Esta investigación tiene como objetivo determinar cómo se expresa el tratamiento de la cubanidad en la obra dramática de Virgilio Piñera y su relación con el contexto histórico social en el cual se desarrolla. Se analiza críticamente el discurso en la obra de Piñera para identificar las manifestaciones de la cubanidad. Los resultados muestran que la cubanidad puede implicar múltiples acepciones dependiendo del autor y el contexto. Cuenta con dos capítulos donde se realiza un acercamiento teórico a conceptos como nación, n
Soldados Históricos en un Panel de Arte Rupestre, Puno, Perú: Los Caudillos del Siglo XIX y el Comentario Político Andino
Historic Soldiers in Rock Art from Puno, Peru: Nineteenth-Century Caudillos and Native Political Commentary
Elizabeth Arkush
Soldados Históricos en un Panel de Arte Rupestre, Puno, Perú: Los Caudillos del Siglo XIX y el Comentario Político Andino
Historic Soldiers in Rock Art from Puno, Peru: Nineteenth-Century Caudillos and Native Political Commentary
Elizabeth Arkush
El presente texto LO POPULAR Y LA ORALIDAD COMO MEDIADORES CULTURALES EN DAVID SÁNCHEZ JULIAO es producto de un trabajo investigativo. Acerca de este proceso, consistió en el análisis de tres obras del escritor y sociólogo nacido en Santacruz de Lorica, en Córdoba, uno de los departamentos de Colombia. Asimismo, mediante un análisis de contenido se develaron las temáticas de carácter popular y vivencial, las cuales retrata mediante la oralidad
recurso que fundamenta su producción narrativa. Así pues, el discurso oral media en la construcción de la Literatura-Casete, género que tiene su función estética y social en la ideología y visión de la literatura del loriquero. Asimismo, se diseñó una propuesta didáctica a partir de tres (3) microcuentos, cuyo título La literatura-casete y su implicación pedagógica, se enfoca al desarrollo del hábito lector como rama paralela de la investigación para optar al título de
licenciado en español y literatura.
Narrativa Latinoamericana primordialmente la venezolana María Delgado
Narrativa Latinoamericana:
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1) Narrativa regionalista-Narrativa Indigenista
2) Nueva narrativa (realismo mágico-realismo fantástico), el boom literario
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1) Época colonial
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Los nuevos enfoques de la Narrativa Latinoamericana del siglo XX constituyen una apertura al mundo y su reconocimiento mundial. Su configuración forma parte de un proceso, no a un corte abrupto. Para lograr una aprehensión de estas nuevas formas y sus manifestaciones es preciso tener en cuenta las fluctuaciones literarias que se producen en el siglo XX en América Latina.
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LA PEDAGOGIA AUTOGESTONARIA EN EL PROCESO DE ENSEÑANZA APRENDIZAJEjecgjv
La Pedagogía Autogestionaria es un enfoque educativo que busca transformar la educación mediante la participación directa de estudiantes, profesores y padres en la gestión de todas las esferas de la vida escolar.
1. UNIVERSIDAD CENTRAL “MARTA ABREU” DE LAS VILLAS
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS SOCIOCULTURALES
TRABAJO DE DIPLOMA
LLLLaaaa ccccuuuubbbbaaaannnniiiiddddaaaadddd eeeennnn llllaaaa oooobbbbrrrraaaa ddddrrrraaaammmmááááttttiiiiccccaaaa ddddeeee VVVViiiirrrrggggiiiilllliiiioooo PPPPiiiiññññeeeerrrraaaa....
Aproximaciones desde el análisis crítico del discurso literario.
AUTOR: Dayana C. Alfonso González.
TUTOR: Lic. Jeisil Aguilar Santos
Santa Clara
2013
4. RESUMEN
Esta investigación tiene como objetivo determinar cómo se expresa el
tratamiento de la cubanidad en la obra dramática de Virgilio Piñera y su relación
con el contexto histórico social en el cual se desarrolla. Para el cumplimiento del
objetivo planteado anteriormente, se analizó críticamente el discurso proyectado
en la obra dramática piñeriana y se identificaron las manifestaciones de la
cubanidad presentes en la misma. A partir de los resultados obtenidos se logró
constatar que la cubanidad puede implicar múltiples acepciones dependiendo de lo
que quiere transmitir, en este caso el autor y de la influencia que ejerce el contexto
histórico- social, en su manera de pensar y de escribir. Cuenta con dos capítulos,
en el Capítulo 1 se realiza un acercamiento teórico a las principales concepciones
que se desarrollaron en torno a la nación, al nacionalismo y a la cubanidad.
Además se analizan las particularidades de la formación y consolidación de la
nación cubana y la cubanidad como categoría que resume las diferentes vertientes
del pensamiento nacionalista en Cuba y el papel desempeñado por el teatro
republicano como expresión de lo cubano. En el Capítulo 2 se caracteriza el
movimiento intelectual de los años 40-50 republicanos y la labor desempeñada por
Piñera dentro del mismo; además se realiza un análisis de la obra dramática de
Virgilio Piñera, para identificar las formas en las que se expresa la cubanidad
dentro de la misma. Posteriormente se brindan conclusiones, recomendaciones,
referencias bibliográficas y los anexos correspondientes.
5. ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ................................................................................................ 1
CAPÍTULO 1. La cubanidad como construcción ideológica y cultural. ................ 6
1.1 Consideraciones teóricas sobre nación y nacionalismo. .............. 6
1.2 La formación de la nacionalidad cubana. ....................................... 16
1.3 El teatro de 1899-1950, expresión de lo cubano. ........................... 26
CAPÍTULO 2. Análisis crítico de discurso literario vertido en la obra dramática de
Virgilio Piñera.......................................................................................................31
2.3 El movimiento intelectual de los años 40-50 en Cuba, Virgilio Piñera
como exponente de este movimiento. ....................................................... 31
2.3 Caracterización de la obra dramática de Virgilio Piñera. .............. 36
2.3 Análisis crítico de discurso literario vertido en la obra dramática de
Virgilio Piñera. .............................................................................................. 38
CONCLUSIONES.............................................................................................. 51
RECOMENDACIONES ..................................................................................... 52
BIBLIOGRAFIA ................................................................................................ 52
ANEXOS………………………………………………………………………………………
……………………………………………
6. 1
INTRODUCCIÓN
El nacionalismo en la sociedad moderna está determinado por la relación que se
establece entre la unidad política y la unidad nacional, donde una depende de la otra
y viceversa, pero en el caso cubano se establece sobre un discurso de la identidad.
Teniendo en cuenta como elementos fundamentales los nexos existentes
entre el estado y la nación, sea entendida esta, en el caso de Cuba, como
patria. Desde comienzos del siglo XIX el sacerdote independentista Félix
Varela, para referirse a Cuba utilizaba el término Patria con toda la carga
ideológica y política que la Revolución Francesa le había insuflado al concepto
de Nación; para el sacerdote y pensador independentista cubano la Nación era
España y Cuba era la Patria. El patriotismo en Varela significa no sólo amor a
la tierra donde se ha nacido, sino el sentimiento de responsabilidad por el
destino de todos los cubanos. El concepto de Patria, antes que el de Nación,
se reafirmará sucesivamente a lo largo de la historia nacional como el
concepto central del pensamiento político y social cubano en su línea
emancipadora. (Pérez, 2012).
Por lo tanto el estudio del nacionalismo cubano tiene que verse unido a variables
como el patriotismo, la cultura y la historia política de Cuba, consecuencia de que su
desarrollo y evolución en la Isla está determinado por un proceso de formación de la
nacionalidad cubana donde la cultura y especialmente la literatura desempeñan un
papel fundamental.
El nacionalismo continuó vigente durante muchos años, pero logró alcanzar mayor
auge durante los primeros años de la República, donde se dedicó al análisis del
problema nacional y sobre todo, a reflejar “lo nacional”, principalmente en el arte y la
literatura. El análisis de la conformación nacional cubana no puede obviar los aportes
que la literatura realiza, a veces de manera ilustrativa, en ocasiones críticamente, a la
legitimación de los valores esencialmente nacionales. El estudio de las formas en
que la ideología se expresa en el arte aporta fundamentos para entender el papel de
la intelectualidad y los artistas en la historia de la cultura humana.
7. En el ámbito intelectual del siglo XX cubano, en su segunda mitad, destaca el
surgimiento de grupos de intelectuales concebidos hoy como algunas de las
generaciones más importantes y que más han aportado a la cultura artística e
intelectual de la nación. Uno de los grupos más polémicos, cuya polémica rebasa su
propia existencia y la de sus integrantes, es el Grupo Orígenes, dentro del que se
inserta la mayor parte de la obra de Virgilio Piñera. Conocidos como intelectuales de
carácter nacionalista, se desarrollaron en diferentes ramas de la cultura. Sus obras
contribuyeron al rescate de las esencias nacionales a partir del recobro de la obra
Martiana como exponente de la universalidad de la cultura cubana, verbo creador,
donde al decir del propio Lezama, líder intelectual de Orígenes, nace el idioma y
acaba la historia de la cultura cubana.
Virgilio Piñera, poeta, ensayista, crítico y dramaturgo cubano; uno de los escritores
de primera fila de nuestra historia literaria, ha sido objeto de investigación en muchas
ocasiones. Acerca de la vida y obra de este intelectual existen varias investigaciones
como la realizada por Carlos Espinosa en el año 2003, Virgilio Piñera en persona,
obra constituida por testimonios de amigos y familiares de Piñera , así como cartas,
documentos y algunos escritos inéditos del mismo. Otro escritor cubano que realizó
una obra investigativa acerca de Piñera es David Leyva González, graduado en el
2005 de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. En el año
2010 publicó su obra Virgilio Piñera o la libertad de lo grotesco, donde realiza un
análisis de los elementos de lo grotesco presentes en la obra de Piñera. En el 2011
fue publicada la obra Órbita de Virgilio Piñera, constituida por una selección de
poemas, ensayos, cartas, cuentos y obras de teatro de Piñera, así como algunas
fotos del autor, selección realizada por David Leyva González. Todos estos
antecedentes son muestra de que la personalidad y la obra de Virgilio Piñera ha sido
objeto de estudio de varios investigadores cubanos del siglo XXI, en el orden de lo
estético y lo artístico fundamentalmente, pero al respecto de la trascendencia de su
obra dramática en la elaboración de un discurso sobre la cubanidad existen pocas
investigaciones, que además contemplen el análisis de este aspecto y la significación
sociocultural de estos aportes.
Entender las dimensiones que adopta la cubanidad en la obra dramática de Piñera
develará características del grupo intelectual al que perteneció y la etapa en que
2
8. vivió. Es por todo lo anterior que se plantea el siguiente problema científico: ¿Cómo
se expresa el tratamiento a la cubanidad en la obra dramática de Virgilio Piñera?
3
Objeto de la investigación: la obra dramática de Virgilio Piñera.
Campo de acción: las manifestaciones de la cubanidad.
Objetivo general: Determinar cómo se expresa el tratamiento a la cubanidad en la
obra dramática de Virgilio Piñera.
Interrogantes científicas:
1. ¿Cuáles son los fundamentos teórico-metodológicos en que se sustenta el
tratamiento a la cubanidad en la literatura?
2. ¿Qué caracteriza al movimiento intelectual de los 40 y 50 del siglo XX en
Cuba?
3. ¿En qué formas se manifiesta la cubanidad en la obra dramática de Virgilio
Piñera?
