El documento habla sobre el templo de Jerusalén como el corazón espiritual del pueblo judío y la devoción con la que se acercaban a él para encontrarse con Dios. Sin embargo, con el tiempo se introdujeron demasiados intereses en la religión, lo que llevó a que esta se convirtiera en un negocio en lugar de servir a Dios. El documento advierte que esta acusación no debería aplicarse a la comunidad cristiana o parroquia.