1. Informe de Pedro Cabrera
en época de coronavirus
Consejos prácticos para
un nuevo escenario de vida
Abril 2020 / Planeta Tierra
2. Temario del informe
1. Esopo tenía razón
2. Estamos gordos (incluidos los flacos)
3. I my work
4. Hoy ser burro es una decisión
5. Ojo, hay un adicto en su casa
6. Farsantitis Extremus
7. El futuro es hoy
8. Relaciones: ¿Y dónde anda el amor?
9. Dios, la Pachamama y Maluma
10. De hippies a happies
3. Yo amo mi trabajo
A los 10 años, siendo un niño, perdí a mi padre y abuelo en
término de meses.
Es bueno aclarar que nací rico. Mi abuelo era millonario. Sin
embargo –por factores que no explicaré ahora- luego de
pocos años, pasamos a una situación incierta económicamente,
con matices de pobreza. Y gracias al tesón de mi madre, nos
convertimos en una modesta familia de clase media.
Un día, cuando contaba ya con 13 años, mamá me preguntó
si deseaba trabajar. La tarea no era gran cosa. Tres días a la
semana, saliendo del colegio, tenía que ir a una empresa
pequeña, para pasar “en linda letra” los datos contables de la
misma. En esa época, escribir bien y legible era una ventaja.
4. Yo amo mi trabajo
Mi sorpresa -confieso que antes éramos más inocentes- fue
cuando al cabo de un mes me entregan un sobre. Lo abro,
veo dinero y me dicen: “Tomá, es para vos, este es tu sueldo”.
No podía creerlo… ¿me pagaban por escribir bonito?
En mi asombro, recuerdo haberle dicho al dueño de esa
pequeña empresa: “Mire que también dibujo”. Obviamente
se rió y me dijo que allí no necesitaban ese talento.
Más feliz que perro con tres colas, llegué a casa y esperé a
que mi mamá llegue de trabajar a la noche. Cuando entró a
Casa, le dije: “Mirá, mamá, me pagaron por escribir”. Ella
también se rió y me pidió que guarde el dinero.
5. Yo amo mi trabajo
Así que obedeciendo a mi madre, elegí un libro de mi
biblioteca y guardé los billetes allí dentro.
Como estaba aún en época de colegio secundario, me di
cuenta que no gastaba nada, y con el paso de unos pocos
meses, el dinero se iba acumulando… hasta que un día…
observé que faltaban unos billetes… y a la semana algunos
más… y así sucesivamente mientras corría el tiempo.
Primero me asusté, aunque sabía que mis hermanos jamás
tomarían dinero ajeno, menos el mío. Y después entendí,
que con la mayor vergüenza del mundo, sin decirme nada,
mamá se prestaba dinero a medida que escaseaba en casa.
6. Yo amo mi trabajo
¿Decirle algo? ¿Reclamarle? ¡Ni cagando!!!! ¡Ni en diez mil
vidas le hubiese dicho algo! De alguna forma, con mi silencio
me convertí en su cómplice, cosa que hasta hoy me llena de
orgullo. Pero, ¿por qué les cuento esta linda historia?
Porque entendí que trabajar generaba dinero. Y para vivir
con lo necesario, también se necesitaba dinero. Así que en
mi juvenil cabeza se grabó con fuego un mensaje: ¡Qué
bueno resulta tener trabajo!
Fue así que empecé a asociar –también inocentemente- a la
pobreza con la ausencia de empleo, aunque con el tiempo
entendí que también existían otras razones para ello.
7. Yo amo mi trabajo
Y una de ellas me asustó: La gente que era despedida -la
palabra en mi cabeza era “echada”- de la empresa donde
trabajaban. También aprendí que existían los retiros
forzados (porque la empresa fracasaba o quebraba y no
podían pagarle a los empleados), y los retiros por negligencia
y falta de capacidad.
El primero, aprendí, tiene que ver con no hacer o no querer
cumplir el trabajo encomendado. El segundo tiene que ver
con la falta de talento o conocimiento de la persona, razón
por la cual, llegué a deducir tempranamente, que había que
estudiar y/o saber más que lo demás, para que nunca te
despidan de tu empleo por ignorancia.
