El documento clasifica las tierras de la corteza terrestre en tres categorías: tierras viejas como mesetas erosionadas y restos volcánicos; tierras nuevas con picos pronunciados, nieves perpetuas y actividad volcánica que ofrecen recursos como bosques y energía; y tierras de relleno como llanuras fértiles formadas por sedimentos de ríos que son ideales para la agricultura.