izumi Shimada.
18 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 19
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
una explicación del término ‘sicán’
1. 	Dado que no había escritura, no existe ninguna base concreta, directa ni confiable que nos
permita identificar los nombres originales exactos de las culturas preíncas. De hecho, aún
no estamos seguros de que aquello que los arqueólogos denominan cultura Lambayeque o
Sicán haya sido concebido como una sola cultura coherente y significativa por los mismos
lambayecanos antiguos, y, por consiguiente, haya tenido un solo nombre por consenso; con-
secuentemente, el fenómeno arqueológico denominado ‘sicán’ o ‘lambayeque’ ha tenido varias
designaciones a través de la historia de la arqueología peruana, empezando con el término
‘chimú’ (W. C. Bennett [1939]; A. L. Kroeber [1925, 1926, 1930], inter alia), ‘north chimú’
(Kroeber 1944), ‘lambayeque’ (Larco 1948, 1962) y ‘eten’ (M. Uhle [1959]). Otras culturas
prehispánicas como Gallinazo (o Virú), Moche (o Mochica) y Lima (o Interlocking, Proto-
Lima o Maranga) también han tenido múltiples designaciones.
2. 	El término ‘chimú’ fue errónea y ampliamente aplicado hasta hace sorprendentemente poco
tiempo (por ejemplo, Fagan 1991; Ravines 1980) para designar al estilo artístico que hoy
conocemos como Lambayeque o Sicán, en gran parte por abarcar en cierta forma el mismo
espacio y tiempo (ver Shimada 1985a, 1989b, 1990, 1995, 2000 para mayor discusión; véanse
también Menzel 1977; Zevallos 1964, 1989). Otras razones incluyen el hecho de que a) ambas
heredaron el mismo antecedente de la tradición cultural moche o mochica, y b) los artesanos
de Sicán fabricaron la cerámica y los objetos de metal utilizando las tecnologías avanzadas
sicanes para los señores chimúes tras la conquista de la región Lambayeque hacia 1375-1400
d. C. Muchos de sus productos fueron entonces tecnológica e incluso formalmente Sicán,
pero posteriores a 1400 d. C. Tal vez las razones más importantes para la confusión Chimú-
Lambayeque o Chimú-Sicán sea el hecho de que la cultura Lambayeque o Sicán no fue siste-
máticamente estudiada utilizando información y artefactos científicamente recuperados (ver
a continuación).
3. 	Es el historiador peruano Jorge Zevallos Quiñones (por ejemplo, 1971, 1989) quien dedica
muchos años de estudios a la cultura Lambayeque, que interpretaba como una larga tradición
regional que empezó antes de Cristo y duró hasta la conquista española del Imperio incaico.
Su estudio y otros que nos precedieron se enfocaron en el estudio del estilo de materiales
(incluida iconografía), disponibles en la época, la gran mayoría sin contexto (por ejemplo,
Carrión 1940; Kauffmann 1983, 1989, 1992; Zevallos 1971, 1989) o información recopilada
de prospecciones superficiales o visitas cortas (por ejemplo, Donnan 1972; Kosok 1959, 1965;
Nolan 1981). Sus intentos de reconstruir la cultura fueron mayormente basados en la aplica-
ción directa de la leyenda de Naylamp. No había verificación empírica de tal reconstrucción
(cfr. Donnan 1989, 1990), que, en este sentido, quedó como una suposición. No se sabe si la
leyenda de Naylamp fue basada en hechos reales de la cultura Sicán.
4. 	Cuando empecé con los trabajos del Proyecto Arqueológico Batán Grande-La Leche (en 1978;
Shimada 1981) no había ningún estudio sistemático, multidisciplinario ni de largo plazo en la
región Lambayeque con base en excavaciones científicas. Lamentablemente James A. Ford, en-
tonces del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, nunca publicó los resultados
de su esfuerzo por establecer por primera vez la cronología cultural del valle de Lambayeque
a partir de la cerámica recolectada de una prospección superficial poco después de culminar
su trabajo anterior, que fuera un exitoso estudio en el valle de Virú (Ford 1949).
5. 	Según documentos coloniales tempranos, el nombre original de esta zona fue ‘Sicán’ (cuya
pronunciación fue transcrita también como sian, siñan y sigñan), que en lengua mochica
quiere decir «Casa o el templo de la Luna» (Rondón 1966; Zevallos 1989: 28).
6. 	Con la finalidad de identificar el notable desarrollo cultural que tuvo su sede en el área (figura
3) y caracterizar la fase tardía de lo que Zevallos Quiñones denominaba la tradición lambaye-
que, decidí adoptar el nombre de «cultura Sicán», con lo que nació el Proyecto Arqueológico
Sicán en 1983 (Shimada 1985b).
7. 	Nuestros trabajos científicos señalaron que la cultura Sicán es una cultura fusional, que apa-
reció en la segunda mitad del Horizonte Medio (hacia 800-900 d. C.) y que tuvo su apogeo
cultural en el periodo Sicán Medio (900-1100 d. C.), teniendo al actual Santuario Histórico
del Bosque de Pómac como sede principal (por ejemplo, Shimada 1985b, 1990, 1995, 2000).
8. 	Nuestra visión y conocimiento sobre la cultura Sicán están basados en estudios científicos
multidisciplinarios de largo plazo (más de treinta años) y carácter regional (abarcando toda
la región Lambayeque). Queremos una visión holística de la cultura (véase Shimada 1985a,
1995; Shimada y Wagner 2007).
9. 	Como he señalado en varias oportunidades (por ejemplo, charlas y coloquios; Shimada 1995)
nunca he tratado de imponer el término ‘sicán’ en oposición a ‘lambayeque’. Solo pido que
se reconozcan y se citen de modo apropiado los avances en la información y el conocimien-
to sobre esta cultura, que nuestro proyecto ha aportado durante treinta años de trabajo
ininterrumpido.
20 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 21
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
tabla 1. Cronología cerámica de Sicán. Dibujo: Izumi Shimada.
Finalmente espero que el debate sobre la terminología adoptada por diferentes investigadores dé
paso a una discusión académica de fondo, acerca de la naturaleza y los procesos de desarrollo
de esta cultura que tanto admiramos.
Cronología de la cultura Sicán
La cultura Sicán es una cultura distintiva, independiente y autónoma que duró cerca de seiscien-
tos años, desde el 800-850 d. C. hasta su conquista cerca de 1375 durante la expansión hacia el
norte del Imperio chimú y cuyo centro se ubica en el valle de Moche (figura 2). La duración total
de la cultura Sicán se ha dividido en tres periodos, basados en importantes cambios culturales
documentados a través de nuestras excavaciones (tabla 1). Numerosos fechados radiocarbónicos
finamente corregidos y obtenidos de muestras provenientes de contextos primarios seguros de
varios sitios de Sicán ubicados en diferentes partes de Lambayeque nos permiten asignar las si-
guientes fechas: 800-900 d. C. para el periodo Sicán Temprano, 900-1100 d. C. para el periodo
Sicán Medio y 1100-1375 d. C. para el periodo Sicán Tardío. Como hemos visto, la conquista
chimú no erradicó la prominente y distintiva tradición sicán. No hay signos de matanzas masivas
o despoblación sicán aún en su centro en la región Lambayeque (ver Hayashida y Tschauner).
De hecho, vemos que coexiste el estilo de arte híbrido que denominamos Sicán-Chimú con los
estilos Chimú imperial y Chimú provincial (productos chimúes elaborados localmente) hasta
la conquista completa de la costa norte por el Imperio incaico cerca de 1470 d. C. Durante el
dominio inca, buena parte del mismo fenómeno ocurrido en el dominio chimú se repite, de lo
que resulta la coexistencia de estilos Sicán-Inca, Inca provincial e Inca imperial. La conquista
española, que comenzó en 1532 en el lugar del antiguo dominio Sicán, fue otro momento decisivo
cultural y biológicamente hablando. Sin embargo, como Elera observa (ver Elera), aun después
de quinientos años de dominación española e hibridación asociada, podemos todavía reconocer
prácticas culturales y creencias distintivas que probablemente daten desde épocas de Sicán, si no
de mucho antes.
Lo que sigue es una discusión ordenada cronológicamente del desarrollo y aspectos que
caracterizan cada periodo. La discusión de Sicán Medio es más completa, ya que es el periodo de
florescencia cultural sicán, así como el más estudiado.
Desarrollo y aspectos culturales de Sicán
sicán temprano (800-900 d. c.)
Los sicanes parecen haberse desarrollado primariamente en el área de Lambayeque y las áreas
circundantes en la mitad norteña de la costa norte del Perú. Debieron mucho de su extraordi-
nario desarrollo a la gran capacidad agrícola de la región Lambayeque, así como a los avanzados
antecedentes culturales en la costa norte, particularmente los del Mochica norteño (hacia 100 a
750 d. C.) y la adopción selecta de conceptos religiosos introducidos por la cultura Huari (ver
abajo) y culturas afiliadas.
En el presente, sin embargo, no podemos hablar de manera significativa del periodo
Sicán Temprano porque lo que conocemos se limita a una serie de entierros y a un estilo artístico
en evolución proveniente de algunos sitios en la mitad norteña de la costa norte (figura 3). Estos
restos de Sicán Temprano han sido hallados en profundos pisos y construcciones del posterior
periodo Sicán Medio. Más aún, no hemos encontrado ningún edificio arquitectónico que indique
la movilización sustancial de trabajo o la presencia de un liderazgo político efectivo. Vemos, en
cambio, una gran mezcla de variados estilos artísticos derivados localmente, así como prove-
nientes de áreas de la sierra norte, costa central y extremo sur. Este parece haber sido un periodo
de ajuste gradual en respuesta a desarrollos naturales y culturales sin precedente; a saber, una
22 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 23
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
y religiosa de Sicán. Al parecer es durante los primeros cincuenta años de este periodo (900-950
d. C.) que se establecen rápida y paralelamente las bases de las tecnologías, ideologías e insti-
tuciones políticas que aseguraron el destacado crecimiento del poder político y económico, así
como el prestigio social y religioso. Algunos elementos representaron un lógico refinamiento de
desarrollos anteriores, en tanto que otros constituyeron innovaciones culturales; es decir, vemos
la amalgamación innovada de antiguas y nuevas ideas, instituciones, materiales y tecnologías en
una renovada configuración que denominamos Sicán Medio. Al mismo tiempo, el sitio de Sicán
en el Santuario de Pómac emergió como el centro preeminente cívico y religioso de la región
Lambayeque.
El notable desarrollo de la cultura Sicán en el periodo Sicán Medio es discutido a pro-
fundidad posteriormente en cuanto a su: a) arte y religión distintivos, b) tecnologías innovado-
ras y producción a gran escala y sin precedente de una amplia variedad de productos cerámicos y
metálicos, y c) resurgimiento de templos montículos monumentales y autoridad religiosa. Hacia
1000 d. C., la cultura Sicán se jactaba de distinciones adicionales, incluidas d) una composición
multiétnica y jerarquía social claramente demarcada, e) tumbas de fosa de élite de dimensiones
y riqueza material sin precedente, y f) una red comercial a larga distancia que aseguró un con-
junto de bienes de prestigio exóticos desde Ecuador y Colombia, al norte, y la Amazonía andina,
al este, a cambio del intercambio de productos agrícolas locales y metalúrgicos. Todas estas
características son prueba de una economía
productiva, marcada diferenciación social y
una religión influyente que aseguraron un
poderoso e influyente Estado teocrático.
Hacia el 1000 d. C., la entidad
política de Sicán Medio había establecido
también sus dominios sobre la costa norte
norteña desde al menos el valle de Piura, al
norte, hasta el valle de Chicama, al sur, una
distancia de 350 kilómetros (figura 2). Hay in-
dicaciones de que su dominio haya incluido,
además, al valle de Moche (el centro de poder
del anterior Mochica sureño y el posterior
Imperio chimú). Más aún, ejerció fuerte in-
fluencia artística, religiosa y probablemente
fig. 4a. izquierda Fina botella de un gollete de Sicán Medio del núcleo Sicán de la
región Lambayeque. Foto: Izumi Shimada. derecha fig. 4b. Imitación local de una
botella de Sicán Medio proveniente del valle de Piura. Compárese con la figura
4a. Foto: Izumi Shimada.
severa sequía de tres décadas de duración durante el siglo VI, seguida de un evento catastrófico
de un mega-Niño, de lo que resultaron importantes cambios poblacionales y un eventual colapso
político del Mochica norteño hacia 750 d. C.
Además hubo oleadas simultáneas de expansión hacia la costa de la cultura Huari. Su
centro se situaba en la sierra sur-central del Perú cerca de la moderna ciudad de Ayacucho y se
desarrolló hacia 550-800 d. C. La cultura Huari debió gran parte de su base artística e ideológica a
la cultura Tiahuanaco, que dominó el altiplano alrededor del lago Titicaca (la región conformada
por el Perú, Bolivia y Chile y conocida como los Andes sur-centrales) y áreas circundantes entre
hacia 300 y 1100 d. C.
En los largos y combinados efectos del deterioro ambiental, dispersión de la población y
colapso del liderazgo social y político y olas de expansión huari, los esfuerzos para restablecer a
las organizaciones capaces de unificar y dirigir a la gente aparentemente tomaron mucho tiempo.
Este fue el contexto del pausado desarrollo cultural Sicán Temprano.
En esencia, el periodo Sicán Temprano fue consecuencia de interacción interregional
y movimientos poblacionales de largo plazo sin precedente, en el que se fusionaron las dos tra-
diciones culturales andinas más importantes de la costa norte y la sierra sur. Fue una era de
transformaciones en que valores, creencias, tecnologías e instituciones existentes (locales), así
como las introducidas fueron revisadas y adoptadas, modificadas o rechazadas selectivamente.
El resultado puede denominarse como una «verdadera cultura andina», ya que forjó una nueva
identidad mediante una fusión selectiva de elementos de las tradiciones andinas más prominentes
del norte y del sur.
sicán medio (900-1100 d. c.)
Sabemos mucho más acerca del periodo Sicán Medio (900-1100 d. C.), ya que hemos enfocado
gran parte de nuestra atención e investigación en él. Este enfoque fue condicionado completa-
mente por la cantidad, calidad y variedad de artefactos producidos durante este periodo. Estos
varían desde numerosos y grandes montículos de plataforma de niveles múltiples (denominados
comúnmente como huacas o pirámides) y literalmente toneladas de aleaciones de cobre y alea-
ciones de oro, a cerámica negra altamente pulida hecha en molde distribuida ampliamente a lo
largo de la costa.
La caída de la cultura Huari (hacia 800-850 d. C.) y el consiguiente debilitamiento de
su influencia brindó el momento para la rápida emergencia de la identidad y autonomía política
24 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 25
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
económica sobre un área más extensa, tan lejos por el norte, como el valle de Tumbes, y, probable-
mente, hasta el valle de Ica, por el sur, una distancia total de 1.300 kilómetros (figura 2). En muchas
áreas de esta extensa esfera de influencia vemos no solo cerámica y textiles de Sicán importados
del núcleo Sicán en la región Lambayeque, sino también imitaciones locales (figura 4). Como se
detalla a continuación, su red comercial se extendió mucho más al norte. Esta distribución rápida
y extensiva de un conjunto de productos de Sicán Medio altamente diagnósticos constituyeron lo
que los arqueólogos denominamos un «horizonte cultural».
Como ha sido explicado en mayor detalle anteriormente, consideramos que la entidad
política de Sicán Medio estableció su territorio y esferas de influencia no por medio de conquis-
tas militares y consiguiente colonización, sino a través de una orientación matizada que variaba
desde generosidad (recompensas), asociación económica, intimidaciones ideológicas y militares
o combinaciones de las anteriores. Propongo que la aceptación de la religión sicán se enfocó en
la deidad Sicán (ver a continuación) y el patrocinio político y económico que aseguraron a los
grupos locales una variedad de beneficios materiales y sociales.
1. Arte y religión
Definir y comprender la religión prehispánica sin la ayuda de versiones escritas de los que la prac-
ticaron es un enorme reto. Una posibilidad de investigación es buscar las expresiones en el arte,
particularmente las relaciones entre íconos claves o conceptos en su composición. Representaciones
antropomorfas de conceptos claves como deidades ciertamente facilitan su comprensión por las
masas. Otra posibilidad es buscar huellas materiales de comportamientos que presumiblemente
fueron guiados por creencias religiosas; es decir, rituales y costumbres funerarias (ver Shimada).
En este caso usaremos un «análisis interno» de estas dos líneas de evidencia como base primaria
para nuestra discusión de la religión durante el periodo Sicán Medio y así minimizar nuestra
dependencia de información derivada de las tradiciones orales recolectadas durante más de qui-
nientos años después, durante la época de la colonia española.
El arte del periodo Sicán Medio es ampliamente representacional en estilo; es decir, re-
trata objetos reconocibles. Iconográficamente es en esencia un arte religioso mejor descrito como
‘fusional’ o ‘sincrético’, ya que fusiona los anteriores conceptos religiosos, motivos y convenciones
artísticas Huari y Mochica en una totalmente nueva configuración. La integración de estas ideas e
íconos, sin duda bien conocidos, habría brindado prestigio y legitimidad a la emergente religión.
Aunque el padre de la arqueología científica en los Andes, Max Uhle, caracterizó este estilo de
arte como ‘epigonal’ (cuyo significado es el sucesor menos distinguido de una ilustre generación,
por ejemplo, los huaris), sabemos ahora que esta etiqueta es
inapropiada, dado el altamente distintivo y en muchas formas
único e innovador carácter y prestigio del estilo Sicán.
De la misma manera que en las anteriores culturas de
la costa norte, las representaciones escultóricas permanecieron
como cerámica popular, manteniendo uno a tres colores. De
hecho, la cerámica negra altamente pulida (figura 5) es su pro-
ducto cerámico más característico. El cómo los ceramistas de
Sicán alcanzaron consistentemente este acabado es discutido
después. Los murales y textiles, por otro lado, utilizaron hasta
seis colores (figuras 6 y 7). Aunque los textiles preservados son
raros en el núcleo Sicán de Lambayeque, existen finos ejem-
plos provenientes de áreas más áridas al sur. La composición
pictórica que caracterizó al arte Mochica Tardío fue retenida
en algunos murales, telas pintadas y cerámica.
Las imágenes son mostradas de forma frontal, de
perfil o una combinación de ambas vistas frontal-perfil. El
rango de los temas representados es relativamente pequeño,
y representaciones de actividades cotidianas de la gente co-
mún son raras y largamente restringidas a textiles pintados (figura 8).
El sello característico del arte Sicán Medio es el omnipresente personaje con máscara,
con ojos inclinados hacia arriba o en forma
de almendra, y elaborados tocados (común-
mente de forma semicircular) que denomi-
no la deidad sicán (figuras 9 y 10). Este ícono
ya sea en representación completa o solo la
cabeza decora todos los medios artísticos;
por ejemplo, cerámica fina y algunas veces
también la utilitaria, objetos preciosos y de
metal, textiles y murales. Cuando está re-
presentado de forma completa, usualmente
se coloca de manera frontal algunas veces
sosteniendo cabezas trofeo en una mano y
fig. 5. Ejemplo de cerámica negra altamente pulida de Sicán
Medio. Museo Nacional de Antropología, Arqueología e Historia,
Lima. Foto: Yutaka Yoshii.
fig. 6. Reconstrucción de tela pintada que cubría una caja que contiene setenta
vasijas de cerámica fina (HL’06 Trinchera 2, Entierro 3). Dibujo César Samillán. Foto:
Yutaka Yoshii.
26 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 27
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
un tumi en la otra. En otras ocasiones sostiene obje-
tos inidentificables en ambas manos. Con frecuencia es
mostrado con alas en ambos lados del cuerpo, e incluso
garras en los pies. Con mayor asiduidad, particularmen-
te en la cerámica, se representa solo su cabeza o rostro
acompañado por una variedad de animales o acompa-
ñantes humanos echados. Parece que no era necesario
representar la figura completa de íconos bien conocidos
como la deidad sicán, su rostro diagnóstico era suficien-
te para comunicar al observador su significado.
Entonces, ¿cuál era el significado de la deidad
sicán? Algunos investigadores han argumentado que los
rasgos aviares enumerados anteriormente identifican
aves como el búho u otro raptor nocturno, y que el ave
personifica a la Luna, que ejerce control sobre el Pacífico
y controla el bienestar de la vida marina y de los pescado-
res. Esta visión fue claramente basada en documentos co-
loniales que documentaron la importancia de la Luna y el
océano Pacífico entre la gente chimú. En efecto, Antonio
de la Calancha
documentó en el
siglo XVII que en
Pacasmayo (valle
de Jequetepeque, justo al sur del núcleo Sicán) la Luna era la
divinidad más venerada. Se creía que ejercía control sobre el
clima, el crecimiento de las cosechas y era considerada más
poderosa que el Sol porque aparecía en la noche y en el día.
Sin embargo, no sabemos si en la época Sicán Temprano la
gente también tenía estas creencias.
A partir de la etnología etnohistórica, otros in-
vestigadores han concluido que el mítico personaje ave
es Naylamp, el progenitor ave del legendario fundador
de la dinastía Lambayeque del mismo nombre. Otros han
argumentado que el personaje alado es una representación del le-
gendario fundador, el propio Naylamp, a quien después de la muer-
te le crecieron alas y voló al cielo según la misma leyenda; es decir,
se transformó en una criatura mítica, un ancestro a ser venerado.
También relacionadas con Naylamp son las representaciones de
Sicán Medio de un personaje (sin atributos de ave) navegando en
una balsa impulsada por cuatro nadadores, que nos recuerda cómo
el legendario fundador arribó a las costas del valle de Lambayeque
en una balsa. La interpretación precedente asume que el arte de
Sicán Medio es una narración gráfica de la conocida leyenda local
(es decir, la leyenda de Naylamp).