8. Yo amo mi trabajo
Estudiar, empleo, dinero y bienestar… De alguna forma u otra
esas tres palabras estaban unidas.
Pasaron los años -azuzado por compañeros de trabajo que
se rascaban las bolas a cuatro manos mientras nosotros
trabajábamos- llegué a creer que los dueños de una empresa
siempre eran ricos, y que si yo ganaba poco o no me alcanzaba
para vivir era culpa de ellos. Por suerte, el tiempo me aclaró
que “mis compañeros” (se llamaban sindicalistas) eran unos
verdaderos zánganos, y en mi caso, un pobre cojudo. Porque
mi pobreza era mental. Pensaba que la empresa era una
enorme teta que me tenía que amamantar de por vida, y que
debía velarme por mis problemas fuera de ella.
9. Yo amo mi trabajo
En especial, entendí esto cuando creé mi propia empresa,
con los años, varias más. ¿Yo era rico? NO. ¿Se me caían las
marmajas de billetes mientras caminaba? NO. ¿Me sobraba
dinero? NICA. Entonces, ¿cómo es la cosa? Porque si la vaina
es así, no conviene ser empresario. ¡Conviene ser empleado!
Por suerte, la vida fue colocando en mi delante, a personas
que me explicaron –como a opa- las ventajas que tiene ser
empresario, empleado y empresario/empleado. Este último
es aquel que es dueño de una empresa pero trabaja a la par
de su personal contratado. Inclusive, a veces más y sin cobrar
horas extras ni bonos. En mi caso, viví las tres experiencias…
¿En cuál me sentí más cómodo?
10. Yo amo mi trabajo
Obviamente siendo empleado. ¿Cuál me gustó más? Siendo
empresario, es decir, contratando gente, ofrecerle los
recursos necesarios y que ganen dinero para mí, sin que
tenga que estar codo a codo con ellos.
Ahora bien, en mi país de residencia desde hace más de tres
décadas (Bolivia), existe más la figura del empresario que a
la vez es empleado de su propia empresa. Y se da mucho
más esta situación en las empresas pequeñas y medianas.
Las grandes, en numerosas ocasiones, contratan gerentes
que –es lo ideal- nada tengan que ver con la familia que
creó la empresa. Gente ajena pagada por resultados u
objetivos. Maravilloso, pienso.
11. Yo amo mi trabajo
Espero que no se haya cansado de leer porque ahora viene
la cereza del postre. Es decir, por qué amo mi trabajo y
sugiero que a partir de hoy, haga lo mismo… porque con
respetar el trabajo, sépalo, no alcanza.
Es que si usted tiene empleo, recibe dinero. Y luego traduce
ese dinero en vivir dignamente, solo/a o en pareja o en
familia. Ese ingreso sostenible, mes a mes, de dinero… es el
que le permite ahora leer esto en su celular (¿o acaso se lo
regalaron?) y pagar los megas y la conexión a internet del
mismo. Es el dinero que le pone “comida en la boca” a usted
y familia. Es el dinero que se traduce en ropa, ir al cine,
ponerle gasolina al automóvil o moto, etcétera.
12. Yo amo mi trabajo
En criollo simple: “Si usted no tiene trabajo, no tiene ingresos.
Y si no tiene ingresos, usted está bien, pero bien cagado…
porque tiene que depender de los ingresos de otra persona,
pariente, Estado, etc. Es decir, usted aún es esclavo de
alguien”. Sí, disculpe que mencione esclavo, pero es así.
Depende del patrón o patrona del dinero, para poder usarlo
en lo que usted desea.
Y ahora voy a meter el dedo en la llaga, o peor aún, diré algo
que duele como que el dedo de King Kong intente ingresar a
su hermético y bien custodiado trasero: “La verdadera
independencia de una persona es económica”. O sea, hay
que trabajar para no depender de nadie.
13. Yo amo mi trabajo
Ahora aterrizamos el tema de AMAR EL TRABAJO.
Yo lo amo. ¿Cómo no lo voy a hacer? Si me permite realizar
cosas que me gustan y a mis cercanos también. Entiéndalo,
este es un mundo monetizado. Desde hace tiempo más que
nunca.
