El código abierto se originó en 1998 como una alternativa al término ambiguo "software libre". Se refiere a software que puede leerse, modificarse y redistribuirse gratuitamente. A diferencia del software libre, está más orientado a los beneficios prácticos de compartir el código que a cuestiones morales o filosóficas. Cuando los programadores pueden leer, modificar y redistribuir el código fuente, este evoluciona y mejora más rápido que el software cerrado.