Objetivos específicos:
1. Fundamentar teóricamente el tratamiento a la cubanidad en la literatura.
2. Caracterizar el movimiento intelectual de los 40 y 50 del siglo XX en Cuba.
3. Identificar las manifestaciones de la cubanidad en la obra dramática de Virgilio
Piñera.
El proceso investigativo se enmarca en los Estudios de Pensamiento insertados
dentro de la Metodología Cualitativa.
Métodos Teóricos:
1-Histórico-Lógico: A partir del uso de este método se le dará un orden histórico y
lógico a los conceptos tratados en el Marco Teórico, realizándose un análisis que irá
de lo general a lo particular.
9. 2-Analítico-Sintético: Por medio del análisis de los documentos relacionados con el
tema de la cubanidad en la obra dramática de Virgilio Piñera se podrá llegar a
conclusiones y de esta manera sintetizar la información que tributa a dicha
investigación.
3- Inductivo-Deductivo: A través de un proceso inductivo – deductivo, se realizará el
procesamiento de toda la información recopilada sobre el objeto de investigación y se
logrará delimitar la que sea pertinente para la determinación del mismo.
Métodos Empíricos:
1-Análisis de documentos: Su utilización es de gran importancia, ya que permitirá
determinar y profundizar en los referentes teórico-metodológicos relacionados con el
objeto de investigación. Además ofrecerá una panorámica acerca de los conceptos
de nación, nacionalismo y cubanidad presentes en la literatura.
2-Análisis crítico de discurso literario: Se empleará la propuesta elaborada por Teun
Van Dijk sobre las estructuras y estrategias del discurso, en el caso de la siguiente
investigación será sobre la obra dramática de Virgilio Piñera. Por tanto el uso de este
método permitirá identificar los elementos de la cubanidad presentes en la misma.
Novedad: La novedad de la investigación radica en que a pesar de que se han
realizado otras investigaciones al respecto de la obra de Virgilio Piñera, no se conoce
ninguna relacionada con la trascendencia de la obra dramática piñeriana en la
elaboración de un discurso sobre la cubanidad. El aporte fundamental de la
investigación radica en el análisis crítico realizado a toda la obra dramática de este
autor, a partir del modelo propuesto por Van Dick.
Muestra: La muestra seleccionada para la realización de la presente investigación
consiste en la obra dramática de Virgilio Piñera presente en los libros Teatro
Completo y Teatro Inconcluso, con un total de 26 obras teatrales. Ellas son: Electra
Garrigó, Jesús, Falsa Alarma, La boda, Aire Frío, El flaco y el gordo, El filántropo, La
sorpresa, Siempre se olvida algo, El álbum, El no, La niñita querida, Estudio en
blanco y negro, Dos viejos pánicos, Una caja de zapatos vacía, El encarne, Un
arropamiento sartorial en la caverna platómica, De lo ridículo a lo sublime no hay más
4
10. que un paso o Las escapatorias de Laura y Oscar, El trac, Los siameses, El viaje,
Milanés, El ring, Pompas de jabón, Inermes, y por último ¿Un pico, o una pala?
Estructura:
La investigación cuenta con dos capítulos, en el capítulo 1 se realiza un
acercamiento teórico a las principales concepciones que se han desarrollado en
torno a la cubanidad. En el capítulo 2 se caracteriza al movimiento intelectual de los
años 40 y 50 del siglo XX en Cuba y a la personalidad de Virgilio Piñera como
exponente de este movimiento. Y además se realiza un análisis de la obra dramática
de Virgilio Piñera, con el objetivo de determinar cómo se expresa el tratamiento de la
cubanidad en la misma. Posteriormente las conclusiones, recomendaciones,
bibliografía y anexos.
Viabilidad:
Se inserta en el proyecto sobre: El pensamiento cubano contra la injerencia y la
anexión en la república, desarrollado y finalizado recientemente en la Facultad de
Ciencias Sociales. Servirá como fuente bibliográfica a las asignaturas de Cultura
Cubana y Pensamiento Cultural Latinoamericano, Teatro Cubano y Literatura
Cubana.
Importancia: La importancia de esta investigación radica en que, a pesar de que se
han realizado varias investigaciones acerca de determinados aspectos de la vida y
obra de Virgilio Piñera, es fundamental el estudio e identificación de los elementos
relativos a la cubanidad presentes en su obra dramática, no solamente por su
significación sociocultural, sino también porque permite develar características de la
misma, del grupo intelectual al que perteneció Piñera y del contexto histórico-social
en que vivió.
5
11. CAPÍTULO 1. La cubanidad como construcción ideológica
6
y cultural.
En el presente capítulo se analizará el tratamiento dado por diferentes autores a
conceptos como: nación y nacionalismo, y a otros que guardan gran relación con los
mismos como es el caso de los conceptos patria, patriotismo, estado-nación. Y
fundamentalmente se realizará un acercamiento teórico al término cubanidad como
categoría representativa del pensamiento nacionalista cubano. Además se analizarán
las particularidades de la formación y consolidación de la nación cubana y la
cubanidad como categoría que resume las diferentes vertientes del pensamiento
nacionalista en Cuba y el papel desempeñado por el teatro republicano en la
expresión de la nacionalidad.
1.1 Consideraciones teóricas sobre nación y nacionalismo.
El término nación ha tenido varios significados, desde pertenencia a un lugar
determinado, descendencia o ascendencia común, hasta agrupación bajo la misma
lengua, etnia, cultura, bajo la compartición de un conjunto de costumbres, moralidad
y leyes. Independientemente de lo anterior, el significado esencial del concepto
nación es político y se encuentra equiparado simbólicamente a significados de
pueblo, tierra, unión, confederación, comunidad.
Con respecto al concepto de nacionalismo, existen diversas concepciones, como las
elaboradas por: Ernest Gellner, Eric Hobsbawm, Ernest Renan, Adrián Hastings,
Benedict Anderson, Anthony Smith, Rosa Luxemburgo, Josif Stalin, Vladimir Ilich
Lenin, y otros.
Según Ernest Gellner: “El nacionalismo es una teoría de legitimidad política que
prescribe que los límites étnicos no deben contraponerse a los políticos, y
especialmente que no deben distinguir a los detentadores del poder del resto dentro
de un estado dado”. (Gellner, 2001. p. 14)
En el caso de este autor el nacionalismo es presentado desde un punto de vista
político, como un principio que se basa en el establecimiento de un balance o
relación de dependencia, entre la unidad nacional y la política.
12. En el texto Naciones y Nacionalismo desde 1780, Erick Hobsbawm realiza un análisis
histórico y teórico del término nación relacionándolo a realidades concretas de la
historia de la humanidad. El análisis realizado por este autor ilustra,
la polémica en torno a la concepción de la nación que transita desde lo
dispuesto en diccionarios (territorio, relaciones de los habitantes de un
territorio, conjunto de habitantes bajo un mismo gobierno, colectividad de los
habitantes de un territorio con tradiciones, aspiraciones e intereses comunes
subordinados a un poder central que se encarga de mantener la unidad del
grupo) hasta la crítica a las principales teorías dadas a la luz del liberalismo,
las teorías económicas (Stuart Mill, Adam Smith, Edwin Cannan) y algunos de
los pensadores marxistas. (Aguilar, 2012)
Según Hobsbawm no es hasta 1884 que se encuentra en el Diccionario de la Real
Academia Española, las terminologías estado, nación y lengua en el sentido
moderno, a partir de la determinación de un significado a lengua nacional. Antes de
esta fecha las concepciones sobre la nación van desde agrupación de personas en
un territorio determinado bajo criterios lingüísticos, de etnicidad o religiosos, hasta la
agrupación de un conjunto de individuos bajo una misma autoridad.
El nacionalismo, el estado y la nación deben apoyarse uno en el otro y viceversa,
sino cada uno sin el otro estaría incompleto.Tal y como Hegel expresó: “Es posible
que las naciones hayan de recorrer una larga historia antes de llegar finalmente a su
destino —el de constituirse en estado”. (Gellner, 2001). Sin embargo muchas
naciones han emergido y se han desarrollado sin la representación de un estado, así
como también muchos estados se han mantenido sin el apoyo de las naciones.
Como bien plantea Ernest Gellner, cuando nos dice que: "Las naciones, como los
Estados, son una contingencia, no una necesidad universal. Ni las naciones ni los
Estados existieron en todos los tiempos ni en todas las circunstancias. Más aún, las
naciones y los Estados no representan a la misma contingencia. El nacionalismo
sostiene que nacieron el uno para el otro, que el uno sin el otro es incompleto y
constituye una tragedia. Pero antes de que fueran el uno para el otro, cada cual
debió emerger, y la emergencia de cada cual fue contingente e independiente de la
emergencia del otro. El Estado, ciertamente, emergió sin la ayuda de la nación.
Algunas naciones han emergido sin las bendiciones de su propio Estado. Aunque es
7
13. más debatible que la idea normativa de nación, en su sentido moderno, no
presuponga la previa existencia del Estado".
Otro autor que trata el tema lo constituye Montserrat Guibernau, el cual considera
que:
El valor irreducible del nacionalismo descansa en su capacidad de darle a la
sociedad un sentido de continuidad en el tiempo y de alteridad con respecto a
otras, es decir: identidad. Esta capacidad de generación identitaria le otorga al
nacionalismo una ventaja absoluta con respecto a cualquier universalismo.
(http://www.ceindoeuropeos.com/nacionalismo ploncard.htm)
8
Anthony Smith plantea que:
El nacionalismo nos conduce a un enfrentamiento con una paradoja
fundamental. Ya que por un lado, los nacionalistas intentan "construir"
naciones, crear instituciones modernas, integrar poblaciones dispares y forjar
culturas nacionales participativas; por otro lado, ellos están siempre invocando
el pasado nacional, volviendo atrás hacia una era de supuesta gloria, hacia
viejos héroes y épocas distantes, en la tierra natal. Pero aclara además que
este retorno al pasado forma parte del proceso de formación de naciones, que
no es una cuestión de ”un paso atrás para luego adelantar dos". La creación
de una nación es un proceso continuo, un proceso incesantemente renovado,
que requiere un constante regreso a las fuentes de la energía cultural nativa y,
por ende, al pasado étnico popular. Este es un componente esencial del
programa del propio nacionalismo, y un secreto de su éxito.
(http://www.tau.ac.il/eial/I_2/smith.htm)
Lo expuesto anteriormente demuestra que Smith logra captar mejor los aspectos
“esencialistas” del fenómeno nacional y relaciona la fuerza perenne de la nación con
datos culturales profundos, étnicos, morales e históricos. Sostiene, al respecto, que:
En la esfera cultural, la identidad nacional se manifiesta en toda
una gama de suposiciones y mitos, valores y recuerdos.
Socialmente, el vínculo nacional configura la comunidad que tiene
más capacidad de inclusión, la frontera generalmente aceptada en
cuyo seno se produce de forma habitual el intercambio social y el
14. 9
límite para distinguir los ‘forasteros’ de sus miembros. La nación
también puede considerarse el elemento básico de la economía
moral, desde el punto de vista tanto del territorio como de los
recursos y las
aptitudes.(http://www.ceindoeuropeos.com/nacionalismo
ploncard.htm)
En el caso de Ernest Gellner:
Se establece una relación entre el fenómeno nacional y la transición histórica
de la “era agraria” a la “era industrial”, interpretada como parte de una nueva
división social del trabajo. En pocas palabras, sostiene que los mecanismos
económicos de la era industrial conducen a la necesidad de elaborar una
nueva cultura superior inscrita en un programa de alfabetización estatal
finalizado a la adquisición de habilidades y códigos culturales comunes,
homogéneos, necesarios para el funcionamiento de una sociedad orientada a
la movilidad y al crecimiento.(http://www.ceindoeuropeos.com/nacionalismo
ploncard.htm)
La idea de nación va a constituir en el proceso de desarrollo y modernización de la
sociedad un nexo entre la pérdida de los elementos religiosos y tradicionales de la
misma y la formación del Estado moderno. Gestándose de esta manera una relación
entre Estado y nación, la cual va a ser inseparable y de gran importancia para que el
Estado adquiera su carácter nacional.