Lo descrito parece responder a la pregunta acerca del sig-
nificado de la deidad Sicán. Aunque puede sonar plausible, esta
explicación presenta serios problemas. En primer lugar, la misma
escena básica de un personaje bien ataviado en una balsa acompa-
ñado de cuatro nadadores aparece en el arte mochica al menos 500
años antes. Incluso los ojos inclinados hacia arriba —que algu-
nas veces han
sido interpre-
tados como
ojos alados—
aparecen en el
anterior felino
antropomorfo mochica, lo que sugiere que
se trata de una convención artística para
indicar el carácter místico utilizada desde
muchos años antes. Algunos investigadores
han señalado correctamente que la deidad
sicán, particularmente la representación
completa, es una fusión de los «señores
mochicas» (es decir, grandes deidades) y la
principal deidad masculina Huari. Además,
la encarnación ornifomorfa de la deidad
fig. 9. Fragmento de textil que muestra al dios
Sicán. Atribuido al sitio de Pachacamac cerca de
Lima. Colección Wilhelm Gretzer, Museo
Etnológico Nacional, Berlín. Foto: Izumi Shimada.
fig. 7. Fragmento de textil de Sicán Medio que muestra dos per-
sonas remando en una balsa de totora. Su proveniencia es atri-
buida al sitio de Pachacámac cerca de Lima. Colección Wilhelm
Gretzer, Museo Etnológico Nacional, Berlín. Foto: Izumi Shimada.
fig. 8. Una imagen de dos mujeres cargando un saco y
hilando. Colección Wilhem Gretzer, Museo Etnológico
Nacional, Berlín. Foto: Izumi Shimada.
fig. 10. Cabeza de la deidad sicán en la base del gollete de una botella de cerámi-
ca. Museo Nacional Sicán. Foto: Yutaka Yoshii.
28 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 29
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
sicán tiene un precursor Sicán Temprano mostrado en la siguiente
ilustración (figura 11).
Es más probable que las representaciones relacionadas con
la deidad sicán sean las versiones visualizadas Sicán Medio de un
héroe o ancestro cultural convertido en leyenda con los años, a
quien se le da crédito por establecer una importante dinastía. Tal
versión pudo servir para legitimar el especial estatus y poder del
líder reinante. En los Andes han existido varias leyendas sobre un
fundador que llega del mar o emerge del mar, como en el caso de
una de al menos cuatro leyendas del fundador de la dinastía inca.
Es muy probable que la deidad sicán personificara un sig-
nificado cósmico mucho más amplio como ha sido sugerido en
la tela pintada que delimita el interior de una importante tumba
en el sector sur de la Huaca Las Ventanas (figura 12). Esta compo-
sición muestra efectivamente a la deidad que ocupa el nexo entre
los mundos terrestre y celestial, que sostiene un tumi y una cabeza
trofeo. El Sol y la Luna se encuentran a los dos extremos mostrán-
dose secundarios a la deidad. Parece que fuera el centro del cosmos y que gobernara sobre la vida
y la muerte. Sus variadas representaciones bajo el cielo nocturno y el Sol radiante, en ocasiones
con aves o con felinos (jaguares basados en sus pelajes; figuras 13 y 14) sugieren su omnipresencia
y poder transformativo. Representaciones frecuentes de cabezas trofeos y “guerreros” llevando
porras de guerra y cabezas trofeos (figura 15) refuerzan la idea de una dualidad vida-muerte o
«muerte que engendra vida». Representaciones omnipresentes del dios sicán y de su al parecer
temperamento invariable explican por qué se piensa que la sociedad sicán fue ideológicamente
unificada por su devoción a una religión rígida y monolítica centrada en esta deidad. Como se ha
explicado, creo que la veneración de esta deidad fue promovida por las élites de Sicán Medio para
justificar su reclamo de íntima vinculación con la deidad, del poder y estatus divino. Es incierto
si las masas veneraron a la deidad por convicción.
Esta deidad poseía un álter ego que denomino Señor
de Sicán, término colectivo para los líderes de Sicán. Estos son
representados portando la máscara de la deidad con los ojos
inclinados hacia arriba, pero sin algún rasgo sobrenatural como
alas o garras en los pies. Es la imagen del Señor de Sicán la que
decora suntuosos objetos de oro que acompañan al personaje
masculino encontrado en la tumba este de la Huaca Loro (figu-
ras 16 y 17). Considero que la gente creía que a partir de la muerte
del Señor de Sicán este se transformaba junto con la deidad
sicán hasta convertirse en uno solo, alcanzando el estatus per-
manente de ancestro a ser venerado. En esta interpretación, los
personajes alados míticos pintados en la pared en el interior del
recinto en la cima de la Huaca Loro (figura 18) representaban a
los líderes de Sicán que fueron enterrados bajo y alrededor de
este montículo, que se transformaron en venerados ancestros.
Una sociedad compleja con clara estratificación
social y composición multiétnica probablemente tenga
fig. 13a. Tela pintada que delineaba el interior de la tumba sur de la Huaca Las Ventanas mostrando a la deidad sicán, acompañada por felinos míticos bajo una
serpiente de dos cabezas. Foto: Izumi Shimada. fig. 13b. Versión reconstruida de la escena nocturna pintada en la tela que delineaba el interior de la tumba sur de
la Huaca Las Ventanas. Dibujo reconstruido: César Samillán. Foto: Izumi Shimada.
fig. 14 Felino mítico en una tela pintada. Atribuido al sitio
de Pachacamac cerca de Lima. Colección Wilhelm Gretzer,
Museo Etnológico Nacional, Berlín. Foto: Izumi Shimada.
fig. 11. Botella de cerámica de Sicán Temprano
con cabeza ornitomorfa en la base del gollete.
Museo Arqueológico Brüning. Foto: Izumi Shimada.
fig. 12. Cosmovisión sicán en una tela pintada encontrada en el interior de la tumba sur de la Huaca Las Ventanas, excavada en 1991. Foto: Izumi
Shimada.
30 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 31
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
correspondientes creencias religiosas de múlti-
ples niveles y facetas. En efecto, este parece ha-
ber sido el caso de la religión de Sicán Medio.
Una parte de su complejidad puede ser apreciada
en los íconos que acompañan a la deidad sicán.
Criaturas terrestres como sapos (de la familia
Bufonidae) y Spondylus princeps y en menor gra-
do abejas, iguanas (con dorso aserrado) y loros
flanquean frecuentemente la imagen del dios de
Sicán. Estas criaturas aparecen (abruptamente
en grandes cantidades) con el calentamiento de
la costa acompañadas por ocasionales lluvias y
agua en los ríos, particularmente excesos de las
lluvias anuales regulares en las serranías adya-
centes, generalmente en diciembre y durante eventos de El Niño. En esencia, considero que la
persistente preocupación de los agricultores por asegurar suministros de agua y cosechas exito-
sas era simbolizada. Hay, en efecto, telas pintadas de Sicán que representan maíz y otras plantas
(figura 19). Relacionadas con esta preocupación son las líneas de
círculos debajo de cada ojo del dios de Sicán (que es un atribu-
to Huari adoptado). Dada la importancia celestial del dios de
Sicán, estas ‘lágrimas’ probablemente simbolizaron la lluvia. El
uso de cuentas de esmeralda verde como pupilas de los ojos de
las máscaras de oro utilizadas por los señores de Sicán estaría
también relacionados con el simbolismo del agua.
Es importante, además, notar que la presencia de los
fácilmente reconocibles motivos y temas mochicas en el arte si-
cán atestigua la persistencia de la identidad étnica mochica en la
sociedad de Sicán Medio.
En general la evi-
dencia artística y funeraria
disponible retrata a la reli-
gión de Sicán Medio como
fundamentalmente sincré-
tica, combinando creen-
cias y conceptos derivados
desde las anteriores religiones mochica y huari centradas en
1) el omnipotente y poderoso dios de Sicán y 2) un enfoque
en el agua y la abundancia que probablemente date desde
antes de los sicanes. El primero abarca el intento de la élite
por legitimar su estatus privilegiado y convencer a las ma-
sas de su poder transformativo para convertirse en ancestros
míticos a ser venerados. Indudablemente la religión de Sicán
Medio incluía otras creencias importantes que aún no hemos
comprendido; por ejemplo, el aparente uso de plata y oro
(figura 20) se puede relacionar a los pares complementarios
del Sol y de la Luna como masculino y femenino. El arte de
Sicán no fue solo el medio para expresar estas ideas, sino
también para expresar la persistencia de diferentes grupos
étnicos que fueron integrados en la sociedad de Sicán Medio.
Cuando la teocracia de Sicán Medio colapsó hacia el 1100 d.
fig. 19. Fragmento de tela pintada que muestra a un agricul-
tor con una honda protegiendo su maíz de los loros.
Atribuido al sitio de Pachacamac cerca de Lima. Colección
Wilhelm Gretzer, Museo Etnológico Nacional, Berlín. Foto:
Izumi Shimada.
fig. 16. Representación del Señor de Sicán en una lámina de oro recortada de la tumba este de la Huaca Loro. Foto: Yutaka Yoshii. fig. 17. Vaso de oro con una
representación repujada del Señor de Sicán de la tumba este de la Huaca Loro. Foto Yutaka Yoshii.
fig. 18. Reconstrucción de un mural polícromo que
decoraba la pared interna de un recinto en la cima del
templo de la Huaca Loro. Dibujo reconstruido: César
Samillán. Foto: Izumi Shimada.
fig. 15. Tela pintada que muestra una procesión de ‘guerreros’, llevando cada
uno una cabeza trofeo y una porra. Tumba oeste de la Huaca Loro. Foto: Izumi
Shimada.
32 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 33
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
C., la veneración del dios sicán terminó abruptamente, pero el recuerdo de la religión persistió a
lo largo del periodo Sicán Tardío.
2. Artes y tecnología
Junto con la religión y el arte, el legado más influyente de Sicán Medio son sus avanzadas e
innovadoras tecnologías cerámicas y metalúrgicas. Su cerámica negra muy pulida fue emulada
ampliamente aunque con poco éxito, en tanto que la producción de cobre arsenical a gran escala
fue responsable por la conducción a una ‘edad de bronce’ de buena parte del norte del Perú, que
continuó incluso hasta durante el dominio incaico.
La cerámica de Sicán Medio tiene un número de características estilísticas y tecnológi-
cas: 1) el uso de moldes para dar forma a vasijas decoradas relativamente pequeñas (por ejemplo,
botellas de un solo gollete o doble gollete y cuencos poco profundos) y figurinas (figuras 21 y 22); 2)
perfección en la quema en hornos semicerrados para obtener grandes cantidades de finas vasijas
[descritas en 1)] de verdadero acabado negro;
3) uso de anillos de arcilla hechos a mano y
paletas decoradas (de madera y cerámica) en
conjunción con un yunque de piedra (usual-
mente un canto rodado liso de río sostenido
con la mano en la pared interior de la vasija)
para formar y decorar simultáneamente vasijas
utilitarias de tamaño variado conocidas como
«cerámica paleteada», y 4) el uso consistente
y persistente de la base de pedestal en vasijas
finas y platos de servir (platos y cuencos pro-
fundos y poco profundos).
Estos rasgos nos permitieron identifi-
car rápidamente cerámica de Sicán Medio y Tardío. Las representaciones omnipresentes del dios
y señor Sicán comúnmente con acompañantes animales o humanos hacen la identificación de
cerámica de Sicán Medio aún más fácil. Incluso, luego de la eliminación de las imágenes del dios
y señor de Sicán al final del periodo Sicán Medio, los otros rasgos persistieron aun después de la
conquista chimú del pueblo de Sicán.
Las dos innovaciones y legados más
importantes de la cerámica de Sicán Medio son
claramente el uso extensivo por primera vez de
a) la decoración paleteada y b) el acabado negro
altamente pulido. La técnica de la paleta y el
yunque datan de antes de la cultura Sicán, tal vez
tan temprano como el primer milenio a. C. La
tradición de diseños en las paletas, sin embargo,
puede ser ubicada hasta el comienzo del periodo
Sicán Medio. Los diseños en las paletas de Sicán
Medio son tanto geométricos como logográficos
(figuras 23 y 24), y fueron utilizados para decorar
jarras y ollas. Los diseños logográficos fueron
simplemente representaciones en miniatura de
figuras y objetos simbólicamente importantes,
fig. 20. Litera de Sicán Medio atribuida al sitio de Chan Chan, capital del Imperio chimú. Véase cómo los ornamentos en forma de Luna creciente
fueron preparados con láminas de oro y plata. Museo Oro del Perú, Lima. Foto: Yutaka Yoshii.
fig. 21. Molde de una pieza para elaborar figurinas excavadas en el taller de
cerámica de la Huaca Sialupe. Véase además el positivo (figurina). Foto: Izumi
Shimada.
fig. 22. Molde de dos piezas para elaborar jarras con cara-gollete excavado
en el taller de cerámica de la Huaca Sialupe. Véase además el positivo. La parte
inferior del molde que forma el cuerpo de la vasija fue rota en la época pre-
hispánica. Foto: Izumi Shimada.
34 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 35
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
como el rostro del dios Sicán, felinos sentados,
botellas de doble gollete, tumis, iguanas y el Sol.
Los diseños del dios Sicán han sido encontrados
hasta la fecha solo en la capital de Sicán, lo que
sugiere que algunos íconos incluso utilizados en
vasijas utilitarias fueron restringidos a ciertos
contextos sociales. Mientras estos diseños lo-
gográficos eran diagnósticos para Sicán Medio,
fueron esencialmente restringidos en el espacio
a áreas cercanas al núcleo sicán (desde Motupe,
por el norte, hasta la margen norte del valle de
Jequetepeque, por el sur). Solo algunos diseños
geométricos sin aparente connotación religiosa
o política se diseminaron al sur de la margen
norte del valle de Jequetepeque, al menos hasta
el límite sur de la costa norte norteña. Los di-
seños geométricos continuaron durante los pe-
riodos de dominación chimú e inca en la costa
norte. La tradición del uso de la paleta y yunque
en la formación de la vasija y la decoración pa-
leteada continúa hasta hoy entre los ceramistas
modernos en Lambayeque y Alto Piura.
Aunque los arqueólogos hablan fre-
cuentemente de «cerámica negra», la realmente
lograda cerámica negra fue relativamente rara
antes del periodo Sicán Medio en los Andes. En la parte temprana del periodo Sicán Medio, los
ceramistas de Sicán perfeccionaron la producción de cerámica negra altamente pulida utilizan-
do arcilla fina levigada, pulido regular de toda la superficie de la vasija y quema a temperaturas
sobre los 900 °C en condiciones estrictamente reductoras, creadas sellando fuertemente un re-
lativamente pequeño horno en forma de lágrima (generalmente 100-150 centímetros de largo
por 50-70 centímetros de ancho) con paredes convexas (figuras 25 y 26). Cuando la cerámica era
quemada durante al menos una hora a temperaturas de 900 °C o más, el carbón del intenso
humo generado por el combustible orgánico como la leña ‘verde’ no solo penetraba la superficie
de la cerámica a una profundidad de unos cuantos milíme-
tros, sino también formaba capas de cristales de grafito en la
superficie, que resultaba en un verdadero y brillante acabado
negro. Sospechamos que este acabado puede haber emulado
la apariencia de los altamente preciados objetos de metal.
Cualquiera que haya sido el motivo por la fuerte
preferencia de Sicán Medio por el acabado negro, la rápida
distribución de esta cerámica negra decorada con el sello ca-
racterístico de íconos religiosos a lo largo de la costa peruana
(desde Tumbes, al norte, hasta al menos el valle de Lurín, por
el sur) fue responsable por la preferencia sin precedente por
la cerámica monocroma negra. Al mismo tiempo, parece que
los ceramistas de Sicán fueron cuidadosos al no divulgar sus
sofisticadas tecnologías cerámicas, de tal manera que las imi-
taciones provinciales nunca alcanzaron la calidad de los ori-
ginales de Sicán (tabla 2 ver pág.XXXX). La distribución de cerá-
mica negra que fue de la mano con
la religión y otras innovaciones de
Sicán (a continuación) invirtieron
completamente no solo el anterior énfasis por la cerámica polícroma,
sino, en un sentido más amplio, la dirección de la influencia cultural
precedente de sur a norte, a una influencia de norte a sur.
La cerámica negra y la gris permanecieron populares en bue-
na parte de la costa peruana hasta la época de la conquista española.
Sin duda, el prestigio de la religión y el poder y riqueza de los líderes
políticos de Sicán Medio, por un lado, y la popularidad de la cerámica
negra, por el otro, se reforzaron mutuamente.
La cultura Sicán Medio también dominó magistralmente
la metalurgia. A través de sus objetos de metales preciosos atraían la
atención del público, hablando tecnológicamente, lo que distinguía a
la metalurgia sicán era su fundición a gran escala y su diverso uso de
aleaciones de cobre arsenical. Estas aleaciones reemplazaron permanen-
temente al cobre puro como el metal de las culturas del norte del Perú.
fig. 23. Fragmento de jarras de Sicán Medio que muestra diseños paleteados
de iguanas con dorsos aserrados y colas largas del sitio de Tambo Real. Foto:
Izumi Shimada.
fig. 24. Paleta de cerámica bien conservada con dos diseños geométricos
distintos en cada lado. Museo Oro del Perú, Lima. Foto: Izumi Shimada.
fig. 25. Horno de cerámica excavado en el taller de cerá-
mica de la Huaca Sialupe. Foto: Izumi Shimada.
fig. 26. Horno de cerámica reconstruido
en uso. Nótese que la cima de la cámara
está cubierta con grandes fragmentos de
cerámica y barro, y el humo sale por la
chimenea. Foto: Izumi Shimada.
36 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 37
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
calidad, FeAsS) con el mineral de óxido de cobre que veían.
Los metalurgistas mochicas pudieron incluso haber reconocido
distintas propiedades de cobre arsenical, pero no persistieron
con la experimentación.
Como se ha observado, una reevaluación y adopción
selectiva de creencias tradicionales, instituciones y valores he-
redados de los mochicas y la introducción de los huaris y su
síntesis creativa alrededor del 900 d. C. brindaron las bases
de lo que hoy denominamos Sicán Medio. Fue este contexto
social particular y el interés en la experimentación con algo
no convencional lo que considero llevó a la exitosa e intensiva
producción de cobre arsenical de Sicán Medio.
La fundición del cobre arsenical era realizada en
pequeños hornos en forma de pera (figura 27); midiendo 30
centímetros de largo por 25 centímetros de alto y 25 centí-
metros de ancho y teniendo una capacidad operativa de 1,25
a 3,50 litros. La energía era
laboriosamente brindada
por la capacidad pulmonar
humana a través de tubos
de soplar que culminaban en toberas (figura 28). La carga de
fundición era preparada de minerales disponibles localmente.
Específicamente consistía en óxidos de cobre (la fuente de cobre
hacia 30 por ciento de cobre) y hematina o limonita (fluctuan-
te), con una pequeña cantidad de escorodita, forma oxidada de
arsenopirita (fuente de arsénico). La mena (mineral) era tritu-
rada con rocas lisas y redondas llamadas chungos en cavidades
superficiales al centro de grandes y estables yunques de piedra
denominados batanes (figura 29). El ciclo del proceso productivo
no solo consumía tiempo, sino que requería de una gran inver-
sión de trabajo y recursos materiales. Nuestros experimentos de
fundición (ver figura 28) sugieren que cada fundición habría re-
querido de cuatro a cinco personas trabajando continuamente
Mientras que hoy el término ‘arsénico’ provoca
cierta preocupación en el lector en comparación
con el cobre puro, el cobre arsenical ofrece una
ductibilidad (capacidad de un material de de-
formarse sin romperse) superior, resistencia a la
tensión (capacidad de soportar el estrés longitu-
dinal sin romperse), vaciado, dureza (capacidad
de endurecimiento) y resistencia a la corrosión.
Sus puntos de fundición son algo menores que
en el caso del cobre (1.083 °C), un factor impor-
tante en el momento de fundir sin los beneficios
de fuelles. Más aún, los productos de aleación
originan un sonido nítido y placentero cuando
son golpeados. Dependiendo de la concentración de arsénico pueden presentar una apariencia
dorada o plateada (por encima de 4-5 por ciento de arsénico por peso). Su color era potencial-
mente un factor importante para una sociedad que se preocupaba por los metales preciosos y su
apariencia dorada y plateada.
Aún no está claro si alguno o todos estos factores utilitarios y simbólicos contribuye-
ron al esfuerzo de Sicán Medio por perfeccionar la tecnología de fundición del cobre arsenical.
Su origen puede haber sido incluso una consecuencia no intencional de la temprana pero sofis-
ticada metalurgia mochica basada en el cobre,
conocida por haber producido algunos objetos
de cobre arsenical. El cobre puro puede ser ob-
tenido relativamente fácil fundiendo mineral de
óxido de cobre como la brillante y verde mala-
quita de alta calidad [CuCO3
Cu(OH)2
] que es
más simple de encontrar en las minas, pues sus
depósitos generalmente están cerca de la super-
ficie. A medida que estos depósitos de mineral
se extinguían, los mineros mochicas habrían te-
nido que cavar más profundo, y en el proceso,
mezclar accidentalmente minerales con compo-
nentes de arsénico (como arsenopirita de baja
fig. 29. Juego de batán y chungo en uso. Centro meta-
lúrgico de cerro Huaringa. Foto: Izumi Shimada.
fig. 27. Horno de fundición de Sicán Medio Temprano excavado en el taller
de fundición de la Huaca El Pueblo de Batán Grande. Nótense los productos
con corrosión de cobre dentro. Foto: Izumi Shimada.
fig. 28a. Experimento de fundición conducido utilizando un horno de fundi-
ción del periodo Chimú en el centro metalúrgico de cerro Huaringa. Foto: Izumi
Shimada.
fig. 28b. Variedad de toberas del taller de fundición de
la Huaca El Pueblo de Batán Grande. Cada una tiene un
hoyo longitudinal de 8 milímetros de diámetro. Foto: Izumi
Shimada.
38 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 39
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
en cercana coordinación durante tres horas,
consumiendo al menos 2 kilogramos de
combustible de carbón por hora.
