Los tres árboles tenían sueños de lo que querían ser: un cofre de tesoros, una embarcación, y el árbol más grande. Fueron cortados y convertidos en un pesebre, una balsa, y tablas. Años después, se dieron cuenta que habían cumplido sus sueños al contener al niño Jesús, llevar al Rey de reyes, y ser la cruz de Jesús.