Acerca de la percepción de Gellner con respecto a los objetivos del nacionalismo y
de los elementos que este necesitaba para su establecimiento y desarrollo, Boris
Santana (2007) plantea que dicho autor hizo más énfasis “en el papel de la economía
y el estado en la constitución de la nación moderna que en los factores de tipo
psicológico y subjetivo que sin duda también tuvieron un peso específico en el
proceso y que él no pudo advertir”.
Ernest Renan, contrario a Gellner, defiende una posición predominantemente
subjetiva tendiente a identificar la nación con la conciencia de pertenencia de
los ciudadanos a ella. Renan es consciente de que son necesarios otros
15. componentes tanto de carácter objetivo como subjetivo para determinar la
nación pero se inclina más a ponderar la importancia de los elementos de tipo
subjetivo, de creación consciente, de identidad. (Santana, 2007)
10
Con respecto al papel del estado, Gellner plantea que:
Este constituye la especialización y concentración del mantenimiento del
orden y lo concibe como una institución o conjunto de instituciones
específicamente relacionadas con la conservación del orden (aunque pueden
estar relacionadas con muchas más cosas). El estado existe allí donde
agentes especializados en esa conservación, como la policía y los tribunales,
se han separado del resto de la vida social. Ellos son el estado. (Citado en
Gellner, 2001)
Gellner ha sido considerado, de los teóricos del nacionalismo occidental burgués, el
que más aportes ha hecho desde la teoría y el mismo plantea que el nacionalismo
se puede dar solamente en aquellas sociedades que se encuentran provistas de un
órgano estatal, ya que cuando no hay ni estado ni dirigentes, nadie puede sentirse
frustrado por no satisfacer las necesidades del principio nacionalista. Pero que esto
no quiere decir que dicho principio tenga que desarrollarse en todas las naciones
que cuenten con un estado.
Benedict Anderson (1998) concibe a los estados nación modernos,
(…) como comunidades imaginadas. Con un tipo peculiar de imaginario
social; es decir, modos socialmente hechos del imaginario moderno que se
pueden mostrar mejor contrastándolos en cada caso con lo que existió en la
historia precedente.
Otro de los autores que también trabaja el tema de lo nacional es Ernest Renan, el
cual plantea que:
Una nación es un alma, un principio espiritual. Dos cosas, que en rigor son
solo una, la constituyen: la posesión en común de un rico legado de memorias,
y el consentimiento actual, el deseo de vivir juntos, la voluntad de seguir
haciendo valer la herencia que se recibió indivisa. Una nación es pues, una
16. gran solidaridad, constituida por el sentimiento de los sacrificios que se han
hecho y de los que se está dispuesto a hacer todavía. Es la consecuencia de
un largo pasado de esfuerzos, de sacrificios y desvelos; el culto a los
antepasados es el más legítimo de todos. Un pasado heroico, grandes
hombres, la gloria, he aquí el capital social sobre el cual se asienta una idea
nacional. (Mañach, 2001. p. 109)
Al respecto de la opinión de Renan sobre el nacionalismo y la nación, es importante
hacer una reflexión: la mayoría de los autores que estudian el tema consideran que el
nacionalismo es una ideología y que la definición de nación, las características que la
definen no solo teóricamente sino como realidad histórica, están vinculadas
solamente a lo político; sin embargo existe una recurrencia en muchos investigadores
del tema, entre los que se cuenta Renan y Anderson, que encuentran un sostén
fundamental en el ámbito cultural, para la conformación de la nación, por lo que el
nacionalismo necesita legitimar no solo derechos y deberes políticos sino, con igual
fuerza valores culturales.
La nación opina Hasting, es una comunidad histórica cultural, que reclama la
soberanía de un territorio que considera propio, de forma que la comunidad
cultural se contempla a sí misma como una unidad también territorial y
política. Allí donde el estado crea a la nación, ésta no lo es hasta que observa
su supremacía sobre él, por lo que el desarrollo de una nación se puede
entender como dialéctico. (Lombana, 2002)
La Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales de 1975 plantea que “la
nación ha llegado a ser considerada como el concepto político fundamental de los
tiempos recientes.” Esta enciclopedia define nación como “sinónimo de un estado y
sus habitantes o bien denota un grupo cuyos miembros que colocan la lealtad al
grupo como totalidad por encima de cualesquiera otras lealtades contrapuestas”.
Definición limitada por la normativa de asequibilidad que debe tener un diccionario,
no abarca los elementos esenciales de la definición del término a la vez que conjuga
equívocamente como sinónimos, los conceptos estado y nación. (Citado en Aguilar,
2012)
11
17. En algunas ocasiones hubo autores que establecieron una relación entre los
términos de etnia y nación, destacando sus similitudes y a la vez sus divergencias.
Es el caso de Anthony Smith (1997) el cual plantea que:
Una nación es un grupo humano designado por un gentilicio y que comparte
un territorio histórico, recuerdos históricos y mitos colectivos, una cultura de
masas pública, una economía unificada y derechos y deberes legales iguales
para todos sus miembros. Y a partir del mismo establece una relación entre la
definición de nación y la de etnia, a partir de que ambas son comunidades con
recuerdos y mitos colectivos y ambas son comunidades territoriales pero lo
que las diferencia es que en el caso de las etnias el vínculo con el territorio
puede ser solamente de carácter histórico y simbólico y en el caso de la
nación es físico y real, ya que las naciones poseen territorios.
Para Hasting, una etnia es un grupo de personas con identidad cultural y lengua
común, pero una nación es una comunidad más consciente de sí misma, formada a
partir de una o varias etnias y normalmente identificada por un corpus propio de
textos escritos.
Los autores marxistas también hicieron sus aportes acerca del tema de lo nacional
tal es el caso de Carlos Marx y Federico Engels en el Manifiesto Comunista (1981, p.
15) en el cual afirman que:
Los obreros no tienen patria. No se les puede arrebatar lo que no poseen.
Más, por cuanto el proletariado debe en primer lugar conquistar el poder
político, elevarse a la condición de clase nacional, constituirse en Nación,
todavía es nacional, aunque de ninguna manera en el sentido burgués.
Es de gran importancia destacar la famosa polémica, relacionada con el principio de
autodeterminación nacional, entre Lenin y Rosa Luxemburgo. Esta polémica fue
sostenida a partir de una serie de artículos aparecidos entre 1908 y 1909 en la
Revista Social Demócrata, órgano teórico del Partido Social Demócrata de Rusia,
Polonia y Lituania.
Luxemburgo se opone tanto al nacionalismo polaco de derechas como al de
izquierdas, percibe perfectamente la situación de opresión que sufre Polonia
12
18. por parte del imperio zarista y cree que la mejor solución está en una
autonomía democrática conjunta con los demás pueblos del imperio, esta
propuesta, según su criterio, debía ser presentada al pueblo polaco para que
en referéndum se pronunciase sobre ella, la independencia significaba retrasar
la revolución, lo progresivo era la escala mayor. (Citado en Santana, 2007. p.
54)
Lenin, (1980, p. 130) por el contrario, defiende como un principio inalienable el
derecho de las naciones a la autodeterminación, a separarse de los estados que
mantienen pueblos o nacionalidades oprimidas, según su estrategia: el
reconocimiento por el proletariado del derecho de las naciones a su separación es lo
único que garantiza la plena solidaridad de los obreros de distintas naciones y
permite un acercamiento verdaderamente democrático entre ellas. Lenin planteaba
que los conflictos nacionales tenían orígenes que no se habían resuelto:
13
En la cuestión nacional, el partido del proletariado debe defender,
ante todo, la proclamación y realización inmediata de la plena
libertad a separarse de Rusia para todas las naciones y
nacionalidades oprimidas por el zarismo, que han sido incorporadas
por la fuerza o retenidas violentamente dentro de las fronteras del
Estado, es decir, anexionada. (Vladimir, 1980, p. 58)
Entre los marxistas el concepto de nación más conocido es el que establece Stalin
en 1913, (p.8), en el que define a la nación como:
Una comunidad estable, que se desarrolla en una base común de lengua,
territorio y vida económica, bien como una estructura psíquica que se
materializa en una cultura común. Esta definición tiene un carácter reducido,
ya que Stalin se centra solamente en algunos rasgos que contribuyen a la
formación de una nación, pero que no son los únicos, como el de comunidad
humana de origen histórico, originada sobre la base de una cultura común.
Jorge Mañach, destacado intelectual cubano, define la nación como:
El triunfo del espíritu integral sobre el espíritu parcial. Régimen de
personalidad colectiva, la nación es también un régimen de personas, no de
caudillos, ni de oligarquías, ni de «masas». La democracia tiende a
asegurarse en la nación. Las naciones se imponen al miramiento de los
19. demás, como la personalidad se hace respetar en el comercio de los
individuos; y al igual que ella, la nacionalidad les da a los pueblos carácter,
aplomo, continuidad en su ley de vida.(Mañach, 2001,p.87-130)
14
Este mismo autor plantea además que:
(…) los pueblos cobran forma en la medida en que adquieren, por
la cohesión y la concordancia internas, un carácter y un sentido
colectivos. La forma más definida de los pueblos es la nación; y ella
también es el producto, no de la simple agregación, sino de una
voluntad más o menos deliberada y difusa que va actuando sobre su
materia humanista hasta darle una íntima solidaridad. La formación
histórica es el proceso a través del cual se llega a esa forma
superior. (2001, p. 87-130)
Otro investigador cubano que también aborda el tema de lo nacional es Boris
Santana (2007. p. 1) cuando plantea que:
El estado-nación, en sí mismo, es el producto más o menos logrado
del nacionalismo, constituyendo la forma por excelencia en que se
organizan las sociedades donde vive la inmensa mayoría de la
población mundial a comienzos del siglo XXI.
Tal y como se plantea al inicio de este capítulo, el concepto que logra sintetizar las
diversas vertientes que posee el pensamiento nacionalista en Cuba es el de
cubanidad. Entre los autores que definen dicho término se encuentra Eduardo
Torres-Cuevas, quien plantea que:
La nacionalidad que se manifiesta como universo ideológico y que implica la
existencia de raíces de peculiares expresiones diferenciadoras, constituye el
producto de una sociedad con fuerte vínculos interclasistas e interregionales
basados en una homogenización económica que le da unidad estructural.
Estos nexos encuentran, en todos los elementos de unidad y potencialización
nacionales (geográficos, lingüísticos, religiosos, folklóricos, de la cultura
material y espiritual, y en los relacionados con el llamado destino colectivo de
la nación, como sentimiento, voluntad y conciencia), la expresión ideológica de
la nacionalidad. (Citado en Torres-Cuevas, 2006, T I, pp. 297-298)
20. Otra de las personalidades de la cultura y la literatura cubanas que realiza un
importante trabajo sobre el tema de lo nacional es Cintio Vitier. Este importante
intelectual cubano no refiere el término cubanidad, pero en su obra Lo Cubano en la
Poesía, aporta elementos que sirven de referente al respecto de lo nacional en este
caso “lo cubano” y las formas en que se expresa.