El proceso de fundición se encon-
traba probablemente muy lejos de ser una
ciencia exacta, y elaborados rituales de
ofrendas de fetos de camélidos y cuencos
enterrados asociados con la construcción
de los hornos, sugieren que al menos en un
comienzo esta tecnología estaba cubierta
con un halo de misticismo. El abandono de
los hornos fue también otra ocasión para la
ofrenda de cuencos (presumiblemente con-
tenían comida cubierta con platos (figura 30).
El cobre arsenical producido fue utilizado tanto para objetos utilitarios (por ejemplo,
tumis sin decoración, punzones, piruros, puntas de cavar, azadas, etcétera) como para objetos
rituales, ornamentales y funerarios (por ejemplo, máscaras fu-
nerarias, láminas de metal en forma de I conocidos localmente
como naipes, etcétera (figura 31). La presencia de tumis de cobre
arsenical técnica y artísticamente bien elaborados en tumbas de
élite (figura 32) indica que no podemos imponer el criterio del
uso de este metal como simplemente utilitario o básico.
La metalurgia de Sicán Medio también se distinguió
por la producción y el uso de metales preciosos en una esca-
la sin precedente. Siguiendo la bien establecida tradición de la
costa norte, los forjadores de metal de Sicán enfatizaron y se
destacaron en el trabajo de láminas de metal, y produjeron lá-
minas uniformemente delgadas (comúnmente de 0,1 a 0,3 milí-
metros de grosor) utilizando solo martillos y yunques. Muchas
de las láminas de oro cuadrangulares cocidas a las túnicas te-
nían únicamente 0,03 a 0,05 milímetros de grosor. El vaciado
de metales preciosos era raro. El chasing-repoussé (repujado) y
cortado eran las técnicas decorativas primarias para las láminas
de metal. Para producir objetos tridimensio-
nales (figura 33), piezas de láminas cortadas
eran unidas utilizando técnicas mecánicas,
como el corrugado, el engrapado y la inser-
ción de lengüetas en pequeñas ranuras. La
soldadura era rara, en cambio los forjado-
res de metal de Sicán utilizaron la técnica
de las uniones químicas denominada proto-
brazing, un método espléndidamente simple
para unir las aleaciones de oro y plata que
utilizaban cobre, o una mezcla de acetato
de cobre en un pegamento orgánico (en una
forma semisólida).
Los forjadores de metal de Sicán
reflejaron probablemente la importancia y diversidad de las actividades ceremoniales, así como
el acceso diferenciado a diferentes metales como marcador social (discutido posteriormente),
y produjeron una amplia
gama de ornamentos y pa-
rafernalia ritual (por ejem-
plo, sonajeras y báculos)
y, correspondientemente,
diversas aleaciones hechas
a base de cobre arsenical,
oro o plata. Cada aleación
ofrecía diferentes propie-
dades mecánicas para pro-
ducir los efectos deseados
o culminar con éxito los
restos presentados en ma-
nufactura. Por ejemplo,
mientras la máscara de oro
(figura 34) era hecha de una
lámina con alto contenido
fig. 33. Escultórica cabeza de murciélago que forma la parte central del tocado ornamental de oro excavado
en la tumba este de la Huaca Loro en 1991. Foto: Joanne Griffin.
fig. 32. Gran tumi de cobre arsenical excavado en una tumba en la base oeste del
montículo de la Huaca Loro en el año 2006. Nótese que está decorado con la
imagen de la deidad sicán bien ejecutada. Foto: Izumi Shimada.
fig. 30. Conjunto de hornos de fundición superpuestos excavados en el taller de la
Huaca El Pueblo de Batán Grande. Nótese que el conjunto superior contiene vasijas
de cerámica ubicadas en las bocas de los hornos. Foto: Izumi Shimada.
fig. 31. Dos implementos de cavar fundidos y forjados.
Museo Arqueológico Brüning. Foto: Izumi Shimada.
40 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 41
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
de oro y plata y baja cantidad de cobre arsenical y, por lo tanto, dúctil (capacidad de deformarse
sin quebrarse), las ‘plumas’ eran hechas de una aleación relativamente alta en contenido de cobre
arsenical que brindaba una cantidad apropiada de elasticidad.
El uso de metales preciosos se incrementó hasta un punto sin precedente. Por ejemplo,
láminas delgadas de bajo quilataje (menos de 12), que son aleaciones de oro, plata y cobre arse-
nical conocidas como tumbaga, fueron utilizadas para envolver las vasijas de cerámica (figura 35).
Para ese entonces se trató la superficie de las láminas de tumbaga con ácido(s), de tal manera que
uno podía eliminar selectivamente el cobre o plata de la superficie para producir una apariencia
muy rica en oro, que desafiaba el hecho de que la lámina en realidad contenía baja cantidad de
oro (tan baja como 2-3 quilates o 8,3 a 12,5 por ciento de oro en peso). En esencia, las láminas de
tumbaga combinadas con esta técnica del «dorado por enriquecimiento de superficie» produjeron
objetos que aparentaban un alto quilataje de
oro sin utilizar mucho oro. Las láminas de
tumbaga, dorado por enriquecimiento de la
superficie, fueron también extensivamente
utilizadas para delinear el dorso de las telas
pintadas enmarcadas con imágenes religiosas
que fueron empleadas como separadores del
espacio portátiles, para definir el escenario
ceremonial en exteriores. Estas telas pintadas
con dorsos de láminas de metal fueron ade-
más utilizadas para delinear los interiores de
las tumbas de pozo (ver figura 12).
En general la cultura Sicán Medio
puede ser denominada una ‘cultura metáli-
ca’, ya que los metales impregnaron todas sus
facetas, no solo como medio de expresión de
prestigio político y religioso, sino también
como marcador de estatus social.
No hay duda de que la textilería, el trabajo en madera y la lapidaria fueron también
practicados extensivamente. Los dos primeros no han sido estudiados en profundidad debido a la
poca preservación de sus productos. Mientras algunos pocos ejemplos de textiles de Sicán Medio
del núcleo Sicán fueron tejidos en fibra de algodón fino, existen finos tapices de fibra de lana con
imágenes de estilo Sicán Medio como el dios sicán y felinos míticos que al parecer fueron recu-
perados del sitio de Pachacámac, al sur de la ciudad de Lima. A pesar de estos innegables íconos
de Sicán Medio, no podemos estar seguros de que estos textiles hayan sido hechos por tejedores
de Sicán Medio, en la región Lambayeque.
Cuentas hechas de unas cuantas especies de conchas marinas tropicales, particularmente
de Spondylus princeps y calcifer y Conus fergusoni y una amplia variedad de piedras preciosas y
semipreciosas (como ámbar, amatista, esmeralda, fluorita, cuarzo, sodalita y turquesa) fueron
utilizadas para elaborar brazaletes, collares y pectorales, así como incrustaciones en ornamentos
nasales y orejeras. Las piedras preciosas y semipreciosas fueron perforadas de modo invariable
utilizando taladros rotacionales probablemente con granos de arena, y se dejaron detrás las per-
foraciones bipolares que dejaban hoyos cónicos.
fig. 34. Máscara de oro que cubría el rostro del personaje principal de la tumba este de la Huaca Loro. Foto: Yutaka Yoshii.
fig. 35. Botella de cerámica de Sicán Medio con el doble gollete y asa puente
cubiertos con láminas de tumbaga y sujetados con un pegamento orgánico.
Excavada en la tumba sur de la Huaca Las Ventanas. Foto: Izumi Shimada.
42 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 43
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
de diversas edades —desde fetos hasta adultos— sirvieron como ofrendas rituales, en tanto que
su estiércol fue un buen combustible renovable y fertilizante. Sin embargo, es probable que otras
partes del cuerpo también hayan sido utilizadas (por ejemplo, tendones y fibra para elaborar
sogas y textiles).
La carne de otros animales domesticados, como perros (presumiblemente aquellos de
raza sin pelo, Canis lupus familiaris), cuyes (Cavia porcellus) y patos moscovitas (Cairina mos-
chata), y en un grado mucho menor animales salvajes (tanto terrestres como marinos) servían
de suplemento a la carne de los camélidos.
La pesca es ampliamente ilustrada en el arte de Sicán Medio. Botes relativamente gran-
des de caña de totora generalmente con dos remadores (figuras 40 y 41) fueron utilizados para atra-
par una amplia variedad de peces de aguas profundas y superficiales de todos los tamaños, así
como aves marinas y otros animales, muchos para ser listados aquí.
3. Economía de subsistencia
El análisis del arte sicán, así como de restos animales, vegetales y humanos recuperados de las
excavaciones, concuerda con que la economía de subsistencia de Sicán Medio y Sicán Tardío tuvo
tres componentes complementarios: agricultura de irrigación intensiva, pesca y recolección de ma-
riscos, y el manejo de camélidos domesticados. Como es discutido posteriormente por Shimada y
Hayashida, la agricultura fue claramente dependiente del aprovisionamiento de agua mediante re-
des extensas de irrigación que expandieron aquellas establecidas por los mochicas. Nuevos canales
(por ejemplo, la Pampa de Chaparrí) fueron
construidos durante la época Sicán Medio.
La amplia gama de plantas culti-
vadas para la comida es lo que uno espera
para una cultura relativamente tardía de la
costa norte, incluidos maíz (Zea mays), fre-
jol (Phaseolus vulgaris), pallares (Phaseolus
lunatus), calabaza (Cucurbita maxima), ají
(Capsicum sp.), tomate (Solanum lycopersi-
cum) y maní (Arachis hypogaea) (figuras 36 y
37). Estos productos estaban complementa-
dos con frutas como la lúcuma (Pouteria lu-
cuma), guanábana o chirimoya (Annona sp.)
y pacae (Inga feuillei). Además se cultivaron
plantas utilitarias, rituales y medicinales,
como el algodón (Gossypium barbadense),
mate (Lagenaria sp.) y coca (Erythroxylum
novogranatense).
Los camélidos domesticados fueron parte integral de la economía de subsistencia sicán
brindando una variedad de recursos y cumpliendo diversos roles. Existen numerosas represen-
taciones de los camélidos en cerámica y textiles, incluidas aquellas que presentan carga (figuras
38 y 39). Restos óseos excavados muestran evidencia de procesamiento (marcas de cortes, huesos
rotos) con el objetivo de maximizar la remoción de carne y médula de los huesos. Los huesos
largos, como las tibias de las extremidades posteriores, fueron algunas veces conservados para
elaborar herramientas y también instrumentos musicales como punzones y flautas. Los camélidos
fig. 36. Botella de Sicán Medio de asa estribo representando dos pepinos. Se trata
de una ofrenda del entierro 2, trinchera 1, HL’06. Foto: Izumi Shimada.
fig. 37. Fragmento de textil que muestra una mujer llevando una llama con una soga atada al arnés. Atribuido al sitio de Pachacamac cerca de Lima. Colección
Wilhelm Gretzer, Museo Etnológico Nacional, Berlín. Foto: Izumi Shimada. fig. 38. Botella de cerámica negra de Sicán Medio que muestra a un hombre montando
una llama. Museo Amano. Foto: Yutaka Yoshii.
44 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 45
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
4. Comercio a larga distancia
Un importante logro de Sicán Medio fue el establecimiento de una red comercial sin precedente
en extensión geográfica y tal vez también sin precedente en el rango de bienes. La élite de Sicán
Medio intensificó el comercio tanto con la costa de Ecuador, por el norte, y expandió sus límites
tan lejos como Colombia, al norte, y la cuenca del Marañón, al este 1.000 y 200 kilómetros de
distancia, respectivamente). Al oeste, los navegantes de Sicán Medio bien pudieron alcanzar los
972 kilómetros al oeste de Ecuador hasta las islas Galápagos, donde fragmentos de cerámica negra
han sido hallados en varios sitios. Podría tratarse de cerámica de Sicán Medio, en lugar de chimú,
como lo describe su descubridor, Thor Heyerdahl.
El límite sur de la red comercial de Sicán Medio permanece poco definido, aunque cla-
ramente se extendió más allá de la costa central y puede haber llegado hasta donde su contraparte
Tiahuanaco, centrado en el Altiplano alrededor del lago Titicaca. Sugerentes líneas de evidencia
incluyen: 1) importantes similitudes formales en los vasos conocidos como queros, 2) producción
y uso del cobre arsenical, 3) representaciones de gorros de cuatro puntas en el arte sicán utilizados
extensamente en el territorio Tiahuanaco, y 4) coincidencia temporal (hacia 900-1100 d. C.) de
Sicán Medio con la fase expansiva de la cultura Tiahuanaco.
Adicionalmente el descubrimiento de restos de balsa en la costa norte de Chile y otras
líneas de evidencia sugieren contacto marítimo de larga distancia entre este lugar y la costa norte
del Perú durante este periodo. La posibilidad de que dos de las culturas más poderosas ocupando
el norte y el sur de los Andes centrales, interactuando una con la otra es plausible.
Muchos objetos encontrados en la Huaca Loro en las tumbas este y oeste y otras tumbas
de Sicán Medio atestiguan la extensa red comercial, por ejemplo minerales exóticos que inclu-
yen ámbar, amatista, cinabrio, esmeralda, fluorita, cuarzo, sodalita y turquesa. En general los
arqueólogos raramente consideran a los Andes del norte como una fuente potencial de minerales
y otros objetos valiosos para los antiguos peruanos. Nuestros análisis revelan que las esmeraldas
verde traslúcido (que forman las pupilas de los ojos de la máscara de oro de la tumba este de la
Huaca Loro) probablemente provenían de una mina en la región Muso en la sierra colombiana
cerca de la ciudad de Bogotá; en tanto que es muy probable que el ámbar provenga de una fuente
aún sin documentar en la selva amazónica del nordeste de Colombia. En cuanto a la turquesa, a
pesar de detallados análisis, no ha sido posible encontrar una fuente equivalente a su composición
química en ninguna fuente dentro del Perú o fuera de él.
La costa ecuatoriana, como un todo, fue el proveedor primario de conchas de Spondylus
princeps y Conus fergusoni. El cinabrio, pepitas de oro, sodalita y turquesa pueden haber sido
fig. 40. Gran conjunto de cuentas (más de 20 kilogramos de peso) hecho de una variedad de piedras semipreciosas (por ejemplo, amatista, cuarzo y sodalita)
excavado en la tumba este de la Huaca Loro. Foto: Izumi Shimada. fig. 41. Conjuntos de Conus fergusoni y Spondylus princeps encontrados en la tumba este de la
Huaca Loro. Foto: Izumi Shimada.
fig. 39. Vasija negra de Sicán Medio con representación de dos hombres remando en una canoa de totora. Museo Nacional de Antropología,
Arqueología e Historia, Lima. Foto: Izumi Shimada.
46 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 47
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
importados desde la geográficamente compleja región de Azogues-Cuenca, en la sierra sur ecua-
toriana. Esta área ha sido largamente conocida por los saqueos de profundas tumbas de pozo
que al parecer contenían ornamentos de oro repujado (por ejemplo, máscaras y coronas) formal
y estilísticamente similares a sus contrapartes de Sicán Medio. Se piensa que al menos algunas
de las pepitas de oro provienen de altos tributarios (por ejemplo, ríos Chinchipe y Marañón) del
río Amazonas, que han sido ampliamente conocidos por ser fuentes de pepitas de oro. Especulo
que parte de la cerámica ‘Chimú negro’ encontrada a lo largo de la cuenca del río Marañón bien
pudiera ser cerámica negra de Sicán Medio.
El establecimiento y la operación de esta red interregional fue de la mano del crecimien-
to del poder y prestigio de la religión y de la política de Sicán Medio, así como de la economía
regional en el núcleo Sicán. Esto último se refiere principalmente a la producción intensiva de
cobre arsenical y, en segundo lugar, a la cerámica pulida negra hecha en molde y a los productos
agrícolas producto de una agricultura de irrigación intensiva.
Más específicamente, se sugiere un acuerdo comercial administrado en dos fases (co-
merciantes especializados auspiciados por líderes políticos para adquirir objetos específicos en
su nombre), que involucra grupos en tres áreas geográficas: Ecuador y las áreas en el extremo
norte, el núcleo Sicán y áreas al este y oeste del núcleo. En esta concepción, la entidad política de
Sicán y su núcleo funcionaron como la unión de esta red. Este comercio inferido debió haberse
establecido cuando la entidad política de Sicán ofrecía sus superiores e innovadores productos
de cobre arsenical (es decir, naipes y otros productos similares (ver a continuación) a las pobla-
ciones contemporáneas de las culturas Manteño y Milagro en la costa central y sur de Ecuador,
principalmente por deseados productos naturales que estaban disponibles en abundancia en esos
lugares y al norte de ellos. Estas culturas ecuatorianas no tenían minerales ni la tecnología sofis-
ticada para producir el metal superior de cobre arsenical.
En la costa de Ecuador, el Spondylus princeps y el Conus fergusoni fueron utilizados
como materia prima para elaborar cuentas; solamente cuando eran importadas al Perú, adqui-
rían significado ritual especial y social. Hubo un incremento significativo en las representaciones
artísticas, y grandes números de estas conchas fueron utilizados durante el periodo Sicán Medio
cuando se compara con épocas anteriores; las representaciones incluyen escenas de su cosecha
por clavadistas y balsas que aparecen en casi todos los medios de representación artística de Sicán
Medio. En esencia, el monopolio de la producción de cobre arsenical junto con su ubicación
norteña brindó a la entidad política de Sicán control sobre el abastecimiento de las conchas de
Ecuador y su subsiguiente distribución a áreas al este y al sur. Sugiero que esta entidad política
explotaba efectivamente esta situación, combinando la distribución de conchas con la dispersión
de su religión centralizada en la deidad sicán; es decir, el acceso a objetos de gran valor ritual y
estatus como el Spondylus y Conus era contingente a la aceptación del dogma político y religioso
de las élites locales. Este acuerdo presentaba beneficios mutuos, ya que la entidad política de Sicán
era capaz de validar su religión, en tanto que las élites locales podían mantener su legitimidad
y prestigio.
Este acuerdo también se aplica al sur, debido a la rápida expansión e impacto de la re-
ligión y política de Sicán Medio, incluida la distribución de cerámica negra y telas pintadas que
representan imágenes del dios y señor de Sicán. Al contar sin medios ni rutas alternativas para
el intercambio de conchas y cobre arsenical, el comercio persistió incluso después del colapso de
la entidad política de Sicán Medio alrededor del 1100 d. C.
Vale la pena discutir brevemente acerca de los productos de cobre arsenical de Sicán Medio
denominados naipes, que considero sirvieron de un medio de intercambio estandarizado (‘moneda
primitiva’). Como las monedas en otros países y eras, los naipes eran portátiles, durables y de tama-
ño, forma, peso, método de manufactura y materia prima estandarizados (figura 42). Fueron hechos
fig. 42. Cinco tamaños estandarizados de naipes excavados de varias tumbas en Sicán. Foto: Izumi Shimada.
48 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 49
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
de láminas durables y valiosas de cobre arsenical forjado a mano. Hasta el presente existen cinco
tamaños de naipes regularmente estandarizados conocidos, que van desde 2,8 × 4,5 centímetros
a 7,0 × 9,5 centímetros. Su grosor varía de 0,1 milímetros (el más fino) a 1,0 milímetros (el más
grueso). Su peso original es difícil de determinar dada la corrosión. Los naipes también pudieron
haber sido utilizados como materia prima, ya que se les podía forjar, recortar, refundir para hacer
una variedad de objetos.
Los naipes han sido encontrados solo como bienes funerarios en la región Lambayeque,
núcleo Sicán Medio y áreas en el norte como Tumbes, cerca del límite con Ecuador. También han
sido hallados en conjuntos en la costa ecuatoriana donde culturas contemporáneas florecieron,
como las culturas Manteño y Huancavelica. Generalmente de 9 a 11 naipes de un mismo tamaño
son apilados y unidos juntos para formar un paquete. El número de paquetes cambia según el es-
tatus inferido del individuo, variando desde un solo paquete de pequeños naipes para una persona
común hasta más de 1.500 paquetes de tamaño mediano en la tumba este de la Huaca Loro.
5. Costumbres funerarias y estructura social
Al hablar de estructura social, nos referimos a las relaciones y los patrones de comportamiento
relativamente estables entre los diferentes grupos en el interior de una sociedad. Tales grupos
incluyen a aquellos basados en el género, edad, ocupación, estatus, creencias y etnicidad. Pero
¿cómo podemos definir la estructura social en el caso de la sociedad Sicán sin escritura? Nuestro
enfoque se ha basado principalmente en las representaciones artísticas y en la variabilidad del
tratamiento funerario (ver Shimada). La discusión que sigue se enfoca en la naturaleza de la es-
tratificada y multiétnica sociedad de Sicán Medio y presenta evidencia que la respalda.
La sociedad de Sicán Medio fue estructurada de manera rígida y jerárquica. Concerniente
a este aspecto son las representaciones artísticas, tratamiento funerario diferenciado y la salud.
Existen diferencias notables en cuanto a las posesiones materiales y estilos de vida, incluida la
salud entre la gente proveniente de los diferentes estratos sociales que definimos.
Las diferencias más notables pueden ser vistas en el tratamiento funerario de ochenta
individuos de Sicán Medio excavados hasta ahora por el Proyecto Arqueológico Sicán en la capital
del sitio de Sicán (62) y en los sitios residenciales y con talleres de cerámica y metal de las huacas
Sialupe (9) y El Pueblo de Batán Grande (9). Hemos observado que diferentes tipos de metales uti-
lizados en la manufactura de artefactos enterrados presentan covariación con regularidad con otros
aspectos materiales de la misma tumba; a partir de estos datos se forman cuatro grupos mostrados
en la siguiente tabla (tabla 3). Estos aspectos incluyen tipo de pigmentos, cuentas y vasijas de cerámica
presentes. Otras variaciones importantes son descritas posteriormente.
