El documento describe el Día de Muertos como una celebración mexicana reconocida por la UNESCO como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Sus orígenes se remontan a 3,000 años atrás entre los pueblos indígenas mesoamericanos. Tras la llegada de los españoles, se fusionó con las tradiciones católicas dando lugar a la celebración actual del 1 y 2 de noviembre, en la que se honra a los difuntos con ofrendas y visitas a las tumbas para recordarlos.