15
No hay una esencia inmóvil y preestablecida, nombrada lo cubano que
podamos definir con independencia de sus manifestaciones sucesivas y
generalmente problemáticas para después decir: aquí está, aquí no está.
Nuestra aventura consiste en ir al descubrimiento de algo más que
sospechamos pero cuya identidad desconocemos, algo además, que no
tiene entidad fija, sino que ha sufrido un desarrollo y que es inseparable
de sus diversas manifestaciones históricas… (Vitier, 1970, p.18)
Al igual que los autores anteriores el investigador Fernando Ortiz aborda el tema de
la cubanidad:
La cubanidad no puede depender simplemente de la tierra cubana donde
se nació ni de la ciudadanía política que se goza (…) la cubanidad es
principalmente la peculiar calidad de una cultura, de la de Cuba. Dicho en
términos corrientes, la cubanidad es condición del alma, es complejo de
sentimientos, ideas y actitudes (…) No basta para la cubanidad tener en
Cuba la cuna, la nación, la vida y el porte, aún falta tener la conciencia…
la cubanidad es pertenencia a la cultura de Cuba.( Ortiz, 1993, pp. 1-20)
Como se puede ver existe un amplio tratamiento en la literatura científica al
tema de la nación y el nacionalismo. En el caso del este último es concebido
como principio de unidad nacional y unidad política en el que es necesario
concebir aspectos culturales para el sostenimiento de los ideales y de la
práctica de los mismos. No puede estudiarse el nacionalismo sin concebir su
expresión concreta, no puede estudiarse en abstracto, fuera de una
circunstancia social y cultural específica. Es por lo anterior que en el caso de
Cuba se hace fundamental abordar las particularidades de la formación de lo
que hoy se nombra cubanidad y que comienza siendo un sentimiento de
pertenencia u orgullo patrio expresado en el arte y la literatura. Uno de los
21. 16
aspectos fundamentales de esta investigación lo constituye el proceso de
formación de la nación cubana, en el cual influyeron diversos elementos tanto
sociales, políticos como culturales. A continuación se realizará un acercamiento
a las características de este proceso, teniendo en consideración su relación con
la literatura emergente.
1.2 La formación de la nacionalidad cubana.
Existen varias tendencias de pensamiento respecto a la nación en el escenario
intelectual cubano; escritores, historiadores, políticos, etnólogos entre otros muchos
profesionales se han agrupado en propuestas diversas en torno a la identificación de
problemas nacionales, a la forma en que Cuba debía enfrentarse a dichos problemas
y al destino común de los cubanos. Los derechos y deberes han sido temas de
discusión desde la Colonia, entre los primeros criollos y hechos de “rebeldía
nacional”.
El estudio del nacionalismo en el caso cubano tiene que verse unido a
variables como el patriotismo, la cultura y la historia política de Cuba. A pesar
de que la ideología nacionalista cobra auge en el pensamiento cubano a partir
de los años 20 y 30 se hace necesario entender que los antecedentes de este
pensamiento convergen en la historia del país y en la conformación de una
identidad cultural que comienza muchos años antes. A pesar de que el tema
del nacionalismo concierne a la ideología y la política en el caso de Cuba no
puede estudiarse separado de la producción artística e intelectual. (Aguilar,
2012)
Para analizar el proceso de formación de la nación cubana es imprescindible
remitirse a la formación en Cuba de una comunidad económica, territorial y étnica.
Teniendo en cuenta además que dicho proceso duró siglos, ya que para que se
dieran las condiciones, este debía atravesar por un período de maduración de
diversos factores económicos, políticos, sociales y culturales. Y es con el comienzo
del siglo XVI que se inicia un lento proceso de cambios que traerán consigo el
surgimiento de la sociedad criolla y una diferencia entre el español y el cubano.
22. En los siglos XVI y XVII, los criollos no tienen una conciencia ni una necesidad
de crear memoria histórica. Ante todo, porque aunque han echado raíces,
estas están aún muy frescas y no se tiene una coherencia de los elementos
que van conformando una nueva calidad social y cultural. El término criollo con
el cual se definen- el hombre criado en Cuba-, sólo marca diferencia con quien
llega de la Península. El concepto de patria, raigal en lo criollo, sólo define la
parte del Imperio donde se nace. La cultura es sólo de nuevos hábitos y
costumbres surgidos de la nueva naturaleza física y social, pero aún no es
tradición propia; aún no crea pensamiento propio. (Torres-Cuevas,
TOMO I. p85)
Los criollos comienzan a constituir un pueblo nuevo, de origen multicultural. Y al
haber nacido en Cuba, no tienen ningún nexo con la cultura de sus padres, por lo que
sus rasgos representativos como son: costumbres, gustos, tradiciones, hábitos,
modos de pensar y actuar van a ser únicos y se van a definir a partir de la interacción
del mismo con el medio natural y social en el que viven y se relacionan. Su lenguaje
y modo de expresión va a estar lleno de nuevos conceptos, algunos de ellos
tomados del acervo indio o negro.
El concepto de criollo no aparece en los documentos americanos hacia la segunda
mitad del siglo XVI.
El Inca Garcilaso escribió en 1609: es nombre que lo inventaron los negros y
así lo demuestra la obra. Quiere decir entre ellos negros nacidos en Indias,
inventároslos para diferenciar los que van de acá, nacidos en Guinea, de los
que nacen allá (…) De manera que al español y al guineo, nacidos allá le
llaman criollos y criollas. (Citado en Torres-Cuevas, T II, 2006, p. 257).
17
En el caso de las letras cubanas, según Salvador Bueno (1963, pp1-12) afirma,
(…) el término criollo apareció por primera vez en la obra de Silvestre de
Balboa: Espejo de Paciencia, escrito a principios del siglo XVII, que constituye
la obra literaria más antigua de la cultura del criollo cubano. Lo más
significativo de ella es que transmite la forma de pensar y de actuar del criollo
23. en aquella época, así como la fuerza que ya tiene en él el sentimiento hacia
la patria.
Eduardo Torres-Cuevas en su libro En busca de la cubanidad explica que en el caso
cubano, el concepto de nación se utilizó raramente como fundamento político por los
cubanos en el siglo XIX.
18
Ello se debe al hecho de que, al desaparecer el histórico concepto de
Imperio Español, la constitución hispana de 1812 fundamentó el
concepto de nación española. En Cuba, el integrismo colonialista
siempre enarboló la integridad de la nación española como fundamento
político para sus excesos. Este conflicto no lo tuvieron las naciones
Latinoamericanas que habían alcanzado su independencia hacia 1826.
Por estas razones, el concepto básico de la Teoría de la liberación
cubana fue el de patria, más apegado a la tradición de la isla (…) Este
concepto manifiesta el sentimiento de lealtad a la comunidad especifica
a la cual pertenecía. Por otra parte, el concepto tenía tres niveles
diferentes: la patria local, la regional y la continental. (Torres-Cuevas,
2006, pp. 23-24)
Existe el criterio de algunos autores que plantean que la Guerra de los Diez Años
jugó un papel de gran significación en la fundación y consolidación de la nacionalidad
cubana. Tal es el caso de Ramiro Guerra que plantea que:
Una patria es en su esencia histórica, una entidad moral con un pasado
y un futuro. Tiene necesidad de poseer un patrimonio espiritual de gloria
y heroísmo, de épica y leyenda. No existe un pueblo fuerte o una
nacionalidad robusta que no lo posea. Antes de 1868, a Cuba, en gran
medida, le faltaba ese patrimonio y, entonces, la Guerra de los Diez
Años lo creó de una forma magnífica. Después del Zanjón y a pesar de
la derrota, Cuba poseía una rica tradición patriótica para venerar y
acariciar. (Guerra Sánchez, T II, 1986, p. 341-342)
Entre el concepto de Patria y Nación existe una estrecha relación, pero no tienen el
mismo significado, aun cuando algunos pensadores los han utilizado indistintamente.
24. El entender esta relación -Patria-Nación- es vital en los estudios de pensamiento
cubano. Ya que la concepción de Patria se refiere sobre todo al lugar de nacimiento
más que a la nacionalidad y como su principal exponente se encuentra José Martí. Y
el concepto Nación esta relacionado, en el caso de la colonia cubana, con
cuestiones de dependencia legal a España.
19
Félix Varela emite el primer concepto de Patriotismo, planteándolo como:
Amor de todo hombre por el país donde ha nacido e interés que toma en su
prosperidad.” Al respecto, también plantearía: "...No es patriota el que no sabe
hacer sacrificios en favor de su patria, o el que pide por éstos una paga que
acaso cuesta mayor sacrificio que el que se ha hecho para obtenerla, cuando
no para merecerla. (Aguilar, 2012)
De igual forma pero en un sentido más amplio define José Martí:
Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos
más de cerca, y en la que nos tocó nacer, y si se ha de permitir que con
el engaño del santo nombre se defienda a monarquías inútiles o
políticas descaradas y hambronas, ni porque a esos pecados se les de
a menudo el nombre de patria, ha de negarse el hombre a cumplir su
deber de humanidad, en la porción de ella que tiene más cerca (...) no
es patria el amor irracional a un rincón de la tierra porque nacimos en el,
ni el odio ciego a otro país, acaso tan infortunado como culpable. Patria
es algo más que opresión, algo más que pedazos de terreno sin libertad
y sin vida, algo más que derecho de posesión a la fuerza. Patria es
comunión de intereses, unidad de tradiciones, unidad de fines, fusión
dulcísima y consoladora de amores y esperanzas. (Citado en Torres-
Cuevas, 2006, p. 25)
Un aspecto importante para lograr entender el proceso de consolidación de la
nacionalidad cubana, lo constituye el estudio y comprensión de la relación entre ésta
y la literatura nacional emergente. Al respecto la investigadora Irma Llorens (1998)
afirma que:
25. (…) los escritores liberales interesados en crear y en promover una tradición
nacional en Cuba resienten tanto de la falta de libertad de expresión como las
limitaciones profesionales que le impone el régimen colonial. Dichos escritores
conciben la escritura como un arma que les permite atacar sus problemas
desde ambos flancos: el político y el literario.
A las enseñanzas de los grandes pensadores de esta etapa se debe el despertar de
la conciencia nacional cubana. Comienzan a mirar hacia adentro, hacia la esencia
misma de lo cubano. A mediados del siglo XVIII acontece un hecho de gran
significación en el proceso de desarrollo de la cubanidad: surge una literatura, en lo
esencial, histórica. Posteriormente y hasta la primera mitad del siglo XIX los
escritores cubanos prefieren dos géneros fundamentalmente: poesía y narración,
mientras que en la última mitad del siglo se inclinan hacia el periodismo, la crítica y la
oratoria. Pero lo más significativo es que a partir de este momento, por primera vez,
los criollos se interesan en escribir su propia historia.
A fines del siglo XVIII y principios del XIX, se producen una serie de poemas en cuya
sucesión se descubre el acercamiento cada vez más real e íntimo a la flora y fauna
cubanas. Destacándose sobre todo la personalidad de Manuel de Zequeira (1764-
1846) con su Oda a la piña, “especie de glorificación mitológica de la piña, erigiendo
a la fruta barroca y deliciosa en símbolo de la isla. Se expresa así un contrapunteo de
las frutas, las de la isla se presentan como más suaves, más fragantes y exquisitas
que las de España”. (Vitier, 1970, p.40). En su misma dirección se sitúa la Silva
Cubana, atribuida a Manuel Justo de Rubalcava (1769-1805).
