El documento resume los eventos que llevaron a la revolución de los comuneros en Colombia. La corona española comenzó a favorecer a la aristocracia criolla y a vender tierras de indígenas, lo que creó contradicciones. La revolución de los comuneros inicialmente unió a las clases contra los impuestos, pero luego cada clase defendió sus propios intereses. La revolución fracasó porque el pueblo no estaba lo suficientemente organizado y la clase media no estaba lo suficientemente desarrollada. La independencia de
1. LOS COMUNEROS
Ya hemos visto cómo a causa de los cambios en las estructuras económicas en la España del siglo
XVIII, la concepción y función de las colonias cambiaron. La burguesía española en ascenso liberalizó el
comercio y convirtió a América en mercado para sus mercancías y en fuente de materias primas para su
producción.
Acorde con la nueva orientación, la Corona española se fue alejando de la política proteccionista de los
indígenas que hasta el momento había llevado (la causa de esa política ya lo hemos visto, era la
protección de los naturales, frente al encomendero, para que no se extinguieran y pudieran seguir
trabajando sometidos y tributando) y comenzó a favorecer el acrecentamiento de la producción en las
haciendas de la aristocracia criolla, lanzando como peones al mercado de trabajo a los indígenas que
hasta el momento se habían protegido en los resguardos. Estos fueron vendidos en pública subasta y
los indígenas que los habían habitado por siglos fueron arrojados o recluidos en otros más alejados de
los centros de población. Con ello la Corona lograba un doble resultado, obtenía fondos de la venta de
las tierras de resguardo o realengas y lanzaba a los indígenas al mercado de trabajo para que se
colocaran como peones y en esta forma al crecer las haciendas, la metrópoli podía abastecerse de los
productos agrícolas que necesitaba. Al mismo tiempo se hizo una reorganización fiscal y los impuestos
fueron aumentados en gran medida, con una resolución más efectiva.
Con las medidas descritas la Corona deja de ser un intermediario paternalista entre la aristocracia criolla
y el indígena y viene a constituirse en explotadora de todos. Surgen entonces contradicciones
principales en la sociedad americana. Una entre los terratenientes, que ya no tienen el freno del Estado
paternalista, y los indígenas desprotegidos. Otra entre la alta clase poseedora criolla y la Corona, por
causa de los impuestos.
En este marco se presenta la revolución de los comuneros. En un comienzo hay identidad de intereses
entre las clases para oponerse a la Corona. Los impuestos afectaban a todos y era preciso liquidarlos.
Tal postulado beneficiaba por igual al pueblo, a los artesanos, a la aristocracia y esta última trató de
encausar el golpe contra las autoridades españolas para que solamente se suprimieran los impuestos o
en el mejor de los casos para que aquellas fueran depuestas entrando ellos a ocupar las posiciones de
gobierno sin que en lo fundamental, las formas de explotación colonial cambiasen. Por esta razón se
colocaron al frente de la insurrección en los comienzos.
Mas la aristocracia no contó con que había otras clases sociales interesadas en el cambio de régimen
tributario, pero cuyos intereses y reivindicaciones no paraban allí. Estaba el pueblo, compuesto por
esclavos que querían su libertad a costa de los amos, estaban los indígenas desposeídos que clamaban
por las tierras rematadas o robadas por los terratenientes, estaban los aparceros que pedían tierras y
mejores condiciones de cultivo, y estaban por fin los artesanos, comerciantes y pequeños propietarios
de la región de Santander que pedían además de la supresión de los impuestos un cambio fundamental,
un rompimiento con el régimen colonial para poder producir y comerciar en condiciones libres y
ensanchar así su producción. Y precisamente es digna de anotar la vinculación regional de Santander
en donde la pequeña producción campesina, la producción artesanal y el comercio, se habían
desarrollado más que en cualquiera otra región del virreinato, con la sublevación de los comuneros.
Cada una de estas clases trató de reivindicar sus intereses. E1 pueblo comenzó a hacer valer los suyos:
libertad de esclavos, el repartimiento de tierras, liquidación de estancos, todos eran de la consigna de su
jefe Galán: "Unión de los oprimidos contra los opresores". Es decir, la lucha de clases.
Ante tal actitud, la aristocracia criolla que tenía más que perder con las demandas populares que con el
sistema tributario español, pactó con la Corona. Berbeo entregando a los Comuneros en Zipaquirá, es la
personificación de una clase que estuvo al frente del motín cuando convenía a sus intereses, pero que
temía al pueblo que a la Corona española.
2. Una vez dispersado el grueso del ejército comunero en Zipaquirá, la vanguardia que persistía
comandada por Galán, fue liquidada con la ayuda de los mismos señores antes levantados.
La revolución no triunfó porque había una imposibilidad histórica para ello. El pueblo no tenía la
organización necesaria, por esta razón con las primeras victorias desperdició su energía en
celebraciones jubilosas y además, porque tenía poco clara conciencia del orden nuevo que iría a
construir sobre las ruinas del antiguo. La clase intermedia de propietarios, artesanos y comerciantes que
históricamente era la que más podía proponer no se había desarrollado todavía como para colocarse a
la vanguardia en el movimiento de liberación contra España y de transformación de la economía
colonial.
En suma, la amenaza de nuevos impuestos y el empeoramiento y agravamiento del estanco del tabaco,
fueron los motivos inmediatos de levantamiento, pero tras de ellos, y como causa esencial, estaba el
despojo de tierras a que se estaba sometiendo a las masas indígenas (Tirado Mejía p. 86)
LA INDEPENDENCIA
Con la liberación del comercio y su consecuente aumento en el siglo XVIII, creció en América la
burguesía comercial hasta llegar a convertirse en una clase social con conciencia, y reivindicativa de sus
intereses. Sin embargo la libertad para comerciar no era absoluta, tal como lo deseaban los
comerciantes, y las restricciones que subsistían obraban como un freno para la expansión del comercio.