		 Primer Nivel:	 Primer Nivel:	 Segundo Nivel:	 Segundo Nivel: 	 Tercer Nivel:	 Cuarto Nivel:
		 Élite Superior, 	 Élite Superior,	 Élite Inferior, 	 Élite Inferior, 	 Plebeyos	 Plebeyos de
		 Hombres	 Mujeres	 Hombres	 Mujeres		 rangos bajos
	 BIENES FUNERARIOS
	 Objetos de aleación	 ♦	 ♦				
	 de oro de alto quilate
	 Objetos de aleación	 ♦	 ♦
	 de plata de alto quilate
	 Objetos de aleación de oro de bajo	 ♦	 ♦	 ♦	 ♦
	 quilate (tumbaga) y/o cobre dorado
	 Objetos de cobre plateado		 ♦		 ♦		
	 Pintura de cinabrio 	 ♦	 ♦	 ♦	 ♦		
	 Cuentas de piedras semi-preciosas	 ♦	 ♦				
	 Ámbar	 ♦			 ♦		
	 Cuentas de conchas marinas	 ♦	 ♦	 ♦	 ♦		
	 Spondylus princeps	 ♦	 ♦	 ♦	 ♦		
	 Conus fergusoni	 ♦	 ♦				
	 Botellas de cerámica de doble pico 	 ♦	 ♦	 ♦	 ♦		
	 Botellas de cerámica de gollete único	 ♦	 ♦	 ♦	 ♦	 ♦	
	 Objetos de cobre arsénico	 ♦	 ♦	 ♦	 ♦	 ♦		
	 (bronce arsénico)
	 Cerámios utilitarios sin decoración			 ♦	 ♦	 ♦	 ♦
	 y/o cerámios paleteada
	 Pintura de hematita roja					 ♦	
	 POSICIÓN DE ENTERRAMIENTO						
	 Sentada y piernas cruzadas	 ♦	 ♦	 ♦	 ♦	 ♦	
	 Extendida - echada boca arriba			 ♦	 ♦	 ♦	 ♦
	 Flexionada		 			 ♦	 ♦
50 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 51
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
Que las posesiones materiales del primer y segundo escalón son raras y más exóticas
que aquellas de los escalones tres y cuatro respalda la idea de una estructura social jerárquica.
Solo encontramos objetos de cobre arsenical en los entierros de gente común. Es muy importante
señalar que los únicos objetos de metal encontrados en áreas residenciales con paredes sencillas
de quincha (entramado de caña con barro)
y pisos compactos de barro, que se infiere
pertenecen a gente común, como los encon-
trados adosados a los talleres de la Huaca El
Pueblo de Batán Grande, fueron objetos de
cobre arsenical. La élite baja tenía acceso a
objetos hechos de tumbaga y aleación de pla-
ta y cobre arsenical. La élite alta era la que
tenía acceso a todas las anteriores formas de
metales, incluidas además las aleaciones de
oro de alto quilataje. Que los individuos en
una inferida posición social alta generalmen-
te disfrutaron de mejor salud como lo deter-
mina el análisis de sus esqueletos, ofrece un
respaldo importante e independiente a estas
agrupaciones jerárquicas (ver Muno).
Los entierros de Sicán Medio de
gente común son encontrados usualmente en
fosas superficiales bajo los pisos de residen-
cias y talleres. El tamaño y la forma varían,
pero las fosas superficiales no exceden los
dos metros en ninguna dimensión.
Claramente el aspecto más notable
de las costumbres funerarias de Sicán Medio
son las tumbas de fosa de élite. Las profun-
das tumbas de fosa con nichos en las paredes (a veces descritas como de forma de bota) pertene-
cientes a varias culturas son halladas en la costa norte del Perú, sierra de Ecuador y Colombia y
al oeste de México. Las tumbas de fosa de Sicán Medio pueden haber evolucionado de las tumbas
de élite más tempranas Mochica Tardío (por ejemplo, en Sipán y San José de Moro en los valles
fig. 43. Reconstrucción de la organización de contenidos de la tumba este de la Huaca Loro. Dibujo: Izumi Shimada y César Samillán.
fig. 44. Vista panorámica de la cámara funeraria de la tumba este de la Huaca
Loro. Nótese la colocación invertida del esqueleto del personaje principal cerca
del centro de la cámara. Su cuerpo estaba rodeado por varas de madera de su
litera desmontada. El área en la parte superior de la fotografía corresponde a la
caja que contiene numerosos objetos de oro. Foto: Izumi Shimada.
52 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 53
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
fig. 45. izquierda Esqueleto del personaje principal de la tumba este. Los huesos visibles corresponden a las piernas y pelvis. El cuerpo está bajo canilleras de
oro y numerosas láminas de oro cocidas al manto que no se ha conservado. Foto: Izumi Shimada. fig. 46. Caja que contiene más de sesenta importantes ornamentos
y parafernalia ritual de metales preciosos encontrada en la esquina noroeste de la cámara funeraria de la tumba este de la Huaca Loro. Foto: Izumi Shimada.
de Lambayeque y Jequetepeque, respectivamente), aunque la presencia de al menos un gran nicho
sugiere una conexión cercana con las tempranas tumbas de Vicús, en el valle del Alto Piura al
norte. Las tumbas de fosa de Sicán Medio, sin embargo, no tienen precedentes en términos de
la total cantidad de bienes funerarios encontrados, algo que no es de sorprender dada su gran
productividad y el poder comandado por las élites.
La impresionante acumulación material posible en las tumbas de élite de Sicán Medio
es ejemplificada por la tumba Este de Huaca Loro. La cámara funeraria de 3 metros × 3 metros
y dos de los siete nichos en las cuatro paredes contenían cinco individuos (un adulto masculino,
dos adultos femeninos y dos jóvenes) y hacia 1,2 toneladas de diversos bienes funerarios, más
de las dos terceras partes era cobre arsenical, tumbaga y objetos de aleación con oro de alto
quilataje (figura 43). Los bienes funerarios fueron colocados concéntricamente y superpuestos en
capas sobre, alrededor y debajo del cuerpo de un robusto personaje masculino, de unos 40 a
50 años de edad, colocado al centro de un petate alineado con la forma cuadrangular del piso
(figuras 44 y 45).
Entre los notables contenidos de los niveles superiores se encontraba un cofre que tenía
al menos 24 niveles superpuestos de más de sesenta importantes objetos de oro, oro y plata y fig. 47. Reconstrucción de la organización de los contenidos de la caja mostrada en la figura 46. Dibujo Izumi Shimada y César Samillán.
Imagen
47 falta
traducir
54 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 55
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
ornamentos de tumbaga y parafernalia ritual (por ejemplo, sonajas, coronas, bandas para la ca-
beza, ornamentos para la cima de las coronas, como plumas de oro, etcétera; figuras 46-49). Estos
objetos preciosos para la cabeza y parafernalia ritual fueron probablemente utilizados en vida por
el personaje principal y las dos mujeres que lo acompañaban. Aunque estos individuos utilizaron
varios ornamentos de oro, ninguno fue enterrado con tocados. Sin embargo, las coronas y bandas
para la cabeza tenían diferentes circunferencias, que se aproximaban a los anchos de sus cráneos
y mostraban huellas de uso.
Otros rasgos incluyen 15 fardos de 489 implementos vaciados de cobre arsenical (hacia
200 kilogramos) y tres grandes pilas de viruta de láminas de tumbaga a lo largo de los bordes de
fig. 48. Capas intermedias superimpuestas de objetos de metal en la caja. Nótense varias coronas cerca del centro. Foto: Izumi Shimada. fig. 49. Tres ornamentos de coronas de la caja. Foto: Izumi Shimada.
la cámara funeraria. Hacia el centro de la cámara funeraria había dos agrupaciones de conchas
de Spondylus princeps y Conus fergusoni (179 y 141, respectivamente).
Debajo, al centro del piso de la cámara funeraria, yacía el personaje principal con sus
ornamentos y báculos. Estaba ataviado con vestimenta ceremonial real y fue encontrado en una
posición sentada e invertida. Tenía una nariguera, orejeras y otros dos juegos de ornamentos
para las orejas, una gran máscara de puro oro y al menos cuatro niveles de pectorales de cuen-
tas de minerales y conchas (figura 50). Su cuerpo estaba cubierto por un gran manto pobremente
conservado, al cual se habían cocido cerca de 2.000 pequeñas láminas de oro de forma cuadran-
gular. Además se hallaron seis pares de orejeras, un par de canilleras de oro, un par de guantes
56 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 57
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
ceremoniales de un metro de largo, un báculo decorado con oro y plumas, y un ornamento para
la frente, entre otros objetos (figuras 51 y 54). La máscara mencionada es una obra de arte de los
orfebres de Sicán (figura 55). Fue hecha a partir de una sola lámina de aleación de plata y alta
cantidad de oro de 13 quilates, que mide 46 × 29 centímetros y de 0,5 a 0,6 milímetros de grosor
y tiene un peso de 677 gramos. Sus ojos fueron hechos para parecerse a los ojos humanos con
fondo blanco, iris y pupilas representadas por la aleación de plata, pulidas cuentas semiesféricas
de ámbar y cuentas esféricas de esmeralda, respectivamente.
El poder esgrimido por el personaje principal enterrado en la tumba este puede ser
comprendido no solo por la impresionante calidad, cantidad y diversidad de bienes exóticos y
fig. 50. Cabeza del personaje principal con una máscara de oro altamente deformada y otros ornamentos. Nótese que la cabeza está colocada hacia arriba, en
tanto el resto del esqueleto está invertido. Foto: Izumi Shimada.
de estatus, sino también por el estimado de trabajo requerido para su producción y adquisición.
Solo la manufactura de docenas de miles de cuentas pulidas y perforadas (más de 75 kilogramos
de cuarzo, amatista, sodalita, turquesa, fluorita, ágata, ámbar y conchas de Spondylus y Conus)
demandó una tremenda inversión de trabajo. Entonces hay que considerar los 500 kilogramos
de fragmentos de delgadas láminas de tumbaga uniformemente martilladas a mano (por lo ge-
neral entre 0,05 y 0,10 milímetros de grosor), que probablemente generaron meses de trabajo de
docenas de hábiles orfebres y sus aprendices.
Existen pocos objetos en la tumba este que presentan motivos religiosos; en cambio, lo
que abunda son representaciones del Señor de Sicán (figuras 16 y 17). La cercana relación entre la
fig. 51. Dibujo que muestra la distribución de varios ornamentos y parafernalia ritual debajo y alrededor del esqueleto del personaje principal de la tumba este
de la Huaca Loro. Dibujo: Izumi Shimada y César Samillán.
58 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 59
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
apariencia del personaje principal de la tum-
ba y la del Señor de Sicán mostrado en estos
objetos (que utilizó en vida) sugiere que son
uno solo y el mismo. Es a través del paso del
mundo de los vivos al mundo de los ances-
tros que el Señor de Sicán se transforma en
la deidad sicán.
La riqueza material e inversión de
trabajo vista en la tumba este no represen-
ta de ninguna manera un caso único. De la
tumba de fosa saqueada de la Huaca Menor
(hacia 600 metros al este de la Huaca Loro)
se reportó que contenía un estimado de 500
kilogramos de objetos de cobre arsenical (in-
cluidos miles de naipes), además de conjun-
tos de láminas de oro y otros objetos. Como
se verá a continuación, la tumba oeste repre-
senta otro impresionante caso.
La tumba oeste estaba simétrica-
mente ubicada en relación con la tumba este,
del otro lado del axis longitudinal norte-sur
de la Huaca Loro. La tumba oeste era físi-
camente imponente con una compleja cons-
trucción en dos niveles: uno en el interior
del otro, como una tumba al interior de otra
(figura 56). Una antecámara de 10 × 6 metros
yacía 12 metros debajo de la superficie y te-
nía 10 nichos en las paredes y 12 pequeñas cavidades rectangulares bajo el piso (figuras 57 y 58).
Dos de los nichos cerca de la esquina nordeste contenían a un individuo joven femenino cada
uno, acompañado de sus bienes de la misma manera como los entierros cercanos en fosas. Un
nicho central contenía a un niño de 12 a 13 años.
Las cavidades subterráneas cuadradas y rectangulares estaban distribuidas en dos gru-
pos de seis, opuestos simétricamente en los lados norte y sur de la cámara central. Cada cavidad
fig. 52. Estandarte en forma de tumi. Foto: Izumi Shimada.
contenía uno o dos esqueletos de mujeres adultas jóvenes (mayormente de 18 a 22 años de edad;
figura 59). Cada grupo, a los que nos referimos como las mujeres del norte y sur, respectivamen-
te, tenía nueve mujeres, cada una de las cuales estaba acompañada por un puñado de vasijas
de cerámica, textiles, objetos de cobre arsenical, u otros objetos funerarios. Se descubrió que
algunas de estas mujeres carecían de una o más falanges terminales y estaban acompañadas de
vasijas de cerámica rota e incompleta. En algunos entierros, los huesos se desarticularon a un
grado difícilmente atribuible a un proceso natural posenterramiento. Se encontraron pequeños
envoltorios ovoides de pupas (larva), presumiblemente de moscas, en directa asociación con dos
entierros. Analizadas en conjunto, estas líneas de evidencia sugieren que por lo menos algunos
cuerpos fueron preservados, ya sea en forma de momias o exhumados de tumbas anteriores, y
luego enterrados en la tumba oeste.
fig. 53. Cuatro de los seis pares de orejeras de oro de 18 quilates. Los tres pares más grandes miden 10 centímetros de diámetro cada uno y exhiben trabajo en
filigrana y granulación maravillosamente ejecutado. El par plateado fue creado por un efecto de amalgamiento del mercurio y el cinabrio. Foto: Yutaka Yoshii. fig.
54. Reconstrucción de cómo el personaje principal de la tumba este puede haber aparecido utilizando ornamentos y objetos rituales encontrados en su tumba.
Dibujo: Luis Tozuda.
60 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 61
introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada
En el centro de la antecámara, la tumba continuaba descendiendo hasta 15 metros por
debajo de la superficie hasta una cámara central de 3 × 3 metros con un par de nichos simétri-
camente opuestos en las paredes del norte y sur. La cámara tenía un elaborado techo compuesto
de por lo menos tres capas de tapetes tejidos sostenidos por vigas de madera y por las paredes
este y oeste que estaban cubiertas con telas de algodón pintado.
La cámara central estaba reservada para el personaje principal y sus bienes funerarios.
El personaje, un hombre robusto de aproximadamente 40 años con una herida punzante grave
—posiblemente mortal— en la pelvis, estaba colocado al centro del piso de tapetes alineados en
fig. 55. La máscara de oro fue utilizada junto a un ornamento en la frente, corona cilíndrica y gran tocado parabólico con plumas de oro. En suma, este ornamento
ceremonial pesa más de 2 kilogramos y mide más de un metro de largo y 60 centímetros de ancho. Foto: Yutaka Yoshii. fig. 56. Vista panorámica de la excavación
de 1995-1996 de la tumba oeste, que muestra su construcción en dos niveles: uno al interior del otro y sus nichos. Foto: Izumi Shimada.
una posición sentada con las piernas cruzadas. Estaba ataviado con vestimenta ceremonial real,
que incluía una máscara grande de tumbaga, un tocado muy elaborado y un pectoral de una
lámina de aleación de plata con incrustaciones mayormente de turquesa. Su cabeza había sido
completamente cubierta con pintura de cinabrio, pero estaba de cara al oeste, contrariamente
a nuestra hipótesis de que estaría de frente al este, orientado de cara al personaje principal de
la tumba este.
fig. 57. Distribución de artefactos y rasgos en el piso de la antecámara. Dibujo: Izumi Shimada y César Samillán.
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  • 1.
  • 2. Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte
  • 3. Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte editor Izumi Shimada traducción y coordinación editorial Gabriela Cervantes
  • 4. Índice presentación Marco Falconí Picardo 13 presentación Rose M. Likins 13 introducción Detrás de la Máscara de Oro: La cultura Sicán Izumi Shimada 13 Primera parte: aspectos y legados tecnológicos Tecnología y organización de la producción de cobre arsenical Sicán Aniko Bezúr 13 Orfebrería Sicán: los vasos y las figuras representadas Paloma Carcedo 13 Manejo Sicán de recursos naturales: bosques y combustibles de madera David J. Goldstein 13 Estudio de cerámica Sicán Medio por métodos físicos Ursel Wagner, Fritz Wagner e Izumi Shimada 13
  • 5. Segunda parte: arte, ritos, y costumbres funerarias Arte, religión y cosmología Sicán Medio: nuevos enfoques Izumi Shimada 13 El culto a los ancestros: aproximación y evidencia Go Matsumoto 13 Conjunto (assemblage) de vasijas en miniatura funerarias Sicán: Un análisis multidisciplinario de su variabilidad, uso y significado Gabriela Cervantes, Ursel Wagner y Linda Perry 13 La persistencia de la identidad: una primera aproximación a la identidad mochica en el valle de Lambayeque prehispánico tardío Haagen D. Klaus 13 Tercera parte: población Sicán. Origen, salud y genética La sociedad Sicán: una visión desde los esqueletos Sarah K. Muno 13 La migración en la cultura Sicán: analizando el movimiento en el pasado usando la geología y la química Kelly Knudson 13 Análisis del ADN de la sociedad Sicán Ken-ichi Shinoda 13 Cuarta parte: la cultura Sicán y su relación con otras culturas Examinando la interacción cultural entre Sicán Medio y la costa central, hacia 1000 d. C. Rafael A. Segura Llanos e Izumi Shimada 13 Agricultura Sicán y su transformación bajo el dominio Chinú e Inka: el estudio de caso de la pampa de Chaparrí Frances M. Hayashida 13 Los Sicán bajo el dominio Chimú Hartmut Tschauner 13 Quinta parte: El Museo Nacional Sicán y el Proyecto Arqueológico Sicán (PAS) El Museo Nacional Sicán como centro de investigación, conservación, defensa y difusión del patrimonio cultural Sicán del Perú y para el mundo Carlos G. Elera 13 Treinta y cinco años desenterrando a los Sicán: objetivos, historia, enfoques y logros del Proyecto Arqueológico Sicán (PAS) Izumi Shimada 13 nuestros autores 13
  • 6. 11 Presentación Durante décadas los deslumbrantes tumis y máscaras de oro que llevan la imagen del miste- rioso personaje de ojos «alados» han simbolizado parte importante del legado cultural único e incomparable de nuestra patria. Sus réplicas son vendidas prácticamente en todos los lugares turísticos del país y sus imágenes han sido adoptadas como logos de instituciones nacionales. Inexplicablemente, a pesar de la amplia difusión y conocimiento de estas imágenes, la identidad y características de la cultura responsable de estas creaciones han permanecido esquivas a la gran mayoría del público en general e, incluso, de los especialistas. En 1978 el arqueólogo japonés Izumi Shimada inició el Proyecto Arqueológico Sicán, centrado en la región que abarca el pueblo de Batán Grande y el extenso algarrobal de Pómac, en el valle medio de La Leche, en la costa norte del Perú. Durante 35 años de investigación casi continua, el equipo interdisciplinario y multinacional, bajo la dirección del doctor Shimada y el codirector peruano doctor Carlos G. Elera Arévalo, continuó desentrañando los impresionante logros tecnológicos, riquezas y misterios de esta cultura preincaica denominada Sicán (también conocida como Lambayeque). Este libro, trabajado por el doctor Shimada, reúne por primera vez los resultados más importantes de las investigaciones realizadas hasta ahora por el mencionado equipo. Así llega- mos a conocer que la cultura Sicán desarrolló su propia identidad durante el siglo IX. Creó su perfil cultural como el resultado de la selección y la fusión de dos tradiciones anteriores: el norte con Moche, y el sur con Huari. Durante el periodo de su auge, conocido como Sicán Medio (900-1100 d. C.), las élites de la cultura Sicán establecieron su dominio sobre otras poblaciones de gran parte de la costa norte peruana —incluida la etnia Moche— no por medio de la fuerza, sino por la preeminencia económica, religiosa y tecnológica. Su red de comercio y el alcance de
  • 7. 12 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 13 su influencia llegaron por el norte hasta Colombia y la costa ecuatoriana, por el sur hasta la costa central (Lima Metropolitana) y al este, quizá, hasta la Amazonía. Los trabajadores de Sicán perfeccionaron la tecnología metalúrgica y produjeron bronce (aleación de cobre y arsénico) y oro en una escala sin precedente, transformando las socieda- des del norte del Perú de la «edad de cobre» a la «edad del bronce». Gracias al monopolio del Spondylus (concha marina tropical) y otros objetos valiosos, a los que debemos sumar el incom- parable manejo de la producción agrícola a gran escala por medio de sistemas de riego interva- lle, se podría afirmar que el pueblo Sicán, durante su mayor apogeo, fueron la población más poderosa e influyente en los Andes. El resultado de estos hallazgos es el libro Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte, del profesor Izumi Shimada, libro que además reúne estudios de numerosos especialistas de diversas disciplinas, todos allegados al equipo del Proyecto Arqueológico Sicán y que, en esta oportunidad, el Congreso de la República se honra en presentar. Un inmenso logro académico que nos permite apreciar nuevas e importantes contribuciones sobre el conocimiento de la cul- tura Sicán y el vasto panorama cultural e histórico de nuestro país. Modesto Julca Jara Presidente del Fondo Editorial del Congreso de la República Cultura Sicán: Esplendor preincaico de la Costa Norte En la Región Lambayeque, en la única reserva de bosques secos tropicales que existe a lo largo del Pací- fico Sur y que hoy conocemos como Santuario Histórico del Bosque de Pómac, floreció Sicán, cultura realmente notable, forjadora de una Edad de Bronce en la Costa Norte peruana, poderosa y distintiva en su organización económica, social y religiosa. En su punto de máximo esplendor, la cultura Sicán fue la entidad política, económica y reli- giosa más importante e influyente en el territorio peruano de la época. Hasta el Santuario Histórico del Bosque de Pómac llegó en los primeros años de la década de 1970 el doctor Izumi Shimada, catedrático de Southern Illinois University. La singular belleza de un paisaje austero y agreste adornado por evidencias de decenas de pirámides entre bosques de alga- rrobos no fue lo único que concitó la atención del doctor Shimada. Él llegó atraído por las muchas interrogantes que aquel lugar propiciaba en su inquieto afán científico, ansioso por comprender en su cronología y contexto geográfico lo que anticipaba era una gran cultura surgida en y desde la Región Lambayeque. Hoy, cuarenta años transcurridos, podemos afirmar que el empeño del doctor Shimada ha fructificado inmensamente. Gracias a su inteligencia, agudeza, escrúpulos y tenacidad, acompañados por el concurso de múltiples especialistas y estudiosos de las más variadas disciplinas, existe un enten- dimiento cabal de la singularidad, la importancia y la proyección de la cultura Sicán. Los hallazgos que son testimonio de la gran tarea del doctor Shimada se encuentran alberga- dos en el Museo Nacional Sicán, con el cual el gobierno de Estados Unidos guarda una relación fluida y de larga data. Nos complace la participación del Museo Nacional de Sicán en el programa de prácticas profesionales para estudiantes de maestría de Estados Unidos así como que haya recibido apoyo del fondo del embajador.