A partir de la 2da mitad del siglo XVIII, se inician profundos cambios (1763-1808),
caracterizados por el surgimiento de nuevas instituciones como: La Real Sociedad
Económica de Amigos del País, hecho de gran significación tanto para la identidad
como para la literatura nacional. A la misma la integraron importantísimas
personalidades de la generación de 1792, entre ellas se destacan Francisco de
Arango y Parreño, con su obra Discurso sobre la agricultura en la Habana y medios
de fomentarla y el padre José Agustín Caballero, autor de Philosophia Electiva. La
primera contiene el proyecto de desarrollo económico de la Isla; la segunda, la
propuesta intelectual que ya servía de base a los pensadores de esta generación.
20
26. En el campo de la filosofía se estaba desarrollando toda una revolución, en
manos de un grupo de jóvenes catedráticos del Seminario de San Carlos y
San Ambrosio, entre ellos: Félix Varela, Juan Bernardo O’Gavan, José Antonio
Saco, José de la Luz y Caballero, etc, a quienes se unían antiguos profesores
como: José Agustín Caballero y José Ricardo Ramírez. De este grupo de
intelectuales el de mayor profundidad revolucionaria en sus ideas fue Félix
Varela, quien a partir del pensamiento universal de la emancipación y de los
intentos de una gnoseología de la realidad, creó las bases del pensamiento
de la emancipación cubana. Este se desarrolló sobre la doble relación de crear
una ciencia cubana para la realidad propia y singular, y una conciencia
cubana, producto del entendimiento, para la liberación del hombre, las
ciencias, la patria, América y el mundo. (Torres-Cuevas, 2006. T II, p.51)
Al igual que Varela otra de las personalidades de esta etapa que comparte la idea
patriótica y que desarrolla la ciencia y las conciencias es José Antonio Saco, pero a
diferencia de Varela y Luz, se adentra en un terreno más complejo: relacionado con
la nación y la nacionalidad cubanas. Para él, el hecho de que Cuba no sea
independiente no niega la existencia de una nacionalidad cubana que puede llegar a
constituirse, algún día, en Estado soberano:
21
Pueblos hay que empiezan a desarrollarse: otros, en que se halla
expirando; unos, en que está mas o menos comprimida, más o menos
desenvuelta; y otras, en fin, en que habiendo llegado al complemento de
la fuerza, se ostenta por sí sola en el rango de nación soberana. Más,
porque las nacionalidades estén condenadas a sufrir todas estas
vicisitudes, ¿se afirmará, que solo existen cuando tienen una condición
independiente? Ahí está la historia de, los pueblos para desmentir error
tan capital. (Torres-Cuevas, 2006. T II, p. 138)
En la concepción saquista acerca de la nacionalidad existen algunos elementos que
requieren de un reconocimiento, como elementos diferenciadores de la misma, como
son: primeramente la superación del concepto patria chica o patria región, para
adoptar el de patria -nación; esto es, la existencia de una única patria cubana. Lo
cual coloca a Saco entre los primeros en utilizar con sistematicidad o
conceptualmente el nombre de cubano. La segunda, que el hecho de que Cuba no
27. sea un Estado no quiere decir que nuestra Isla, en su interior, no sea capaz de
generar los elementos definidores de la nación.
En el caso de Saco, se le puede reconocer como el primer autor cubano que intenta
definir qué es nacionalidad, ya que este formula los elementos que deben tenerse
presentes para identificar una nacionalidad. Entre ellos la existencia de un pueblo
que habite un mismo suelo, que tenga un mismo origen, una misma lengua, y unos
mismos usos y costumbres. Para Cuba, Saco escribía: “la idea de la inmortalidad es
sublime, porque prolonga la existencia de los individuos más allá del sepulcro, y la
nacionalidad es la inmortalidad de los pueblos y el origen más puro del
patriotismo”.(Torres-Cuevas, 2006. T II)
En el plano poético se destaca la figura de José María Heredia (1803-1839) quien
expresa claramente en su obra los anhelos de libertad de la sociedad cubana.
22
Con José María Heredia comienza un nuevo mito, el de la libertad, que va
a derramar su luz romántica sobre la naturaleza cubana durante todo el
siglo XIX. Heredia inicia una cubanidad de la trascendencia moral, de la
intención histórica, del anhelo de libertad. Plácido, expresa la cubanía de
la intrascendencia, de la lisa cotidianidad amarga o dulce del vaivén en el
fondeo tan misterioso de todo lo aparente y efímero. (Vitier, 1970, p. 81)
Otros poetas que se destacan son Juan Clemente Zenea, poeta de ideas
independentistas. Sus aportes son múltiples, pero todos convergen en un solo
sentido: la mayor hondura, irradiación y pureza de su cubanidad.
Cubanidad que no reside especialmente en su emoción patriótica ni en su
captación de los elementos visibles de la isla, sino en su modo trémulo, lejano
y desamparado de sentir el mundo. Inestable a veces hasta el desaliño y la
inconsecuencia, otras el más distinguido y delicado poeta imaginable, con él
empezamos ya a entender el misterio de la debilidad en nuestra poesía y en
nuestro ser. (Vitier, 1970, p.156-157)
Entre las poetisas surgidas durante estos años, se encuentra Luisa Pérez de
Zambrana,
28. (…)en la cual no encontramos ni sombra de casticismo, ni el menor esfuerzo
cultural en ningún otro sentido. La poesía de Luisa parece venir ya
directamente de un lenguaje totalmente criollo, insular, cubano, quiero decir,
de un habla nuestra, con la cadencia débil, el seseo, la abertura vocálica y el
impulso liso, blanco, aéreo. El proceso de desespañolización alcanza en esta
voz humilde su más pura cima hasta la fecha. Y no porque ella lo pretenda, ni
porque busque apoyos expresivos en otras culturas, sino por el naturalísimo
fluir, que de pronto en ella fue posible, de una vena insular espontánea,
intocada. (Vitier, 1970, p.156-157)
Muestra también de la relación existente entre la literatura y el sentimiento nacional
en Cuba lo es la obra Cecilia Valdés de Cirilo Villaverde (1812-1894). Esta obra que
refleja la vida y las costumbres de todo un período histórico es considerada por
muchos como un relato antiesclavista.
Debido al nivel de inconformidad existente en algunos sectores de la sociedad fue
necesaria la búsqueda de alternativas de orden político, económico y cultural, para
satisfacer las necesidades no satisfechas por el régimen imperante. En esta
búsqueda surgen diversas corrientes políticas como el reformismo, el anexionismo y
el independentismo, constituyendo esta última la solución de los problemas para
nuestro pueblo, ya que su propósito era separar a Cuba de España y conformar una
república como vía para remediar todos los males económicos, políticos y sociales
de Cuba.
Con el inicio de las luchas por la independencia el 10 de octubre de 1868 comienzan
las luchas por la creación del Estado Nacional independiente. Y el hecho que marcó
el comienzo del camino para el logro de los objetivos fue, la Asamblea de Guáimaro,
celebrada el 10 de abril de 1869, donde los participantes redactaron una constitución
que entre otros aspectos normaba la estructura del aparato de dirección de la
naciente República de Cuba. Con lo cual desde el punto de vista jurídico se
concretaba la formación de la nación cubana. La Constitución de Guáimaro establece
un gobierno y una constitución cubanos. Además aborda los problemas
fundamentales de los cubanos que se habían sumado a la lucha: la unidad del
movimiento revolucionario y la definición del problema de la esclavitud.
23
29. Durante el proceso de conformación de lo nacional, la literatura jugó un papel
fundamental. Destacándose en la Guerra de los Diez Años, la figura de Carlos
Manuel de Céspedes (1819-1874), quien escribió un Himno Republicano, lleno de
ardor y exaltación patriótica al comenzar la lucha independentista. Otros cantos
suyos son Al pie del monte Turquino, La voz de la primavera, El sueño de la
mañana, etc. En esta etapa, podemos encontrar además a poetas como Perucho
Figueredo (1819-1870), Antonio Hurtado del Valle (1841-1875), Miguel Jerónimo
Gutiérrez, entre otros.
Acerca de la etapa comprendida entre 1878 y 1895, período donde se preparan las
condiciones para iniciar nuevamente la lucha por la independencia de Cuba, Raúl
Lombana plantea que:
24
La principal tarea histórica que tendrá que resolver la dirigencia surgida en
Baraguá y las nuevas generaciones revolucionarias será la de potenciar
en un grado más alto los elementos discordes y dispersos de la nación “en
sí” a los efectos de fundar una nación “para sí”. La realización del proyecto
del 95 implicará superar las tendencias anteriormente mencionadas, que
renacerán con un contenido y formas diferentes dadas las nuevas
estructuras de la dominación colonial y la creciente penetración e
influencia del naciente imperialismo norteamericano en la sociedad
cubana.
(Lombana, 2002, p.42)
Entre estos años hubo una destacada producción literaria, específicamente en el
género novelesco, con las obras Mi tío el empleado de Ramón Meza (1861-1911) en
la cual el autor hace uso de agudos sarcasmos que atacan a la burocracia española
y la explotación colonial. En la poesía se destaca Julián del Casal, quien en sus
obras La sociedad de La Habana en 1888 e Inquietud dio muestra de sus virtudes
patrióticas, describió el ambiente de la colonia de manera sarcástica y aludió a la
condición política de Cuba.
Una personalidad cuya obra se hace necesaria e imprescindible en esta etapa, es
José Martí quien integra lo cubano con lo americano y con lo hispánico. De su
extensa labor como escritor y como revolucionario se destaca La Revista La Edad de
30. Oro (1889), sus Versos Sencillos (1891), así como su función organizativa
desarrollada en el exterior, aglutinando todos los elementos para la nueva contienda.
Martí, quien fuera el artífice principal de la guerra iniciada el 24 de febrero de 1895
cae apenas transcurridos tres meses del inicio de la contienda el 19 de mayo de
1895 en Dos Ríos. Cuba perdía así al principal organizador de la guerra recién
comenzada. Era necesario entonces reunirse para elaborar una nueva constitución,
elegir una nueva forma de gobierno que no repitiera los errores de Guáimaro, y
además con este documento lograr un reconocimiento internacional por lo que se
convoca el 13 de septiembre de 1895 la Asamblea de Jimaguayú. En Jimaguayú se
redacta una constitución donde el contenido político- ideológico de la independencia
aparece como esencia de la lucha armada del pueblo cubano.
Para el año 1898 Cuba tenía prácticamente la guerra ganada. La gran frustración
llegó con la intervención de Estados Unidos en la guerra convirtiéndose esta en la
guerra hispano-cubana-norteamericana. Cuba quedaba una vez más en manos de
una potencia extranjera. Los norteamericanos se percataron que persistía en el
pueblo cubano las ansias de independencia por lo que la opción anexionista no era la
adecuada. Había que decidir la forma posterior de dominación y el gobernador Wood
publica el 25 de julio de 1900 la convocatoria para elegir a los delegados que
formarían la Asamblea Constituyente que redactaría y aprobaría una Constitución
para Cuba.
El 21 de febrero de 1901 quedó aprobada la Constitución estipulada de acuerdo al
modelo norteamericano. Cuatro días después el 25 de febrero de 1901 el senador
norteamericano Orville Platt presenta una enmienda a la Ley de Créditos del Ejército
que constituía el mecanismo legal que patentizaba la total dependencia cubana a los
Estados Unidos. El apéndice constitucional conocido como la Enmienda Platt
constituye un ultraje a la independencia cubana pues reafirmaba este la condición de
neocolonia de Cuba. Nacía la República de Cuba el 20 de mayo de 1902, surgiendo
un Estado nacional con soberanía limitada.
