La escuela se expandió como forma educativa dominante debido a la legislación que la hizo obligatoria, aunque también fue criticada como un aparato de inculcación ideológica. A pesar de las modificaciones en los contextos sociales, la escuela siguió siendo la modalidad educativa privilegiada al regular el uso del espacio y el tiempo de una manera artificial y homogénea, y al crear cuerpos de especialistas y contenidos escolares descontextualizados e impersonales.