Sixto comenzó a hacer su primer violín a partir de las maderas de una mesa vieja usando su facón. Escondía su tosco violín en el hueco de un quebracho blanco que le servía de estuche. Una noche, Sixto y su violín presentaron su talento musical desconocido hasta entonces, a pesar de la oposición, logrando ser aceptado como músico y admirado como artesano, convirtiéndose en el reconocido "violinista-sachero".