Con relación a la literatura en la etapa que va de 1895 a 1902 Cintio Vitier (1970, p.
269) expresa: “el período que va de 1895 a 1913 se nos presenta vacilante, confuso
y en términos generales mediocres”. Lo más valiosos de la poesía en dicha etapa
25
31. está en la producción de Bonifacio Byrne (1861-1936), quien con su Canto a mi
Bandera expresa la angustia ante la intervención norteamericana. Sobresale el
paisajismo cubano con fina muestra en Dulce María Borrero y con mayor intensidad
en Francisco Javier Pichardo (1873-1941).
26
Según la investigadora Jeisil Aguilar (2012):
El nacionalismo como ideología encuentra en la literatura un mecanismo de
construcción valido y asequible, que ha sido utilizado siempre en tanto
lenguaje mediador entre lo que se quiere legitimar y la posible práctica
legitimadora. En la literatura cubana el nacionalismo se encarga
fundamentalmente, de la sistematización de la continuidad cultural nacional,
de la fundación de un discurso nacional desde la literatura, de la legitimación
de lo nuevo y la revitalización de lo anterior como sostén convertido en
tradición, artística a la vez que ideológica. Esta no es una práctica solamente
cubana, es una práctica común en lo que a la legitimación ideológica se
refiere, puesto que siempre la ideología encuentra en el arte, en la cultura en
general una forma para legitimarse, trasmitirse y recrearse como ciclo natural.
Pero no solamente la literatura tuvo un lugar importante en el proceso de formación
de la nacionalidad del cubano y como expresión de lo cubano, este último propósito
también fue perseguido por el teatro, desde la colonia y sobre todo en la etapa
republicana.
1.3 El teatro de 1899-1950, expresión de la cubanidad.
El 20 de mayo de 1902 Cuba nacía como república, dominada en lo económico y
mediatizada en lo político. Y desde este momento hasta 1958 se produjo un desfile
de gobernantes que sumieron a Cuba a una total explotación, ya fuera por
discriminación racial, desempleo y sobre todo hambre. Además de fraudes
electorales, corrupción administrativa, politiquería, etc. Lo que trajo consigo un hondo
malestar y un sentimiento de frustración en determinados sectores de la
intelectualidad cubana, frustración política que devino frustración de nuestra escena.
Acerca de la situación reinante Rine Leal plantea:
Cuando la república estrena su himno y su bandera, el teatro cubano
apenas si se entera. Claro que hubo entusiasmo nacionalista, pero
32. 27
pronto todo se desvaneció en medio de una creación típicamente
burguesa y técnicamente endeble. Es ahora cuando la crisis se hace
perenne, y termina por eliminar la expresión dramática. Sólo un autor,
Ramos, escapa a esta triste situación. El Alhambra, con su imagen
plantista de la sociedad, subsiste largos años como la única muestra de
un teatro popular.(Autores, 2003.TII, p.160)
Según el criterio de algunos críticos la vida teatral cubana entre los años 1899-1923
fue un momento de retroceso si se la compara con el desarrollo que había alcanzado
esta manifestación artística en el siglo precedente. En efecto, el teatro de estos años
contó con una técnica de representación ya manida; además su realización como
actividad artística se vio limitada por la existencia de un público que, si bien participó
en algunos espectáculos con frecuencia, no representó apoyo verdadero al interés
que mostraron autores, empresarios y actores por llevar a cabo una actividad teatral
realmente sólida.
Con respecto a los temas abordados en las obras, los dramaturgos y libretistas
siguen los caminos de otros intelectuales, con una producción artística alejada de los
problemas nacionales; el interés por el tema histórico en el cual se rememoran, en la
mayor parte de los casos, los acontecimientos y el patriotismo de las guerras de
independencia; y la exposición o denuncia de los problemas sociopolíticos anteriores.
De esta crisis profunda por la cual estaba atravesando el teatro cubano solamente
logra escapar el género bufo, sobre todo con la aparición el 13 de septiembre de
1890 del Teatro Alhambra. El cual comenzó presentando obras líricas, pero el público
no asistió como se esperaba y después de un receso, comenzó el 21 de febrero de
1891 con la presentación de obras criollas en su repertorio.
A partir de este momento el interés por crear un teatro nacional dio origen a dos
vertientes del ejercicio dramático: el teatro popular y el teatro culto. La primera,
siguiendo las pautas del género bufo, cultivó una línea donde predominaban la
recreación de ambientes, personajes y situaciones de actualidad, siempre sobre la
base de la comicidad y los contenidos superficiales; este tipo de teatro se ha dado a
conocer también como género alhambresco, teatro de variedades, vernáculo, criollo
o bufo. En oposición a éste, el llamado teatro culto se propuso crear una actividad de
33. mayor nivel, que reflejara los problemas fundamentales del país y a su vez difundiera
el quehacer dramático universal. Esta línea trató de fomentar una escena nacional, y
sus autores desarrollaron casi siempre un teatro de ideas, donde el reflejo de la
problemática social y política ocupó un lugar importante. Pero a pesar del esfuerzo
realizado por el teatro culto para obtener la aceptación del público, esta se la ganó el
teatro popular, a pesar de que no fuera la más deseada expresión de un teatro
genuinamente nacional.
Con el fin de contrarrestar esta situación donde el público mostró preferencia por
este teatro de baja calidad, fueron creadas en La Habana, en los años 1910 y 1915
respectivamente; la Sociedad de Fomento del Teatro y la Sociedad Pro Teatro
Cubano. Con el objetivo de desarrollar un arte dramático en Cuba sobre la base de
poner en escena las mejores obras universales y además dar a conocer
dramaturgos cubanos del siglo XIX, como José Martí y Gertrudis Gómez de
Avellaneda.
A partir de este momento comienza a revivir en los cubanos más honestos un
sentimiento nacionalista, junto con la idea de defender lo autóctono frente a una
realidad que mostraba la frustración de los intereses independentistas y la
penetración del vecino del Norte en todas las esferas de la vida cubana.
Destacándose la figura de José Antonio Ramos distinguido dramaturgo, considerado
la mayor expresión del teatro cubano durante la primera generación republicana. Su
obra se encierra en las tres primeras décadas del siglo, tornándose una gran
parábola acerca del rescate de los valores nacionales frente al expansionismo del
imperio, a través del tratamiento de los problemas sociales y políticos y abarcando
desde la igualdad de la mujer hasta la posible intervención extranjera. La primera de
las obras teatrales de José Antonio Ramos es “Almas rebeldes”, de 1906, obra
fuertemente acusadora de la situación del país. Luego aparece “Liberta” (1911),
obra de gran madurez, basada en un choque de ideas, lo cual convierte al diálogo en
un debate, alargándolo y convirtiendo la obra en una novela escénica, catalogada de
esta manera por el propio autor. Tras de “Liberta” vino “Satanás” (1913), donde
también el dialogo se encuentra cargado de tesis, aunque sin perder el carácter de
obra teatral. Otras le siguieron hasta llegar a su obra mejor lograda, “Tembladera”,
en la que proyecta de forma muy clara los problemas económicos y políticos por los
28
34. que estaba atravesando el país en aquel momento. Y en la misma el debate se
planteaba en torno a la defensa da la nacionalidad en contradicción con las posturas
de entreguismo y sumisión a la invasión del capital norteamericano. Posteriormente
le surgieron otras obras con diversos tratamientos a temas como: las
reivindicaciones sociales, protestas contra los males que aquejaban al país, con fines
de difusión y propaganda a los mismos, etc.
Al analizar cada una de sus obras y sus características se puede llegar a la
conclusión de que José Antonio Ramos tenía un criterio de honesta denuncia, así
como un marcado interés por la indagación sobre nuestra nacionalidad y su
defensa.
Con la llegada de los años veinte comienza a gestarse una conciencia de
renovación de las diferentes expresiones artísticas, sin embargo los años
transcurrieron sin que pudieran verificarse transformaciones esenciales en el teatro
cubano, debido a la limitación que representaba la frustración de los ideales
independentistas y la condición dependiente del país; así como la ausencia de un
proyecto de nación en los múltiples gobiernos republicanos , lo cual no sólo dificultó
el crecimiento del ritmo de desarrollo de esta manifestación artística, sino que
impidió la formación de un teatro definitivamente nacional.
Y fue en estos mismos años cuando comienza a manifestarse el desgaste del
Alhambra, hasta la llegada de los años treinta en que llegó a su fin, con el
surgimiento del cine sonoro, el comienzo implacable del Machadato, y la aguda crisis
económica mundial conjuntamente con la caída del techo del pórtico y parte de la
platea, el 18 de febrero de 1935.
Al finalizar los años treinta, los cuales fueron testigos del inicio de la renovación
teatral, irrumpe en la escena cubana una de las agrupaciones teatrales más
importantes de la etapa, Teatro Popular, que—dirigido por Paco Alfonso—tuvo su
apertura el 19 de enero de 1934, auspiciado por el Partido Unión Revolucionaria y la
Confederación de Trabajadores de Cuba. Su objetivo fundamental fue hacer teatro
nuevo en el cual el público encontrara los elementos nacionales y se viera reflejado,
al igual que sus problemas sociales. Entre las obras que Teatro popular montó se
encuentran: “Contra la corriente” de Luis Felipe Rodríguez, “La Recurva” y
29
35. “Tembladera” de Ramos, “Vida subterránea” de Benicio Rodríguez, “El relevo” de
Félix Pita Rodríguez, entre otras.
Aunque Teatro Popular trabajó en escenarios profesionales, buscó principalmente
locales obreros, sindicatos, plazas y carpas, para acercarse a las verdaderas masas
populares. Pero lamentablemente debido a la represión al movimiento obrero, al
aislacionismo anticomunista y a la carencia de dinero, se ve forzado a cerrar sus
puertas en agosto de 1945.
Los años siguientes, transcurren en un ambiente de polémica y confusión en el
movimiento teatral habanero. Desde los finales de la década del cuarenta comenzó
a hablarse, cada vez con mayor insistencia, de una crisis teatral. Y en los años
cincuenta el ideal del movimiento teatral habanero, lo constituyó lograr establecer la
función diaria, a través de puestas en escena en las que se pudieran concentrar la
calidad artística y la aceptación popular.
En realidad no podía hablarse de un surgimiento teatral en Cuba, cuando en
esencia el teatro propiamente nacional no había sido creado. Habría que entender lo
de surgimiento teatral como un crecimiento de la actividad que ilustra una etapa. Y es
necesario tomar en consideración el grupo de limitaciones a los que debía
enfrentarse el teatro al comienzo de los años cincuenta, además de la ausencia de
un público hay que agregar la competencia que en este sentido significó el desarrollo
creciente de la radio y la televisión.
En cuanto al terreno artístico es válido destacar la independencia que existía entre
escena y dramaturgia, causa principal que detiene la evolución del teatro nacional;
como resultado del poco interés de los directores y grupos hacia la representación
de las obras de los autores cubanos. Sólo un número reducido de autores y obras
hacen aportes sustanciales al desarrollo de la dramaturgia, destacándose la figura
de Virgilio Piñera, quien forma parte de la vanguardia dramática de esta etapa y cuyo
principal valor reside en la aspiración de crear un teatro que a la vez que cubano,
fuera moderno y universal. En el próximo capítulo se realizará una caracterización
de la obra de este importantísimo dramaturgo cubano, a partir del análisis ideológico
del discurso literario y de esta manera el papel que juega la misma en la construcción
simbólica de la nacionalidad cubana.