  • 8. 14 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 15 fig. 1 Tumi de oro de Sicán Medio saqueado de una tumba de la capital de Sicán. Museo Oro del Perú en Lima. Foto: Izumi Shimada. Detrás de la Máscara de Oro: la cultura Sicán Izumi Shimada Introducción Cada vez que uno viaja a cualquier destino tu- rístico del Perú como el Cuzco, la antigua capi- tal del Imperio incaico; Nazca, para sobrevolar los geoglifos en la desértica pampa; o la ciudad de Lima, actual capital del Perú, uno no puede evitar ver grandes cantidades de souvenirs con la forma del ceremonial tumi (‘cuchillo’ en que- chua), y con la forma de la máscara con los ca- racterísticos ojos almendrados inclinados hacia arriba (figura 1). Además de servir como souvenirs, también han sido adoptados largamente como símbolos de la moderna nación del Perú, de sus productos y de sus instituciones, como en el caso de la compañía nacional de petróleo Petroperú y la desaparecida aerolínea nacional Aeroperú. Entonces, ¿qué son estos objetos y qué cultura es responsable de haberlos creado? Es una pre- gunta lógica dada su presencia en todo el Perú. Sin embargo, es difícil encontrar alguna persona, incluidos los vendedores de souvenirs, que sepan responder a esta pregunta correctamente. La complejidad de la cultura Sicán es apreciable en su elaborada agricultura, en su manejo de recursos naturales, en su sofisticada tecnología metalúrgica y orfebre, en su iconografía plasmada en infinidad de artefactos, en su decidida actividad pesquera y, sobre todo, en su vocación comercial intensa e integradora. La cultura Sicán tuvo una visión grande, amplia y ambiciosa de sí misma y del mundo. Ello la impulsó a extenderse más allá de la cuenca del río La Leche y de la costa lambayecana e incursio- nar tanto hacia el norte como hacia el sur. A través del comercio, la cultura Sicán alcanzó las costas de Ecuador y Colombia y la cuenca del Marañón por el este. Hay indicios de presencia Sicán desde las Islas Galápagos hasta territorios Tiahuanaco, incluida la franja costera en el norte de Chile. Fue la cultura Sicán una sociedad multiétnica, compleja y estratificada. El haber sido pre- cedida por las culturas Huari y Mochica y después sucedida por la cultura Chimú, lejos de impedir, favoreció que se erigiera en un sofisticado puente de sincretismo religioso, social y tecnológico y en una potente fuente de irradiación cultural e iconográfica simbolizada por el Tumi y la Máscara de Oro de Sicán Medio como bien enfatiza el doctor Shimada. Hay por supuesto un campo abierto y fértil para la investigación; todavía hay mucho por des- cubrir y comprobar respecto de la cultura Sicán, particularmente sus horizontes Temprano y Tardío. Cuando gracias a las páginas de este libro nos adentramos en el corazón de la cultura Sicán no podemos obviar que los procesos sociales, culturales y económicos son parte de un contínuum que en el caso del Perú se remonta a más de cinco mil años de antigüedad. Hay elementos que nos resultan familiares como es el tesón de los antiguos peruanos por domeñar la geografía y la concien- cia de cuán necesario es aprovechar de manera sostenible los recursos naturales. El Fenómeno del Niño fue para la cultura Sicán el gran desafío; el imperativo de utilizar juiciosamente sus milenarios algarrobos una tarea cotidiana. Durante seiscientos años la cultura Sicán marcó el rumbo de la integración a través de su industriosidad e intercambio comercial y pacífico. Ese espíritu emprendedor, innovador y competi- tivo vive en los artesanos, orfebres, hilanderas, empresarios, emprendedores y comerciantes del Perú moderno. Son estas algunas claves importantes y actuales de un país que se proyecta al futuro con la seguridad y el orgullo de un memorable pasado. Rose M. Likins Embajadora de Estados Unidos en el Perú
  • 9. 16 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 17 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada tesoros probablemente se hayan referido a metales preciosos y otros objetos sun- tuarios saqueados de tumbas de élite en Poma. El mismo nombre también ha sido aplicado a la capital cívico-religiosa Sicán Medio, ubicada en Poma. Dado que la civilización prehispánica andina no desarrolló la escritura, probablemen- te nunca conozcamos el verdadero nom- bre de lo que hoy denominamos Sicán. Antes del inicio de nuestras investigaciones científicas e interdisci- plinarias sobre la cultura Sicán en 1978, esta cultura era conocida indistinta- mente como ‘Chimú’, ‘Eten’ y ‘Lambayeque’. Tras aproximadamente 15 años de investigaciones del Proyecto Arqueológico Sicán (PAS), se reveló que la mayor parte de estos montículos en Poma fueron construidos alrededor de 1.000 años d. C. por la misma cultura prehispánica, que además había desarrollado un arte distintivo y sofisticadas tecnologías, entre otras características notables. Entonces, en 1983, adoptando el nombre nativo de lo que consideré el núcleo de esta cultura, la denominé cultura Sicán. Así, quise poner fin a la ampliamente esparcida confusión al identificar productos de Sicán como si fueran chimúes, cultura que conquistó Sicán hacia 1375 d. C. y tomó ventaja de las avanzadas tecnologías y artesanos de Sicán para sus propios fines. Esto tuvo por resultado finas vasijas de cerámica que fueron producidas para los señores chimúes con las tecnologías Sicán y —sospecho— por artesanos de Sicán reubicados a la fuerza en centros chimúes. No es de sorprender entonces que los objetos puramente de Sicán producidos con an- terioridad a la conquista chimú fueran erróneamente identificados como chimú. El nombre ‘eten’ nunca ganó muchos seguidores. En cambio, el término ‘lambayeque’, que designa al extenso y productivo valle del centro Sicán (ver Shimada), ha estado en uso durante casi medio siglo. Su uso está íntimamente ligado a una aplicación poco crítica de la leyenda de la dinastía Lambayeque recopilada en el siglo XVI (ver Shimada). Hoy consideramos al periodo de seiscientos años de duración de la cultura Sicán como la era de florescencia de la larga tradición cultural Lambayeque, que continúa hasta hoy. fig. 3. Santuario Histórico Nacional del Bosque de Pómac en el valle medio de La Leche con muchos sitios con importantes montículos de adobe. Vista desde la cima de la Huaca Las Ventanas. Foto: Izumi Shimada. Hoy sabemos que la responsable de estos objetos fue la influyente y prominente cultura Sicán, que floreció hace 1.000 años en la costa norte del Perú (figura 2) en la región andina del oeste de Sudamérica. En las páginas que siguen se explica- rá cómo se desarrolló esta cultura, su econo- mía, tecnología, religión, organización social y política, así como otros aspectos característi- cos, hasta su caída hacia fines del siglo XIV. Asimismo se examinará cómo influenció tanto en las culturas contemporáneas como en aque- llas posteriores en los Andes. El nombre ‘sicán’ En la lengua nativa mochica que fue documen- tada en la mitad norteña de la costa norte del Perú en época colonial, el término ‘sicán’ sig- nifica ‘casa’ o ‘templo’ de la Luna (si). Según cómo la palabra haya sido transcrita, puede ser escrita además como signan o sian. Era el nom- bre de un lugar donde yacía un grupo de an- tiguos templos o huacas (palabra quechua que significa ‘objeto’ o ‘lugar sagrado’), en lo que hoy es conocido como el Santuario Histórico Nacional del Bosque de Pómac, en el valle medio del río La Leche (figura 3) hacia 32 kilómetros al nordeste de la ciudad de Chiclayo. El santuario (hacia 60 kilómetros cuadrados en extensión) contiene cerca de treinta huacas grandes y pequeñas esparcidas en el extenso y espinoso bosque seco dominado por árboles de algarrobo (Prosopis spp.) (ver Goldstein). De hecho, las tierras que cubren gran parte de lo que hoy es el Santuario de Pómac eran conocidas en época colonial temprana por sus ‘tesoros e ídolos’. Estos incluían murales polícromos que decoraban la cima de los templos mencionados. Algunos de ellos sobrevivieron hasta mediados del siglo XX. Estos fig. 2. Mapa de la costa norte norteña del Perú donde la cultura Sicán floreció. Foto: Izumi Shimada.
  • 10. 18 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 19 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada una explicación del término ‘sicán’ 1. Dado que no había escritura, no existe ninguna base concreta, directa ni confiable que nos permita identificar los nombres originales exactos de las culturas preíncas. De hecho, aún no estamos seguros de que aquello que los arqueólogos denominan cultura Lambayeque o Sicán haya sido concebido como una sola cultura coherente y significativa por los mismos lambayecanos antiguos, y, por consiguiente, haya tenido un solo nombre por consenso; con- secuentemente, el fenómeno arqueológico denominado ‘sicán’ o ‘lambayeque’ ha tenido varias designaciones a través de la historia de la arqueología peruana, empezando con el término ‘chimú’ (W. C. Bennett [1939]; A. L. Kroeber [1925, 1926, 1930], inter alia), ‘north chimú’ (Kroeber 1944), ‘lambayeque’ (Larco 1948, 1962) y ‘eten’ (M. Uhle [1959]). Otras culturas prehispánicas como Gallinazo (o Virú), Moche (o Mochica) y Lima (o Interlocking, Proto- Lima o Maranga) también han tenido múltiples designaciones. 2. El término ‘chimú’ fue errónea y ampliamente aplicado hasta hace sorprendentemente poco tiempo (por ejemplo, Fagan 1991; Ravines 1980) para designar al estilo artístico que hoy conocemos como Lambayeque o Sicán, en gran parte por abarcar en cierta forma el mismo espacio y tiempo (ver Shimada 1985a, 1989b, 1990, 1995, 2000 para mayor discusión; véanse también Menzel 1977; Zevallos 1964, 1989). Otras razones incluyen el hecho de que a) ambas heredaron el mismo antecedente de la tradición cultural moche o mochica, y b) los artesanos de Sicán fabricaron la cerámica y los objetos de metal utilizando las tecnologías avanzadas sicanes para los señores chimúes tras la conquista de la región Lambayeque hacia 1375-1400 d. C. Muchos de sus productos fueron entonces tecnológica e incluso formalmente Sicán, pero posteriores a 1400 d. C. Tal vez las razones más importantes para la confusión Chimú- Lambayeque o Chimú-Sicán sea el hecho de que la cultura Lambayeque o Sicán no fue siste- máticamente estudiada utilizando información y artefactos científicamente recuperados (ver a continuación). 3. Es el historiador peruano Jorge Zevallos Quiñones (por ejemplo, 1971, 1989) quien dedica muchos años de estudios a la cultura Lambayeque, que interpretaba como una larga tradición regional que empezó antes de Cristo y duró hasta la conquista española del Imperio incaico. Su estudio y otros que nos precedieron se enfocaron en el estudio del estilo de materiales (incluida iconografía), disponibles en la época, la gran mayoría sin contexto (por ejemplo, Carrión 1940; Kauffmann 1983, 1989, 1992; Zevallos 1971, 1989) o información recopilada de prospecciones superficiales o visitas cortas (por ejemplo, Donnan 1972; Kosok 1959, 1965; Nolan 1981). Sus intentos de reconstruir la cultura fueron mayormente basados en la aplica- ción directa de la leyenda de Naylamp. No había verificación empírica de tal reconstrucción (cfr. Donnan 1989, 1990), que, en este sentido, quedó como una suposición. No se sabe si la leyenda de Naylamp fue basada en hechos reales de la cultura Sicán. 4. Cuando empecé con los trabajos del Proyecto Arqueológico Batán Grande-La Leche (en 1978; Shimada 1981) no había ningún estudio sistemático, multidisciplinario ni de largo plazo en la región Lambayeque con base en excavaciones científicas. Lamentablemente James A. Ford, en- tonces del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, nunca publicó los resultados de su esfuerzo por establecer por primera vez la cronología cultural del valle de Lambayeque a partir de la cerámica recolectada de una prospección superficial poco después de culminar su trabajo anterior, que fuera un exitoso estudio en el valle de Virú (Ford 1949). 5. Según documentos coloniales tempranos, el nombre original de esta zona fue ‘Sicán’ (cuya pronunciación fue transcrita también como sian, siñan y sigñan), que en lengua mochica quiere decir «Casa o el templo de la Luna» (Rondón 1966; Zevallos 1989: 28). 6. Con la finalidad de identificar el notable desarrollo cultural que tuvo su sede en el área (figura 3) y caracterizar la fase tardía de lo que Zevallos Quiñones denominaba la tradición lambaye- que, decidí adoptar el nombre de «cultura Sicán», con lo que nació el Proyecto Arqueológico Sicán en 1983 (Shimada 1985b). 7. Nuestros trabajos científicos señalaron que la cultura Sicán es una cultura fusional, que apa- reció en la segunda mitad del Horizonte Medio (hacia 800-900 d. C.) y que tuvo su apogeo cultural en el periodo Sicán Medio (900-1100 d. C.), teniendo al actual Santuario Histórico del Bosque de Pómac como sede principal (por ejemplo, Shimada 1985b, 1990, 1995, 2000). 8. Nuestra visión y conocimiento sobre la cultura Sicán están basados en estudios científicos multidisciplinarios de largo plazo (más de treinta años) y carácter regional (abarcando toda la región Lambayeque). Queremos una visión holística de la cultura (véase Shimada 1985a, 1995; Shimada y Wagner 2007). 9. Como he señalado en varias oportunidades (por ejemplo, charlas y coloquios; Shimada 1995) nunca he tratado de imponer el término ‘sicán’ en oposición a ‘lambayeque’. Solo pido que se reconozcan y se citen de modo apropiado los avances en la información y el conocimien- to sobre esta cultura, que nuestro proyecto ha aportado durante treinta años de trabajo ininterrumpido.
  • 11. 20 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 21 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada tabla 1. Cronología cerámica de Sicán. Dibujo: Izumi Shimada. Finalmente espero que el debate sobre la terminología adoptada por diferentes investigadores dé paso a una discusión académica de fondo, acerca de la naturaleza y los procesos de desarrollo de esta cultura que tanto admiramos. Cronología de la cultura Sicán La cultura Sicán es una cultura distintiva, independiente y autónoma que duró cerca de seiscien- tos años, desde el 800-850 d. C. hasta su conquista cerca de 1375 durante la expansión hacia el norte del Imperio chimú y cuyo centro se ubica en el valle de Moche (figura 2). La duración total de la cultura Sicán se ha dividido en tres periodos, basados en importantes cambios culturales documentados a través de nuestras excavaciones (tabla 1). Numerosos fechados radiocarbónicos finamente corregidos y obtenidos de muestras provenientes de contextos primarios seguros de varios sitios de Sicán ubicados en diferentes partes de Lambayeque nos permiten asignar las si- guientes fechas: 800-900 d. C. para el periodo Sicán Temprano, 900-1100 d. C. para el periodo Sicán Medio y 1100-1375 d. C. para el periodo Sicán Tardío. Como hemos visto, la conquista chimú no erradicó la prominente y distintiva tradición sicán. No hay signos de matanzas masivas o despoblación sicán aún en su centro en la región Lambayeque (ver Hayashida y Tschauner). De hecho, vemos que coexiste el estilo de arte híbrido que denominamos Sicán-Chimú con los estilos Chimú imperial y Chimú provincial (productos chimúes elaborados localmente) hasta la conquista completa de la costa norte por el Imperio incaico cerca de 1470 d. C. Durante el dominio inca, buena parte del mismo fenómeno ocurrido en el dominio chimú se repite, de lo que resulta la coexistencia de estilos Sicán-Inca, Inca provincial e Inca imperial. La conquista española, que comenzó en 1532 en el lugar del antiguo dominio Sicán, fue otro momento decisivo cultural y biológicamente hablando. Sin embargo, como Elera observa (ver Elera), aun después de quinientos años de dominación española e hibridación asociada, podemos todavía reconocer prácticas culturales y creencias distintivas que probablemente daten desde épocas de Sicán, si no de mucho antes. Lo que sigue es una discusión ordenada cronológicamente del desarrollo y aspectos que caracterizan cada periodo. La discusión de Sicán Medio es más completa, ya que es el periodo de florescencia cultural sicán, así como el más estudiado. Desarrollo y aspectos culturales de Sicán sicán temprano (800-900 d. c.) Los sicanes parecen haberse desarrollado primariamente en el área de Lambayeque y las áreas circundantes en la mitad norteña de la costa norte del Perú. Debieron mucho de su extraordi- nario desarrollo a la gran capacidad agrícola de la región Lambayeque, así como a los avanzados antecedentes culturales en la costa norte, particularmente los del Mochica norteño (hacia 100 a 750 d. C.) y la adopción selecta de conceptos religiosos introducidos por la cultura Huari (ver abajo) y culturas afiliadas. En el presente, sin embargo, no podemos hablar de manera significativa del periodo Sicán Temprano porque lo que conocemos se limita a una serie de entierros y a un estilo artístico en evolución proveniente de algunos sitios en la mitad norteña de la costa norte (figura 3). Estos restos de Sicán Temprano han sido hallados en profundos pisos y construcciones del posterior periodo Sicán Medio. Más aún, no hemos encontrado ningún edificio arquitectónico que indique la movilización sustancial de trabajo o la presencia de un liderazgo político efectivo. Vemos, en cambio, una gran mezcla de variados estilos artísticos derivados localmente, así como prove- nientes de áreas de la sierra norte, costa central y extremo sur. Este parece haber sido un periodo de ajuste gradual en respuesta a desarrollos naturales y culturales sin precedente; a saber, una
  • 12. 22 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 23 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada y religiosa de Sicán. Al parecer es durante los primeros cincuenta años de este periodo (900-950 d. C.) que se establecen rápida y paralelamente las bases de las tecnologías, ideologías e insti- tuciones políticas que aseguraron el destacado crecimiento del poder político y económico, así como el prestigio social y religioso. Algunos elementos representaron un lógico refinamiento de desarrollos anteriores, en tanto que otros constituyeron innovaciones culturales; es decir, vemos la amalgamación innovada de antiguas y nuevas ideas, instituciones, materiales y tecnologías en una renovada configuración que denominamos Sicán Medio. Al mismo tiempo, el sitio de Sicán en el Santuario de Pómac emergió como el centro preeminente cívico y religioso de la región Lambayeque. El notable desarrollo de la cultura Sicán en el periodo Sicán Medio es discutido a pro- fundidad posteriormente en cuanto a su: a) arte y religión distintivos, b) tecnologías innovado- ras y producción a gran escala y sin precedente de una amplia variedad de productos cerámicos y metálicos, y c) resurgimiento de templos montículos monumentales y autoridad religiosa. Hacia 1000 d. C., la cultura Sicán se jactaba de distinciones adicionales, incluidas d) una composición multiétnica y jerarquía social claramente demarcada, e) tumbas de fosa de élite de dimensiones y riqueza material sin precedente, y f) una red comercial a larga distancia que aseguró un con- junto de bienes de prestigio exóticos desde Ecuador y Colombia, al norte, y la Amazonía andina, al este, a cambio del intercambio de productos agrícolas locales y metalúrgicos. Todas estas características son prueba de una economía productiva, marcada diferenciación social y una religión influyente que aseguraron un poderoso e influyente Estado teocrático. Hacia el 1000 d. C., la entidad política de Sicán Medio había establecido también sus dominios sobre la costa norte norteña desde al menos el valle de Piura, al norte, hasta el valle de Chicama, al sur, una distancia de 350 kilómetros (figura 2). Hay in- dicaciones de que su dominio haya incluido, además, al valle de Moche (el centro de poder del anterior Mochica sureño y el posterior Imperio chimú). Más aún, ejerció fuerte in- fluencia artística, religiosa y probablemente fig. 4a. izquierda Fina botella de un gollete de Sicán Medio del núcleo Sicán de la región Lambayeque. Foto: Izumi Shimada. derecha fig. 4b. Imitación local de una botella de Sicán Medio proveniente del valle de Piura. Compárese con la figura 4a. Foto: Izumi Shimada. severa sequía de tres décadas de duración durante el siglo VI, seguida de un evento catastrófico de un mega-Niño, de lo que resultaron importantes cambios poblacionales y un eventual colapso político del Mochica norteño hacia 750 d. C. Además hubo oleadas simultáneas de expansión hacia la costa de la cultura Huari. Su centro se situaba en la sierra sur-central del Perú cerca de la moderna ciudad de Ayacucho y se desarrolló hacia 550-800 d. C. La cultura Huari debió gran parte de su base artística e ideológica a la cultura Tiahuanaco, que dominó el altiplano alrededor del lago Titicaca (la región conformada por el Perú, Bolivia y Chile y conocida como los Andes sur-centrales) y áreas circundantes entre hacia 300 y 1100 d. C. En los largos y combinados efectos del deterioro ambiental, dispersión de la población y colapso del liderazgo social y político y olas de expansión huari, los esfuerzos para restablecer a las organizaciones capaces de unificar y dirigir a la gente aparentemente tomaron mucho tiempo. Este fue el contexto del pausado desarrollo cultural Sicán Temprano. En esencia, el periodo Sicán Temprano fue consecuencia de interacción interregional y movimientos poblacionales de largo plazo sin precedente, en el que se fusionaron las dos tra- diciones culturales andinas más importantes de la costa norte y la sierra sur. Fue una era de transformaciones en que valores, creencias, tecnologías e instituciones existentes (locales), así como las introducidas fueron revisadas y adoptadas, modificadas o rechazadas selectivamente. El resultado puede denominarse como una «verdadera cultura andina», ya que forjó una nueva identidad mediante una fusión selectiva de elementos de las tradiciones andinas más prominentes del norte y del sur. sicán medio (900-1100 d. c.) Sabemos mucho más acerca del periodo Sicán Medio (900-1100 d. C.), ya que hemos enfocado gran parte de nuestra atención e investigación en él. Este enfoque fue condicionado completa- mente por la cantidad, calidad y variedad de artefactos producidos durante este periodo. Estos varían desde numerosos y grandes montículos de plataforma de niveles múltiples (denominados comúnmente como huacas o pirámides) y literalmente toneladas de aleaciones de cobre y alea- ciones de oro, a cerámica negra altamente pulida hecha en molde distribuida ampliamente a lo largo de la costa. La caída de la cultura Huari (hacia 800-850 d. C.) y el consiguiente debilitamiento de su influencia brindó el momento para la rápida emergencia de la identidad y autonomía política
  • 13. 24 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 25 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada económica sobre un área más extensa, tan lejos por el norte, como el valle de Tumbes, y, probable- mente, hasta el valle de Ica, por el sur, una distancia total de 1.300 kilómetros (figura 2). En muchas áreas de esta extensa esfera de influencia vemos no solo cerámica y textiles de Sicán importados del núcleo Sicán en la región Lambayeque, sino también imitaciones locales (figura 4). Como se detalla a continuación, su red comercial se extendió mucho más al norte. Esta distribución rápida y extensiva de un conjunto de productos de Sicán Medio altamente diagnósticos constituyeron lo que los arqueólogos denominamos un «horizonte cultural». Como ha sido explicado en mayor detalle anteriormente, consideramos que la entidad política de Sicán Medio estableció su territorio y esferas de influencia no por medio de conquis- tas militares y consiguiente colonización, sino a través de una orientación matizada que variaba desde generosidad (recompensas), asociación económica, intimidaciones ideológicas y militares o combinaciones de las anteriores. Propongo que la aceptación de la religión sicán se enfocó en la deidad Sicán (ver a continuación) y el patrocinio político y económico que aseguraron a los grupos locales una variedad de beneficios materiales y sociales. 1. Arte y religión Definir y comprender la religión prehispánica sin la ayuda de versiones escritas de los que la prac- ticaron es un enorme reto. Una posibilidad de investigación es buscar las expresiones en el arte, particularmente las relaciones entre íconos claves o conceptos en su composición. Representaciones antropomorfas de conceptos claves como deidades ciertamente facilitan su comprensión por las masas. Otra posibilidad es buscar huellas materiales de comportamientos que presumiblemente fueron guiados por creencias religiosas; es decir, rituales y costumbres funerarias (ver Shimada). En este caso usaremos un «análisis interno» de estas dos líneas de evidencia como base primaria para nuestra discusión de la religión durante el periodo Sicán Medio y así minimizar nuestra dependencia de información derivada de las tradiciones orales recolectadas durante más de qui- nientos años después, durante la época de la colonia española. El arte del periodo Sicán Medio es ampliamente representacional en estilo; es decir, re- trata objetos reconocibles. Iconográficamente es en esencia un arte religioso mejor descrito como ‘fusional’ o ‘sincrético’, ya que fusiona los anteriores conceptos religiosos, motivos y convenciones artísticas Huari y Mochica en una totalmente nueva configuración. La integración de estas ideas e íconos, sin duda bien conocidos, habría brindado prestigio y legitimidad a la emergente religión. Aunque el padre de la arqueología científica en los Andes, Max Uhle, caracterizó este estilo de arte como ‘epigonal’ (cuyo significado es el sucesor menos distinguido de una ilustre generación, por ejemplo, los huaris), sabemos ahora que esta etiqueta es inapropiada, dado el altamente distintivo y en muchas formas único e innovador carácter y prestigio del estilo Sicán. De la misma manera que en las anteriores culturas de la costa norte, las representaciones escultóricas permanecieron como cerámica popular, manteniendo uno a tres colores. De hecho, la cerámica negra altamente pulida (figura 5) es su pro- ducto cerámico más característico. El cómo los ceramistas de Sicán alcanzaron consistentemente este acabado es discutido después. Los murales y textiles, por otro lado, utilizaron hasta seis colores (figuras 6 y 7). Aunque los textiles preservados son raros en el núcleo Sicán de Lambayeque, existen finos ejem- plos provenientes de áreas más áridas al sur. La composición pictórica que caracterizó al arte Mochica Tardío fue retenida en algunos murales, telas pintadas y cerámica. Las imágenes son mostradas de forma frontal, de perfil o una combinación de ambas vistas frontal-perfil. El rango de los temas representados es relativamente pequeño, y representaciones de actividades cotidianas de la gente co- mún son raras y largamente restringidas a textiles pintados (figura 8). El sello característico del arte Sicán Medio es el omnipresente personaje con máscara, con ojos inclinados hacia arriba o en forma de almendra, y elaborados tocados (común- mente de forma semicircular) que denomi- no la deidad sicán (figuras 9 y 10). Este ícono ya sea en representación completa o solo la cabeza decora todos los medios artísticos; por ejemplo, cerámica fina y algunas veces también la utilitaria, objetos preciosos y de metal, textiles y murales. Cuando está re- presentado de forma completa, usualmente se coloca de manera frontal algunas veces sosteniendo cabezas trofeo en una mano y fig. 5. Ejemplo de cerámica negra altamente pulida de Sicán Medio. Museo Nacional de Antropología, Arqueología e Historia, Lima. Foto: Yutaka Yoshii. fig. 6. Reconstrucción de tela pintada que cubría una caja que contiene setenta vasijas de cerámica fina (HL’06 Trinchera 2, Entierro 3). Dibujo César Samillán. Foto: Yutaka Yoshii.
