3. Nació en la ciudad de Loja 3 de febrero de 1913
y falleció a los 83 en la ciudad de Quito 27 de
noviembre de 1997.
Hijo del Dr. Edward Kingman y de doña Rosa
Riofrío, es el segundo de tres hermanos, siendo su
hermano menor el reconocido novelista lojano
Nicolás Kingman, fue matriculado en la escuela
Juan Montalvo donde realizó la primaria. Inicio
sus estudios artísticos con Víctor Mideros en la
Escuela de Bellas Artes de Quito. Otros estudios lo
llevaron a Venezuela, Perú ,Bolivia y finalmente
en Estados Unidos, donde estudió en el San
Francisco Art Institute, de California (1945-1946).
4. En 1933 expuso con Antonio Bellolio en la última muestra de Allere Flamma, al año siguiente hizo varios
cuadros que vendió en el salón municipal “Mariano Aguilera” de Quito.
En 1939 asistió a Camilo Egas con pinturas y decoraciones para el pabellón de Ecuador en la Exposición
Mundial de Nueva York.
En 1945 Kingman fundó la Galeria Caspicara de Quito. A partir de este momento sus grabados y pinturas
originales fueron exhibidas internacionalmente en ciudades como París, Washington D.C., San Francisco,
Ciudad de México, Caracas y Bogotá.
En junio de 1946 expuso en el Museo de San Francisco. La revista Time le coloca entre los grandes pintores
de Hispanoamérica, luego fue a Nueva York y expuso en la Unión Panamericana de Washington.
En 1949 expuso en el Museo de Arte Colonial veintiséis oleos con motivos populares y colores frescos, briosos,
alegres.
En 1955 expuso en Guayaquil; en 1956 en Bogotá y en Caracas; en 1974 en la Maxwell Gallery de San
Francisco.
Por un período de veinte años Eduardo Kingman ocupó el cargo de profesor director de la Escuela de Bellas
Artes de Quito, así como Director del Museo de Arte Colonial de Quito.
Cerca del final de su carrera, Kingman fue honrado con una exposición con su arte en las Naciones Unidas,
Nueva York.
5. Su carrera comenzó como pintor expresionista
por sus ideas político-sociales. El tema del
dolor y maltrato del indígena, ocuparía en
gran parte la tendencia de este artista. Se
hizo célebre por las grandes y poderosas
manos de sus personajes, símbolo
desasosegado de fuerza. El tema de las
manos, se repite en casi todos sus cuadros,
esto le ha ganado la reputación de ser “el
pintor de las manos”.
6.
7.
8. Enrique Tábara Zerna (1930, Guayaquil, Ecuador) es un maestro de la
pintura ecuatoriana y representa en su conjunto la cultura hispana
pictórica y artística.
Tábara se interesó en la pintura a la edad de tres años y dibujaba
regularmente a la edad de seis años. En estos primeros años, Tabara fue
alentada por su hermana y su madre. Enrique Tábara, sin embargo es un
creador que investiga y desmitifica la imagen en la que se refugia. El
espíritu enérgico e innovador de Tábara es una constante que revela el
espíritu inquieto y versátil del maestro. Un maestro de la
experimentación, que es plenamente consciente de sus raíces y el
proceso que ha seguido en los últimos años, con abundantes obras que
mostrar a cambio.
Tábara estuvo muy influenciado por el movimiento constructivista,
fundado alrededor de 1913 por el artista ruso Vladimir Tatlin, hizo su
paso en Europa y América Latina por medio del pintor uruguayo Joaquín
Torres García y el pintor parisino ecuatoriano Manuel Rendón. Torres
García y Rendón hicieron un enorme impacto en los artistas principales
de América Latina como Enrique Tábara, Aníbal Villacís, Félix Aráuz, Theo
Constante, Oswaldo Viteri, Maldonado, Estuardo y Carlos Catasse, entre
otros.
9. Es el resumen de la vida artística del maestro Enrique Tábara, el epílogo
de su experimentación, de su búsqueda, de su relación con la ciudad y el
campo, es el constante coqueteo con Europa, con la España en donde vivió
9 años, y que es la tierra natal de parte de su familia.
Enrique Tábara dice que en su obra todavía hay rastros del pintor
figurativo que siempre ha sido, pero que ahora ha incluido un poco de
abstracción, es decir, lo que el minimalismo que practica en la actualidad
le solicita. Por eso, dice el maestro, hay mucho de romanticismo, y quizá,
de poesía.
Ha eliminado gran parte de la figura humana, de la naturaleza, de los
insectos, pero se ha quedado con el color, con la textura, con los rincones
que captura de ese Guayaquil urbano y cotidiano, del día a día de su
ciudad natal, de las partes bellas y los sórdidos recovecos. Es la esquina de
cemento, la cúspide de un edificio alto, la vista parcial desde el cerro,
parte del río.
Eso es lo que hacen los pintores minimalistas, dice Tábara, eliminan
elementos que creen que no son necesarios continuar, porque sino la
pintura se vuelve algo frívolo, limitado como quedarse en la abstracción, o
en la pintura de acción.