30
36. CAPÍTULO 2. Análisis crítico del discurso literario vertido en la
31
obra dramática de Virgilio Piñera.
En este capítulo se contextualiza la obra dramática de Virgilio Piñera teniendo en
cuenta fundamentalmente el desarrollo de la producción cultural e intelectual de la
época en que se enmarca. Además se caracteriza la obra dramática piñeriana y se
realiza el análisis crítico del discurso en ella, con el objetivo de determinar las formas
en que se manifiesta el pensamiento sobre la cubanidad en la misma.
2.1 El movimiento intelectual de los años 40-50 en Cuba y Virgilio Piñera
como exponente de este.
El 10 de diciembre de 1898, con la legalización del Tratado de Paris, comienza una
nueva etapa en la vida de los revolucionarios cubanos, impulsada por el fracaso y la
frustración del proyecto emancipador. A partir de este momento se comienza a
aplicar la política de Estados Unidos, a través del establecimiento oficial de su
gobierno desde el 1 de enero de 1899 hasta el 20 de mayo de 1902, cuando se
establecería la República Neocolonial. En este período Cuba adquiere un nuevo
status: pasa de ser una colonia de España a ser Neocolonia de Estados Unidos,
surgiendo de esta manera una nueva problemática nacional, que impedía el logro de
la plena soberanía. La dependencia de la economía cubana a los intereses del
capital norteamericano se acrecienta, gradualmente aumenta el malestar político y
social. Los problemas sociales, lejos de resolverse, se iban agravando. Las grandes
extensiones de tierra habían pasado a manos de empresas norteamericanas. La
acumulación de estos y otros problemas darían lugar a luchas sociales. Como
respuesta a lo que estaba sucediendo en el país, los intelectuales cubanos
desarrollaron una ardua labor en la literatura y en la prensa. Con el arribo de los años
20 y 30 , se intensifica esta labor intelectual y revolucionaria que tuvo sus inicios con
el nacimiento de la República, pero esta vez con un sentimiento anti-injerencista
hacia los Estados Unidos, destacándose dentro de la naciente intelectualidad
revolucionaria las figuras de Rubén Martínez Villena y Julio Antonio Mella, este
último realizó un vuelco considerable en la comprensión del problema nacional,
comprensión que le permitió estar en el centro del movimiento obrero, estudiantil e
intelectual.
37. Esta etapa se caracterizó por la sucesión de dos hechos fundamentales: el comienzo
de la crisis del orden neocolonial y el despertar de la conciencia de las capas
considerables del pueblo, de gente culta de la clase media y sobre todo de los
intelectuales, quienes responden ante la problemática nacional con una crítica abierta
vertida en las publicaciones de la etapa, en Cuba Contemporánea, Social, Revista de
avance, en las tertulias, mítines, protestas, en las novelas, poemarios, en la plástica
vanguardista y en el arte en general.
La situación de la sociedad cubana continuaba en detrimento, debido al crecimiento y
agudización del problema nacional, sobre todo entre los años 1940 y 1958. Por lo
que era necesario reorganizar el país, a través de la celebración de una Asamblea
Constituyente donde se estableciera una nueva constitución: La Constitución de
1940. Esta reconocía los derechos fundamentales para los cubanos, reguló los
derechos de los trabajadores permitiendo la semana de 44 horas, el descanso de un
mes por cada once de trabajo, la licencia de maternidad pagada de seis semanas
antes del parto y seis después del alumbramiento, la igualdad de remuneración de
hombres y mujeres, la prohibición de disolver sindicatos sin sentencia de un Tribunal
de Justicia, las oportunidades de trabajo para todos, etc. Aunque muchos de estos
derechos jamás llegaron a consumarse, le brindaron a muchos de los cubanos un
poco de fe y esperanza en el futuro, fundamentalmente basados en tres aspectos
fundamentales de la misma: primeramente que nació de una voluntad popular muy
amplia y en una Convención donde se permitió el debate de todas las ideas y sobre
todo que el pueblo tenía plena seguridad de que su creación no sufrió de coacción de
terceras partes. Esta Constitución fue firmada en Guáimaro, el 1ro. de julio de 1940,
y promulgada el 10 de octubre de ese año, el mismo día en que Fulgencio Batista
asumió la presidencia de la nación. Gobierno que duró desde 1940-1944,
coincidiendo con la Segunda Guerra Mundial. Durante este período fue desplegada,
por parte de los comunistas, la lucha antifascista, además de encargarse de
denunciar medidas y acciones del gobierno, entre ellas la corrupción administrativa y
la especulación.
Al celebrarse las elecciones en 1944, es elegido Ramón Grau San Martín, dando
inicio al significativo período de los llamados gobiernos auténticos, los cuales
asumieron la misma línea de acción que los gobiernos anteriores, ya que continuaron
32
38. con la corrupción administrativa y el robo de los fondos públicos, fueron los
responsables de los asesinatos a los líderes de la clase obrera, para lo cual
utilizaban a grupos pandilleros (gangsters) y los encargados de llevar a cabo la
guerra fría, demostrando de esta forma su dependencia a la política imperialista.
Pero Fulgencio Batista vuelve a implantar su dominio el 10 de marzo de 1952, al
llevar a cabo un golpe militar contra el gobierno de Prío Socarrás, con el cual logra
quebrantar el orden constitucional. A partir de este momento el país comienza a
atravesar por una profunda crisis aparejada al agravamiento de la pobreza y al
aumento de la corrupción, factores que desencadenaron una fuerte actividad
revolucionaria de las masas. En diciembre de 1956, se produce el desembarco de
las fuerzas rebeldes del Movimiento 26 de Julio procedente de México. Dicha acción
desencadena la lucha guerrillera en las montañas de la Sierra Maestra, en la región
oriental y una no menos fuerte lucha de guerrillas urbanas en las ciudades y pueblos,
en particular en La Habana y Santiago de Cuba. En 1958 los Estados Unidos le
retiran la ayuda militar al régimen de Batista que ya desde hace 2 años ha derivado
en una sangrienta dictadura que persigue y asesina opositores sin ajuste a ley
alguna. Y en la madrugada del 1 de enero de 1959 Batista con sus familiares y
funcionarios allegados abandona Cuba huyendo hacia República Dominicana y
dejando un gobierno provisional que pronto se desmorona. Fidel Castro entra en La
Habana el 8 de enero de 1959, haciéndose así definitivo el triunfo de la Revolución.
El acontecer de todos los hechos anteriores es sumamente conocido, no solo porque
se encuentra en los libros de historia de las escuelas cubanas, sino por la
significación, histórica, cultural y política de todos estos acontecimientos.
Rememorarlos es importante por cuanto significan la plataforma para muchos
cambios en el orden cultural, en el imaginario social y en la producción artística de la
etapa. El desenlace de estos hechos deriva en la conformación final de la nación
cubana como la habían diseñado los intelectuales e historiadores cubanos;
conformación que tiene en la literatura un soporte que la legitima y la recrea
constantemente.
Luego de los años 20 en Cuba acontece un aumento de la conciencia nacional,
recreada además en producciones artísticas con temas más cubanos, de crítica
social en muchos casos. En los últimos 20 años acontecen cambios importantes no
33
39. solo en lo político, no solo en el alcance de un pensamiento más radical, en la
organicidad del movimiento revolucionario sino en el escenario cultural con la
aparición de generación intelectuales diversas además de cambios al interior de las
ya existentes.
El nacionalismo continuó vigente, y desde los inicios de la República y hasta este
momento, se dedicó al análisis del problema nacional y sobre todo en reflejar “lo
nacional”, fundamentalmente en el arte y la literatura, donde se destaca Bonifacio
Byrne (1861-1936), quien con su Canto a mi Bandera expresa la angustia ante la
intervención norteamericana y Dulce María Borrero por su significativa habilidad
descriptiva, puesta de manifiesto en su obra poética El remanso, y en sus obras
escritas en prosa: La poesía a través del color (1912), El matrimonio en Cuba
(1914) en el cual se describen problemas sociales. Otra figura destacada en esta
etapa fue Regino E. Boti (1878-1958) quien se insertó dentro del modernismo y que
se afilió a las corrientes que dieron vida al postmodernismo. Entre sus obras más
destacadas están Prosas emotivas (1910) y su libro Arabescos mentales (1913).
Es imprescindible resaltar la personalidad de Fernando Ortiz, quien desde los inicios
de la República comienza su incansable labor en pos de la identidad nacional, lo
cual es evidente en su obra, ya que esta se encuentra cargada de elementos de
cubanidad. Tal es el caso de La reconquista de América (1911), Entre cubanos
(1914); Las relaciones económicas entre Cuba y Estados Unidos (1927); La crisis
cubana, sus causas y sus remedios (1919); Contrapunteo cubano del tabaco y del
azúcar (1940) entre otros. En este camino se encuentra la obra de Miguel de
Carrión y de Carlos Loveira (1881-1921). Del primero destacan sus novelas: Las
honradas (1919) y Las impuras (1919) en una y otra la descripción de las costumbres
es admirable en su autenticidad. De Loveira sus novelas: Los inmorales donde
plantea problemas de índole social y Generales y doctores (1920) que
fustigaba las reputaciones ficticias que al amparo de un grado militar o de un
diploma académico se imponían la vida política.
Las artes cubanas eran el reflejo de la situación que se vivía en Cuba, matizadas en
gran medida por una justificación de la cubanidad fundada y fundamentada en los
referentes históricos cubanos más universales, especialmente en Martí como
34
40. fundador del pensamiento político y literario cubanos. Sin duda alguna un fuerte
exponente del pensamiento nacionalista y martiano lo constituye el grupo Orígenes,
dirigido por Lezama Lima fundador además de la Revista Orígenes, fruto de cuatro
intentos editoriales que la precedieron, Verbum (1937), Espuela de Plata (1939-
1941), Clavileño (1941-1943) y Nadie Parecía (1942-1943). Desde su creación en
el año 1944 estuvo dirigida por Lezama Lima y por José Rodríguez Feo, tuvo
además como coeditores a Mariano Rodríguez y a Alfredo Lozano durante algunos
años. En la antología Diez poetas cubanos de Cintio Vitier aparecen los que
vendrían a ser el núcleo central de Orígenes formado por: José Lezama Lima,
Gastón Baquero, José Rodríguez Feo, Eliseo Diego, Cintio Vitier, Fina García
Marruz, Mariano Rodríguez, René Portocarrero, Octavio Smith, Lorenzo García Vega
y Virgilio Piñera, por mencionar algunos. Este último constituye uno de los mayores
pilares de la dramaturgia cubana y uno de los intelectuales más destacados, por su
labor desempeñada en las revistas y periódicos de la etapa.
Virgilio colaboró con la revista Grafos, fundó y dirigió la revista Poeta, de brevísima
vida, sólo dos números. Paralelamente coopera con la revista Clavileño. En el año
1945 se inician sus colaboraciones con Orígenes en reseñas, ensayos y poemas. Y
es en el año 1954, a raíz de la interrupción de la relación de Rodríguez Feo con
Lezama y el fin de su vínculo con Orígenes, que Rodríguez Feo acude a Virgilio
Piñera para crear una nueva revista, Ciclón. Pero con el arribo de los meses finales
del 58 y en vísperas de la Revolución, la tiranía batistiana incrementa su política
sangrienta y debido a la situación del país, Rodríguez Feo decidió no continuar
publicando su revista.