  • 14. 26 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 27 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada un tumi en la otra. En otras ocasiones sostiene obje- tos inidentificables en ambas manos. Con frecuencia es mostrado con alas en ambos lados del cuerpo, e incluso garras en los pies. Con mayor asiduidad, particularmen- te en la cerámica, se representa solo su cabeza o rostro acompañado por una variedad de animales o acompa- ñantes humanos echados. Parece que no era necesario representar la figura completa de íconos bien conocidos como la deidad sicán, su rostro diagnóstico era suficien- te para comunicar al observador su significado. Entonces, ¿cuál era el significado de la deidad sicán? Algunos investigadores han argumentado que los rasgos aviares enumerados anteriormente identifican aves como el búho u otro raptor nocturno, y que el ave personifica a la Luna, que ejerce control sobre el Pacífico y controla el bienestar de la vida marina y de los pescado- res. Esta visión fue claramente basada en documentos co- loniales que documentaron la importancia de la Luna y el océano Pacífico entre la gente chimú. En efecto, Antonio de la Calancha documentó en el siglo XVII que en Pacasmayo (valle de Jequetepeque, justo al sur del núcleo Sicán) la Luna era la divinidad más venerada. Se creía que ejercía control sobre el clima, el crecimiento de las cosechas y era considerada más poderosa que el Sol porque aparecía en la noche y en el día. Sin embargo, no sabemos si en la época Sicán Temprano la gente también tenía estas creencias. A partir de la etnología etnohistórica, otros in- vestigadores han concluido que el mítico personaje ave es Naylamp, el progenitor ave del legendario fundador de la dinastía Lambayeque del mismo nombre. Otros han argumentado que el personaje alado es una representación del le- gendario fundador, el propio Naylamp, a quien después de la muer- te le crecieron alas y voló al cielo según la misma leyenda; es decir, se transformó en una criatura mítica, un ancestro a ser venerado. También relacionadas con Naylamp son las representaciones de Sicán Medio de un personaje (sin atributos de ave) navegando en una balsa impulsada por cuatro nadadores, que nos recuerda cómo el legendario fundador arribó a las costas del valle de Lambayeque en una balsa. La interpretación precedente asume que el arte de Sicán Medio es una narración gráfica de la conocida leyenda local (es decir, la leyenda de Naylamp). Lo descrito parece responder a la pregunta acerca del sig- nificado de la deidad Sicán. Aunque puede sonar plausible, esta explicación presenta serios problemas. En primer lugar, la misma escena básica de un personaje bien ataviado en una balsa acompa- ñado de cuatro nadadores aparece en el arte mochica al menos 500 años antes. Incluso los ojos inclinados hacia arriba —que algu- nas veces han sido interpre- tados como ojos alados— aparecen en el anterior felino antropomorfo mochica, lo que sugiere que se trata de una convención artística para indicar el carácter místico utilizada desde muchos años antes. Algunos investigadores han señalado correctamente que la deidad sicán, particularmente la representación completa, es una fusión de los «señores mochicas» (es decir, grandes deidades) y la principal deidad masculina Huari. Además, la encarnación ornifomorfa de la deidad fig. 9. Fragmento de textil que muestra al dios Sicán. Atribuido al sitio de Pachacamac cerca de Lima. Colección Wilhelm Gretzer, Museo Etnológico Nacional, Berlín. Foto: Izumi Shimada. fig. 7. Fragmento de textil de Sicán Medio que muestra dos per- sonas remando en una balsa de totora. Su proveniencia es atri- buida al sitio de Pachacámac cerca de Lima. Colección Wilhelm Gretzer, Museo Etnológico Nacional, Berlín. Foto: Izumi Shimada. fig. 8. Una imagen de dos mujeres cargando un saco y hilando. Colección Wilhem Gretzer, Museo Etnológico Nacional, Berlín. Foto: Izumi Shimada. fig. 10. Cabeza de la deidad sicán en la base del gollete de una botella de cerámi- ca. Museo Nacional Sicán. Foto: Yutaka Yoshii.
  • 15. 28 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 29 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada sicán tiene un precursor Sicán Temprano mostrado en la siguiente ilustración (figura 11). Es más probable que las representaciones relacionadas con la deidad sicán sean las versiones visualizadas Sicán Medio de un héroe o ancestro cultural convertido en leyenda con los años, a quien se le da crédito por establecer una importante dinastía. Tal versión pudo servir para legitimar el especial estatus y poder del líder reinante. En los Andes han existido varias leyendas sobre un fundador que llega del mar o emerge del mar, como en el caso de una de al menos cuatro leyendas del fundador de la dinastía inca. Es muy probable que la deidad sicán personificara un sig- nificado cósmico mucho más amplio como ha sido sugerido en la tela pintada que delimita el interior de una importante tumba en el sector sur de la Huaca Las Ventanas (figura 12). Esta compo- sición muestra efectivamente a la deidad que ocupa el nexo entre los mundos terrestre y celestial, que sostiene un tumi y una cabeza trofeo. El Sol y la Luna se encuentran a los dos extremos mostrán- dose secundarios a la deidad. Parece que fuera el centro del cosmos y que gobernara sobre la vida y la muerte. Sus variadas representaciones bajo el cielo nocturno y el Sol radiante, en ocasiones con aves o con felinos (jaguares basados en sus pelajes; figuras 13 y 14) sugieren su omnipresencia y poder transformativo. Representaciones frecuentes de cabezas trofeos y “guerreros” llevando porras de guerra y cabezas trofeos (figura 15) refuerzan la idea de una dualidad vida-muerte o «muerte que engendra vida». Representaciones omnipresentes del dios sicán y de su al parecer temperamento invariable explican por qué se piensa que la sociedad sicán fue ideológicamente unificada por su devoción a una religión rígida y monolítica centrada en esta deidad. Como se ha explicado, creo que la veneración de esta deidad fue promovida por las élites de Sicán Medio para justificar su reclamo de íntima vinculación con la deidad, del poder y estatus divino. Es incierto si las masas veneraron a la deidad por convicción. Esta deidad poseía un álter ego que denomino Señor de Sicán, término colectivo para los líderes de Sicán. Estos son representados portando la máscara de la deidad con los ojos inclinados hacia arriba, pero sin algún rasgo sobrenatural como alas o garras en los pies. Es la imagen del Señor de Sicán la que decora suntuosos objetos de oro que acompañan al personaje masculino encontrado en la tumba este de la Huaca Loro (figu- ras 16 y 17). Considero que la gente creía que a partir de la muerte del Señor de Sicán este se transformaba junto con la deidad sicán hasta convertirse en uno solo, alcanzando el estatus per- manente de ancestro a ser venerado. En esta interpretación, los personajes alados míticos pintados en la pared en el interior del recinto en la cima de la Huaca Loro (figura 18) representaban a los líderes de Sicán que fueron enterrados bajo y alrededor de este montículo, que se transformaron en venerados ancestros. Una sociedad compleja con clara estratificación social y composición multiétnica probablemente tenga fig. 13a. Tela pintada que delineaba el interior de la tumba sur de la Huaca Las Ventanas mostrando a la deidad sicán, acompañada por felinos míticos bajo una serpiente de dos cabezas. Foto: Izumi Shimada. fig. 13b. Versión reconstruida de la escena nocturna pintada en la tela que delineaba el interior de la tumba sur de la Huaca Las Ventanas. Dibujo reconstruido: César Samillán. Foto: Izumi Shimada. fig. 14 Felino mítico en una tela pintada. Atribuido al sitio de Pachacamac cerca de Lima. Colección Wilhelm Gretzer, Museo Etnológico Nacional, Berlín. Foto: Izumi Shimada. fig. 11. Botella de cerámica de Sicán Temprano con cabeza ornitomorfa en la base del gollete. Museo Arqueológico Brüning. Foto: Izumi Shimada. fig. 12. Cosmovisión sicán en una tela pintada encontrada en el interior de la tumba sur de la Huaca Las Ventanas, excavada en 1991. Foto: Izumi Shimada.
  • 16. 30 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 31 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada correspondientes creencias religiosas de múlti- ples niveles y facetas. En efecto, este parece ha- ber sido el caso de la religión de Sicán Medio. Una parte de su complejidad puede ser apreciada en los íconos que acompañan a la deidad sicán. Criaturas terrestres como sapos (de la familia Bufonidae) y Spondylus princeps y en menor gra- do abejas, iguanas (con dorso aserrado) y loros flanquean frecuentemente la imagen del dios de Sicán. Estas criaturas aparecen (abruptamente en grandes cantidades) con el calentamiento de la costa acompañadas por ocasionales lluvias y agua en los ríos, particularmente excesos de las lluvias anuales regulares en las serranías adya- centes, generalmente en diciembre y durante eventos de El Niño. En esencia, considero que la persistente preocupación de los agricultores por asegurar suministros de agua y cosechas exito- sas era simbolizada. Hay, en efecto, telas pintadas de Sicán que representan maíz y otras plantas (figura 19). Relacionadas con esta preocupación son las líneas de círculos debajo de cada ojo del dios de Sicán (que es un atribu- to Huari adoptado). Dada la importancia celestial del dios de Sicán, estas ‘lágrimas’ probablemente simbolizaron la lluvia. El uso de cuentas de esmeralda verde como pupilas de los ojos de las máscaras de oro utilizadas por los señores de Sicán estaría también relacionados con el simbolismo del agua. Es importante, además, notar que la presencia de los fácilmente reconocibles motivos y temas mochicas en el arte si- cán atestigua la persistencia de la identidad étnica mochica en la sociedad de Sicán Medio. En general la evi- dencia artística y funeraria disponible retrata a la reli- gión de Sicán Medio como fundamentalmente sincré- tica, combinando creen- cias y conceptos derivados desde las anteriores religiones mochica y huari centradas en 1) el omnipotente y poderoso dios de Sicán y 2) un enfoque en el agua y la abundancia que probablemente date desde antes de los sicanes. El primero abarca el intento de la élite por legitimar su estatus privilegiado y convencer a las ma- sas de su poder transformativo para convertirse en ancestros míticos a ser venerados. Indudablemente la religión de Sicán Medio incluía otras creencias importantes que aún no hemos comprendido; por ejemplo, el aparente uso de plata y oro (figura 20) se puede relacionar a los pares complementarios del Sol y de la Luna como masculino y femenino. El arte de Sicán no fue solo el medio para expresar estas ideas, sino también para expresar la persistencia de diferentes grupos étnicos que fueron integrados en la sociedad de Sicán Medio. Cuando la teocracia de Sicán Medio colapsó hacia el 1100 d. fig. 19. Fragmento de tela pintada que muestra a un agricul- tor con una honda protegiendo su maíz de los loros. Atribuido al sitio de Pachacamac cerca de Lima. Colección Wilhelm Gretzer, Museo Etnológico Nacional, Berlín. Foto: Izumi Shimada. fig. 16. Representación del Señor de Sicán en una lámina de oro recortada de la tumba este de la Huaca Loro. Foto: Yutaka Yoshii. fig. 17. Vaso de oro con una representación repujada del Señor de Sicán de la tumba este de la Huaca Loro. Foto Yutaka Yoshii. fig. 18. Reconstrucción de un mural polícromo que decoraba la pared interna de un recinto en la cima del templo de la Huaca Loro. Dibujo reconstruido: César Samillán. Foto: Izumi Shimada. fig. 15. Tela pintada que muestra una procesión de ‘guerreros’, llevando cada uno una cabeza trofeo y una porra. Tumba oeste de la Huaca Loro. Foto: Izumi Shimada.
  • 17. 32 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 33 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada C., la veneración del dios sicán terminó abruptamente, pero el recuerdo de la religión persistió a lo largo del periodo Sicán Tardío. 2. Artes y tecnología Junto con la religión y el arte, el legado más influyente de Sicán Medio son sus avanzadas e innovadoras tecnologías cerámicas y metalúrgicas. Su cerámica negra muy pulida fue emulada ampliamente aunque con poco éxito, en tanto que la producción de cobre arsenical a gran escala fue responsable por la conducción a una ‘edad de bronce’ de buena parte del norte del Perú, que continuó incluso hasta durante el dominio incaico. La cerámica de Sicán Medio tiene un número de características estilísticas y tecnológi- cas: 1) el uso de moldes para dar forma a vasijas decoradas relativamente pequeñas (por ejemplo, botellas de un solo gollete o doble gollete y cuencos poco profundos) y figurinas (figuras 21 y 22); 2) perfección en la quema en hornos semicerrados para obtener grandes cantidades de finas vasijas [descritas en 1)] de verdadero acabado negro; 3) uso de anillos de arcilla hechos a mano y paletas decoradas (de madera y cerámica) en conjunción con un yunque de piedra (usual- mente un canto rodado liso de río sostenido con la mano en la pared interior de la vasija) para formar y decorar simultáneamente vasijas utilitarias de tamaño variado conocidas como «cerámica paleteada», y 4) el uso consistente y persistente de la base de pedestal en vasijas finas y platos de servir (platos y cuencos pro- fundos y poco profundos). Estos rasgos nos permitieron identifi- car rápidamente cerámica de Sicán Medio y Tardío. Las representaciones omnipresentes del dios y señor Sicán comúnmente con acompañantes animales o humanos hacen la identificación de cerámica de Sicán Medio aún más fácil. Incluso, luego de la eliminación de las imágenes del dios y señor de Sicán al final del periodo Sicán Medio, los otros rasgos persistieron aun después de la conquista chimú del pueblo de Sicán. Las dos innovaciones y legados más importantes de la cerámica de Sicán Medio son claramente el uso extensivo por primera vez de a) la decoración paleteada y b) el acabado negro altamente pulido. La técnica de la paleta y el yunque datan de antes de la cultura Sicán, tal vez tan temprano como el primer milenio a. C. La tradición de diseños en las paletas, sin embargo, puede ser ubicada hasta el comienzo del periodo Sicán Medio. Los diseños en las paletas de Sicán Medio son tanto geométricos como logográficos (figuras 23 y 24), y fueron utilizados para decorar jarras y ollas. Los diseños logográficos fueron simplemente representaciones en miniatura de figuras y objetos simbólicamente importantes, fig. 20. Litera de Sicán Medio atribuida al sitio de Chan Chan, capital del Imperio chimú. Véase cómo los ornamentos en forma de Luna creciente fueron preparados con láminas de oro y plata. Museo Oro del Perú, Lima. Foto: Yutaka Yoshii. fig. 21. Molde de una pieza para elaborar figurinas excavadas en el taller de cerámica de la Huaca Sialupe. Véase además el positivo (figurina). Foto: Izumi Shimada. fig. 22. Molde de dos piezas para elaborar jarras con cara-gollete excavado en el taller de cerámica de la Huaca Sialupe. Véase además el positivo. La parte inferior del molde que forma el cuerpo de la vasija fue rota en la época pre- hispánica. Foto: Izumi Shimada.
