Las revoluciones comuneras sostenían que el poder del rey no podía estar por encima de la voluntad popular. Fueron antecedentes de los movimientos independentistas en América del Sur y ocurrieron unos años después de las revueltas de comunidades en Castilla contra el emperador Carlos V en 1521. La hegemonía conservadora mantuvo al partido conservador en el poder de Colombia de forma ininterrumpida entre 1886 y 1930, hasta que asumió el liberal Enrique Olaya Herrera.