Apenas comenzado 1959 Guillermo Cabrera Infante pasa a dirigir el recién fundado
magazine literario Lunes de Revolución. Cabrera Infante y Piñera se conocían desde
la época de Ciclón. Apenas asumió el cargo, lo llamó para que integrara el equipo de
colaboradores y pasado un tiempo Piñera estuvo al mando del periódico. Sin
embargo, Lunes, de tan intensa repercusión en la cultura cubana, duró solo tres
años, número que parecía perseguir a Piñera, pues lo mismo había durado Ciclón.
Pero debido a la difusión que Lunes diera a su nombre, el conocimiento de su obra
creció entre la gente, y eran muchos sus admiradores y también sus detractores.
Piñera dirigió por un tiempo, Ediciones Revolución; fundó revistas, publicó poemas,
35
41. cuentos, novelas, críticas y ensayos, estrenó cuatro piezas antes de 1950, trabajó en
tres revistas imprescindibles no sólo para su formación como escritor sino para la
historia de la literatura cubana: Espuela de Plata, Orígenes y Ciclón; obtuvo una beca
en Buenos Aires, y fue una figura polémica, pero vital en la cultura cubana. Acerca de
su persona y de las características de su obra dramática, se abordará en el próximo
epígrafe.
36
2.2 Caracterización de la obra dramática de Virgilio Piñera.
Virgilio Piñera Llera (Ver anexo 4) nació el 4 de agosto en la ciudad de Cárdenas,
provincia Matanzas, su padre era empleado en dicha ciudad y su madre era maestra.
Piñera comenzó los estudios en su localidad natal y en el año 1925 se trasladó junto
a su familia a Camagüey donde estudió bachillerato. Años más tarde se instala en La
Habana, donde cursa la Universidad y adquiere el doctorado en Filosofía y Letras en
1940.Ya en el año anterior Piñera había comenzado a publicar algunos de sus
escritos, fundamentalmente poemas, en la revista Espuela de plata, predecesora de
Orígenes, en la que coincidió con José Lezama Lima, hasta llegar a constituir su
primer poemario, titulado “Las furias” en el año 1941, y es en ese mismo año que
escribe la que es quizá su obra teatral más importante, “Electra Garrigó”. En febrero
de 1946 viajó a Buenos Aires, donde residió, con algunas interrupciones, hasta 1958.
Allí trabajó como funcionario del consulado de Cuba, como corrector de pruebas y
como traductor, pero eso no le impidió seguir colaborando con Orígenes.
En 1948 se estrenó en La Habana “Electra Garrigó”, obra de gran significación
para el teatro cubano, pero que en ese momento fue mal acogida por la crítica,
por ser una parodia de la tragedia ateniense y una caricatura de la alta cultura,
que en realidad, en el fondo, no era más que una burla a la subcultura
oficializada, que transformaba los modelos antiguos en un patrón sagrado e
inviolable y sobre todo por transmitir como mensaje al espectador el asesinato
de los padres por los hijos como única forma de liberación real, lo que
constituyó en la década del 40 una inteligente manera de afirmar la necesidad
de cambiar la vida, destruir el pasado y desmitificar la estructura familiar con
reflejo caduco y sentimental de una falsa realidad social.(Piñera, 2006)
42. Posteriormente escribió “Jesús” y “Falsa alarma”. En 1958 se instaló definitivamente
en Cuba. En 1960 reestrenó “Electra Garrigó” y publicó su “Teatro completo”. En
1968 recibió el Premio Casa de las Américas de teatro por “Dos viejos pánicos”.
Finalmente fallece con 67 años de edad por causa de un ataque cardiaco el 18 de
octubre de 1979 en La Habana. Pero a pesar de su muerte, Piñera continúa siendo
un personaje de nuestra cultura, un escritor de palabra viva reconocido por su
laboriosidad y oficio en todos los géneros literarios, por su disciplina, y escabrosa
sinceridad.
Como escritor, Piñera fue desafiante tanto en lo estético como en lo estilístico
y como muchos escritores cubanos puso en práctica en sus obras el estilo
barroco, fundamentalmente en sus “Cuentos fríos”, pero en su caso un
barroco absurdo y extraño, ya que su barroquismo no se ve abiertamente: ni
los personajes ni el ambiente sugieren nada extravagante. La literatura de
Piñera a diferencia de la Carpentier, no pretende reflejar la realidad
latinoamericana y, a la inversa de Lezama Lima, no busca crear un universo
poético que prefigure un mundo sobrenatural. El barroco en él no está dado
por el estilo sobrio, acompasado y dialogado, sino por la acción misma de sus
cuentos. (Espinosa, 2011. pp. 273-276)
Virgilio Piñera no solamente fue narrador y el dramaturgo, sino uno de los
grandes poetas latinoamericanos. Precursor del contenido temático y el
lenguaje formal de la generación del 50, reconocida por la poesía coloquial o
conversacional, pero en el caso de Piñera su poesía se aleja de la
ornamentación lezamiana y apuesta por un verso más directo y desgarrador.
En “La isla en peso”, Virgilio Piñera, descubre la vieja mirada del auto-exotismo,
regresiva siempre en la poesía cubana. Luego de esta obra, su
estilo poético explotó en diversas vertientes, a partir del uso de creacionismos
lingüísticos y experimentaciones fonéticas. Con respecto a su crítica es
fundamental mencionar tres de sus trabajos, en los cuales aparece la figura
de José Martí, tal es el caso de su estudio realizado en 1960 sobre la poesía
cubana del XIX y luego en dos críticas menores, una dedicada a la novela del
Apóstol “Amistad funesta” y otra que lleva por título ¿Casal o Martí? (Leyva,
2010)
37
43. Luego de analizar toda la información anterior, se puede apreciar la importante labor
que desempeñó Piñera, en cada uno de los géneros literarios en los cuales se
desenvolvió su obra, pero su celebridad literaria descansaba, y aún descansa, en sus
piezas teatrales.
La obra dramática es un texto que se crea con el fin de ser escenificado ante un
público, mediante una historia que es presentada a partir del diálogo entre sus
personajes, los cuales adquieren vida gracias a sus actores. La obra dramática tiene
como una de sus características más significativas, la acción, ya que el desarrollo y
desenvolvimiento de la trama, no es narrado ni comentado por el dramaturgo, por
tanto el interés y la comprensión que el público obtenga de la obra, depende de lo
que los personajes sean capaces de transmitir con sus acciones. Es característico de
la obra dramática de Piñera la descripción detallada de los escenarios y los
personajes por lo que la escenificación de las mismas parece dirigida por el mismo
escritor.
El teatro cubano asumió una modernidad súbita con la llegada de Piñera.
Partiendo de una constante paradoja donde coexisten en lucha permanente
dos planos de la realidad, lo que origina ese factor sorpresivo, delirante en
ocasiones e inteligente siempre. A lo largo del teatro piñeriano solemos
toparnos, de improviso, con momentos sorprendentes en los que el sentido de
lo real parece esfumarse para dar paso a una nueva y contradictoria realidad,
a un proceso de mitificación, de transmutación de valores, que conduce a un
trueque de realidades. (Piñera, 2006)
Piñera no es solamente una de las personalidades más importantes de la historia del
teatro cubano, sino que su obra es la fuente de una sensibilidad que por un lado
derivó a una renovación del arsenal dramatúrgico y por otro a una cubanía profunda.
Acerca de la presencia de los elementos de cubanidad en la obra dramática de
Piñera, se abordará en el 3er epígrafe, de este 2do capítulo.
2.3 Análisis crítico de discurso literario vertido en la obra dramática de
Virgilio Piñera.
El análisis de la obra dramática de Virgilio Piñera se ha realizado según el
paradigma de análisis de discurso de Teun van Dijk, uno de los fundadores del
38
44. Análisis Crítico de Discurso, el cual ha realizado investigaciones de carácter
multidisciplinar, relacionadas con la presencia del racismo en las conversaciones, las
noticias, los textos escolares y los discursos políticos. En los últimos años se ha
dedicado a analizar principios claves del Análisis Crítico de Discurso como la
ideología, el contexto y el conocimiento.
Antes de comenzar se hace pertinente definir qué se entiende por discurso para el
análisis en la presente investigación. Según Teun Van Dijk el discurso consiste,
“tanto en una forma específica del uso del lenguaje, como en una forma específica de
interacción social”. De este modo, se interpreta “como un evento comunicativo
completo en una situación social, presenta un escenario, tiene participantes que
desempeñan distintos roles y determina unas acciones”. (Van Dijk, 1992)
El discurso es definido también como “cualquier evento comunicativo, ya sea oral o
escrito, así como los componentes paraverbales que acompañan a estos eventos y
que son semánticamente pertinentes”. (Pérez, 2010 .p.19). De esta forma puede
entenderse que el discurso no es solamente escrito, puede comprenderse también
como discurso determinada disposición de ideas en formato gráfico, plástico,
audiovisual, etc.
Z. Harris (1951) –el primer lingüista que se refiere al “análisis del discurso”– lo
consideraba:
Una metodología formal derivada de los métodos estructurales de análisis
lingüístico: dicha metodología podía descomponer un texto en relaciones (tales
como equivalencia, substitución) entre sus constituyentes de nivel más bajo.
La estructura era tan importante en la perspectiva del discurso de Harris que
otro de sus argumentos fue que lo que opone al discurso a una secuencia al
azar de oraciones es precisamente el hecho de que tiene estructura: un patrón
por el cual los segmentos de discurso ocurren y recurren unos con relación a
otros.
Según Teun Van Dijk (1992), el análisis del discurso “pretende explicar cómo a
través de estructuras textuales especiales, los individuos y grupos adoptan y
elaboran determinados contenidos y cómo esta información lleva a la formación de
39
45. deseos, decisiones y actuaciones.” Plantea además que en todos los niveles del
discurso podemos encontrar "huellas del contexto".
Estas huellas o indicios permiten entrever características sociales de los
participantes como por ejemplo sexo, clase, origen étnico, edad, origen,
posición y otras formas de pertenencia grupal. Además, sostiene que los
contextos sociales son cambiantes y como usuarios de una lengua seguimos
pasivamente a los dictados de grupo, sociedad o cultura.
En este sentido es importante apuntar que a lo que el autor se refiere como “huellas
del contexto” y características sociales, no son otra cosa que elementos
socioculturales.
Van Dijk propone como centro de su paradigma la Estrategia de la
Superestructura del texto, la cual permite realizar el análisis de un texto
teniendo en cuenta elementos formales sin dejar de paso los contenidos
ideológicos. Las ideologías han sido definidas como el sistema de ideas, creencias o
representaciones que expresan las concepciones de una clase social determinada.
Estas representaciones no solo son la base del discurso sino que son principalmente
expresadas y adquiridas a través de él, aunque también pueden surgir mediante el
proceso de socialización, en la casa, en la escuela o en el trabajo, las fuentes
primarias y los medios del `aprendizaje' ideológico son el habla y el texto. Por lo tanto
cuando los miembros de un grupo explican, motivan o pretenden legitimar sus
acciones, lo hacen típicamente en términos de discurso ideológico.
40
El análisis ideológico del discurso supone que es posible poner "al
descubierto" la ideología de hablantes y escritores a través de una
lectura minuciosa, mediante la comprensión o un análisis
sistemático, siempre y cuando los usuarios ‘expresen’ explícita o
inadvertidamente sus ideologías por medio del lenguaje u otros
modos de comunicación. (Van Dijk, 1996. p.15-43)
Es por medio de las estructuras y estrategias discursivas que se expresan y
reproducen las ideologías, a partir del uso de las estructuras sintácticas y las figuras
retóricas tales como las metáforas, las hipérboles o los eufemismos ya sea para dar