  • 18. 34 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 35 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada como el rostro del dios Sicán, felinos sentados, botellas de doble gollete, tumis, iguanas y el Sol. Los diseños del dios Sicán han sido encontrados hasta la fecha solo en la capital de Sicán, lo que sugiere que algunos íconos incluso utilizados en vasijas utilitarias fueron restringidos a ciertos contextos sociales. Mientras estos diseños lo- gográficos eran diagnósticos para Sicán Medio, fueron esencialmente restringidos en el espacio a áreas cercanas al núcleo sicán (desde Motupe, por el norte, hasta la margen norte del valle de Jequetepeque, por el sur). Solo algunos diseños geométricos sin aparente connotación religiosa o política se diseminaron al sur de la margen norte del valle de Jequetepeque, al menos hasta el límite sur de la costa norte norteña. Los di- seños geométricos continuaron durante los pe- riodos de dominación chimú e inca en la costa norte. La tradición del uso de la paleta y yunque en la formación de la vasija y la decoración pa- leteada continúa hasta hoy entre los ceramistas modernos en Lambayeque y Alto Piura. Aunque los arqueólogos hablan fre- cuentemente de «cerámica negra», la realmente lograda cerámica negra fue relativamente rara antes del periodo Sicán Medio en los Andes. En la parte temprana del periodo Sicán Medio, los ceramistas de Sicán perfeccionaron la producción de cerámica negra altamente pulida utilizan- do arcilla fina levigada, pulido regular de toda la superficie de la vasija y quema a temperaturas sobre los 900 °C en condiciones estrictamente reductoras, creadas sellando fuertemente un re- lativamente pequeño horno en forma de lágrima (generalmente 100-150 centímetros de largo por 50-70 centímetros de ancho) con paredes convexas (figuras 25 y 26). Cuando la cerámica era quemada durante al menos una hora a temperaturas de 900 °C o más, el carbón del intenso humo generado por el combustible orgánico como la leña ‘verde’ no solo penetraba la superficie de la cerámica a una profundidad de unos cuantos milíme- tros, sino también formaba capas de cristales de grafito en la superficie, que resultaba en un verdadero y brillante acabado negro. Sospechamos que este acabado puede haber emulado la apariencia de los altamente preciados objetos de metal. Cualquiera que haya sido el motivo por la fuerte preferencia de Sicán Medio por el acabado negro, la rápida distribución de esta cerámica negra decorada con el sello ca- racterístico de íconos religiosos a lo largo de la costa peruana (desde Tumbes, al norte, hasta al menos el valle de Lurín, por el sur) fue responsable por la preferencia sin precedente por la cerámica monocroma negra. Al mismo tiempo, parece que los ceramistas de Sicán fueron cuidadosos al no divulgar sus sofisticadas tecnologías cerámicas, de tal manera que las imi- taciones provinciales nunca alcanzaron la calidad de los ori- ginales de Sicán (tabla 2 ver pág.XXXX). La distribución de cerá- mica negra que fue de la mano con la religión y otras innovaciones de Sicán (a continuación) invirtieron completamente no solo el anterior énfasis por la cerámica polícroma, sino, en un sentido más amplio, la dirección de la influencia cultural precedente de sur a norte, a una influencia de norte a sur. La cerámica negra y la gris permanecieron populares en bue- na parte de la costa peruana hasta la época de la conquista española. Sin duda, el prestigio de la religión y el poder y riqueza de los líderes políticos de Sicán Medio, por un lado, y la popularidad de la cerámica negra, por el otro, se reforzaron mutuamente. La cultura Sicán Medio también dominó magistralmente la metalurgia. A través de sus objetos de metales preciosos atraían la atención del público, hablando tecnológicamente, lo que distinguía a la metalurgia sicán era su fundición a gran escala y su diverso uso de aleaciones de cobre arsenical. Estas aleaciones reemplazaron permanen- temente al cobre puro como el metal de las culturas del norte del Perú. fig. 23. Fragmento de jarras de Sicán Medio que muestra diseños paleteados de iguanas con dorsos aserrados y colas largas del sitio de Tambo Real. Foto: Izumi Shimada. fig. 24. Paleta de cerámica bien conservada con dos diseños geométricos distintos en cada lado. Museo Oro del Perú, Lima. Foto: Izumi Shimada. fig. 25. Horno de cerámica excavado en el taller de cerá- mica de la Huaca Sialupe. Foto: Izumi Shimada. fig. 26. Horno de cerámica reconstruido en uso. Nótese que la cima de la cámara está cubierta con grandes fragmentos de cerámica y barro, y el humo sale por la chimenea. Foto: Izumi Shimada.
  • 19. 36 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 37 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada calidad, FeAsS) con el mineral de óxido de cobre que veían. Los metalurgistas mochicas pudieron incluso haber reconocido distintas propiedades de cobre arsenical, pero no persistieron con la experimentación. Como se ha observado, una reevaluación y adopción selectiva de creencias tradicionales, instituciones y valores he- redados de los mochicas y la introducción de los huaris y su síntesis creativa alrededor del 900 d. C. brindaron las bases de lo que hoy denominamos Sicán Medio. Fue este contexto social particular y el interés en la experimentación con algo no convencional lo que considero llevó a la exitosa e intensiva producción de cobre arsenical de Sicán Medio. La fundición del cobre arsenical era realizada en pequeños hornos en forma de pera (figura 27); midiendo 30 centímetros de largo por 25 centímetros de alto y 25 centí- metros de ancho y teniendo una capacidad operativa de 1,25 a 3,50 litros. La energía era laboriosamente brindada por la capacidad pulmonar humana a través de tubos de soplar que culminaban en toberas (figura 28). La carga de fundición era preparada de minerales disponibles localmente. Específicamente consistía en óxidos de cobre (la fuente de cobre hacia 30 por ciento de cobre) y hematina o limonita (fluctuan- te), con una pequeña cantidad de escorodita, forma oxidada de arsenopirita (fuente de arsénico). La mena (mineral) era tritu- rada con rocas lisas y redondas llamadas chungos en cavidades superficiales al centro de grandes y estables yunques de piedra denominados batanes (figura 29). El ciclo del proceso productivo no solo consumía tiempo, sino que requería de una gran inver- sión de trabajo y recursos materiales. Nuestros experimentos de fundición (ver figura 28) sugieren que cada fundición habría re- querido de cuatro a cinco personas trabajando continuamente Mientras que hoy el término ‘arsénico’ provoca cierta preocupación en el lector en comparación con el cobre puro, el cobre arsenical ofrece una ductibilidad (capacidad de un material de de- formarse sin romperse) superior, resistencia a la tensión (capacidad de soportar el estrés longitu- dinal sin romperse), vaciado, dureza (capacidad de endurecimiento) y resistencia a la corrosión. Sus puntos de fundición son algo menores que en el caso del cobre (1.083 °C), un factor impor- tante en el momento de fundir sin los beneficios de fuelles. Más aún, los productos de aleación originan un sonido nítido y placentero cuando son golpeados. Dependiendo de la concentración de arsénico pueden presentar una apariencia dorada o plateada (por encima de 4-5 por ciento de arsénico por peso). Su color era potencial- mente un factor importante para una sociedad que se preocupaba por los metales preciosos y su apariencia dorada y plateada. Aún no está claro si alguno o todos estos factores utilitarios y simbólicos contribuye- ron al esfuerzo de Sicán Medio por perfeccionar la tecnología de fundición del cobre arsenical. Su origen puede haber sido incluso una consecuencia no intencional de la temprana pero sofis- ticada metalurgia mochica basada en el cobre, conocida por haber producido algunos objetos de cobre arsenical. El cobre puro puede ser ob- tenido relativamente fácil fundiendo mineral de óxido de cobre como la brillante y verde mala- quita de alta calidad [CuCO3 Cu(OH)2 ] que es más simple de encontrar en las minas, pues sus depósitos generalmente están cerca de la super- ficie. A medida que estos depósitos de mineral se extinguían, los mineros mochicas habrían te- nido que cavar más profundo, y en el proceso, mezclar accidentalmente minerales con compo- nentes de arsénico (como arsenopirita de baja fig. 29. Juego de batán y chungo en uso. Centro meta- lúrgico de cerro Huaringa. Foto: Izumi Shimada. fig. 27. Horno de fundición de Sicán Medio Temprano excavado en el taller de fundición de la Huaca El Pueblo de Batán Grande. Nótense los productos con corrosión de cobre dentro. Foto: Izumi Shimada. fig. 28a. Experimento de fundición conducido utilizando un horno de fundi- ción del periodo Chimú en el centro metalúrgico de cerro Huaringa. Foto: Izumi Shimada. fig. 28b. Variedad de toberas del taller de fundición de la Huaca El Pueblo de Batán Grande. Cada una tiene un hoyo longitudinal de 8 milímetros de diámetro. Foto: Izumi Shimada.
  • 20. 38 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 39 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada en cercana coordinación durante tres horas, consumiendo al menos 2 kilogramos de combustible de carbón por hora. El proceso de fundición se encon- traba probablemente muy lejos de ser una ciencia exacta, y elaborados rituales de ofrendas de fetos de camélidos y cuencos enterrados asociados con la construcción de los hornos, sugieren que al menos en un comienzo esta tecnología estaba cubierta con un halo de misticismo. El abandono de los hornos fue también otra ocasión para la ofrenda de cuencos (presumiblemente con- tenían comida cubierta con platos (figura 30). El cobre arsenical producido fue utilizado tanto para objetos utilitarios (por ejemplo, tumis sin decoración, punzones, piruros, puntas de cavar, azadas, etcétera) como para objetos rituales, ornamentales y funerarios (por ejemplo, máscaras fu- nerarias, láminas de metal en forma de I conocidos localmente como naipes, etcétera (figura 31). La presencia de tumis de cobre arsenical técnica y artísticamente bien elaborados en tumbas de élite (figura 32) indica que no podemos imponer el criterio del uso de este metal como simplemente utilitario o básico. La metalurgia de Sicán Medio también se distinguió por la producción y el uso de metales preciosos en una esca- la sin precedente. Siguiendo la bien establecida tradición de la costa norte, los forjadores de metal de Sicán enfatizaron y se destacaron en el trabajo de láminas de metal, y produjeron lá- minas uniformemente delgadas (comúnmente de 0,1 a 0,3 milí- metros de grosor) utilizando solo martillos y yunques. Muchas de las láminas de oro cuadrangulares cocidas a las túnicas te- nían únicamente 0,03 a 0,05 milímetros de grosor. El vaciado de metales preciosos era raro. El chasing-repoussé (repujado) y cortado eran las técnicas decorativas primarias para las láminas de metal. Para producir objetos tridimensio- nales (figura 33), piezas de láminas cortadas eran unidas utilizando técnicas mecánicas, como el corrugado, el engrapado y la inser- ción de lengüetas en pequeñas ranuras. La soldadura era rara, en cambio los forjado- res de metal de Sicán utilizaron la técnica de las uniones químicas denominada proto- brazing, un método espléndidamente simple para unir las aleaciones de oro y plata que utilizaban cobre, o una mezcla de acetato de cobre en un pegamento orgánico (en una forma semisólida). Los forjadores de metal de Sicán reflejaron probablemente la importancia y diversidad de las actividades ceremoniales, así como el acceso diferenciado a diferentes metales como marcador social (discutido posteriormente), y produjeron una amplia gama de ornamentos y pa- rafernalia ritual (por ejem- plo, sonajeras y báculos) y, correspondientemente, diversas aleaciones hechas a base de cobre arsenical, oro o plata. Cada aleación ofrecía diferentes propie- dades mecánicas para pro- ducir los efectos deseados o culminar con éxito los restos presentados en ma- nufactura. Por ejemplo, mientras la máscara de oro (figura 34) era hecha de una lámina con alto contenido fig. 33. Escultórica cabeza de murciélago que forma la parte central del tocado ornamental de oro excavado en la tumba este de la Huaca Loro en 1991. Foto: Joanne Griffin. fig. 32. Gran tumi de cobre arsenical excavado en una tumba en la base oeste del montículo de la Huaca Loro en el año 2006. Nótese que está decorado con la imagen de la deidad sicán bien ejecutada. Foto: Izumi Shimada. fig. 30. Conjunto de hornos de fundición superpuestos excavados en el taller de la Huaca El Pueblo de Batán Grande. Nótese que el conjunto superior contiene vasijas de cerámica ubicadas en las bocas de los hornos. Foto: Izumi Shimada. fig. 31. Dos implementos de cavar fundidos y forjados. Museo Arqueológico Brüning. Foto: Izumi Shimada.
  • 21. 40 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 41 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada de oro y plata y baja cantidad de cobre arsenical y, por lo tanto, dúctil (capacidad de deformarse sin quebrarse), las ‘plumas’ eran hechas de una aleación relativamente alta en contenido de cobre arsenical que brindaba una cantidad apropiada de elasticidad. El uso de metales preciosos se incrementó hasta un punto sin precedente. Por ejemplo, láminas delgadas de bajo quilataje (menos de 12), que son aleaciones de oro, plata y cobre arse- nical conocidas como tumbaga, fueron utilizadas para envolver las vasijas de cerámica (figura 35). Para ese entonces se trató la superficie de las láminas de tumbaga con ácido(s), de tal manera que uno podía eliminar selectivamente el cobre o plata de la superficie para producir una apariencia muy rica en oro, que desafiaba el hecho de que la lámina en realidad contenía baja cantidad de oro (tan baja como 2-3 quilates o 8,3 a 12,5 por ciento de oro en peso). En esencia, las láminas de tumbaga combinadas con esta técnica del «dorado por enriquecimiento de superficie» produjeron objetos que aparentaban un alto quilataje de oro sin utilizar mucho oro. Las láminas de tumbaga, dorado por enriquecimiento de la superficie, fueron también extensivamente utilizadas para delinear el dorso de las telas pintadas enmarcadas con imágenes religiosas que fueron empleadas como separadores del espacio portátiles, para definir el escenario ceremonial en exteriores. Estas telas pintadas con dorsos de láminas de metal fueron ade- más utilizadas para delinear los interiores de las tumbas de pozo (ver figura 12). En general la cultura Sicán Medio puede ser denominada una ‘cultura metáli- ca’, ya que los metales impregnaron todas sus facetas, no solo como medio de expresión de prestigio político y religioso, sino también como marcador de estatus social. No hay duda de que la textilería, el trabajo en madera y la lapidaria fueron también practicados extensivamente. Los dos primeros no han sido estudiados en profundidad debido a la poca preservación de sus productos. Mientras algunos pocos ejemplos de textiles de Sicán Medio del núcleo Sicán fueron tejidos en fibra de algodón fino, existen finos tapices de fibra de lana con imágenes de estilo Sicán Medio como el dios sicán y felinos míticos que al parecer fueron recu- perados del sitio de Pachacámac, al sur de la ciudad de Lima. A pesar de estos innegables íconos de Sicán Medio, no podemos estar seguros de que estos textiles hayan sido hechos por tejedores de Sicán Medio, en la región Lambayeque. Cuentas hechas de unas cuantas especies de conchas marinas tropicales, particularmente de Spondylus princeps y calcifer y Conus fergusoni y una amplia variedad de piedras preciosas y semipreciosas (como ámbar, amatista, esmeralda, fluorita, cuarzo, sodalita y turquesa) fueron utilizadas para elaborar brazaletes, collares y pectorales, así como incrustaciones en ornamentos nasales y orejeras. Las piedras preciosas y semipreciosas fueron perforadas de modo invariable utilizando taladros rotacionales probablemente con granos de arena, y se dejaron detrás las per- foraciones bipolares que dejaban hoyos cónicos. fig. 34. Máscara de oro que cubría el rostro del personaje principal de la tumba este de la Huaca Loro. Foto: Yutaka Yoshii. fig. 35. Botella de cerámica de Sicán Medio con el doble gollete y asa puente cubiertos con láminas de tumbaga y sujetados con un pegamento orgánico. Excavada en la tumba sur de la Huaca Las Ventanas. Foto: Izumi Shimada.
  • 22. 42 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 43 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada de diversas edades —desde fetos hasta adultos— sirvieron como ofrendas rituales, en tanto que su estiércol fue un buen combustible renovable y fertilizante. Sin embargo, es probable que otras partes del cuerpo también hayan sido utilizadas (por ejemplo, tendones y fibra para elaborar sogas y textiles). La carne de otros animales domesticados, como perros (presumiblemente aquellos de raza sin pelo, Canis lupus familiaris), cuyes (Cavia porcellus) y patos moscovitas (Cairina mos- chata), y en un grado mucho menor animales salvajes (tanto terrestres como marinos) servían de suplemento a la carne de los camélidos. La pesca es ampliamente ilustrada en el arte de Sicán Medio. Botes relativamente gran- des de caña de totora generalmente con dos remadores (figuras 40 y 41) fueron utilizados para atra- par una amplia variedad de peces de aguas profundas y superficiales de todos los tamaños, así como aves marinas y otros animales, muchos para ser listados aquí. 3. Economía de subsistencia El análisis del arte sicán, así como de restos animales, vegetales y humanos recuperados de las excavaciones, concuerda con que la economía de subsistencia de Sicán Medio y Sicán Tardío tuvo tres componentes complementarios: agricultura de irrigación intensiva, pesca y recolección de ma- riscos, y el manejo de camélidos domesticados. Como es discutido posteriormente por Shimada y Hayashida, la agricultura fue claramente dependiente del aprovisionamiento de agua mediante re- des extensas de irrigación que expandieron aquellas establecidas por los mochicas. Nuevos canales (por ejemplo, la Pampa de Chaparrí) fueron construidos durante la época Sicán Medio. La amplia gama de plantas culti- vadas para la comida es lo que uno espera para una cultura relativamente tardía de la costa norte, incluidos maíz (Zea mays), fre- jol (Phaseolus vulgaris), pallares (Phaseolus lunatus), calabaza (Cucurbita maxima), ají (Capsicum sp.), tomate (Solanum lycopersi- cum) y maní (Arachis hypogaea) (figuras 36 y 37). Estos productos estaban complementa- dos con frutas como la lúcuma (Pouteria lu- cuma), guanábana o chirimoya (Annona sp.) y pacae (Inga feuillei). Además se cultivaron plantas utilitarias, rituales y medicinales, como el algodón (Gossypium barbadense), mate (Lagenaria sp.) y coca (Erythroxylum novogranatense). Los camélidos domesticados fueron parte integral de la economía de subsistencia sicán brindando una variedad de recursos y cumpliendo diversos roles. Existen numerosas represen- taciones de los camélidos en cerámica y textiles, incluidas aquellas que presentan carga (figuras 38 y 39). Restos óseos excavados muestran evidencia de procesamiento (marcas de cortes, huesos rotos) con el objetivo de maximizar la remoción de carne y médula de los huesos. Los huesos largos, como las tibias de las extremidades posteriores, fueron algunas veces conservados para elaborar herramientas y también instrumentos musicales como punzones y flautas. Los camélidos fig. 36. Botella de Sicán Medio de asa estribo representando dos pepinos. Se trata de una ofrenda del entierro 2, trinchera 1, HL’06. Foto: Izumi Shimada. fig. 37. Fragmento de textil que muestra una mujer llevando una llama con una soga atada al arnés. Atribuido al sitio de Pachacamac cerca de Lima. Colección Wilhelm Gretzer, Museo Etnológico Nacional, Berlín. Foto: Izumi Shimada. fig. 38. Botella de cerámica negra de Sicán Medio que muestra a un hombre montando una llama. Museo Amano. Foto: Yutaka Yoshii.
  • 23. 44 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 45 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada 4. Comercio a larga distancia Un importante logro de Sicán Medio fue el establecimiento de una red comercial sin precedente en extensión geográfica y tal vez también sin precedente en el rango de bienes. La élite de Sicán Medio intensificó el comercio tanto con la costa de Ecuador, por el norte, y expandió sus límites tan lejos como Colombia, al norte, y la cuenca del Marañón, al este 1.000 y 200 kilómetros de distancia, respectivamente). Al oeste, los navegantes de Sicán Medio bien pudieron alcanzar los 972 kilómetros al oeste de Ecuador hasta las islas Galápagos, donde fragmentos de cerámica negra han sido hallados en varios sitios. Podría tratarse de cerámica de Sicán Medio, en lugar de chimú, como lo describe su descubridor, Thor Heyerdahl. El límite sur de la red comercial de Sicán Medio permanece poco definido, aunque cla- ramente se extendió más allá de la costa central y puede haber llegado hasta donde su contraparte Tiahuanaco, centrado en el Altiplano alrededor del lago Titicaca. Sugerentes líneas de evidencia incluyen: 1) importantes similitudes formales en los vasos conocidos como queros, 2) producción y uso del cobre arsenical, 3) representaciones de gorros de cuatro puntas en el arte sicán utilizados extensamente en el territorio Tiahuanaco, y 4) coincidencia temporal (hacia 900-1100 d. C.) de Sicán Medio con la fase expansiva de la cultura Tiahuanaco. Adicionalmente el descubrimiento de restos de balsa en la costa norte de Chile y otras líneas de evidencia sugieren contacto marítimo de larga distancia entre este lugar y la costa norte del Perú durante este periodo. La posibilidad de que dos de las culturas más poderosas ocupando el norte y el sur de los Andes centrales, interactuando una con la otra es plausible. Muchos objetos encontrados en la Huaca Loro en las tumbas este y oeste y otras tumbas de Sicán Medio atestiguan la extensa red comercial, por ejemplo minerales exóticos que inclu- yen ámbar, amatista, cinabrio, esmeralda, fluorita, cuarzo, sodalita y turquesa. En general los arqueólogos raramente consideran a los Andes del norte como una fuente potencial de minerales y otros objetos valiosos para los antiguos peruanos. Nuestros análisis revelan que las esmeraldas verde traslúcido (que forman las pupilas de los ojos de la máscara de oro de la tumba este de la Huaca Loro) probablemente provenían de una mina en la región Muso en la sierra colombiana cerca de la ciudad de Bogotá; en tanto que es muy probable que el ámbar provenga de una fuente aún sin documentar en la selva amazónica del nordeste de Colombia. En cuanto a la turquesa, a pesar de detallados análisis, no ha sido posible encontrar una fuente equivalente a su composición química en ninguna fuente dentro del Perú o fuera de él. La costa ecuatoriana, como un todo, fue el proveedor primario de conchas de Spondylus princeps y Conus fergusoni. El cinabrio, pepitas de oro, sodalita y turquesa pueden haber sido fig. 40. Gran conjunto de cuentas (más de 20 kilogramos de peso) hecho de una variedad de piedras semipreciosas (por ejemplo, amatista, cuarzo y sodalita) excavado en la tumba este de la Huaca Loro. Foto: Izumi Shimada. fig. 41. Conjuntos de Conus fergusoni y Spondylus princeps encontrados en la tumba este de la Huaca Loro. Foto: Izumi Shimada. fig. 39. Vasija negra de Sicán Medio con representación de dos hombres remando en una canoa de totora. Museo Nacional de Antropología, Arqueología e Historia, Lima. Foto: Izumi Shimada.