Esta contradicción entre los intereses de la burguesía comerciante y la Corona, la que no obstante haber
cedido en algunos aspectos, quería seguir siendo la única proveedora de mercancías para sus colonias
y la única compradora de sus frutos, fue la causa fundamental que motivó la independencia americana.
Sumamente ilustrativa al respecto es la carta enviada por el "Tribuno del Pueblo" José Acevedo y
Gómez al Corregidor Regio, Antonio Villavicencio, el día 19 de julio de 1810, en la que el primero ante
las pérdidas sufridas, se inflama de amor patriótico y escribe... "Ciento veinte mil pesos, fruto de veinte
años de trabajos, fatigas y peligros, me hizo perder el gobierno al principio de la guerra con Inglaterra,
porque no hubo arbitrio de que el Virrey nos permitiese ni aún el comercio de cabotaje, y en tres años
las quinas se perdieron y decayó su estimación en Europa de los cacaos se pudrieron y los algodones
que el monopolio insular me obligaba mandar a Cádiz fueron presa de un enemigo poderoso en la mar.
Doy por bien perdida mi fortuna y los restos de ella existentes en Cádiz y Barcelona en veinte y tantos
mil pesos, con tal que mi patria corte la cadena con que se halla atada a esa península, manantial
perenne de tiranos" (Arturo Abella, El Florero de Llorente, p. 104).
En la causa de la independencia se embarcó la burguesía comerciante americana, constituyendo su
vanguardia. Para ello contó con la ayuda de Inglaterra, la potencia capitalista más directamente
interesada en que las colonias se separaran de España, para venir a inundarlas con sus manufacturas
en nombre de la libertad. Inglaterra envió al efecto una legión con el objeto de secundar los esfuerzos de
independencia y contribuyó generosamente en financiar la causa de la emancipación. En capítulo aparte
veremos las consecuencias de esta "ayuda".
A más de la burguesía comerciante y de los sectores artesanales que estaban interesados en el cambio,
existían también otros sectores sociales: la aristocracia terrateniente y el pueblo.
Los primeros también participaron en el movimiento, pero por razones muy distintas. Un sector, el más
reaccionario, ante el avance de los ejércitos napoleónicos que eran la encarnación de las ideas de
igualdad de la revolución francesa, prefirió no su suerte a la de la Corona y se separó de ésta antes de
que "libertinos" de Francia, propagadores del "pernicioso dogma de la igualdad entre los hombres"
tomaran el gobierno de la metrópoli y sus colonias y decretaran la libertad de los esclavos este sector
prefirió aguardar hasta conocer al vencedor para pagarle sus servicios; es este el caso de la mayoría de
los aristócratas del sur de Colombia, propietarios de haciendas, minas y esclavos que tras luchar en
3. favor del Rey, o haberse mantenido al margen de la contienda, se convirtieron en fervorosos
republicanos después del triunfo patriota en Boyacá en 1819.
El tercer sector era el pueblo que fue arrastrado a las luchas por patriotas y españoles o que como en el
caso de los esclavos combatía por el que le ofreciera la libertad, aspecto en el cual los españoles se
adelantaron muchísimas veces a los republicanos. El espíritu de lucha del pueblo por la independencia
aparece muy bien descrito en el siguiente párrafo de un historiador erudito y de primera mano: "Cuando
los reclutas eran finalmente enganchados, se les obligaba a marchar con las manos atada por temor a
que tratasen de escapar, y muchas veces sólo se entregaban las armas a los soldados de infantería y
los caballos s los de caballería cuando habían llegado a la zona de pelea... Los ejércitos quedaban
reducidos a la mitad, a causa de las deserciones entre Cali y Popayán o a una tercera parte en el viaje
de Bogotá a Cúcuta"*(5). El mismo autor citado trae el mensaje de Santander al ministro del interior, en
el que dice: "...por otra parte no son nuestros soldados como los de Europa. En éstos hay; ilustración,
conocen la causa que defienden y saben las leyese que están sujetos: en aquellos sucede todo lo
contrario; su ignorancia es conocida, se les oculta regularmente por quién combaten, y por más que se
les instruyan en las disposiciones panales, muy pocos llegan a entenderlas"...
La intervención de la aristocracia fue determinante para el rumbo que tomó la República después de la
independencia. La burguesía trató de realizar cambios e implantar nuevas formas de producción,
mientras que la aristocracia, satisfecha con la simple independencia, pues vino a ocupar los cargos del
gobierno, pero decidida a no dejar cambiar las formas económicas existentes para que no se vulneraran
sus privilegios, bloqueó las reformas propuestas, y como la burguesía no era lo suficientemente fuerte
para imponerlas, tuvo que resignarse a una transacción y esperar tres décadas, cuando ya fuerte y con
el, apoyo del pueblo, realizó la transformación de 1849, verdadera revolución burguesa en el sentido
estricto de la palabra. (Tirado Mejía, p. 89).
La burguesía logró imponer en él comercio internacional la política acorde con sus intereses al implantar
la libertad de comercio, pero en lo interno tuvo que conformarse con tímidas reformas que pronto fueron
anuladas por los siguientes gobiernos de reacción.
En conclusión, por no haber podido la burguesía imponerse, la estructura económica permaneció casi
intacta, y en sentido estricto no puede aplicarse el término revolución, entendido éste como un cambio
en las formas de producción, al movimiento de independencia originada en 1810; sólo en 1849, cuando
la burguesía comerciante, en unión de los artesanos y del pueblo rompió la estructura colonial,
quebrantó a los terratenientes e implantó formas de producción capitalistas en el país, puede decirse
que se logró la revolución.