Ahora bien, ¿extraña su trabajo? No mienta, capaz no. Pero
creo que se ha dado cuenta -ante la ausencia de dinero
efectivo actual en época de coronavirus- qué importante
que es TENER EMPLEO. Porque cuando esta pandemia pase,
usted regresará a su empleo, a trabajar, a cobrar de nuevo
su sueldo, Dios mediante, sosteniblemente.
14. Yo amo mi trabajo
Y le pregunto: Antes de que empiece esta pendejada del
virus, ¿usted amaba su trabajo, lo respetaba, o simplemente
andaba en modo automático, o peor aún, en modo qué me
importa?
Consejo: Cuide siempre su empleo. Proteja lo que hace y
proteja a la empresa… porque sin ella, no hay clientes, no
hay dinero, no hay trabajo, no hay sueldos.
¿Otro consejo? Sea ALGUIEN en su trabajo, no un número
más en la planilla de egresos mensuales. Busque nuevas
responsabilidades, proponga ideas, vea cómo mejorar
procesos, cómo ahorrar tiempo y dinero, etc. ¡Muévase!
15. Yo amo mi trabajo
Ahora, si usted es un pobre diablo que piensa vivir oculto,
anónimo, sin trascender, sin decir nada, sin pensar nada,
cumpliendo SOLO con su trabajo… posiblemente, más tarde
que temprano, usted reciba un chutazo en sus cachas y se
quede sin empleo. Porque:
- Las empresas buscarán reducir personal para reducir
costos y mantenerse vivas. Tienen derecho a hacerlo.
- Los empleos, donde no hay piense, se están automatizando
en todo el mundo… y desde hace rato. ¿O no se dio cuenta
que un cajero automático, ese cubo de metal, le quitó el
empleo a un humano?
16. Yo amo mi trabajo
- Habrá menos trabajo.
- Las empresas se van a reinventar. Nuevas reglas, debido
al sacudón económico mundial. Y esas nuevas reglas, con
seguridad, tocarán el empleo suyo y mío.
- Seguramente aumente el home-work y/o el teletrabajo,
es decir, trabajar desde su casa… pero no creo que la paga
o sueldo sea el mismo. Habrá que ver.
- Muchos empleados asumirán “por el mismo sueldo” más
funciones. Deberán reemplazar a los despedidos. ¿Usted
tiene habilidades para cubrir más funciones?
17. Yo amo mi trabajo
- Usted, se lo tengo que preguntar, ¿es de las personas
o empleados “vistos por gerencia” como quejumbrosos,
nunca contentos, que evitan trabajar en equipo, que
nunca dan una idea, que andan todo el día trabajando
con “cara e´culo” frente a colegas y clientes? ¿Pensó qué
frágil se vuelve su empleo -por culpa de su actitud- en
esta época de coronavirus?
Tengo más preguntas, pero ya entendió el sentido de ellas.
¿Usted amaba su trabajo o simplemente lo cumplía?
Y ahora, ¿qué piensa hacer?
18. Yo amo mi trabajo
Le ayudo: AME SU TRABAJO.
Aprenda -ahora que está encerrado como en lata de sardinas-
acceda a internet (vía móvil o computadora), y por el amor
de Dios, busque agregar un nuevo conocimiento a su cabeza.
una nueva destreza o habilidad que le permita sumar un
punto más, a su imagen y desempeño laboral.
¿Qué no tiene dinero para hacer un curso?
Oiga, no sea cretino. Hay numerosos cursos gratis y buenos
en internet (parte en websites y otros tantos en Youtube)
Deje que se lo demuestre…
22. Yo amo mi trabajo
Finalmente, regrese a su trabajo sin miedo. Si algo va a pasar,
pasará. Pero regrese más competitivo… con más cosas que
ofrecer, con un cambio positivo de actitud, con nuevos
conocimientos que le permitan hacer mejor su trabajo…
Aléjese de sus colegas tóxicos. No lo llevarán a ningún lado
bueno, se lo aseguro. Tampoco le pido que se haga un
chupamedias de sus jefes. Gánese el respeto de ellos…
Ame su trabajo. Y punto.
Nos vemos.