  • 24. 46 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 47 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada importados desde la geográficamente compleja región de Azogues-Cuenca, en la sierra sur ecua- toriana. Esta área ha sido largamente conocida por los saqueos de profundas tumbas de pozo que al parecer contenían ornamentos de oro repujado (por ejemplo, máscaras y coronas) formal y estilísticamente similares a sus contrapartes de Sicán Medio. Se piensa que al menos algunas de las pepitas de oro provienen de altos tributarios (por ejemplo, ríos Chinchipe y Marañón) del río Amazonas, que han sido ampliamente conocidos por ser fuentes de pepitas de oro. Especulo que parte de la cerámica ‘Chimú negro’ encontrada a lo largo de la cuenca del río Marañón bien pudiera ser cerámica negra de Sicán Medio. El establecimiento y la operación de esta red interregional fue de la mano del crecimien- to del poder y prestigio de la religión y de la política de Sicán Medio, así como de la economía regional en el núcleo Sicán. Esto último se refiere principalmente a la producción intensiva de cobre arsenical y, en segundo lugar, a la cerámica pulida negra hecha en molde y a los productos agrícolas producto de una agricultura de irrigación intensiva. Más específicamente, se sugiere un acuerdo comercial administrado en dos fases (co- merciantes especializados auspiciados por líderes políticos para adquirir objetos específicos en su nombre), que involucra grupos en tres áreas geográficas: Ecuador y las áreas en el extremo norte, el núcleo Sicán y áreas al este y oeste del núcleo. En esta concepción, la entidad política de Sicán y su núcleo funcionaron como la unión de esta red. Este comercio inferido debió haberse establecido cuando la entidad política de Sicán ofrecía sus superiores e innovadores productos de cobre arsenical (es decir, naipes y otros productos similares (ver a continuación) a las pobla- ciones contemporáneas de las culturas Manteño y Milagro en la costa central y sur de Ecuador, principalmente por deseados productos naturales que estaban disponibles en abundancia en esos lugares y al norte de ellos. Estas culturas ecuatorianas no tenían minerales ni la tecnología sofis- ticada para producir el metal superior de cobre arsenical. En la costa de Ecuador, el Spondylus princeps y el Conus fergusoni fueron utilizados como materia prima para elaborar cuentas; solamente cuando eran importadas al Perú, adqui- rían significado ritual especial y social. Hubo un incremento significativo en las representaciones artísticas, y grandes números de estas conchas fueron utilizados durante el periodo Sicán Medio cuando se compara con épocas anteriores; las representaciones incluyen escenas de su cosecha por clavadistas y balsas que aparecen en casi todos los medios de representación artística de Sicán Medio. En esencia, el monopolio de la producción de cobre arsenical junto con su ubicación norteña brindó a la entidad política de Sicán control sobre el abastecimiento de las conchas de Ecuador y su subsiguiente distribución a áreas al este y al sur. Sugiero que esta entidad política explotaba efectivamente esta situación, combinando la distribución de conchas con la dispersión de su religión centralizada en la deidad sicán; es decir, el acceso a objetos de gran valor ritual y estatus como el Spondylus y Conus era contingente a la aceptación del dogma político y religioso de las élites locales. Este acuerdo presentaba beneficios mutuos, ya que la entidad política de Sicán era capaz de validar su religión, en tanto que las élites locales podían mantener su legitimidad y prestigio. Este acuerdo también se aplica al sur, debido a la rápida expansión e impacto de la re- ligión y política de Sicán Medio, incluida la distribución de cerámica negra y telas pintadas que representan imágenes del dios y señor de Sicán. Al contar sin medios ni rutas alternativas para el intercambio de conchas y cobre arsenical, el comercio persistió incluso después del colapso de la entidad política de Sicán Medio alrededor del 1100 d. C. Vale la pena discutir brevemente acerca de los productos de cobre arsenical de Sicán Medio denominados naipes, que considero sirvieron de un medio de intercambio estandarizado (‘moneda primitiva’). Como las monedas en otros países y eras, los naipes eran portátiles, durables y de tama- ño, forma, peso, método de manufactura y materia prima estandarizados (figura 42). Fueron hechos fig. 42. Cinco tamaños estandarizados de naipes excavados de varias tumbas en Sicán. Foto: Izumi Shimada.
  • 25. 48 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 49 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada de láminas durables y valiosas de cobre arsenical forjado a mano. Hasta el presente existen cinco tamaños de naipes regularmente estandarizados conocidos, que van desde 2,8 × 4,5 centímetros a 7,0 × 9,5 centímetros. Su grosor varía de 0,1 milímetros (el más fino) a 1,0 milímetros (el más grueso). Su peso original es difícil de determinar dada la corrosión. Los naipes también pudieron haber sido utilizados como materia prima, ya que se les podía forjar, recortar, refundir para hacer una variedad de objetos. Los naipes han sido encontrados solo como bienes funerarios en la región Lambayeque, núcleo Sicán Medio y áreas en el norte como Tumbes, cerca del límite con Ecuador. También han sido hallados en conjuntos en la costa ecuatoriana donde culturas contemporáneas florecieron, como las culturas Manteño y Huancavelica. Generalmente de 9 a 11 naipes de un mismo tamaño son apilados y unidos juntos para formar un paquete. El número de paquetes cambia según el es- tatus inferido del individuo, variando desde un solo paquete de pequeños naipes para una persona común hasta más de 1.500 paquetes de tamaño mediano en la tumba este de la Huaca Loro. 5. Costumbres funerarias y estructura social Al hablar de estructura social, nos referimos a las relaciones y los patrones de comportamiento relativamente estables entre los diferentes grupos en el interior de una sociedad. Tales grupos incluyen a aquellos basados en el género, edad, ocupación, estatus, creencias y etnicidad. Pero ¿cómo podemos definir la estructura social en el caso de la sociedad Sicán sin escritura? Nuestro enfoque se ha basado principalmente en las representaciones artísticas y en la variabilidad del tratamiento funerario (ver Shimada). La discusión que sigue se enfoca en la naturaleza de la es- tratificada y multiétnica sociedad de Sicán Medio y presenta evidencia que la respalda. La sociedad de Sicán Medio fue estructurada de manera rígida y jerárquica. Concerniente a este aspecto son las representaciones artísticas, tratamiento funerario diferenciado y la salud. Existen diferencias notables en cuanto a las posesiones materiales y estilos de vida, incluida la salud entre la gente proveniente de los diferentes estratos sociales que definimos. Las diferencias más notables pueden ser vistas en el tratamiento funerario de ochenta individuos de Sicán Medio excavados hasta ahora por el Proyecto Arqueológico Sicán en la capital del sitio de Sicán (62) y en los sitios residenciales y con talleres de cerámica y metal de las huacas Sialupe (9) y El Pueblo de Batán Grande (9). Hemos observado que diferentes tipos de metales uti- lizados en la manufactura de artefactos enterrados presentan covariación con regularidad con otros aspectos materiales de la misma tumba; a partir de estos datos se forman cuatro grupos mostrados en la siguiente tabla (tabla 3). Estos aspectos incluyen tipo de pigmentos, cuentas y vasijas de cerámica presentes. Otras variaciones importantes son descritas posteriormente. Primer Nivel: Primer Nivel: Segundo Nivel: Segundo Nivel: Tercer Nivel: Cuarto Nivel: Élite Superior, Élite Superior, Élite Inferior, Élite Inferior, Plebeyos Plebeyos de Hombres Mujeres Hombres Mujeres rangos bajos BIENES FUNERARIOS Objetos de aleación ♦ ♦ de oro de alto quilate Objetos de aleación ♦ ♦ de plata de alto quilate Objetos de aleación de oro de bajo ♦ ♦ ♦ ♦ quilate (tumbaga) y/o cobre dorado Objetos de cobre plateado ♦ ♦ Pintura de cinabrio ♦ ♦ ♦ ♦ Cuentas de piedras semi-preciosas ♦ ♦ Ámbar ♦ ♦ Cuentas de conchas marinas ♦ ♦ ♦ ♦ Spondylus princeps ♦ ♦ ♦ ♦ Conus fergusoni ♦ ♦ Botellas de cerámica de doble pico ♦ ♦ ♦ ♦ Botellas de cerámica de gollete único ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ Objetos de cobre arsénico ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ (bronce arsénico) Cerámios utilitarios sin decoración ♦ ♦ ♦ ♦ y/o cerámios paleteada Pintura de hematita roja ♦ POSICIÓN DE ENTERRAMIENTO Sentada y piernas cruzadas ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ Extendida - echada boca arriba ♦ ♦ ♦ ♦ Flexionada ♦ ♦
  • 26. 50 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 51 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada Que las posesiones materiales del primer y segundo escalón son raras y más exóticas que aquellas de los escalones tres y cuatro respalda la idea de una estructura social jerárquica. Solo encontramos objetos de cobre arsenical en los entierros de gente común. Es muy importante señalar que los únicos objetos de metal encontrados en áreas residenciales con paredes sencillas de quincha (entramado de caña con barro) y pisos compactos de barro, que se infiere pertenecen a gente común, como los encon- trados adosados a los talleres de la Huaca El Pueblo de Batán Grande, fueron objetos de cobre arsenical. La élite baja tenía acceso a objetos hechos de tumbaga y aleación de pla- ta y cobre arsenical. La élite alta era la que tenía acceso a todas las anteriores formas de metales, incluidas además las aleaciones de oro de alto quilataje. Que los individuos en una inferida posición social alta generalmen- te disfrutaron de mejor salud como lo deter- mina el análisis de sus esqueletos, ofrece un respaldo importante e independiente a estas agrupaciones jerárquicas (ver Muno). Los entierros de Sicán Medio de gente común son encontrados usualmente en fosas superficiales bajo los pisos de residen- cias y talleres. El tamaño y la forma varían, pero las fosas superficiales no exceden los dos metros en ninguna dimensión. Claramente el aspecto más notable de las costumbres funerarias de Sicán Medio son las tumbas de fosa de élite. Las profun- das tumbas de fosa con nichos en las paredes (a veces descritas como de forma de bota) pertene- cientes a varias culturas son halladas en la costa norte del Perú, sierra de Ecuador y Colombia y al oeste de México. Las tumbas de fosa de Sicán Medio pueden haber evolucionado de las tumbas de élite más tempranas Mochica Tardío (por ejemplo, en Sipán y San José de Moro en los valles fig. 43. Reconstrucción de la organización de contenidos de la tumba este de la Huaca Loro. Dibujo: Izumi Shimada y César Samillán. fig. 44. Vista panorámica de la cámara funeraria de la tumba este de la Huaca Loro. Nótese la colocación invertida del esqueleto del personaje principal cerca del centro de la cámara. Su cuerpo estaba rodeado por varas de madera de su litera desmontada. El área en la parte superior de la fotografía corresponde a la caja que contiene numerosos objetos de oro. Foto: Izumi Shimada.
  • 27. 52 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 53 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada fig. 45. izquierda Esqueleto del personaje principal de la tumba este. Los huesos visibles corresponden a las piernas y pelvis. El cuerpo está bajo canilleras de oro y numerosas láminas de oro cocidas al manto que no se ha conservado. Foto: Izumi Shimada. fig. 46. Caja que contiene más de sesenta importantes ornamentos y parafernalia ritual de metales preciosos encontrada en la esquina noroeste de la cámara funeraria de la tumba este de la Huaca Loro. Foto: Izumi Shimada. de Lambayeque y Jequetepeque, respectivamente), aunque la presencia de al menos un gran nicho sugiere una conexión cercana con las tempranas tumbas de Vicús, en el valle del Alto Piura al norte. Las tumbas de fosa de Sicán Medio, sin embargo, no tienen precedentes en términos de la total cantidad de bienes funerarios encontrados, algo que no es de sorprender dada su gran productividad y el poder comandado por las élites. La impresionante acumulación material posible en las tumbas de élite de Sicán Medio es ejemplificada por la tumba Este de Huaca Loro. La cámara funeraria de 3 metros × 3 metros y dos de los siete nichos en las cuatro paredes contenían cinco individuos (un adulto masculino, dos adultos femeninos y dos jóvenes) y hacia 1,2 toneladas de diversos bienes funerarios, más de las dos terceras partes era cobre arsenical, tumbaga y objetos de aleación con oro de alto quilataje (figura 43). Los bienes funerarios fueron colocados concéntricamente y superpuestos en capas sobre, alrededor y debajo del cuerpo de un robusto personaje masculino, de unos 40 a 50 años de edad, colocado al centro de un petate alineado con la forma cuadrangular del piso (figuras 44 y 45). Entre los notables contenidos de los niveles superiores se encontraba un cofre que tenía al menos 24 niveles superpuestos de más de sesenta importantes objetos de oro, oro y plata y fig. 47. Reconstrucción de la organización de los contenidos de la caja mostrada en la figura 46. Dibujo Izumi Shimada y César Samillán. Imagen 47 falta traducir
  • 28. 54 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 55 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada ornamentos de tumbaga y parafernalia ritual (por ejemplo, sonajas, coronas, bandas para la ca- beza, ornamentos para la cima de las coronas, como plumas de oro, etcétera; figuras 46-49). Estos objetos preciosos para la cabeza y parafernalia ritual fueron probablemente utilizados en vida por el personaje principal y las dos mujeres que lo acompañaban. Aunque estos individuos utilizaron varios ornamentos de oro, ninguno fue enterrado con tocados. Sin embargo, las coronas y bandas para la cabeza tenían diferentes circunferencias, que se aproximaban a los anchos de sus cráneos y mostraban huellas de uso. Otros rasgos incluyen 15 fardos de 489 implementos vaciados de cobre arsenical (hacia 200 kilogramos) y tres grandes pilas de viruta de láminas de tumbaga a lo largo de los bordes de fig. 48. Capas intermedias superimpuestas de objetos de metal en la caja. Nótense varias coronas cerca del centro. Foto: Izumi Shimada. fig. 49. Tres ornamentos de coronas de la caja. Foto: Izumi Shimada. la cámara funeraria. Hacia el centro de la cámara funeraria había dos agrupaciones de conchas de Spondylus princeps y Conus fergusoni (179 y 141, respectivamente). Debajo, al centro del piso de la cámara funeraria, yacía el personaje principal con sus ornamentos y báculos. Estaba ataviado con vestimenta ceremonial real y fue encontrado en una posición sentada e invertida. Tenía una nariguera, orejeras y otros dos juegos de ornamentos para las orejas, una gran máscara de puro oro y al menos cuatro niveles de pectorales de cuen- tas de minerales y conchas (figura 50). Su cuerpo estaba cubierto por un gran manto pobremente conservado, al cual se habían cocido cerca de 2.000 pequeñas láminas de oro de forma cuadran- gular. Además se hallaron seis pares de orejeras, un par de canilleras de oro, un par de guantes
  • 29. 56 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 57 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada ceremoniales de un metro de largo, un báculo decorado con oro y plumas, y un ornamento para la frente, entre otros objetos (figuras 51 y 54). La máscara mencionada es una obra de arte de los orfebres de Sicán (figura 55). Fue hecha a partir de una sola lámina de aleación de plata y alta cantidad de oro de 13 quilates, que mide 46 × 29 centímetros y de 0,5 a 0,6 milímetros de grosor y tiene un peso de 677 gramos. Sus ojos fueron hechos para parecerse a los ojos humanos con fondo blanco, iris y pupilas representadas por la aleación de plata, pulidas cuentas semiesféricas de ámbar y cuentas esféricas de esmeralda, respectivamente. El poder esgrimido por el personaje principal enterrado en la tumba este puede ser comprendido no solo por la impresionante calidad, cantidad y diversidad de bienes exóticos y fig. 50. Cabeza del personaje principal con una máscara de oro altamente deformada y otros ornamentos. Nótese que la cabeza está colocada hacia arriba, en tanto el resto del esqueleto está invertido. Foto: Izumi Shimada. de estatus, sino también por el estimado de trabajo requerido para su producción y adquisición. Solo la manufactura de docenas de miles de cuentas pulidas y perforadas (más de 75 kilogramos de cuarzo, amatista, sodalita, turquesa, fluorita, ágata, ámbar y conchas de Spondylus y Conus) demandó una tremenda inversión de trabajo. Entonces hay que considerar los 500 kilogramos de fragmentos de delgadas láminas de tumbaga uniformemente martilladas a mano (por lo ge- neral entre 0,05 y 0,10 milímetros de grosor), que probablemente generaron meses de trabajo de docenas de hábiles orfebres y sus aprendices. Existen pocos objetos en la tumba este que presentan motivos religiosos; en cambio, lo que abunda son representaciones del Señor de Sicán (figuras 16 y 17). La cercana relación entre la fig. 51. Dibujo que muestra la distribución de varios ornamentos y parafernalia ritual debajo y alrededor del esqueleto del personaje principal de la tumba este de la Huaca Loro. Dibujo: Izumi Shimada y César Samillán.
  • 30. 58 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 59 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada apariencia del personaje principal de la tum- ba y la del Señor de Sicán mostrado en estos objetos (que utilizó en vida) sugiere que son uno solo y el mismo. Es a través del paso del mundo de los vivos al mundo de los ances- tros que el Señor de Sicán se transforma en la deidad sicán. La riqueza material e inversión de trabajo vista en la tumba este no represen- ta de ninguna manera un caso único. De la tumba de fosa saqueada de la Huaca Menor (hacia 600 metros al este de la Huaca Loro) se reportó que contenía un estimado de 500 kilogramos de objetos de cobre arsenical (in- cluidos miles de naipes), además de conjun- tos de láminas de oro y otros objetos. Como se verá a continuación, la tumba oeste repre- senta otro impresionante caso. La tumba oeste estaba simétrica- mente ubicada en relación con la tumba este, del otro lado del axis longitudinal norte-sur de la Huaca Loro. La tumba oeste era físi- camente imponente con una compleja cons- trucción en dos niveles: uno en el interior del otro, como una tumba al interior de otra (figura 56). Una antecámara de 10 × 6 metros yacía 12 metros debajo de la superficie y te- nía 10 nichos en las paredes y 12 pequeñas cavidades rectangulares bajo el piso (figuras 57 y 58). Dos de los nichos cerca de la esquina nordeste contenían a un individuo joven femenino cada uno, acompañado de sus bienes de la misma manera como los entierros cercanos en fosas. Un nicho central contenía a un niño de 12 a 13 años. Las cavidades subterráneas cuadradas y rectangulares estaban distribuidas en dos gru- pos de seis, opuestos simétricamente en los lados norte y sur de la cámara central. Cada cavidad fig. 52. Estandarte en forma de tumi. Foto: Izumi Shimada. contenía uno o dos esqueletos de mujeres adultas jóvenes (mayormente de 18 a 22 años de edad; figura 59). Cada grupo, a los que nos referimos como las mujeres del norte y sur, respectivamen- te, tenía nueve mujeres, cada una de las cuales estaba acompañada por un puñado de vasijas de cerámica, textiles, objetos de cobre arsenical, u otros objetos funerarios. Se descubrió que algunas de estas mujeres carecían de una o más falanges terminales y estaban acompañadas de vasijas de cerámica rota e incompleta. En algunos entierros, los huesos se desarticularon a un grado difícilmente atribuible a un proceso natural posenterramiento. Se encontraron pequeños envoltorios ovoides de pupas (larva), presumiblemente de moscas, en directa asociación con dos entierros. Analizadas en conjunto, estas líneas de evidencia sugieren que por lo menos algunos cuerpos fueron preservados, ya sea en forma de momias o exhumados de tumbas anteriores, y luego enterrados en la tumba oeste. fig. 53. Cuatro de los seis pares de orejeras de oro de 18 quilates. Los tres pares más grandes miden 10 centímetros de diámetro cada uno y exhiben trabajo en filigrana y granulación maravillosamente ejecutado. El par plateado fue creado por un efecto de amalgamiento del mercurio y el cinabrio. Foto: Yutaka Yoshii. fig. 54. Reconstrucción de cómo el personaje principal de la tumba este puede haber aparecido utilizando ornamentos y objetos rituales encontrados en su tumba. Dibujo: Luis Tozuda.
  • 31. 60 Cultura Sicán: esplendor preincaico de la costa norte 61 introducción. detrás de la máscara de oro: la cultura sicán | Izumi Shimada En el centro de la antecámara, la tumba continuaba descendiendo hasta 15 metros por debajo de la superficie hasta una cámara central de 3 × 3 metros con un par de nichos simétri- camente opuestos en las paredes del norte y sur. La cámara tenía un elaborado techo compuesto de por lo menos tres capas de tapetes tejidos sostenidos por vigas de madera y por las paredes este y oeste que estaban cubiertas con telas de algodón pintado. La cámara central estaba reservada para el personaje principal y sus bienes funerarios. El personaje, un hombre robusto de aproximadamente 40 años con una herida punzante grave —posiblemente mortal— en la pelvis, estaba colocado al centro del piso de tapetes alineados en fig. 55. La máscara de oro fue utilizada junto a un ornamento en la frente, corona cilíndrica y gran tocado parabólico con plumas de oro. En suma, este ornamento ceremonial pesa más de 2 kilogramos y mide más de un metro de largo y 60 centímetros de ancho. Foto: Yutaka Yoshii. fig. 56. Vista panorámica de la excavación de 1995-1996 de la tumba oeste, que muestra su construcción en dos niveles: uno al interior del otro y sus nichos. Foto: Izumi Shimada. una posición sentada con las piernas cruzadas. Estaba ataviado con vestimenta ceremonial real, que incluía una máscara grande de tumbaga, un tocado muy elaborado y un pectoral de una lámina de aleación de plata con incrustaciones mayormente de turquesa. Su cabeza había sido completamente cubierta con pintura de cinabrio, pero estaba de cara al oeste, contrariamente a nuestra hipótesis de que estaría de frente al este, orientado de cara al personaje principal de la tumba este. fig. 57. Distribución de artefactos y rasgos en el piso de la antecámara. Dibujo: Izumi Shimada y César Samillán.